Artículos publicados en
los Programas de Fiestas de Fitero por Manuel G. Sesma
Autor: D. Manuel García Sesma.
1969. La Ronda. El
Bañillo. Fiteranos ilustres (Palafox, Díaz y Gómara, los Hermanos Antonio y
José María García Lahiguera).
1971
"Dos Guerras
Inofensivas".
1972 “ Las Barberías
de mi infancia. Un interesante descubrimiento en la antigua capilla de la
Virgen de la Barda (el mural de los monjes de la época de Andrade).
1974 Carretera de
Hospinete
1975 "La escritura censal del regadío de
1584".
1976 "La Virgen de la Barda hace tres Siglos
y medio".
1977 "El Sobrecito de Tena".
1979 "Los nombres de las calles nuevas de
Fitero".
1980 "La Cueva de la Muchacha".
1981 "El
recibimiento de los nuevos Abades de Fitero".
1982 "Los impuestos municipales de
1801".
1983 "La venida a Fitero de las Hermanas de
la Caridad de Santa Ana".
1984 "Saturnino Sagasti".
1985 "1885-1985, Un Centenario
Luctuoso".
1986 "Gastos anuales ordinarios del
Ayuntamiento, hace 165 años".
1987 "La pintura de un retablo para la Virgen
de la Barda en 1617".
1988 "Las mandas del Abad Villalba".
1989 "
Estructura social en los siglos pasados".
1990
"Curiosidades históricas fiteranas".
1994 "El
nombre de San Raimundo".
1995 "Los
Censos".
1997 “Las corridas
de toros”.
1998 “Geografía de
Fitero”.
PROGRAMA DE FIESTAS 1971
RETABLILLO FITERANO
DOS GUERRAS INOFENSIVAS
Algunos años antes de que estallase la Gran
Guerra de 1914‑18, se desencadenó en Fitero otra minúscula e incruenta, de tipo
sainetesco: la Guerra de las Bandas de Música.
Detengan su imaginación los lectores
que la tienen desbocada, pues no se trata de una batalla a clarinetazos o a
trombonazos, ni siquiera con palillos de tambor. La verdad es que los pobres
músicos no eran guerreros ni siquiera camorristas, sino involuntarios figurantes
de un guiñol sonoro pueblerino, cuyos hilos manejaban, desde la sombra, unos
cuantos titiriteros caciquiles, que no entendían ni una palabra de música ni de
solfeo. Las bandas antagonistas eran, por una parte, la dirigida por Lorenzo
Luis (el Carrascas) y, por la otra, una segunda, que fue dirigida sucesivamente
por Cosme Fernández (el Tío Camilo), por Emilio Val (el Ciego), por Amado
Urmeneta (el Castigador) y por Luis Carrillo (el Manchego).
Para molestar a sus contrarios, los partidarios
de la Banda del Carrascas empezaron a entonar entonces los siguientes cantares:
Aunque le den
con cola,
aunque le den
con pez,
la banda del
Carrascas
siempre toca
bien.
Y aunque le den
con cola
y le vuelvan a
dar.
La Banda del
Carrascas
siempre tocará.
Como comprenderán los lectores, los
versitos no podían ser más disparatados, pues ni la cola ni la pez tienen que
ver absolutamente nada con los sonidos emitidos por los instrumentos. Al menos
que pegaran con aquéllas las bocas y las manos de los músicos; pero es claro
que éstos
no
iban a dejarse por las buenas, ni tapiarse los labios con cola, ni pegarse las
manos con pez.
Como
era de esperar, los contrarios pronto volvieron la oración por pasiva empezaron
a replicar con la misma tonada:
Aunque le den
con cola,
aunque le den
con pez,
la banda del
Camilo
siempre toca
bien.
Y aunque le den con cola
y le vuelvan a
dar,
la banda del
Carrascas
siempre toca
mal. (O nunca tocará.)
Naturalmente, a medida que fueron
sucediéndose los directores de la segunda banda, el nombre del Tío Camilo fue
sustituido en los cantares por los del Valito, Amado y Carrillo.
Aunque parezca increíble, la Guerra de las
Bandas de Música duró unos 20 años, casi como la Guerra de Marruecos; pero sin
desastres como el del Barranco del Lobo, ni combates callejeros como los de la
Semana Trágica de Barcelona. Afortunadamente en Fitero no hubo ningún muerto.
reduciéndose todo a simples agresiones verbales, cantadas o recitadas, y a
alguno que otro intercambio, más o menos violento, de puñetazos.
Por cierto que, en uno de éstos, le saltaron a
un partidario de la banda del Carrillo todos los dientes y muelas de la boca.
El golpe fue tan tremendo que alguien inventó la trola de que había sido
propinado con una manopla de hierro. Pero la .propina no tuvo tal origen. Lo
que pasa es que el agresor tenía los puños más duros que los cascos de una mula
cocera y su descarga equivalía a un desquijarante par de coces...
La Guerra de las Bandas de Música también tuvo
sus episodios chuscos, y el más ruidoso de ellos fue el siguiente.
Corrían los primeros años de la dictadura de
Primo de Rivera y era el día de la Ascensión del Señor. La Banda Municipal,
dirigida, a la sazón, por Luis Carrillo, acompañaba, como de costumbre, a la
procesión del Santísimo Sacramento, cuando he aquí que, al pasar este último
bajo el palio, frente al café que hay en la esquina de las calles Mayor y del
Pozo, la Banda de Lorenzo Luis, oculta dentro del establecimiento, cuyos
balcones estaban abiertos de par en par, sorprendió a los procesionistas y a
los simples espectadores, interpretando inesperadamente la Marcha Real. La
sorpresa y el escándalo fueron mayúsculos, y como consecuencia de ello, Lorenzo
Luis fue a dar, a continuación. con sus huesos a la cárcel.
Ignoramos si el arbitrario regidor metió
también en chirona a los instrumentos
* * *
A poco de la guerra musical, estalló en Fitero
otra no menos pintoresca y regocijante: la Guerra de los Coches.
Hacia 1938, dos empresas de autobuses cubrían
el servicio de viajeros de la línea de Cervera‑Tudela: la Protectora y la
Sociedad de Automóviles del Río Alhama. Como por entonces la gente viajaba
poco, porque no había dinero, resulta que el negocio no daba para sostener a
las dos empresas, por lo que empezaron a hacerse una guerra encarnizada, para
desplazarla una a la otra. A la sazón, la tarifa normal era de siete pesetas el
viaje redondo y, por consiguiente, el de 3,50 pesetas el de ida o el de vuelta.
Con que al empezar la competencia, comenzaron ambas empresas a bajar
gradualmente los precios, hasta reducir el del viaje redondo a 0,90 pesetas la
Sociedad de Automóviles del Río Alhama, y a 0,50 la Protectora.
Al final, como ni una ni otra se daban
por vencidas, empezaron a transportar a todo el mundo gratis, regalando por
añadidura chocolates y caramelos a los niños y a las mujeres.
Naturalmente, jamás viajó tanta gente de los
pueblos del trayecto; y si éste se hubiese prolongado hasta Madrid, todos los
cerveranos, fiteranos, cirboneros y corellanos habrían conocido a los leones de
la Cibeles v habrían visto la lata de Cascorro; pero, como por desgracia, el
itinerario acababa en Tudela, los turistas de la cuenca del Alhama hubieron de
con tentarse con ver las ratas del Queiles, la Torre de Monreal y el gallo de
la Magdalena.
Finalmente, la Protectora no pudo
seguir protegiendo a tanto gorrón y se retiró. La guerra había durado medio
año. Hay que advertir, en honor de la verdad, que la lucha fue completamente
desigual, pues la Protectora solamente disponía de un coche, que hacía dos
viajes redondos cada día, mientras que su poderosa contrincante disponía de
media docena de autobuses. Así, pues, la retirada de la Protectora no fue, ni
mucho menos, un acto deshonroso, sino un episodio tan honorable y memorable
como la histórica Retirada de los Diez Mil, tras la derrota de Canesú...
PROGRAMA DE FIESTAS 1974
CARRETERA DE HOSPINETE
Carretera de Hospinete
solitaria, limpia y bella:
No saben lo que se pierden
los que nunca te frecuentan.
Eres fuente de salud,
de agilidad y deleite;
das fortaleza a los cuerpos
y claridad a las mentes.
El aire que se respira,
recorriendo tu trayecto,
tonifica el corazón,
los pulmones y los nervios.
Los músculos endureces,
la circulación activas,
combates la inapetencia
y quemas grasas nocivas.
Las mozas que te frecuentan,
para conservarse hermosas,
no necesitan potingues:
con tu oxígeno les sobra.
Y hasta para que los viejos
no pierdan la agilidad,
los paseos por tu pista
son un remedio ideal.
Tu silencio no perturban
los ruidos de los vehículos
ni tu atmósfera envenenan
sus densos gases mefíticos.
Y ni cuando el cierzo azota
el rostro del paseante,
levanta el menor polvillo
que sus pulmones ataque.
Sus dolencias han curado
más de un vecino y vecina,
recorriéndote a diario,
desde el Puente hasta Rosquillas,
pues eres el gran remedio
contra la arterioesclerosis,
la obesidad, las varices,
la astenia y tuberculosis.
Además tus perspectivas
constituyen un encanto
para los que las contemplan,
su belleza penetrando.
¿Quién no admira la muralla
inmensa del Pirineo,
chisporroteando nácar,
del sol a los reverberos?
¿O el gran manto verdeante
del monte de la Atalaya,
que perfuman los alientos
de los pinos de sus faldas?
¡O el arcón de Peña Isasa,
la higa de Monreal,
los altos de Peñarroya
o del Valderomeral?
La Cueva del Maculet
y sus peñascos negruzcos
recuerdan de los iberos
los primitivos refugios;
y las conchas de los fósiles
del alto de los Blancares,
la época en que hasta allí
llegó el agua de los mares.
La cañada del Alhama
y los campos del Combrero
son siempre para la vista
un motivo de embeleso;
y el collado de Valdeza
y sus desiertos rincones,
un lugar para perderse
en hondas meditaciones.
Yo he sorprendido a las brujas
agazapadas en Roscas,
esperando, para huir,
la caída de las sombras;
y a los tordos que se posan
sobre los viejos olivos,
alzar el vuelo en bandadas,
al rasgar el aire un tiro.
Las ruinas aún erguidas
de la Casa de Hospinete
evocan las de un castillo
señorial del siglo trece;
y tus acequias, pilones
y retorcidos senderos,
la memoria de los moros
que labraron estos cerros.
¡Y cómo a mí me recuerdas
a mis padres y a mi hermano,
que te hollaron tantas veces,
en cada estación del año!
Quien se pasea en otoño,
por tu alfombra serpentina,
admira la pompa verde,
roja y azul de tus viñas.
El que lo hace en invierno,
contempla tus olivares,
que ofrecen sus aceitunas,
como perlas de collares;
y en primavera es tu ruta
una gran feria de flores,
que ofrendan al viandante
tus llanos, cuestas y montes.
Los tempraneros almendros
se visten de rosa y plata;
de armiño y jade, los peros;
y de oro, las aliagas.
Y es un placer acercarse
a tus ribazos floridos
y embriagarse del perfume
de romeros y tomillos.
Sólo en verano, de día
y a pie, no hay que recorrerte,
por el sol abrasador,
que quema a todo Hospinete.
Pero aún entonces agrada
trasladarse al Pilón Grande,
en un rápido vehículo
y en sus aguas refrescarse;
o bajar al Nacedero
y sentarse a sus orillas
y sorprender en sus cuevas
a sus náyades esquivas;
o bien escalar tus lomas,
a la salida del sol,
y otear el horizonte
grandioso y deslumbrador.
Así, pues, en todo el año,
tienes atractivos bellos,
para los que te recorren,
en busca de algún recreo;
pero de septiembre a mayo,
eres sin duda la ruta
más amena y saludable
de nuestra villa vetusta.
Carretera de Hospinete,
solitaria, limpia y bella:
No saben lo que se pierden
los que nunca te frecuentan.
Mas yo, mientras tenga fuerzas,
siempre te recorreré,
porque eres fuente perpetua
de salud y de placer.
PROGRAMA DE FIESTAS 1975
UN DOCUMENTO HISTORICO IMPORTANTE
La escritura censal del regadío de 1584.
Se trata de uno
de los documentos más extensos de nuestra historia, pues consta de más de once
mil palabras y por otra parte del que ha traído más consecuencias a Fitero,
pues todavía en 1920, los sucesores de D. Juan Miguel Barbería lo hicieron
reimprimir, como pieza jurídica básica en el pleito que entablaron contra
nuestro pueblo, al negarse el vecindario, desde 1913, a seguir arrastrando la
carga de los censos del Monasterio la cual debió haber cesado en 1835, al
suprimirse éste.
Como casi todos
los fiteranos de hoy ignoran tal documento y vale la pena de que lo conozcan
les ofrecemos a continuación un resumen escueto de su historia y de su contenido.
Las frases que hemos entrecomillado, están tomadas literalmente del mismo
texto, aunque ortografía moderna
La escritura en
cuestión fue formalizada y firmada, ante el notario y escribano real D. Gracián
Navarro, el 27 de enero de 1584, previa una reunión y acuerdo del Concejo de la
Villa, el día 23, y de tres reuniones capitulares del Monasterio, celebradas el
24, 25 y 27 del mismo mes. A la sazón era abad electo, Fr. Luis Alvarez de
Solís y prior, Fr. Martín de Verea, componiendo la comunidad cisterciense 14
monjes profesores más. A su vez, los regidores de aquel año eran Miguel Gómez,
Cristóbal de Alfaro y Martín de Barea. A la reunión del Concejo acudieron los
tres regidores, 72 renteros, tres testigos y el notario; es decir, 79 vecinos
del pueblo y el acuerdo que tomaron fue el de pedir al Monasterio que les diese
a censo perpetuo las tierras de regadío que tenían en renta, pues "el abad y los monjes muchas veces
dan y quitan las piezas a quien y como les ha parecido", alegando los
renteros "la necesidad que todos tienen de tener las dichas piezas, y de
aquéllas hacer a su voluntad, como en cosa suya propia, y por que no se las
puedan quitar, para las dar a otra persona".
La pretensión
no podía ser más justa y el abad Alvarez de Solís, que era un hombre
comprensivo, accedió a ella. Todavía no existía el regadío de Cascajos,
inaugurado en enero de 1603, y las tierras en cuestión se reducían a 603
robadas y 6 almudes, con un total de 135 pedazos, distribuidos en estos siete
términos: Valdebaño con 20 pedazos; la Redonda con 3; Ovejuela [los Plantados),
con 3; Solosoto y el Cascarral (Cascarrales) con 23; la Hoya del Puente, con
18; y la Huerta Baja con 68.
Entre los
parajes de estos términos, que se citan en la escritura, aparecen los
siguientes. En Valdebaño, el Arenal del Río Alhama, el Cierzo, la Presa de los
Monjes y el Río de Igea. En Ovejuela, el Paguillo, el Tamarigal del Monasterio,
el Camino del Batán de San Valentín y el Brazal de las Viñas de Ovejuela. En
Solosoto y el Cascarral, el Barranco de la endrecera de Roscas, el Soto, el
Combrero y el Barranco del Cascarral. En la Hoya del Puente, el Soto de sauces
del Monasterio "que le llaman Quiebra‑cántaros. La Pieza de los
Ballesteros, que pertenecía a la Cofradía de San Miguel, el Camino real de
Agreda y las Nogueras. En la Huerta Baja, la Pieza de la Orden, el Arenal,
"el Río de Piedra que va a la Estanca de Cintruénigo", la Viña baja
de la Malvasía, perteneciente al Monasterio, el Camino Real que va a
Cintruénigo, la Pieza del Rey, el Brazal de las Travesañas, el Brazal de la
Tamariz y el Río Molino.
Las cláusulas
de la escritura en cuestión son 23; pero sólo vamos a resumir las más
importantes. Ahora bien, en previsión de juicios peyorativos sobre las mismas,
debemos advertir a los lectores que no se puede juzgar a los hombres del siglo
XVI, con los criterios de los hombres progresistas del siglo XX, pues tenían
una mentalidad muy diferente; que las condiciones estipuladas en tal convenio,
por onerosas que puedan parecernos hoy, eran entonces normales en los contratos
de esta naturaleza entre los señores territoriales y sus vasallos, fuesen
aquellos eclesiásticos o seglares; y que los fiteranos de la época acogieron
con satisfacción este convenio que les aseguraba la posición pacífica y estable
de las tierras arrendadas.
Hemos dicho que
el abad Alvarez de Solís era un hombre comprensivo ‑y hasta progresista, para
lo que se estilaba en tal siglo ‑ y no sólo lo demostró con dicha resolución,
sino con esta otra: la donación de 530 ducados para el sostenimiento de un
maestro de primeras letras que enseñara a los niños de Fitero; cosa que no se
le había ocurrido antes a ningún abad. Y vamos a ocuparnos ya de las cláusulas
de la escritura. de las que seguramente no todas fueron dictadas e impuestas por
el abad, sino por los demás monjes.
1) EI
Monasterio y los arrendatarios aceptaban, sin derecho a reclamaciones
ulteriores, las medidas y tasaciones de las tierras que constaban en la
escritura.
2) Las
ganancias de terreno, ocasionadas por las crecidas del río Alhama serían para
el dicho Monasterio y no para los censalistas; y las mermas serían compensadas
a estos con las rebajas correspondientes en su tributación.
3) Los
censalistas deberían pagar al Monasterio cada año, dentro de los meses de
Agosto y septiembre, "por cada robada de tierra, tres robos de trigo
limpio, seco y bueno, puesto a su costa en los graneros del Monasterio".
4) Los
censatarios deberían pagarle además "el diezmo y primicia de todo lo que
cogieren, sin exceptuar cosa ninguna", incluso de la renta prevista en la
cláusula tercera: de manera que, si de una robada de tierra cogían ocho robos
de trigo debían pagar tres por dicha cláusula y uno más de diezmo y primicia;
es decir, cuatro robos, "y no como algunos, con poca conciencia y temor de
Dios han hecho, que es no diezmal lo que dan de renta". Detallando aún más
el modo de efectuar este pago se especifica que "el diezmo y primicia de
trigo, cebada, avena, centeno, mijo, cáñamo, lino, ajos, cebollas y
alubias" se pagarían en especie: "pero las otras legumbres y
verduras, como son lechugas, rábanos, berzas, melones, pepinos, cohombros,
habas, alvejas, espinacas, puerros y acelgas" se tasarían en dinero, y
dicho dinero se pagaría el diezmo. La tasación sería hecha por dos personas:
una de parte del Monasterio y otra de la censataria, dirimiendo la cuestión el
alcalde, en caso de discordia. (Pero el alcalde era nombrado, cada año, por el
abad, quien, podía destituirlo, en cualquier momento).
5) "De
cada cuatro robadas de tierra" tenían que pagar además al Convento
"una mantada de paja, cuan grande la pudiere traer una acémila, con sus
angarillas y mantas".
8) Los censatarios no podrían plantar en sus
fincas "árboles de ningún género, ni para leña ni para fruta".
9) "Toda la madera y leña que el río trajere, sea
siempre del Monasterio", a excepción de la que quedase dentro de los
pedazos de los censatarios, y no fuese "fusta".
10) Los censatarios quedaban obligados a "tener siempre
en pie y reparados, a su costa, todos los regadíos"; y si fuese necesario
abrir nuevos y construir acequias, lo harían por su cuenta, "sin que el
dicho Monasterio contribuya a los gastos, con dinero ni otra cosa".
12) Todas las
hierbas continuarían como propiedad exclusiva de los monjes, "sin que
ninguno de los censalistas ni otra persona puedan como hoy no pueden, tener
aprovechamiento de dicho herbaje, con ningún ganado menor ni con dula".
15) Se
autorizaba a los censatarios a plantar viñas en las tierras de la Redonda
"que parecen inútiles para pan llevar", con la condición de pagar la
renta de tres robos de trigo por robada de tierra, "más el diezmo y
primicia de la uva".
20) Los
censatarios no podrían vender, empeñar ni enajenar ninguna parte de sus tierras
a "clérigo ni caballero ni a otra persona de las prohibidas por las
leyes".
21) Cuando un
censatario fuera a vender una finca "a persona llana, lega y
abonada", debería avisar al Monasterio, con 10 días de anticipación,
"para que, si la quisieren los monjes, la puedan tomar", pagando una
décima parte menos que el precio de venta, "por razón de luismo"; y
si no la tomaba el Convento, debería abonar a éste, por la misma razón, una
décima parte del precio de venta.
22) Los
censalistas se obligaban a cumplir las estipulaciones del contrato, "con
sus personas y todos sus bienes, y personas y bienes de los demás sus
consortes". Tales son las partes principales del histórico documento.
Añadamos, para
terminar, que, al ser suprimido el Monasterio en 1835, el censo que pagaban
últimamente los vecinos, ascendía cada año, a 1092 robos y 7 almudes y medio de
trigo. Este censo fue capitalizado por la Administración de Bienes Nacionales
en la cantidad de 1.291.645 reales vellón siendo adjudicado en 1845, mediante
pública subasta, a D. Juan Miguel Barbería, en 1.400000 reales. Pero como el R.
D. del 19 de febrero de 1836 sólo obligaba a esta clase de rematantes a pagar
inicialmente la quinta parte, dándoles plazos de 8 y de 16 años para abonar el
resto, según que se tratara de compradores a títulos de la Deuda Consolidada o
con dinero, resulta que el Sr. Barbería ‑ quien por cierto, era un navarro de
Arrarás, avecindado en Madrid ‑ adquirió, por un desembolso inicial de 280.000
reales el derecho de hacerse pagar por los vecinos de Fitero, 1.092 robos anuales
de trigo, por los siglos de los siglos...
PROGRAMA DE FIESTAS 1976
La Virgen de la Barda hace tres siglos y medio
Hace 350 años
la Virgen de la Barda se hallaba ya alojada en la actual capilla del Santo
Cristo de la Columna, en la que permaneció hasta 1918; pero ni la capilla ni la
Imagen estaban como ahora. ¿Cuál era, pues, su situación?
Por supuesto,
el aspecto puramente arquitectónico de la capilla era el que tiene la actual
capilla del Santo Cristo de la Cruz a Cuestas incluyendo los tabiques
adyacentes a la escalinata de entrada al templo que tuvieron ambos hasta 1974.
La única
diferencia la constituía probablemente el ventanal el cual habría sido
agrandado en la capilla de la Virgen de la Barda a fin de iluminar mejor a la
Imagen, así como al bello mural que tenía la pared de enfrente.
Pero si el
aspecto arquitectónico era igual, el decorativo era muy diferente. En 1626
dicho mural cubría la cara interior del tabique Norte de la capilla y
representaba a la Virgen María, cobijando bajo su amplio manto a la comunidad
cisterciense fiterana de la época, compuesta por 28 monjes. Como el tal mural
fue ya visto por los vecinos del pueblo antes de su destrucción en 1974, y
además fue minuciosamente descrito por nosotros en el Programa de Fiestas Patronales de 1972, nos abstenemos de insistir
sobre él.
Gracias a las
curiosas notas tomadas por el párroco don Ramón Azcona acerca de los
descubrimientos realizados entre 1972‑74, al retirar o demoler los elementos
postizos que habían desfigurado el aspecto primitivo de la capilla, sabemos que
la bóveda de crucería, que se ve ahora lamentablemente mutilada, estaba lucida
con una delgada capa de yeso, y en los cuatro combados de su intradós había
pintados, en tonos oscuros, como el mural, los siguientes motivos del Antiguo
Testamento. En el del Este (entrada de la capilla) el profeta Isaías con esta
inscripción latina: SANCTUS ET ANGELICU5 PROPHETA ISAIAS. En el del Norte
(derecha del espectador), los revés David v Salomón con estas leyendas: SANCTUS
REX DAVID y SAPIENTISSIMUS REX SALOMÓN. En el del Sur (izquierda) los reyes
Josías y Ezequías, con éstas otras: SANCTUS IOSIAS REX y SANCTUS REX EZECHIAS.
Y finalmente, en el del Oeste (fondo), estaba representado el Padre Eterno, sin
ninguna inscripción (Libro de Cuentas y
de Informaciones de la Parroquia, desde 1968, f. 46 v.).
En nuestras
recientes investigaciones en el Archivo de Protocolos de Tudela, en compañía
del estudiante de Filosofía y Letras Ricardo Fernández Gracia, ayudados
eficazmente por el erudito y servicial archivero municipal don Julio R. Segura,
hemos consultado algunos documentos de principios del siglo XVII que nos
permiten asegurar que el muro Sur de la capilla también estuvo decorado con
"historias o figuras", aunque no aparecieron huellas de ellas, al
arrancar su último revestimiento de papel pintado. Sin duda, las rasparon al
llevar a cabo la transformación, realizada en el siglo XVIII.
En cuanto a la
portada, era esencialmente la actual pero sin los destrozos bien visibles
causados en ella por la transformación dieciochesca. En el intradós de su arco
se leía esta inscripción: SE PINTO ESTA CAPILLA Y RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE
LA BARDA EN 1617 (Lib. cit., f. 46). Y en efecto. así lo confirma un Protocolo
de dicho año del escribano Miguel de Urquizu y Uterga (f. 21, Arch. de
Protocolos de Tudela).
La entrada
tenía una alta verja que se cerraba con llave.
En cuanto al
retablo de la Virgen de la Barda desde luego, no era el actual del Santo Cristo
de la Columna, que es barroco y data del siglo XVIII, sino otro de comienzos
del siglo XVII, de estilo renacentista. Su arquitecto fue Juan de Berganza,
según hemos visto en un "quitamiento" del 16 de noviembre de 1611, el
cual lleva adjunta la traza del retablo (Protocolo de dicho año de Miguel de
Urquizu, f. 33 ). Dicha traza consta de tres partes : 1) un ático rectangular,
flanqueado por dos columnas estriadas y rematado en un frontón curvo, con dos
pináculos en los extremos; 2) el cuerpo noble, con una gran hornacina central y
dos tableros adyacentes, con columnas también acanaladas y rematado por un
pequeño arquitrabe, un amplio friso y la cornisa mayor; 3 ) por un banco, con
dos grandes ménsulas.
Este retablo no
fue pintado hasta 1617, por Juan de Lumbier, vecino de Tudela, según consta en
el contrato que hizo el 19 de mayo de dicho año con el Prior del Monasterio,
Fr. Bernardo Pelegrín (Protocolo de dicho año de M. de Urquizu, f. 21). E1
pintor debía acabar la obra en dos meses y medio, recibiendo por ella 115
ducados de a 11 reales, en moneda de Navarra.
Lumbier no sólo
doró el retablo, desmontándolo antes y llevándoselo a Tudela, sino que pintó
toda la capilla "de blanco y negro". Desgraciadamente no sabemos cómo
quedó enteramente, pues el contrato no entra apenas en detalles sobre las
figuras; ni siquiera en las del retablo, salvo un tablero que representaría a
"Christo, Sant Joan y María", y "el banquillo de sobre la
cornisa", que llevaría "dos virtudes pintadas", agregando que en
"los demás tableros" pintaría las "historias que se le
pidan". Pero, ¿cuáles se le pidieron? Lo ignoramos.
Respecto de la
imagen de la Virgen de la Barda, el Tumbo de Fitero, consultado por Ricardo,
anota que el abad Hernando de Andrade, que lo fue de 1615 a 1624, "le hizo
dos vestidos y frontal, corona de plata a la Madre de Dios y al Niño Jesús (460
reales), y lo hizo de limosnas de los confesores, Padres de la Casa; y se hizo,
en los sábados, en esa capilla, misa cantada" (cap. XV, f. 301 v.).
(Anotemos de paso que se llama Tumbo a un libro
grande de pergamino, en el que estaban copiados antiguamente los privilegios y
demás escrituras de una iglesia o monasterio. E1 Tumbo de Fitero se conserva en
el Archivo Histórico Nacional de Madrid y fue compuesto en 1634 por el
archivero del convento Fr. Manuel Bautista Ros).
Del citado
texto del Tumbo se deduce que la Virgen de la Barda andaba ya vestida o, mejor
dicho, revestida con ropas usuales ‑ delantal y manto ‑, desde hace más de tres
siglos y medio. ¿No sería el mismo Abad Andrade, con la complicidad de su
emprendedor Prior, Fr. Bernardo Pelegrín, el autor de esta transformación
indumental, así como de la fechoría de mutilar las rodillas de la Virgen y del
Niño, para ajustarles bien los flamantes vestidos? Lo sospechamos, pero no
podemos asegurarlo.
En el
"Libro de Autos de Visitas de Cofradías, etc.", del Archivo
Parroquial, descubrimos casualmente hace unos meses un curioso documento
referente a las transformaciones que en 1627 ordenó hacer todavía en la capilla
de la Virgen de la Barda, el entonces abad del monasterio Fr. Plácido de Corral
y Guzmán, sucesor de Andrade. Algunas se realizaron, efectivamente, pero otras
no, por la oposición del pueblo. A continuación reproducimos su texto, con
ortografía moderna.
"Mando se
coloque la custodia con el Santísimo Sacramento, que está para la parroquia, en
la capilla de Nuestra Señora de la Barda, que es la más principal y la de más
devoción de esta iglesia, para que allí, con más sosiego y devoción, se les
administre a los fieles la Sagrada Eucaristía. La cual dicha capilla señalamos
por parroquial, para que allí se celebren los oficios y misas funerales, y no
se encuentren los unos oficios con los otros (es decir, los conventuales con
los parroquiales).
Item mando al
fabriquero de este convento que, para que, con la reverencia debida, esté el
Santísimo Sacramento en la dicha capilla parroquial, haya siempre en ella una
lámpara encendida.
Item mando al
dicho fabriquero que, cuanto antes pueda, ponga en la primera grada de dicha
capilla, unas barandas o balaustrado torneado y bien aderezado, con sus
cortinas de lienzo, para que la gente llegue con decencia a comulgar.
Item señalo por
coro para la dicha capilla la tribuna que hoy tienen los religiosos para oír
los sermones, que corresponde a la dicha capilla parroquial, para que, desde
allí oficien al pueblo sus misas votivas y oficios funerales; y para que, con
más decencia, se haga, mando ponga allí un órgano, para que todo se haga como
se debe, sin que se encuentren en los oficios el pueblo con el convento. (Dicha
tribuna se encontraba, efectivamente, sobre el tercer arco, ya rebajado, del
lado derecho de la nave central, adyacente al caro, distinguiéndose aún hoy, a
simple vista, su antigua puerta de acceso, ya tapiada, y varios boquetes).
Item mando al
Prior de este Monasterio tenga siempre media docena de religiosos diputados,
para que, todos los días de fiesta, se oficie en la dicha capilla, una misa por
la parroquia, la cual dirá el cura, o, por su ausencia u ocupación, su
teniente.
Y por cuanto,
así en la catedral de este Reino, como en las otras, en las capillas
parroquiales, hay asiento para los parroquianos, mando al fabriquero de este
Monasterio ponga delante la dicha capilla bancos en que se sienten los
parroquianos de esta parroquia a oír sus oficios.
Ytem mando, so
pena de excomunión mayor, que, mientras se celebren los oficios divinos, no se
entremetan los hombres en el lugar donde se sientan las mujeres, con
conminación de proceder a mayores penas.
ltem que al
cura se le den las llaves de la capilla parroquial y de la anavada (nave) que a
ella corresponde, para que, a todas horas, tenga franca y libre salida, para la
administración de los sacramentos...
Y para que a
todos sea notorio, mandamos publicar las presentes, fechas en nuestro Palacio
Abacial de Fitero, a diecinueve días del mes de septiembre del año de 1627.
Fr. Plácido de
Corral v Guzmán ‑ Por mandato de su Rma., Miguel de Urquizu y Uterga,
escribano" ( Lib. cit., págs. 4 y 5).
Estas
disposiciones, aparentemente halagüeñas, implicaban, en realidad, el
arrinconamiento del pueblo en la capilla de la Virgen de la Barda, dejando
libre para los monjes todo el resto de la iglesia; pero el vecindario se dio
cuenta de ello y se opuso a tal pretensión. Con tal fin, la Villa apeló contra
ella ante el Consejo Real y, por el Convenio sobre los pleitos pendientes entre
el Monasterio y la Villa, firmado el 8 de julio de 1628, se concertó que el
Santísimo Sacramento seguiría en la capilla de la Virgen de la Barda y en ella
se administraría "para toda la feligresía, para sanos y enfermos",
pero que "todos los demás oficios parroquiales, como son entierros honras,
cabos de ano, aniversarios y los demás funerales", se celebrarían "en
el Altar Mayor de la Capilla principal de la iglesia, para que todos así
hombres como mujeres, puedan estar con la comodidad que es justo"
(Cláusula 32 de
dicho Convenio ‑ Manuscrito de Sebastián María de Aliaga, folio 50).
Así, pues, la
Capilla de la Virgen de la Barda se convirtió en parroquial solamente a medias.
MANUEL GARCIA SESMA
(Del libro en preparación: LA IGLESIA CISTERCIENSE DE FITERO).
PROGRAMA DE FIESTAS
1977
HUMORADA FITERANA
EL SOBRECITO DE TENA
Circula en Fitero un sobre,
desde hace unos cuantos años,
que, como en Lourdes y en Fátima,
operando está milagros.
A los pobres hace ricos;
a las feas hace guapas,
y hasta el interior renueva
de las más ruinosas casas.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Barrios flamantes al norte
del pueblo se han construido,
sin cuidarse de los riesgos
que representa el Olmillo.
Antes, una casa nueva
se hacía, cada diez lustros,
para albergar por igual
a la familia y al burro.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
¿Quién comía antiguamente,
en nuestro pueblo, jamón?
Tan sólo los que mataban,
por San Martín, un lechón.
Pero hoy el jamón, el pollo,
la merluza y la ternera
tiran, en sus bocadillos,
los niños de las escuelas.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Media docena de coches
había antaño en el pueblo,
que sólo para viajar
utilizaban sus dueños;
mas hoy abundan los Seat,
lo mismo que los espárragos
y hay no pocas que los usan,
para ir a misa los sábados.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Una vez, con un pimpollo
me tropecé, de INITESA,
tan linda y tan bien vestida
que parecía una reina.
Luego, supe, con asombro,
que vivía en el Cortijo,
donde antaño se veían
sólo muchachas con pingos.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Había antes muchas hijas
de familia numerosa,
que, en sus casas, se aburrían,
lo mismito que las ostras;
pero ahora se dedican
a hacer solapas y ojales,
y son clientes asiduas
de discotecas y bares.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Sobre todos los tejados,
aunque hay alguna excepción,
se elevan hogaño antenas
de radio y televisión.
Así que, hoy día, en Fitero,
todo el mundo mete ruido:
lo que sólo hacían antes
unos cuantos señoritos.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Conrado estaba cansado
de quebrarse los riñones,
trabajando en Majarrasas,
en Cascajos y Abatores;
pero, un día, en INITESA,
entró como planchador,
y hoy camina bien erguido
y viste como un señor.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
Leonor era una chica
pobre de bolsa y de garbo,
condenada fatalmente,
de por vida, a vestir santos.
Mas como, en la misma empresa,
corta ahora pantalones,
le salen más pretendientes
que a las patatas hijones.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
En fin, los sobres de Tena
se obtienen por un trabajo,
que hace ganar a la empresa
sus milloncejos por año;
mas contienen, a su vez,
verdes y azules billetes,
que a sus obreros permiten
vivir decorosamente.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!
PROGRAMA DE FIESTAS
1979
Los
nombres de las calles nuevas de Fitero
En la sesión
celebrada por el M.I. Ayuntamiento Constitucional de la Villa, el 8 de Junio de
1.979, se acordó por unanimidad dar a las calles nuevas los nombres que vamos a
comentar a continuación:
FR. LUIS ALVAREZ DE SOLIS
Fue el XXXVIII
Abad de Fitero. Solo gobernó la Abadía desde 1582 a 1585, pero fue de los que
más hizo en beneficio del pueblo. Ya había estado como Visitador del Monasterio
en 1572, ocupándose de moralizar y disciplinar a los monjes, que andaban
bastante relajados, y de que se comportasen debidamente como Dios manda, con el
vecindario; y, al volver como abad electo, diez años después, cortó
radicalmente los abusos de aquéllos. Fiesta entonces los frailes daban y
quitaban las tierras a los vecinos a su capricho; y Solís acabó con tal
situación, otorgándoselas a los renteros, a censo perpetuo, por escritura
pública del 27 de enero de 1584. Y lo mismo hizo con los inquilinos de las 46
casas que poseía, a la sazón, la Abadía. Instituyó la primera escuela para los
niños, donando al Municipio 530 ducados para sostener con sus intereses a un
maestro de primeras letras. En otra ocasión, dio 200 ducados a la Villa para
socorrer a personas necesitadas . Se preocupó de que se diese bien de comer a
los pobres que acudían a la Portería del Convento y remuneraba decorosamente a
los que trabajaban para la Abadía, en contraste con sus antecesores.
Finalmente, entre las obras materiales que llevó a cabo, figuran la Sacristía
de la Iglesia y el Dormitorio nuevo, en el que están instaladas ahora las
clases de párvulos y las habitaciones de las hermanas de la Caridad.
SATURNINO SAGASTI
D. Saturnino
Sagasti y Urriza nació y murió en Fitero (1824‑1898) y fue secretario del
Ayuntamiento, durante medio siglo. Se distinguió por su integridad, capacidad,
apoliticismo y espíritu de servicio. Al cumplir 40 años en el cargo, regaló al
Municipio un gran volumen encuadernado, escrito de su puño y letra. Consta de
1.038 páginas y se titula "Apuntes y Documentos relativos a la Villa de
Fitero". Su parte más importante la constituyen los 96 documentos que
entresacó y transcribió del Archivo Municipal, para facilitar a sus sucesores
la defensa de los intereses del pueblo. Sagasti redactó asimismo las Ordenanzas
Municipales de 1894, todavía vigentes, puesto que no han sido renovadas, aunque
ya es hora de pensar en ello, por haber quedado anticuadas muchas de sus
disposiciones. Don Saturnino regaló a la Virgen de la Barda un magnifico
vestido blanco, que fue bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de la
Villa, ascendiendo su costo total a 5.000 pesetas de entonces.
NIENCEBAS
Fue una antigua
aldea, probablemente, romana y, en el siglo XI, mora, situada en la cañada de
la Granja, a orillas de la corriente de la Fuente de los Cantares. Debió estar
entre los kilómetros 16 y 18 de la carretera de Alfaro a Grávalos; y, a juzgar
por los numerosos restos de cerámica ‑alguno con "sigillum"‑ Y de
cimientos, hallados debajo de la cota 511, a la orilla izquierda del riachuelo,
es muy probable que su núcleo principal de población estuviese precisamente en
este sitio, cuyas coordenadas geográficas son 42º 06´ de latitud Norte y 1º 48'
de longitud Este del meridiano de Madrid. En sus aledaños, se ven todavía
varias cuevas de habitación aunque no creemos que se remonten, ni mucho menos,
al siglo XI. Niencebas aparece citada en 32 documentos públicos, entre 1140 y
1254. E1 más antiguo es el del 25 de Octubre de 1140, en el que es descrita
como una aldea desierta y es donada, con todos sus terrenos y pertenencias por
el Emperador Alfonso VII de Castilla, a la Iglesia de Sta. María de Yerga y a
Don Durand y sus monjes. Estos se trasladaron al año siguiente, a Niencebas,
donde erigieron iglesia y convento, y tal vez, alguna granja, permaneciendo
allí hasta el año 1152, en que, siendo ya Abad San Raimundo, vinieron a
establecerse definitivamente en Fitero. Desde entonces, Niencebas y su extenso
territorio pasaron a ser propiedad de la Abadía fiterana. Más tarde,
desaparecieron los edificios conventuales y, en el siglo XVI, no quedaba ya en
Niencebas más que una granja. Ahora pertenece a la jurisdicción de Alfaro.
TUDEJEN
Es el nombre de
una fortaleza y de una villa, enclavadas en el territorio actual de Fitero. La
fortaleza, levantada por los moros, estuvo en la cima del monte del Castillo; y
la villa, una parte en sus aledaños; y otra, tal vez, junto al Balneario Virrey
Palafox, cuyas aguas, utilizadas por los romanos, son llamadas en documentos
del siglo XII, "balnea de Tudeion" y " balneos de Tudegun"
(Tudején). Consta que, en 1016 el castillo de Tudejen estaba ya en poder de
Sancho III de Navarra; pero en 1073, Sancho IV el de Peñalén lo cedió a Al‑Moctadir,
rey moro de Zaragoza, a cambio del castillo de Caparroso. Volvió
definitivamente a manos de los cristianos, después de la conquista de la Ribera
de Navarra por Alfonso I el Batallador, y fue donado a la Abadía de Fitero, en
1157, por Sancho III de Castilla. La Villa, ya cristianizada, formó la
parroquia de San Valentín; pero no tardó en despoblarse, a causa de las guerras
entre castellanos y navarros, por su pertenencia, y su castillo quedó arruinado
y abandonado, a principios del siglo XVI. Añadamos como curiosidad que entre
los apellidos de los vecinos de Tudején del siglo XII, figuran Sesma, Sanz,
Rubio, Marina, Aragonés, Garcés y Jimeno.
LA ATALAYA
Atalaya
es un nombre de origen moro, pues procede del árabe "at‑talayi", que
significa centinelas o escuchas de campo, plural de "talia",
centinela. Esto quiere decir que los moros tuvieron en la Atalaya de Cascajos
un puesto de observación, pues constituye, en efecto, su cima un mirador
magnifico, no solo de la cuenca del Alhama, sino de una buena parte de las
Riberas navarra y riojana del Ebro. Sin embargo, la majestuosa montaña solo
tiene 600 metros de altitud, mientras que la cota más elevada de la Atalaya de
la Dehesa de Gervasio alcanza los 750 ( la mayor altura del territorio
fiterano).
La Cruz actual
de la Atalaya de Cascajos es de cemento armado, tiene 8 metros de altura y pesa
20 toneladas. Costó, con su emplazamiento, alrededor de 110.000 ptas. y fue
inaugurada y bendecida por el Sr.
Arzobispo, a la sazón, de Valencia, D. José María García Lahiguera, el 14 de
septiembre de 1.973.
EL OLMILLO
El paraje del
Olmillo no tuvo, en el pasado, ninguna importancia geográfica, por tratarse de
un terreno árido, desértico y abarrancado; y solo empezó a tener alguna, al
construirse, en el siglo pasado, el viejo pantano, que recibía sus aguas de la
Acequia Alta, para regar el término de Abatores. En cambio, en la actualidad,
tiene un gran relieve, por un conjunto propicio de circunstancias: la
construcción de los dos depósitos del cabezo del Olmillo, que recogen el agua
potable, procedente del Moncayo, desde 1941; la conversión del viejo pantano de
riego en depósito de agua potable, en 1966; la instalación en sus aledaños, de
una planta purificadora del agua, en 1971; la reconstrucción y cuadruplicación
de la capacidad del pantano, en 1972‑73, elevándola a 40.000 metros cúbicos; la
construcción del Campo de Fútbol del Olmillo, en 1971; y por fin, la extensión
creciente del caserío por sus inmediaciones.
PEÑAHITERO
En un
principio, se llamó Peña de Fitero (“Penna de Fitera”, según reza un documento
de noviembre de 1157) y fue el pueblo quién abrevió el nombre, formando
Peñahitero y Pañetero. E1 pequeño cabezo solo mide 433 metros de altitud; o
sea, una docena más que el pueblo. Pascual Madoz escribió que la Villa tomó su
nombre de esta Peña, pero no nos parece verosímil, pues en las escrituras más
antiguas que se conocen, el nombre de Fitero, a secas, aparece diez años antes
que el de Peña de Fitero. Tampoco nos parece verosímil la versión de que se
formase en tal Peña el primitivo núcleo de población fiterana. Ahora bien, es
muy posible que hubiese en su cima alguna edificación, cuando, al parecer, estuvo
poblada, en sus inmediaciones, la Morería, hacia el siglo XI En todo caso,
Peñahitero es un bello balcón abierto sobre la huerta y sobre el río Alhama, a
la vez que frente al extenso y ondulado lomerío de la frontera meridional
fiterana.
PROGRAMA DE FIESTAS 1980
LA CUEVA DE LA MUCHACHA
En el Barranco del Lindo,
hay una cueva roquiza:
La Cueva de la Muchacha,
que apenas es conocida.
Su acceso no es nada fácil,
si no se va con un guía,
pues su terreno escarpado
tiene solo una sencilla.
No es una cueva corriente
- una cavidad sombría -.
sino un cobertizo abierto,
con techo de roca viva.
Las Tres Papachas de Roscas,
desde le Poniente, vigilan
el hondo despeñadero
y sus negruzcas guaridas;
sobre todo, desde que
una horrible fechoría,
la Cueva de la Muchacha
presenció, despavorida.
Fue hace más de dos siglos,
en el mes de las vendimias.
Con su amo, Martín Bayo,
en una quebrada finca,
por el término de Roscas,
vendimiaba Manolita.
Tan solo catorce años
contaba entonces la chica,
del pueblo de San Felices
hacía un año, venida.
Manolita era un pimpollo
de sonrosada carita,
de largos cabellos rubios
y de azuladas pupilas.
Aparentaba más años,
por estar muy crecidita
y porque sus faldas largas
más espigada la hacía.
La chica era recatada
e irradiaba simpatía:
una simpatía pura,
ajena a toda malicia.
Junto al Barranco del Lindo,
situada estaba la viña;
y en mala hora, un domingo,
se le ocurrió a Manolita
curiosear tal paraje,
sin ninguna compañía.
El campo estaba desierto.
Ni una sola voz se oía;
pero sigilosamente
alguien sus pasos seguía.
Llovió y ella cobijose
en la guarida fatídica,
cuando un repugnante sátiro
se descolgó desde arriba.
Lo mismo que un lobo en
celo,
se arrojó sobre la chica,
saciar intentando en ella
su desatada lascivia.
Pero ella se resistió,
con todas sus energías,
y el bárbaro degollóla,
con una navaja fina.
¿Quién fue el bestial
asesino...?
Jamás se supo en la Villa.
Al no volver a la casa,
Martín Bayo y su familia,
los guardas y otros vecinos
la buscaron a porfía.
Y la hallaron finalmente
en la siniestra guarida,
LA CUEVA DE LA MUCHACHA,
llamada desde aquel día.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
¡Ay! joven de San Felices,
desgraciada Manolita,
sacrificada en Fitero,
igual que una corderita:
que el cobarde y criminal
que te arrebató la vida,
arda siempre en el invierno,
como una tea encendida.
El argumento de
este romance no es una leyenda, sino un hecho real. En el libro II de Difuntos, f. 54, nº 137 del
Archivo Parroquial de Fitero, localizamos, hace años, una partida que dice así:
“El 23 de Octubre de 1750, se enterró una muchacha natural de Sailices, llamada
Manuela, que era de edad como de 14 años y servía en casa de Martín Bayo, y el
día 22, se halló el cadáver en una cuevas que están sobre un barranco, que hay
más allá de Cascarrales y cerca de un pontigo y pasa el agua de Cueva Murillo,
y en dicha cueva, estaba la muchacha degollada, y se halló en postura que
denotaba haber muerto, defendiendo su honor; y se enterró en el cementerio,
cerca de la esquina del rincón de María Sánchez”. Fr. Lorenzo Iñiguez, Vicario
de Fitero.
Aquel año, hubo en Fitero 161 defunciones, incluida la de
Manolita, de las que 65 fueron de párvulos. Téngase en cuenta que, por
entonces, a causa de la desnutrición, la falta de higiene y la deficiente
asistencia médica, la mortalidad era tremenda, sobre todo la infantil. En el
año anterior, o sea, en 1749, hubo 120 defunciones, de las que 77 fueron de
párvulos; y en 1760, ascendieron a 247, de las que 198, infantiles.
El cementerio estaba situado, a la sazón, en la actual
plazuela de la iglesia, dejando un paso central para penetrar en ésta. En él se enterraban solamente los vecinos
pobres, pues los acomodados se hacían inhumar ordinariamente dentro del templo,
pagando a los monjes cantidades que variaban entre los 15 y 103 reales, según
su mayor o menor distancia del crucero o de su inmediatez a ciertos altares
(Virgen de la Barda, Virgen del Rosario, etc.) y según la clase de funeral.
En cuanto al nombre de Sailices, empleado por Fr. Lorenzo Iñiguez,
en la partida de inhumación de Manolia, es una abreviación popular de San
Felices, pueblo de la provincia de Soria, perteneciente al partido judicial de
Agreda y distante de Fitero 27 kilómetros por carretera. Sin meternos en
explicaciones filológicas, baste observar que no figura ningún Sailices en las
enciclopedias españolas más extensas y autorizadas, como la de España-Calpe; y
solo se consigna un Saelices, a secas, que sin duda tiene el mismo origen
popular, en la provincia de Cuenca, cerca de Tarancón. (Hay otros Saelices de
nombre compuesto: Saelices de la Sal, del Río, de Mayorga, etc., en otras
provincias). Ahora bien, es claro que en
una época, en que los medios de comunicación y de transporte eran pocos y
malos, no iban a enviar a servir a Fitero sus padres a Manolita, que era una
niña, apenas entrada en la pubertad, desde el Oeste de la provincia de Cuenca,
a más de 250 kilómetros de Fitero, en línea recta.
La Cueva de la Muchacha está situada a la izquierda del
Barranco del Lindo, a unos 160 metros de distancia, en línea recta, de la
desembocadura de este en el camino del Combrero a la Vega. Esta desembocadura se halla, a su vez, a unos
50 metros de distancia de la bajada del portillo del Soto, a mano izquierda;
pero no es fácil ni aconsejable subir por allí, a causa de la maleza que
obstruye la entrada y la fragosidad del fondo del barranco. El camino más corto y fácil es tomar a la
izquierda del camino del Combrero, unos 20 metros antes de llegar al citado
portillo, la senda que bordea la última finca de Cascarrales, hasta la
terminación del entubamiento del agua de la Acequia de la Hoya del Puente, que
está a solo unos 50 metros. Entonces se tuerce hacia la derecha y se toma la
senda paralela al mismo entubamiento, y al cabo de otros 50 m., se desemboca en
la orilla derecha del barranco del Lindo, a media altura del mismo. La Cueva de
la Muchacha no se divisa desde allí, a causa de un enorme meandro del barranco,
que lo impide; pero contorneado aquel, aparece la cueva, a la derecha del espectador
(izquierda del barranco) coronando un terraplén de alrededor de una veintena de
metros en declive, sembrado de enormes peñascos.
La Cueva tiene unos 13 metros de larga, 3 m. de ancha y 2 m.
de alta; y su cubierta es una gran visera de roca negruzca, truncada
evidentemente por antiguos derrumbamientos. Ni que decir tiene que el barranco
es completamente pedregoso y solo se crían en sus laderas aulagas, romersos,
bardales, lecherezas, algunos tomillos y otras yerbas; y en las partes más
altas de la derecha, algunos olivos.
El pontigo de que habla la partida de defunción de Manolita,
existe todavía, aunque su arco está muy carcomido, pero se halla reforzado por
un canal rectangular cementado; y el agua de Cueva Murillo, que pasa por él, es
sencillamente la de la Acequia de la Hoya del Puente, que viene actualmente
entubada desde las Dehesillas hasta el final del Cascarrales. En escrituras de mediados del siglo XII;
aparece ya mencionada Cueva Murillo con los nombres de “cova de Murel” y “cova
de Murelo”; y su agua, con el de “agua de Murello”.
Añadamos aún dos detalles. 1) El nombre de “Barranco del
Lindo” sólo data de la segunda mitad del siglo XIX y tiene su origen en el
apodo de su único propietario de entonces: el Tío Lindo, que era un caminero de
la Diputación de Navarra. 2) Según unos datos del Archivo parroquial de San
Felices, que nos proporcionó amablemente, hace unos meses, el párroco Don Juan
Antonio de Mingo, es muy probable que la víctima de este bárbaro crimen se
llamase María Manuel Cabello Lalinde, bautizada el 17 de marzo de 1736. Pero no
es completamente seguro, puesto que el redactor de la partida de defunción dice
que Manolita era “como de 14 años”; es decir, que tampoco estaba completamente
seguro de ello; y en los años 1734 y1735, nacieron en San Felices otras niñas,
bautizadas con el nombre de Manuela.
Por lo demás, la Cueva de la Muchacha nos fue identificado
por el guarda municipal del campo, Sr. Angel Ramos.
PROGRAMA DE FIESTAS
1983
La
venida a Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana
Dentro de
cuatro años, se cumplirá un siglo de la venida instalación en Fitero de las
Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Entonces será la ocasión de celebrar su
primer centenario y de relatar in extenso todo lo que han hecho en favor de
nuestro pueblo las religiosas de tan benemérita Congregación. Lo haremos, si
vivimos todavía y conservamos nuestras facultades mentales. Por ahora, nos
vamos a limitar a narrar sucintamente la pequeña historia de sus comienzos.
Entre los 115
muertos (48 varones y 67 mujeres) que la espantosa epidemia de cólera morbo
asiático ocasionó en Fitero, en el verano de 1885, y que hemos descrito
detalladamente en nuestro último libro MISCELANEA
FITERANA, figuró el único maestro de párvulos que había en la localidad:
Don Carlos Vergara. Terminada aquella hecatombe, el Ayuntamiento y la Junta
Local de Primera Enseñanza comenzaron a hacer gestiones para encontrar otro
maestro que sustituyera al difunto; pero no lo consiguieron. En vista de ello,
encomendaron esta escuela al cuidado de unas señoras del vecindario, de muy
buena voluntad, pero sin ninguna experiencia docente, y naturalmente no dieron
el resultado apetecido. Entonces, haciendo caso de las buenas referencias que
obtuvieron acerca de la actividad escolar de las Hermanas de la Caridad de
Santa Ana, en otros pueblos, se dirigieron a la Superiora General de dicha
Congregación, la Madre Dolores Marín, que residía en Zaragoza, solicitándole el
envío de algunas Hermanas, con el mismo objeto.
Pero resulta que
el cólera también había hecho estragos dentro de la misma Congregación y no
pudo acceder, de momento a tal demanda.
Por fin, a
fuerza de reiteradas instancias, la Madre Marín consintió en llevar a cabo la
fundación de la Casa de Fitero, en las siguientes condiciones.
Por de pronto,
las autoridades de Fitero realizarían previamente las obras necesarias en el
antiguo convento cisterciense, poniendo en condiciones las habitaciones
destinadas a las Hermanas y los locales destinados a la enseñanza. Estas instalaciones
se harían en el segundo piso o parte alta del Monasterio, "reservándose el
Municipio los balcones de las dos escuelas para la asistencia y presidencia de
las funciones públicas".
Se enviarían
solamente cuatro Hermanas; dos darían enseñanza gratuita a los párvulos de
ambos sexos, de 3 a 6 años, las otras dos Hermanas impartirían enseñanza
superior, pagada por las familias, a niñas mayores de 6 años. Por la enseñanza
gratuita a los párvulos, las Hermanas percibirían del Ayuntamiento 1.250 pesetas
anuales, pagaderas por trimestres; y por la enseñanza superior a las hijas de
las familias que la desearan, no se fijó ninguna cuota determinada, sino que se
haría "el pago correspondiente que estimen oportuno" según la clase
de enseñanza que se conviniera con las Hermanas. Por supuesto, este pago sería
íntegramente para éstas.
Finalmente, tanto las Hermanas como su sirvienta tendrían
derecho a la asistencia médica y farmaceútica gratuitas. De acuerdo ambas
partes, el día 8 de Agosto de 1887, vinieron a tomar posesión del nuevo Colegio
la citada M. General, Dolores Marín, acompañada de la Superiora de Tudela, M.
Eulalia Marín, de los canónigos de Zaragoza y Tudela respectivamente, D.
Mariano Supervía y D. Hilario Ariza, y de las 4 Hermanas que se iban a quedar
en Fitero y cuya Superiora era la M. Josefa Angela.
Según el
testimonio del Secretario interino del Ayuntamiento, D. Cándido Pina,
"fueron recibidas por todo el pueblo, al toque de campanas y con gran
regocijo, habiéndolas obsequiado con una comida y dándoles posesión el mismo
día 8". Dos días después, o sea, el 10, "se celebró una solemne
función de Iglesia por la venida, con gran concurrencia de fieles".
Por supuesto, a
la cabeza de estas manifestaciones y obsequios, iban siempre el Alcalde, D. Celestino
Huarte, con la mayoría de los concejales, los miembros de la Junta Local de
Primera Enseñanza y el Párroco Fr. Joaquin Aliaga, con sus coadjutores.
A la sazón, la
Junta Local de Primera Enseñanza estaba formada por los Sres. Celestino Huarte,
Melitón Hernández, Fr. Joaquín Aliaga, Domingo Huarte, Eladio Calleja y Fausto
Martínez; y a su vez, el Ayuntamiento, por los Sres. Celestino Huarte, Hilario
Falces, Severiano Muro, Eloy Andrés, Benito M. Aliaga, Julián Aliaga, Pedro
Giménez y Ezequiel Yanguas
El acuerdo de
la Junta de hacer constar la posesión dada alas Hermanas de la Caridad, data
del 16 de Agosto de 1887, y la aprobación de este acuerdo por el Ayuntamiento,
del 17 de octubre del mismo año.
Abierta la
matricula los días 10 y 11 de agosto, se inscribieron más de 200 niños de ambos
sexos. Así pues, el debut no pudo ser más halagüeño.
Tales fueron
los comienzos de la actuación de las Hermanas de la Caridad en la Villa de
Fitero.
PROGRAMA DE FIESTAS
1984
SEMBLANZA
D. SATURNINO SAGASTI
En el Programa
de las Fiestas de 1.979, al comentar los nombres dados a las siete calles
nuevas, por acuerdo del Ayuntamiento, del 8 de junio del mismo año, dedicamos a
D. Saturnino Sagasti 14 líneas escuetas. Se merecía bastantes más, pero no
disponíamos entonces de suficiente espacio, y hoy se las dedicamos.
D. Saturnino
María Sagasti y Urriza nació en Fitero, a las 16'30 horas del 29‑XI‑1.824.
Fueron sus padres D. Victor Sagasti Martínez, hacendado, natural de Pamplona y
Dña. Remigia Urriza Olaso, natural de Santesteban; y fue bautizado, al día
siguiente, por el Vicario Fr. Roberto Aysa, siendo sus padrinos D. Juan Antonio
Medrano y Dña. Marciala Rupérez. Contrajo matrimonio el 29‑VII‑52 con la hija
de su padrino, Dña. Benigna Medrano. Tenía él entonces 27 años y era soltero,
mientras que ella tenía 38 y era viuda de D. Vicente Rupérez. Murió Dña.
Benigna el 6‑IV‑1.889, a los 76 años; y D. Saturnino, el 9‑X‑1.898, a los 74
años, de una pulmonía. No tuvieron hijos.
Ignoramos qué
estudios cursó D. Saturnino, pero indudablemente hizo algunos, pues era un
hombre instruído. El 21‑XI‑1.847, tomó posesión de la Secretaría del
Ayuntamiento de Fitero, que desempeñó con capacidad y honestidad, hasta su
muerte; o sea, durante 51 años. Al cumplir los 40 en el cargo, regaló al
Municipio un valioso volumen encuadernado, escrito de su puño y letra, de 1.038
páginas, titulado
APUNTES Y DOCUMENTOS RELATIVOS A LA VILLA DE FITERO.
Consta
de dos partes, siendo la más importante la 2" por contener 96 documentos,
que entresacó y transcribió del Archivo Municipal, y además las ORDENANZAS
MUNICIPALES de 1.894, redactadas por él mismo. Sin embargo, la parte más
interesante, para trazar una semblanza del personaje, es la, en la que, sin
pretenderlo, refleja su carácter, como simple individuo y como funcionario. Por
lo que se deduce de ella se ve que D. Saturnino fue un
1º.- hombre ilustrado,
progresista, pacífico, prudente, reservado y humanitario. He aquí dos
elocuentes muestras. Sobre la Beneficencia Municipal escribe: "Hacer bien
a los demás debe ser el pensamiento capital del hombre que tiene algunos medios
sobre la tierra. Nada más hermoso que endulzar las penas del que sufre,
consolar al que llora, calmar los dolores del que padece y aliviar la miseria
del pobre" (pág. 46).
2º.- "No conviene al
cargo ‑escribía a sus sucesores ‑ amistades íntimas con nadie, para evitar los
recelos de los contrarios. La conducta del Secretario debe ser parecida a la de
un Párroco: con todos y con ninguno; procurar concluir y transigir toda
diferencia entre sus convecinos y poner todos los medios para conservar la paz
y tranquilidad entre los mismos" (pág. 133).
"La
formación de una verdadera estadística catastral es una obra muy difícil, por
el interés que en todos hay de ocultar la verdad" (pág. 43).
"La
contabilidad municipal debe ser clara y al alcance de un niño". (pág. 69).
El Secretario
debe "en las sesiones, manifestarse neutral, informar cuando haya
necesidad y se vea se camina fuera de la Ley, sin insistir en nada, una vez
hecha la indicación. No conviene tomar parte en ningún sentido".
Y sobre la
Instrucción pública se expresa así: "La instrucción pública es la primera
necesidad del pueblo y difundirla es el primer deber de la Autoridad. La
instrucción hace al hombre culto, morigerado, pensador, afable, esclavo del
deber, amante de su familia y de la Patria, industrioso, activo, noble y
respetuoso. La ignorancia es el peor de todos los males" (pág.50).
D. Saturnino era de ideas liberales moderadas, pero se mantuvo
siempre al margen de la política y, según confesaba a sus 63 años, jamás emitió
su voto, "en ninguna elección municipal, provincial ni nacional"
(pág. 132). Mucho menos todavía tomó parte de las rivalidades del vecindario,
que le repugnaban.
Sobre su cargo
de Secretario tuvo siempre una líneas de pensamiento y de conducta
intransigentes e intachables.
"En la
contabilidad, interventor por la Ley, debe procurar a todo trance mejorar la
administración: no tocar nunca ni que pase por sus manos un céntimo en
metálico, pues para eso están los Depositarios, mirar con más interés estos
caudales públicos que los suyos propios".
" Deberá
estar siempre a la vista del Presupuesto, para que no se salga de él"
(pág. 134).
"La Secretaría es una oficina pública,
donde los vecinos, a las horas de despacho, tienen derecho a entrar preguntando
por sus asuntos e informándose de lo que creen conveniente. No haya
distinciones ni reservas en este particular. A todos debe recibirse con
amabilidad, facilitarles sus expedientes y cuanto exijan. Se pasaron ya los
tiempos inquisitoriales; se vive de la publicidad, todos los vecinos tienen
derecho a ocuparse de la cosa pública. No hay misterios: todos a disposición de
todos y este es el medio de llevar el convencimiento y la tranquilidad al
vecindario" (pág. 135).
El 21‑X‑1.897,
D. Saturnino, que nunca había sido un hombre vanidoso, tuvo un gesto
espectacular: obsequiar al vecindario con una Fuente de Vino, que fue instalada
en la carpintería de Patricio Alfaro, sita en el n" 37 de la Calle Mayor.
Excusado es decir que los vecinos se aprovecharon de lo lindo, hasta el punto
de que uno de sus peones, llamado Veremundo Jiménez ‑ cuyo apodo omitimos
adrede ‑ murió el mismo día, por haber bebido más de la cuenta. Esta desgracia
aguó la fiesta a D. Saturnino, arrepintiéndose de su malhadada ocurrencia.
Desde luego,
fue un hombre generoso. Regaló a la Virgen de la Barda un magnífico vestido
blanco, bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, cuyo coste
ascendió a 5.000 pesetas de entonces. Todos sus peones, pues era un rico
terrateniente, e incluso su hacedor, Angel Calleja, vivían en casas de él, a
rentas moderadas, y al morir, dejó buenas mandas al Hospital Municipal, a unos
vecinos y a todas las sirvientas que había tenido.
¿No merece este pequeño
recuerdo.. ?
PROGRAMA DE FIESTAS
1985
1885-1995
UN
CENTENARIO LUCTUOSO
Es el del
cólera morbo asiático de 1885. En nuestros libros POEMARIO FITERANO y MISCELANEA
FITERANA, nos ocupamos ya de él y de los 115 muertos que ocasionó entre el
vecindario, en los 41 días de verano y otoño que duro. Pero he aquí que
hojeando, hace unas semanas, el LIBRO DE ACTAS DE LAS SESIONES DEL AYUNTAMIENTO
DE LOS AÑOS 1882‑87, nos tropezamos, a este propósito, entre las de 1885, con
algunos detalles curiosos e inéditos que vale la pena reseñar. A la sazón, era
Alcalde de la Villa D. Mariano Val. Ya la terrible epidemia estaba causando
verdaderas hecatombes en toda España y no iba a tardar a hacer sù aparíción en
Fitero. Conque, el II de julio de dicho año, D. Eladio Calleja y otros vecinos
dirigieron al Ayuntamiento una exposición, sobre la conveniencia de que se
celebrase en la Parroquia alguna función religiosa "implorando la Misericordia Divina, para que no invada esta
población el cólera morbo asiático, que desgraciadamente se está cebando en
varias provincias de España". En la sesión del día 12 el Ayuntamiento
aceptó la sugerencia y dicha función se celebró el domingo siguiente, 19 de
julio. En la misma sesión, se tomaron cinco medidas preventivas: l) no permitir
que entrara en el pueblo ningún forastero, si no traía una patente de sanidad V
su Cédula personal, con todos los requisitos legales; 2) dedicar el Hospital
Municipal a casa de coléricos, y si hubiese en él algún enfermo ordinario,
trasladarlo al piso de arriba del Monasterio; 3) traer como desinfectantes, 4
kilos de ácido fénico, 30 de cloruro de sal, 12 de flor de azufre y I de mechas
de idem; 4) tomar las disposiciones correspondientes para el traslado de
enfermos y cadáveres; 5I comisionar a D. Manuel María Alfaro, para que se
limpiase la alcantarilla de la Calle Mayor, que estaba muy sucia.
En la sesión
del 26 de Julio, se tomaron otros dos acuerdos: 1) Comisionar a los concejales
D. Julián Yanguas, D. Serafín Yanguas y D. Julián Aliaga, para que, de acuerdo
con los Sres. de la Junta de Sanidad, D. Domingo Huarte, D. Manuel María Alfaro
y d. Pedro Nolasco Medrano, se hicieran visitas domiciliarias a los vecinos,
instándolos a tener bien limpio el interior de sus casas; 2) Ordenar a los
alguaciles que montasen un servicio extraordinario de vigilancia en el
Lazareto, establecido en el Cogotillo.
En la sesión
del 2 de agosto, se leyó una comunicación de la Asociación benéfica LA CARIDAD
solicitando la protección sanitaria del Municipio, un local céntrico para poder
estar de guardia y los medicamentos y desinfectantes indispensables para
asistir y auxiliar a cuantas personas fuesen invadidas del cólera. EI
Ayuntamiento se mostró de acuerdo y el mismo día, les facilitó la habitación
del 2 piso de la Casa Consistorial, dedicada al cobro de contribuciones y a las
reuniones de las Juntas de regadío; les proporcionó desinfectantes y algunos
otros artículos, como té y manzanilla, dejando el despacho de los medicamentos
al cuidado del farmaceútico titular del pueblo.
En la sesión
del 16 de agosto, el Teniente 1 de Alcalde, D. Melitón Hernández dio cuenta de
los desinfectantes que se necesitaban, según dictamen de los Facultativos
titulares y se acordó que se trajeran con urgencia.
El 24 de
agosto, cayó enfermo el médico D. José Zalabardo y para suplirlo, el
Ayuntamiento contrató por 1 mes y 3.000 reales, a D. Francisco Ortiz y Ribas
Director‑Medico del Baño Viejo. El 26 del mismo mes, el Alcalde, D. Mariano VaÌ
a instancias de los Facultativos y de la Asociación LA CARIDAD, nombró a
Victorio Giménez, para guardar y encargarse del cementerio y del Depósito de
Cadáveres y además para ayudar al sepulturero, por 4 pts. diarias; y por otra
parte comisionó a Gregorio Martínez, Practicante, por 5 pts. diarias, para
estar a la vista de los enfermos del Hospital y pata desinfectar las casas de
los coléricos.
El 4 de
septiembre, el médico del Baño Viejo comunicó que se había puesto enfermo y que
no podía continuar en el servicio de noche.
A principios de
septiembre, murió del cólera el Maestro de Párvulos, D. Carlos Vergara, y su
viuda, Doña Juliana Villarroya pidió al Ayuntamiento que se le pagase entero el
tercer trimestre que correspondía a su marido, lo que se acordó en la sesión
del 4 de octubre; y el 18 del mismo mes, se cantó en la iglesia un Te Deum
solemne, por la terminación de la epidemia. Entonces sonó la hora de las
recompensas a los que se habían distinguido por sus servicios al vecindario. En
la sesión del 25 de octubre, el Ayuntamiento acordó dar a los médicos
titulares, D. Emilio Giménez (del distrito 1) y a D. José Zalabardo (del 2
distrito). Así como al farmaceútico, D. José López Anaya, 250 pts. a cada uno;
a los Practicantes, D. Isidoro Madurga y D. Candido Martinez, 80 pts. a c/u; a
los alguaciles, Emeterio Liñán y Natalio Diaz, 80 pts. para los dos; a Cándido
Pina, auxiliar de la Secretaria, 80 pts.; a Maria‑Angel Garcia, por la venta de
nieve, después del tiempo contratado, y pérdidas sufridas por el cólera, 100
pts.; al alcaide, Julián González, 25 pts.; a los cuatro camilleros, y al
guardián y al sepulturero, 30 pts. para una merienda; a Victorio Jiménez,
guardián de los cadáveres en el Depósito, se le dio además un traje completo de
pana o paño, con un tapabocas. En cuanto a la Asociación LA CARIDAD, de la que
no constan los nombres de sus miembros, se le pasó un atento oficio, dándole,
en nombre del vecindario, las más expresivas gracias.
Por eso
celebramos con emoción el PRIMER CENTENARIO de la venida a Fitero de las Hermanas
de la Caridad de Santa Ana.
PROGRAMA DE FIESTAS
1986
GASTOS
ANUALES ORDINARIOS DEL AYUNTAMIENTO, HACE 165 AÑOS
Evidentemente
esos gastos se refieren al año 1821, segundo del Trienio Constitucional, y
constan en el Libro de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de Fitero, desde
el 26 de mayo de 1801 hasta el 25 de enero de l826, folios 205 vuelto y 206,
que se conserva en el Archivo Municipal. A la sazón, era Alcalde, D. Francisco
Huete; y Secretario, D. Celestino Huarte.
Para la
perfecta comprensión de los lectores, hagamos previamente unas cuantas
aclaraciones de algunas palabras y frases que se emplean en dichas cuentas.
1‑2) Por
entonces, se llamaba nuncio al pregonero del Ayuntamiento; y comadre, a la
comadrona.
3) La redención
de cautivos era una operación de rescate de prisioneros a la que se dedicaban
especialmente los frailes de la Orden de la Merced, recogiendo limosnas con
este fin.
4) San Abdón y
San Senén fueron dos nobles persas cristianos, martirizados en Roma, en el
siglo III, y cuyo culto fue introducido en Fitero por los monjes del Monasterio
Cisterciense. Su fiesta se celebraba el 10 de julio, con una misa cantada,
ministros y órgano.
5) E1 Agua de
San Gregorio procedía de una cisterna de la basílica del pueblo de Sorlada y
era pasada por la cabeza de San Gregorio Ostiense, asperjándose con ella los
campos, para librarlos de la langosta, el pulgón y otras plagas. La cabeza es
de plata y contiene en su interior unos huesos de Santo. En el vértice del
cráneo, tiene un agujero, por el que se echa el agua, y otro bajo el cuello,
por donde sale. Antaño se recogía en tinajas y un capellán o un ermitaño del
santuario la repartían por los pueblos, recogiendo abundantes limosnas. San
Gregorio Ostiense vivió en el siglo XI y fue Obispo y Cardenal de Ostia
Tiberina. En 1039, el Papa Benedicto IX lo envió a Navarra, para conjurar una
plaga de langosta que la desolaba. Murió en Logroño, el 9 de mayo de 1054.
6) Se llaman
propios, en el sentido de enviados, a las personas que se envían expresamente
con una carta o un recado.
7) Un real
fuerte que es la moneda en que están expresados todos los gastos de 1821
equivalía a 2 y 1/2 reales vellón (de plata aleada con cobre), y su valor
equivalente en pesetas solo era de 0,6175 (también de plata aleada).
He aquí ahora
la lista de los gastos municipales
ordinarios del año 1821.
A Ubaldo Lafuente, Nuncio,
por su salario anual: 580 reales fuertes
Al Maestro de niños: 840
reales fuertes
Al Secretario del
Ayuntamiento, sin perjuicio del arreglo general que se haga por el vecindario,
con arreglo a las órdenes del Gobierno: 1.000 reales fuertes
Al Administrador de la
Estafeta, a cuyo cargo corre el gobierno y dirección de la misma, poner las
listas y hacer la distribución de la correspondencia: 165 reales fuertes
A la comadre por su salario
anual: 310 reales fuertes
Por el gasto que se hace
anualmente por los Sres. del Ayuntamiento, el día en que se sale a hacer el
reconocimiento de mugas, con las provincias limítrofes de Aragón y de Castilla:
56 reales fuertes.
Por la limosna anual para la
redención de cultivo: 10 reales fuertes.
Por el papel que anualmente
gasta el Ayuntamiento para sus negocios: 72 reales fuertes
Por el salario de la Maestra
de misas: 400 reales fuertes
Por el gasto del día que
sale el Cura Párroco a la bendición de los campos. 8 reales fuertes
Por la misa votiva que
anualmente se celebra el día de los santos, San Abdón y San Senén:
6 reales fuertes
Por la limosna que
anualmente se da para el agua de San Gregorio: 16 reales fuertes.
Por portes de cartas (en
dinero, pues los sellos de Correos no empezaron a usarse en España, hasta el I
de Enero de 1850): 60 reales fuertes
Por el importe de lo que se
gasta en los peatones que vienen con las órdenes circulares del Gobierno, de la
Cabeza de Partido: 200 reales fuertes.
Por el importe de la cera
que gasta el Ayuntamiento en las procesiones de la función de la Patrona,
Corpus Christi y otras festividades del año: 400 reales fuertes.
Por el gasto anual ordinario
en la composición de caminos y carreteras: 200 reales fuertes.
Por el gasto de composición
de oficinas públicas: 200 reales fuertes.
Por el gasto que se hace en
la Misa solemne, Procesión, Vísperas y Sermón, el día de la Patrona del pueblo:
200 reales fuertes.
Por el salario del
Depositario de Fondos Públicos: 310 reales fuertes.
Por el importe del gasto
anual que se hace en los propios que se remiten en los asuntos que se ofrece al
Ayuntamiento: 200 reales fuertes.
Por el salario del conductor
de la correspondencia, el que se ocupa cuatro veces a la semana, en ir y venir
a Cintruénigo, los días de Correo: 250
reales fuertes.
Por los gastos que se
originan anualmente en costas y daños de pleitos, Abogados, Procuradores y
Agentes: 600 reales fuertes.
Total: 6.083 reales fuertes
los cuales reducidos suman:
3.756,25 pesetas
Ahora lean el presupuesto
ordinario de Gastos del Ayuntamiento para el año 1985, publicado en la revista
FITERO 85:
Remuneración del personal: 37.890.007 pesetasetas
Compra de bienes y servicios: 20.150.000
pesetas.
Intereses: 500.000 pesetas.
Transferencias corrientes: 1.500.000
pesetas.
Inversiones reales (pavimentación de
calles): 6.000.000 pesetas.
Variación de pasivos financieros: 2.773.172
pesetas.
Total: 68.773.172 peseta.
Diferencia entre los gastos
de 1821 y de 1985: 68.769.415,75 ptas
Lo que va de ayer a hoy!
PROGRAMA DE FIESTAS
1987
Un documento histórico curioso.
LA PINTURA DE UN RETABLO PARA LA VIRGEN DE LA BARDA
EN 1617
En nuestro
libro LA IGLESIA CISTERCIENSE DE FITERO, dimos amplia cuenta de la 2'
transformación de la actual Capilla del Santo Cristo de la Columna, hecha para
alojar en ella a nuestra Patrona (pp. 189‑190). Entre otros trabajos, figura la
construcción de un nuevo retablo por el arquitecto en madera, Juan de Berganza,
vecino de Tarazona, quien lo acabb en 1611. Todavía se conserva la traza, pero
no el retablo, el cual fue sustituído por el actual, a mediados del siglo
XVIII. EI anterior no fue pintado hasta 1617 por Juan de Lumbier, vecino de Tudela,
al que solo dedicamos siete líneas, en nuestro libro sobre la Iglesia.
Pues bien, en
el Archivo de Protocolos de Tudela, localizamos, hace unos 10 años, el contrato
de Lumbier con el Monasterio, que vamos a reproducir con ortografía moderna,
para que lo entienda cualquier lector. Dicho documento se encuentra en el
protocolo de dicho año, del escribano, Miguel de Urquizu y Uterga, folio 21.
Existen en él unas pocas lagunas, que llenamos con puntos suspensivos, pues
debe tenerse en cuenta que se trata de un manuscrito no bien conservado, de
hace 370 años. Helo a continuación.
"En el
Monasterio Real de Nuestra Señora de Fitero, a 19 días del mes de mayo del año
1617, comparecieron, de una parte, el Muy Reverendo P. Bernardo Pelegrín, y de
la otra, Juan de Lumbier, pintor, vecino de la ciudad de Tudela, y dijeron que
se han convenido y concertado en lo siguiente.
Lo primero que
el dicho Juan de Lumbier se obliga a pintar, dorar y estofar el retablo de
María Santísima de la Barda, que está debajo del Coro de la iglesia de dicho
Monasterio, en la forma siguiente.
Primeramente,
el pedestal, con las molduras y ménsulas doradas; de colores, algunas cercas
que hay en ellas; y sobre el oro, grabados. Las molduras serán de oro limpio.
Las columnas serán todas doradas; y de azuleno, las canales y grabaderas. Los
traspilares tendrán los filetes, de oro. La Casa (hornacina) de la madre de
Dios será toda de oro y grabada en partes; y a las espaldas, ha de quedar de
oro limpio, para que sobresalga más la imagen.
La cornisa
mayor será toda dorada, y en el friso, un estofado de todos los colores sobre
el oro. En el banquillo de sobre la cornisa, habrá dos Virtudes pintadas; y lo
demás, dorado.
Los remates de
arriba y cornisa y frontispicio y las metopas todo será dorado; y repartidos
los colores donde sea menester. En el tablero central más alto aparecerán
pintados Cristo, San Juan y María (el Calvario) y en los demás tableros, las
historias que se le pidan; y todo bien y de buenos colores finos, conforme al
Arte.
Todo lo demás
que la obra requiere, queda por cuenta y cargo de dicho Juan de Lumbier.
Item también ha
de pintar toda la capilla de blanco y negro; e historias o figuras y otras
cosas que requiere el Arte, de oro.
Item también ha
de aderezar la reja de verde, fuera de las molduras, cornisa y capiteles que
han de ser de oro; y las molduras principales y lomotro, friso y papos de
cornisas, de verde. Todo esto es fuera del pedestal.
Item que toda
la dicha obra la ha de hacer dentro de dos meses y medio, contaderos desde el
día en que se le avisare que venga por el retablo.
Item que el retablo se ha de llevar a Tudela,
a costa del Monasterio, y el traerlo ha de ser a costa de Juan de Lumbier, para
que venga bien aderezado, y lo ha de asentar y dejarlo como convenga. Toda la
labor y pintura de todo ha de ser vista por oficiales. EI asentarlo ha de ser a
costa del Monasterio, y si dentro de dicho tiempo, no cumpliere el pintor, el
Monasterio a costa y daño de Juan de Lumbier, lo pueda hacer cumplir.
Item que, por
todo lo dicho, el Monasterio ha de pagar a Juan de Lumbier II5 ducados de a 11
reales, en moneda de Navarra, de esta manera: 40 ducados, el día que lleve el
retablo a Tudela, y 20 ducados, el día que lo deje asentado y pintadas la
capilla y reja. Lo demás que resta y el fin del pago será para la Pascua de
Navidad de 1617 y principio de 1618, sin otro término más...
Y al
cumplimiento de todo lo dicho se obligan los firmantes P. Bernardo Pelegrín,
Prior y Juan de Lumbier, pintor. Testigos: Juan de Bea, vecino de Fitero, y
Juan de Berganza, vecino de Tarazonan Post Scriptum.
Si un servicio
de un año merece el reconocimiento del beneficiado, un servicio continuo de
cien años merece la máxima gratitud por parte del vecindario. Por eso
celebramos con emoción el PRIMER CENTENARIO de la venida a Fitero de las
Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
PROGRAMA DE FIESTAS
1988
Un notable documento inédito del siglo XVI
LAS MANDAS DEL ABAD VILLALBA
Fray Marcos de Villalba fue
el XXXIX Abad de Fitero y uno de los más sobresalientes. Nació en Cebreros (Avila) y tomó el hábito
del Císter del monasterio de Montesión, el 25-X-1557, llegando a ser Abad del
mismo dos veces: en 1576-79 y en 1581.
Fundó en Salamanca el Colegio de Nuestra Señora de Loreto, poniendo su
primera piedra en 1583 y siendo su primer Abad.
También fue Rector del Colegio de Alcalá, Visitador, Consiliario, dos
veces Definidor General y así mismo General de la Congregación de Castilla (1581-1584).
Se distinguió como religioso edificante y hombre docto, siendo autor de varios
escritos interesantes. El Papa Sixto V
lo nombró Abad perpetuo de Fitero, el 5-II-1590; pero es el caso que Felipe II
le había ya ordenado, el 4-III-1589, que se trasladase a nuestro pueblo, para
que administrase el Monasterio en lo temporal, mientras llegaban las bulas de
nombramiento. En todo caso, su abadiazgo
fue ejemplar, pero corto, pues murió el 13-XII-1591. Está inhumado en el bello
sepulcro renacentista del lado del Evangelio de nuestro Altar Mayor.
En nuestras incursiones
investigadoras en el Archivo de Protocolos de Tudela, tuvimos la suerte de
encontrar, hace algunos años, las curiosas “Mandas” de Fr. Marcos, fechadas el
II-XII-1591. Se hallan en el Protocolo de 1591, del escriban, Miguel de Urquizu
y Uterga, en un volumen de Extravagantes.
El documento consta de cuatro folios bastante estropeados, pues faltan
algunos fragmentos en todos ellos. Por
añadidura, algunas palabras y párrafos enteros están borrados por la humedad, y
aunque la letra es clara y grande no nos fue posible rehaer su texto completo;
opero pudimos recomponer la mayor parte. Las “Mandas” son 17 y el mismo Abad
recalca que son únicamente mandas, es decir, legados o donaciones, pero no
testamento. He aquí un resumen de las mismas.
1.- Una donación de 400
ducados “para el adorno de la capilla de la chirola” (la capilla central de la
girola).
2. Otra de 150 ducados al
albañil, Andrés de Inestrillas, para que terminase “la fábrica del Hospital”,
que estaba construyendo, a la sazón, a expensas de Fr. Marcos.
3.- Otra de 100 ducados para
la edificación de una ermita de San Marcos Evangelista, en un pequeño cabezo
del camino de Corella.
4.- Otra de 100 ducados,
“para que estas Pascuas salgan vestidos los pobres y mujeres más necesitadas
del pueblo”. Eran las Navidades.
5.- Otra de 50 ducados, para
la capilla de la Natividad de Nuestra Señora.
6.- Un mandato de Fr. Miguel
de Bea, para que arreglase las cuentas pendientes entre la Abadía, la Fábrica y
el Convento.
7.- Un donativo de 60
ducados para un estudiante de Teología, “huérfano y pobre, que está a punto de
ser ministro de la iglesia”. Desapareció su nombre.
8.- Otro de 40 ducados a
Esteban de Quesada, “mi paje”.
9.- Otro de 20 ducados a
Diego García, su cocinero.
10.- Otro de 60 ducados a
Gil Moreno, “mi criado, para casar a su hija y además 200 robos de trigo.
11.- Confirmación de “la
donación de los 500 ducados que dio el P. Fr. Luis Alvarez de Solís para el
Maestro de Escuela, y quiero que perpetuamente estén dichos ducados para el
dicho efecto y que se pongan los escudos de la intención del P. Fr. Luis y
confirmación mía”.
12.- Encargo al P. Prior y
al Convento de enviar “holgadamente a su casa”, a un monje apellidado Andrés,
cuyo nombre ha desaparecido, y el motivo también.
13.- “Item confieso que debo
a ....; pero han desaparecido la deuda y el nombre del acreedor”.
14.- Asimismo ha
desaparecido el número de misas y aniversarios que consignaba esta manda,
añadiendo: “Dejo 150 ducados para ayuda del vestuario y lo que fuera
necesario”.
15. “Item doy a éstos
(Convento y Fábrica) 150 ducados que debe Domingo de Barea y 20 ducados que se
deben en Tafalla, y 30 arrobas de aceite h hasta 61 robos de trigo que
alcanzaré al Convento, de las Cuentas”.
16.- “Item declaro que, en
un cajoncillo que está dentro de mi escritorio a la mano derecha, hay 320 y
tantos escudos de oro: los dichos cuantos fueren, quiero que de éstos se
cumplan las mandas de los criados, ante todas las cosas”.
17.- “Item se pague a la
Fábrica 40 ducados que había de haber de lo del Marqués de Almazán..” (y sigue
la explicación con cuatro cortes, que la hacen ininteligible).
Fueron testigos de esas
mandas los monjes del Monasterio, Fr. Miguel de Bea y Fr,. Migue de Aragón,
ante el escribano de la villa y del Monasterio, Miguel de Urquizu y Uterga, que
lo fue, desde el año 1590 a 1638, durante 48 años seguidos.
PROGRAMA DE FIESTAS
1989
Estructura
social en los siglos pasados
En la época del
abadengo, hubo dos clases sociales perfectamente delimitadas: Los señores y los
vasallos. Los señores eran los monjes; y los vasallos, los demás habitantes del
pueblo. En realidad, el único y verdadero señor de la Abadía y de la Villa era
el Abad, a quien hacia 1540, el Rey y los Virreyes, en las convocatorias a Cortes
del Reino de Navarra, daban el tratamiento de “Reverendo Señor” (1); pero en
las diversas escrituras de la época, se hacían llamar "Muy Reverendo y
Magnífico Señor" (Fr. Martín de Egüés y de Gante), “Muy Ilustre Señor”
(Fr. Luis Alvarez de Solís), "Muy Ilustre y Reverendísimo Señor" (Fr.
Ignacio F. de Ibero), etc.
Atendiendo a la
categoría de vecindad, los fiteranos se dividían en dos clases, como en el
resto de los pueblos de Navarra: Vecinos propietarios (o simplemente vecinos) y
moradores habitantes (o simplemente moradores). Eran vecinos los que poseían en
la Villa casa o bienes raíces; y moradores, los que no estaban en este caso, o
sea, los no‑propietarios.
Finalmente en
relación con su puesto en la escala social, la población civil estaba repartida
en tres estratos: la clase alta, formada por los nobles e hidalgos, de los que
el censo de 1797 anotaba 18; la clase media, formada por los labradores
propietarios (78), los arrendatarios (13), los ganaderos no labradores (14),
los profesionistas liberales (17), los comerciantes (5) y los artesanos y
asimilados (cerca de 40); la clase baja, formada por los jornaleros agrícolas
(229), los obreros de las manufacturas textil y alpargatera (358), los criados
domésticos (22), las criadas (26) y otros asalariados (2).
Respecto de los
hidalgos del pueblo, escribía despectivamente al Rey Carlos III, el abad,
Adriano González de Jate que eran "una pobre gente, por más que para
significar algo, se firmen con Dones que no tienen, y no se les dan a los que
les son en todo iguales, si no superiores" (3).
Pero este
juicio desdeñoso no merece ningún crédito, por proceder de un fraile despótico
y arbitrario que odiaba al pueblo y era odiado por la mayoría de los fiteranos.
En realidad,
¿cuantos hidalgos hubo en Fitero en los siglos XVI y XVIII.. ? No lo sabemos;
pero entre los renteros que figuran en la escritura censal de regadío de 1584,
se cuentan 42 cuyo apellido va precedido de la preposición de, característica de los hidalgos: Cristóbal de Alfaro, Martín de Barea,
Diego de Zufías, Bertol de Bea, Antón de Yanguas, Bernal de Atienza, Juan de
Zabala, etc. ¿Eran efectivamente hidalgos todos ellos...? No parece imposible,
pues en 1710, en una Exposición de la Villa a S. M. Felipe V para obtener su
independencia del Monasterio, se afirmaba que, entre sus 600 vecinos, figuraban
"80 familias ilustres" (4). Ahora bien, ¿cómo se explica que, 87 años
después, no quedasen más que 18...?.
En todo caso,
en el siglo XVIII, hubo, por lo menos, dos nobles auténticos: D. Bernardo
Octavio de Toledo y D. Francisco Yanguas, registrados por el escribano, D.
Joaquín Huarte (5). Además se conservan todavía sus escudos nobiliarios en las
fachadas de las casas n" 19 de la Calle Mayor y n" 3 de la calle de
la Villa. Ambos están esculpidos en mármol. El escudo de los Octavio de Toledo
es cortado y ostenta en la zona superior una Imagen de la Virgen María, de pie
y con el Niño en brazos. Frente a ella, se encuentra arrodillado un señor
pasando las cuentas de un rosario, que cuelga de su mano derecha, mientras que,
con la izquierda, le está ofreciendo una rosa. La zona inferior del blasón está
ocupada por un castillo de tres torres, flanqueado por dos flores de lis. Al
pie se lee: “Octavio de Toledo”.
El escudo de
los Yanguas muestra en la parte superior un castillo señorial por cuyo almenado
asoma un brazo, armado de una daga y en la parte inferior, cinco coronas
nobiliarias. Al pie del blasón se lee: “Armas de los Yanguas”.
Con la
extinción dei Monasterio y la implantación del régimen liberal, se acabaron en
Fitero los señores y los vasallos, pero de hecho, el vecindario quedó dividido
en tres estratos sociales, como en los siglos pasados: Los señoritos,
diminutivo de señores, que eran en parte los que más se habían enriquecido con
los bienes de los frailes; los labradores, incluyendo a los artesanos y
comerciantes de alguna categoría; y los jornaleros, que constituían la mayoría.
Esta división clasista se conservó hasta la década de los 60 en que los
señoritos empezaron a desaparecer por la extinción o emigración de sus
familiares; los labradores empezaron a perder su poder económico, al
depreciarse los frutos del campo y escasear y encarecerse la mano de obra
campesina; y los jornaleros comenzaron a elevar su nivel de vida, gracias a la
introducción de los seguros sociales y la industrialización del pueblo.
Actualmente, en
Fitero, no hay diferencias de clases. Ya era hora.
NOTAS.
(1) José Yanguas y Miranda, Diccionario de antigüedades del Reino de
Navarra, t. III, p. 85.
(2) Libro
de sorteos para soldados de 1773 a 1822, Archivo Municipal de Fitero.
(3) Memorial
al Rey Carlos III del 26‑II‑1771.
(4)
Florencio Idoate, Rincones de la
Historia de Navarra, t. I, p. 241.
(5) Joaquin Huarte, Protocolo de 1784, nº
149. Poder de D. Bernardo Octavio de
Toledo, Francisco Yanguas y consortes, de estado Nobles, para pleito.
PROGRAMA DE FIESTAS
1990
Curiosidades
históricas fiteranas
Las siguientes
están tomadas de los 3 libros de Cuentas de la Archicofradía de los Hijos de
María.
RETRIBUCIONES A LA BANDA MUNICIPAL
Desde 1969, acompaña a la procesión de la
Inmaculada del día 8 de diciembre; pero anteriormente solo lo hacía de tarde en
tarde, y a veces, el 31 de mayo, pues en 1903, se anota en esta fecha: "A
Natalio, la música 10 ptas.: Natalio Díaz era entonces el Director de la Banda
Municipal. Pero lo corriente ha sido siempre su acompañamiento a la procesión
del 8 de diciembre. Así, en 1935, se anota un pago de 50 ptas., en esta fecha,
a la B.M., dirigida a la sazón por Lorenzo Luis. Desde 1969 hasta 1975, las
Hijas de María pagaron al nuevo Director, José Barea y sus músicos 500 ptas.
cada año; en 1976, 1.000; en 1980, 1.500; en 1985, 7.000 y en 1986, 12.000
ptas. (mil para cada músico).
TRES REGALOS HISTORICOS
En 1907, la
Archicofradía regaló al Papa Pío X, con motivo de sus bodas de oro
sacerdotales, "1 amito, 2 purificadores, 2 corporales y 1 palio", que
costaron 35 ptas.
En 1920,
contribuyó con 10 ptas. al regalo de un báculo pastoral a D. Miguel de los
Santos Díaz y Gómara, por su nombramiento de Obispo titular de Tagora y
Auxiliar del Arzobispo de Zaragoza. Y en mayo de 1950, hizo un regalo (no
especificado) de 100 ptas. a D. José María García Lahiguera, al ser nombrado
Obispo titular de Zela y Auxiliar del Arzobispo de Madrid.
OBSEQUIOS
Repasando los
Libros de Cuentas de la Asociación, se ve que las Hijas de María eran muy
aficionadas a hacer obsequios. Vayan unos ejemplos curiosos. En 1921, regalaron
a Fausto Palacios una docena de puros, a 1,70 ptas. cada uno, por dirigir el
arco que levantaron para la recepción del Sr. Obispo, Díaz y Gómara en las
fiestas de la Virgen de la Barda. En 1940 se anotan en mayo una botella de vino
moscatel por 5 ptas, y seis paquetes de galletas por 6 ptas.; en 1964, dos
docenas y media de pasteles por 60 ptas.; en 1972, 12 bolsas de caramelos de
200 gr. por 192 ptas.; en mayo de 1942 bizcochos para las cantoras, 7 ptas.,
etc., etc.
GASTOS HETEROGENEOS
Son
innumerables. En 1913, se puso una tarima nueva en el altar de la Purísima, por
25 ptas. y se compró un sello de la Asociación; por 3´50. Era ovalado,
representando en el centro a la Inmaculada rodeada de angelitos, con esta
leyenda: "Archicofradía de Hijas de María de Fitero". En 1934 les dió
unos Ejercicios Espirituales el P. Antonio Ramírez por 318 ptas. En 1937,
hicieron un donativo para el Culto y Clero de 25 ptas. y pagaron a Oroz y
Martínez de Tudela por 3.000 estampas, 60 ptas. En 1940, pagaron a Manuel Pérez
25 ptas. por arreglar y barnizar el solio de La Purísima. En 1949, por arreglar
una habitación junto a la sacristía, pagaron a Manuel Fernández 260 ptas.; y en
1958 hicieron un donativo para el Seminario de 50 ptas. En 1959, pagaron a la
Casa Belloso de Zaragoza, por 6 candeleros, 7.200 ptas., etc., etc.
ESCAPULARIOS DE LA INMACULADA
Ordinariamente
los confeccionaban las mismas asociadas, comprando previamente tela cintas y
estampas. Con tal fin, compraron, por ejemplo, en 1921, a Cesáreo Ármas una
vara de tela azul, por 4,50 ptas.; en 1928 a Falces y Bozal 15,80 metros de
cinta, por 4,75; y en 1933, a Oroz y Martínez (de Tudela), 100 estampas de la
Inmaculada, por 32 ptas. Esta buena costumbre continuaba todavía en 1986, en
que se gastaron en cintas para hacer escapularios, 370 ptas.
En 1916 un
escapulario costaba 0,50 ptas.; en 1935, 1 peseta; en 1952, 6 ptas.; en 1970,
12 y en 1983, 75 ptas.
RIFAS Y LOTERIAS
Uno de los
recursos primitivos que utilizaron las Hijas de María para incrementar sus
ingresos, fueron las rifas. Ya en enero de 1900, se anota en el Cuaderno 1º de
Cuentas de la Asociación, la rifa de UN CHAL, que produjo 43,5 ptas. Se rifaban
las cosas más diversas compradas previamente en los comercios de la localidad
(Cesáreo Armas, Falces y Bozal, Genara Francés y Hermana; Manuel Larraondo,
etc.); una toquilla, una mantelería una enagua, una mantilla, etc. Las rifas se
celebraban anualmente, el 8 de Diciembre.
Se solían hacer
más de un millar de billetes, que se vendían a bajo precio: 0,05 ptas., 0,10;
0,25; 0,50, etc. Así, en 1925, se expendieron 4.000 billetes a 0 05 ptas.
obteniéndose 200 ptas. Las rifas desaparecieron en la década de los 5Ó, siendo
sustituidas en la siguiente por los ingresos de Lotería que fueron de 8 ptas.
en Abril de 1962; de 10 en 1966 y de 400 en 1976.
RECAUDACIONES POR CUOTAS, APARTIR DEL TERCER DECENIO
DEL SIGLO XX
En 1930 la
recaudación total por cuotas fue de 276,50 ptas. correspondiendo a 104,50 de
cuotas mensuales, 90 de cuotas anuales, 62 al pago de los días de las flores, y
de 20 del de los días de la Novena. En 1972, la recaudación de las cuotas
anuales (ya no había mensuales) ascendió a 1.727 ptas.; las aplicaciones de
mayo (a 15 ptas. cada una), a 465 ptas., las de la Novena la 20 ptas. cada
una), a 180; y las de las Misas de Comunión y Mayor, a 100 ptas. Total 2.422
ptas. Por fin en 1986, las cuotas de 5 ingresos en la Archicofradía sumaron 250
ptas.; las cuotas anuales, a 21.200 ptas.; las aplicaciones de Mayo a 950
ptas.; y las de la Novena, a 270 ptas. Total, 22.670 ptas.
RETRIBUCIONES A LOS PANEGIRISTAS DE LA INMACULADA
En 1921 D.
Gregorio Pérez percibió 25 ptas.; en 1925, D. Alfonso Bozal, 30; en 1932 D.
Justo Arellano 40; en 1943, D. Leonardo Hernández, 60; en 1950, D. Julio
Yanguas, 100; en 1960, D. Amado Melero, 200; en 1971, D. Raimundo Aguirre, 500;
en 1973, D. Ramón Azcona, 400 y en 1976, D. Gonzalo Rodrigo 600 ptas.
PROGRAMA DE FIESTAS
1994
El
nombre de Raimundo
Raimundo es la
castellanización del latín Raymundus;
y Ramón, la catalanización del francés Raymond,
que los franceses pronuncian Remón:
forma oral que utilizó precisamente Alfonso X el Sabio, en su Crónica de España, en la cual llama a
nuestro Santo "don Remón, Abad de Fitero" la cual pasó a su vez, más
tarde, al castellano como apellido.
Con toda
probabilidad, Raymundus es una forma sincopada de Raginmundus, latinización del nombre germánico Raginmund, el cual se compone de dos
palabras ragin, consejo (de los
dioses) y mund, mano (aunque en el
alemán actual significa boca) y metafóricamente, protección. Por tanto, Raginmund y sus derivados: Raymundus (latín), Raymond (francés e inglés), Raimundo
(castellano), Raimond
(italiano), Ramón (catalán) y Reinmund (alemán) significan "protección del consejo divino"
(l). Ahora bien, este antropónimo, aunque de origen germánico, fue introducido,
con toda probabilidad, o al menos, propagado, en España por inmigrados
franceses.
Su forma más
antigua en la Península es la de Ramón, catalanización del francés Raymond:
nombre empleado en el Midi francés, con anterioridad a la aparición de la
dinastía de los Raymond en el Condado de Toulouse. Los siete Condes de esta
dinastía, que comenzó en 852 y terminó en 1249, no hicieron más que
popularizarlo, lo mismo que los cuatro Condes de Provenza, llamados asimismo
Raymond (1144 - 1245). Por eso el nombre de Ramón apareció primeramente en los
Pirineos, en el antiguo Condado de Pallar, situado al norte de Lérida y lo
Ilevaron diez Condes de esta comarca, que, a la sazón, pertenecía a los
francos, empezando por Ramón I, quien la gobernó desde 792 hasta 803. Más
tarde, lo llevaron igualmente siete Condes de Barcelona y Príncipes de
Cataluña, a partir de Ramón Borrell (992‑1018).
Análogamente el
antropónimo Raimundo fue introducido ‑ o al menos, propagado - en Castilla, en
las postrimerías del siglo XI, castellanizando el latín Raymundus, por los monjes franceses de Cluny, llamados por Alfonso
VI, el cual estuvo casado sucesivamente con dos princesas francesas: Agnès
d'Aquitaine y Constance de Bourgogne. Un factor importante de su propagación
fue asimismo el Príncipe francés Raymond de Bourgogne, el cual desposó a la
primera hija y heredera de Alfonso VI, la Infanta doña Urraca, en el año 1099.
Por cierto que la tercera hija del mismo Monarca, doña Elvira, contrajo
igualmente matrimonio con otro Raimundo francés: el Conde de Toulouse, Raymond
de Saint‑Gilles; pero éste no vino a radicarse en Castilla.
(l) Gutierre Tibón,
Diccionario de nombres propios de persona, pág. 455 (México, U.T.E.H.A.,
1956); y Diccionario Catalá ‑ Valenciá ‑
Balear, Tomo IX, pág. 105 (Palma de Mallorca, 1959).
PROGRAMA DE FIESTAS
1995
LIBRO DE CENSOS DE FIDEL
FERNANDEZ
L0S CENSOS
CONSTA DE 18 DOCUMENTOS IMPRESOS
EI 1.º es una
demanda en acto de conciliación, firmada en Tudela el 12‑III‑1920, por D. Félix
Conde y Pérez, Procurador de D. Antonio Mª Barbería y Mutiozábal, contra 248
vecinos de Fitero y una señora de Cascante, por impago de los censos de este
último, en su mayoría desde 1912 ó 1913. A cada uno se le dice las cantidades
de trigo en robos y almudes que adeuda, en total, desde que dejó de pagarlos.
EI 2.º es una
copia de la Escritura censal de la Huerta y demás términos de regadío, del 27‑I‑1584.
EI n.º 3 es una
copia de la Venta judicial, hecha por el Juez de Primera Instancia de Pamplona
y su partido, D. Fernando de Galarza, del censo perpetuo de 1.092 robos y 7
almúdes y medio de trigo anuales que pagaba la Villa de Fitero al suprimido
Monasterio de Bernardos. Dicho censo, capitalizado a 1.291.645 reales vellón y
3 maravedises, fue adjudicado, en pública subasta, el 26‑V‑1845 a D. Juan
Miguel Barbería, vecino de Madrid, en 1.400.000 reales vellón. En dicho
documento, se copia el R. D. de Mendizábal del 19‑II‑1836, disponiendo la venta
de todos los bienes raíces de las comunidades religiosas, suprimidas por Decretos
anteriores; el art. 33 de la Real Instrucción del I de Marzo del mismo año,
especificando las condiciones de las subastas de dichos bienes; la carta de
pago de la quinta parte del precio líquido del remate, por valor de 280.032
reales y 13 marevedises de vellón, hecha por el Sr. Barbería a D. Valentín
Urra, Administrador Principal de Bienes Nacionales, el 5‑VIII‑1845 y una
autentificación de la copia por el Notario de Fitero, D. Juan José Hernando, el
27‑III‑1846.
EI n.º 4 es un
certificado de D. Gregorio Aguirre, Oficial 1º de la Contaduría de Bienes
Nacionales, expedido en Pamplona, el 20‑X‑1846, especificando nominalmente los
vecinos que quedaban sujetos al pago del censo perpetuo al Sr. Barbería, con
las cantidades en trigo que les correspondían.
EI n.º 5 es una
descripción detallada de las fincas acensuadas, extraída de los libros de
inventarios de la Admón. del Censo, llevada por D. Antonio Mª. Barbería,
firmada y autentificada como copia fiel del original por Félix Conde, en Tudela
el 6‑VIII‑1920.
EI 6.º contiene
tres copias de otros tantos bandos, echados el 15‑VIII, el 18 y 25‑IX de 1892,
por el pregonero Cándido Pina, anunciando que quedaba abierto el granero de la
Admón. Barbería, para que los censatarios acudiesen a pagar sus censos, amenazando
en el último con llevar a los tribunales a los que no los pagasen a tiempo. EI
Administrador de Barbería en Fitero era entonces Melitón Hernández. Es curioso
el detalle de que el Tío Pona (Cándido Pina) cobró 0,50 ptas. por pregón.
EI n.º 7, fallando
definitivamente en favor de D. Antonio Barbería Urriza (sucesor de su hermano
Juan Miguel) el pleito entablado contra su apoderado en Fitero, D. Babil
Latorre, por D. Manuel Abadía, D. Sebastián Mª Aliaga y D. Juan Manuel
Calahorra (cerverano) por sí y en representación de otros 214 vecioos de
Fitero, oponiéndose al pago de los censos. EI Procurador del pueblo fue D.
Mariano Agreda, quien alegaba, con razón, que habiendo sido abolidos los
Señoríos y además las comunidades religiosas nacionalizándose los bienes de
éstas, quedaron automáticamente abolidas las prestaciones perpétuas a unos y a
otras y como La Villa de Fitero había sido un señorío temporal y espiritual del
suprimido Monasterio Cisterciense no tenía por qué seguir ahora pagando a un
señor ajeno las rentas que había pagado al convento durante tres siglos. Añadía
en favor de su tesis que el art. 5 de la Ley de 3‑V‑1823 especificó ya que los
pueblos que habían sido de Señorío, no estaban obligados a pagar cosa alguna,
en razón de ello, a sus antiguos Señores, y que la Ley de 26‑VIII-1837 había
dado un plazo improrrogable de dos meses para presentar los títulos de
adquisición a los que se creyesen con derecho a seguir percibiendo
prestaciones, rentas o pensiones; requisito que no había cumplido el Sr.
Barbería ni su apoderado. Pero la Real Provisión citada "respetando los
Sagrados derechos de posesión y propiedad" (sic) y apoyándose en
interpretaciones leguleyescas de la misma ley de 1837, resolvió que los vecinos
de Fitero, que al cabo de tres siglos de renteros del Monasterio, habían pagado
seguramente más de veinte veces el valor de sus tierras, deberían seguir
pagando, durante otros tres siglos o más, al Sr. Barbería y sus sucesores, la
renta que habían pagado al Monasterio y ya no precisamente porque el Sr.
Barbería hubiese adquirido legítimamente la propiedad de las tierras y se
hubiese convertido en propietario de toda la Villa de Fitero, sino por haber
pagado al Estado la irrisoria cantidad de 280 000 reales... Ah! pero los
fiteranos deberían pagar además al Estado, en adelante, la contribución y
propiedad... EI pleito se siguió en Primera Instancia en el Juzgado de Tudela y
en Segunda en la Audiencia Territorial de Pamplona.
EI n.º 8 es un
certificado del Secretario de Gobierno de la Audiencia Territorial de Pamplona,
Jesús de Lazcano Alonso, expedido el 28‑XI‑1916, a petición de D. Antonio Mª
Barbería, especificando los nombres y apellidos de todos los demandantes
fiteranos del pleito anterior, interpuesto por el Procurador D. Mariano Agreda,
el 13‑X‑1847.
EI n.º 9
contiene tres escritos del Administrador de D: Antonio María Barbería en
Fitero, D. Fernando Palacios Pelletier a saber:
a) Cuentas desde el 15‑VIII‑1912 al 14‑VIII‑1913
b) Relación nominal de los individuos que
pagaron sus censos en el año 1912.
c) Relación nominal de las personas censos y
atrasos que hay que cobrar el 15‑VIII‑1913. Hasta 1912, Barbería había ya
percibido 72.072 sacos de trigo.
EI n.º 10
contiene las Cuentas de 15‑VIII‑1913 a 14‑VIII‑1914, presentadas, por el mismo
administrador, Sr. Pelletier.
EI n.º 11 es
una Relación de censatarios y sus débitos, desde 1912 a 1919, ambos inclusive.
No se especifica quien la hizo.
EI n.º 12 es
copia de una carta, dirigida a cada uno de los censatarios, proponiéndoles que
paguen los atrasos en varios plazos o bien la luición del censo en condiciones
aceptables. No se dice quién la redactó, pero, al parecer, fue el abogado de
Pamplona, D. Pedro Uranga. Tampoco tiene fecha. No produjo ningún efecto. Por
supuesto, la carta era en nombre de Barbería.
EI n.º 13 es
una carta del mismo Uranga, dirigida a todos los censatarios, nominalmente,
proponiéndoles, en nombre de Barbería la siguiente solución definitivamente:
abonar a Barbería el capital del censo; pero capitalizando las rentas al 5% y
contando cada robo de trigo como equivalente a 5 ptas. Para los atrasos, se
darían plazos holgados, con la debida garantía. Está fechada el 4‑XI‑1919.
Tampoco fue aceptada por los censatarios.
EI n.º 14 es
una copia del acto de conciliación, celebrado en el Juzgado Municipal de
Fitero, el 7‑VI‑1920, hecha por el Secretario del Juzgado, D. Santós Liñán Gil.
EI demandante fue D. Félix Conde Pérez, en representación de D. Antonio María
Barbería, y los demandados los 249 vecinos censatarios. En realidad, no hubo
tal acto de conciliación, según consta en el documento, pues no acudió a él
ninguno de los demandados, sino solamente el juez Benito Aliaga, el secretario
del Juez. Liñán y el Procurador demandante Sr. Conde, acompañado de su hombre
bueno, D. Luis Carrillo Gómez.
EI nº 15 es una
copia del testamento de D. Juan Miguel Barbería, en favor de su hermano Antonio
María Barbería, otorgado en Madrid, el 7‑VI‑1838, ante el escribano de S. D.
Antonio Esparza. De él resulta que, Juan Miguel Barbería tenía cuatro hermanos
y una hermana. Pedro Miguel, que vivía en América y Antonio María, Pedro Mª
Pedro y Mª Juana, que vivían en Arrarás. A todos les hizo legados, y a otros
señores, pero para el remanente nombró como único y universal heredero D.
Antonio Mª
EI n.º 16 es
una copia de la partida de defunción de Juan Miguel Barbería, ocurrida el 19
Febrero 1848, "a consecuencia de un humor eneurismático", en la calle
del Carmen, nº 21, pral. de Madrid. Era soltero y tenía 49 años. La partida fue
hecha por el Teniente Mayor de la Iglesia Parroquial de San Ginés, Sebastián
Arzurana. En ella consta que Juan Miguel había hecho testamento, instituyendo
por su único y universal heredero a su padre Juan Francisco y, por su
fallecimiento, a su hermano D. Antonio Mª.
Está fechada el 20 de Febrero de 1848.
EI n.º 17 es
una copia del acta de defunción de D. Juan Francisco Barbería Amo, padre de
Juan Miguel, ocurrida el 10‑VIII‑1843 en Arrarás y firmada por Fr. José Alcoz,
Abad Interino de Arrarás. Pero la copia de 17‑V‑1800 va firmada por el Abad
Cristóbal Zabaleta.
EI n.º 18 es
copia de un escrito del Notario de Pamplona, D. Juan Miguel Astiz, en el que se
da fe de que, en la escritura de capitulaciones matrimoniales para el
matrimonio de D. Pedro Barbería y Armasa (hijo de D. Antonio Mª.) y Dña. Mª.
Cristina Mutiozábal, otorgada el 3 de Febrero de 1864, hay una claúsula en la
que se trata del censo enfiteútico que pagan los vecinos de Fitero y que se
cuenta entre los bienes de que para dicho matrimonio, hizo donación universal,
D. Antonio Mª a su hijo Pedro. EI testimonio notarial de Astiz está firmado en
Pamplona, el 27‑IV‑1891.
EI n.º
19 es una copia del auto del juez de Primera Instancia de Pamplona y su
partido, D. Valentín Moreno Curiel, expedido el 1‑IX‑1875, declarando heredero
universal al menor Antonio Mª Urbano Barbería y Mutiozábal, hijo único de D.
Pedro Barbería y de Dña. María Cristina Mutiozábal, muertos ambos sin testar
(el 1.º en 1873 y la 2ª en 1868). La declaración se hizo a petición del curador
del menor y procurador, D. Pablo García Abadía.
EI n.º 20 es
una copia de la demanda ordinaria de mayor cuantía que el Procurador tudelano
Félix Conde Pérez, en representación de D. Antonio Mª Urbano Barbería y
Mutiozábal, vecino de Arrarás, contra todos los censatarios. Está firmada en
Tudela, el 6‑VIII‑1920, por Conde y por el Licenciado Pedro Ayorbe, y es una
pieza jurídica bien hecha, con cuatro secciones:
1) Lista de los
demandados, por duplicado: la 1ª con los nombres solamente y la 2ª añadiendo a
la relación nominal la de los débitos de cada uno.
2) Los términos
de la demanda, concretada en 6 puntos.
3) La
fundamentación de la demanda en HECHOS y 4) en DERECHO.
La
fundamentación en HECHOS comprende 9 apartados, siendo dignas de anotarse las
siguientes observaciones. En el 4º, que el canon del censo primitivo de 1584,
"por redenciones parciales o por irrupciones del río o por otras causas
que no nos son conocidas, habíase reducido de 1.810 robos y 2 almudes
(correspondientes a las 603 robadas y 6 almudes, a razón de 3 robos por
robada), a 1.092 robos y 7 almudes y medio de trigo". Y en el 7.º se dice
que, el 21‑lV‑1909, se publicó la reforma de la Ley Hipotecaria, cuya
equivocada inteligencia suscitó un movimiento general en los censatarios de
Fitero y de otras partes, en la creencia de que venía a liberarles de las
cargas que pesaban sobre sus heredades y esto, y consejos indiscretos (alude
sin duda a los de D. Rufino de Amusátegui), que entonces se vertieron en los
oidos ignorantes de muchos, y la necesidad en algunos, que es mala consejera
siempre, ha provocado una actitud colectiva tan violenta de los censatarios que
estuvo a punto de costar la vida, hace unos cinco años (en 1915?), al Sr.
Barbería, mi representado, que había acudido a Fitero, con el legítimo
propósito de continuar como hasta entonces el cobro de sus rentas censales. Y
puestas las cosas en el terreno de la fuerza, puede decirse que casi
generalmente todo pago ha cesado, desde el vencimiento de Agosto de 1913. En el
9.º se especifica la transmisión sucesiva de los censos en la familia Barbería;
a saber de D. Juan Miguel Barbería de Urriza a su padre D. Juan Francisco
Barbería Amo, de éste a D. Antonio Mª Barbería de Urriza, de éste a su hijo D.
Pedro Barbería y Armasa; y de éste a su hijo Antonio Mª Urbano Barbería y
Mutiozábal, que es el que tuvo que lidiar con el pueblo, en este siglo.
La
fundamentación en DERECHO comprende 10 apartados, haciendo hincapié en que el
censo fiterano era enfiteútico y explicando en el 5º que la "fadiga"
era la obligación de avisar al dueño directo, cuando el enfitéuta tratara de
vender la finca por si quería quedársela por el tanto; el "comiso",
la pena en que incurría el enfitéuta, si no hacía este aviso y la vendía; y el
luismo, la prohibición de venderla a personas fijadas por la ley (clérigos,
caballeros, etc.)
(Recogido del legado de D. Manuel García Sesma)
Nota: EI pleito
fallado en contra de los vecinos no se llegó a ejecutar por la violenta
resistencia de éstos a pagar estos censos antisociales y primitivos.
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