PROGRAMA DE FIESTAS

Artículos publicados en los Programas de Fiestas de Fitero por Manuel G. Sesma

Autor: D. Manuel García Sesma.
1969. La Ronda. El Bañillo. Fiteranos ilustres (Palafox, Díaz y Gómara, los Hermanos Antonio y José María García Lahiguera).
1971     "Dos Guerras Inofensivas".
1972 “ Las Barberías de mi infancia. Un interesante descubrimiento en la antigua capilla de la Virgen de la Barda (el mural de los monjes de la época de Andrade).
1974 Carretera de Hospinete
1975  "La escritura censal del regadío de 1584".
1976  "La Virgen de la Barda hace tres Siglos y medio".
1977  "El Sobrecito de Tena".
1979  "Los nombres de las calles nuevas de Fitero".
1980  "La Cueva de la Muchacha".
1981 "El recibimiento de los nuevos Abades de Fitero".
1982  "Los impuestos municipales de 1801".
1983  "La venida a Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana".
1984  "Saturnino Sagasti".
1985  "1885-1985, Un Centenario Luctuoso".
1986  "Gastos anuales ordinarios del Ayuntamiento, hace 165 años".
1987  "La pintura de un retablo para la Virgen de la Barda en 1617".
1988  "Las mandas del Abad Villalba".
1989 " Estructura social en los siglos pasados".
1990 "Curiosidades históricas fiteranas".
1994 "El nombre de San Raimundo".
1995 "Los Censos".
1997 “Las corridas de toros”.
1998 “Geografía de Fitero”.

PROGRAMA DE FIESTAS 1971


RETABLILLO FITERANO

DOS GUERRAS INOFENSIVAS


Algunos años antes de que estallase la Gran Guerra de 1914‑18, se desencadenó en Fitero otra minúscula e incruenta, de tipo sainetesco: la Guerra de las Bandas de Música.
Detengan su imaginación los lectores que la tienen desbocada, pues no se trata de una batalla a clarinetazos o a trombonazos, ni siquiera con palillos de tambor. La verdad es que los pobres músicos no eran guerreros ni siquiera camorristas, sino involuntarios figurantes de un guiñol sonoro pueblerino, cuyos hilos manejaban, desde la sombra, unos cuantos titiriteros caciquiles, que no entendían ni una palabra de música ni de solfeo. Las bandas antagonistas eran, por una parte, la dirigida por Lorenzo Luis (el Carrascas) y, por la otra, una segunda, que fue dirigida sucesivamente por Cosme Fernández (el Tío Camilo), por Emilio Val (el Ciego), por Amado Urmeneta (el Castigador) y por Luis Carrillo (el Manchego).
Para molestar a sus contrarios, los partidarios de la Banda del Carrascas empezaron a entonar entonces los siguientes cantares:

Aunque le den con cola,
aunque le den con pez,
la banda del Carrascas
siempre toca bien.

Y aunque le den con cola
y le vuelvan a dar.

La Banda del Carrascas
siempre tocará.

Como comprenderán los lectores, los versitos no podían ser más disparatados, pues ni la cola ni la pez tienen que ver absolutamente nada con los sonidos emitidos por los instrumentos. Al menos que pegaran con aquéllas las bocas y las manos de los músicos; pero es claro que éstos
no iban a dejarse por las buenas, ni tapiarse los labios con cola, ni pegarse las manos con pez.
Como era de esperar, los contrarios pronto volvieron la oración por pasiva empezaron a replicar con la misma tonada:

Aunque le den con cola,
aunque le den con pez,
la banda del Camilo
siempre toca bien.
 Y aunque le den con cola
y le vuelvan a dar,
la banda del Carrascas
siempre toca mal. (O nunca tocará.)

Naturalmente, a medida que fueron sucediéndose los directores de la segunda banda, el nombre del Tío Camilo fue sustituido en los cantares por los del Valito, Amado y Carrillo.
Aunque parezca increíble, la Guerra de las Bandas de Música duró unos 20 años, casi como la Guerra de Marruecos; pero sin desastres como el del Barranco del Lobo, ni combates callejeros como los de la Semana Trágica de Barcelona. Afortunadamente en Fitero no hubo ningún muerto. reduciéndose todo a simples agresiones verbales, cantadas o recitadas, y a alguno que otro intercambio, más o menos violento, de puñetazos.
Por cierto que, en uno de éstos, le saltaron a un partidario de la banda del Carrillo todos los dientes y muelas de la boca. El golpe fue tan tremendo que alguien inventó la trola de que había sido propinado con una manopla de hierro. Pero la .propina no tuvo tal origen. Lo que pasa es que el agresor tenía los puños más duros que los cascos de una mula cocera y su descarga equivalía a un desquijarante par de coces...
La Guerra de las Bandas de Música también tuvo sus episodios chuscos, y el más ruidoso de ellos fue el siguiente.
Corrían los primeros años de la dictadura de Primo de Rivera y era el día de la Ascensión del Señor. La Banda Municipal, dirigida, a la sazón, por Luis Carrillo, acompañaba, como de costumbre, a la procesión del Santísimo Sacramento, cuando he aquí que, al pasar este último bajo el palio, frente al café que hay en la esquina de las calles Mayor y del Pozo, la Banda de Lorenzo Luis, oculta dentro del establecimiento, cuyos balcones estaban abiertos de par en par, sorprendió a los procesionistas y a los simples espectadores, interpretando inesperadamente la Marcha Real. La sorpresa y el escándalo fueron mayúsculos, y como consecuencia de ello, Lorenzo Luis fue a dar, a continuación. con sus huesos a la cárcel.
Ignoramos si el arbitrario regidor metió también en chirona a los instrumentos
* * *
A poco de la guerra musical, estalló en Fitero otra no menos pintoresca y regocijante: la Guerra de los Coches.
Hacia 1938, dos empresas de autobuses cubrían el servicio de viajeros de la línea de Cervera‑Tudela: la Protectora y la Sociedad de Automóviles del Río Alhama. Como por entonces la gente viajaba poco, porque no había dinero, resulta que el negocio no daba para sostener a las dos empresas, por lo que empezaron a hacerse una guerra encarnizada, para desplazarla una a la otra. A la sazón, la tarifa normal era de siete pesetas el viaje redondo y, por consiguiente, el de 3,50 pesetas el de ida o el de vuelta. Con que al empezar la competencia, comenzaron ambas empresas a bajar gradualmente los precios, hasta reducir el del viaje redondo a 0,90 pesetas la Sociedad de Automóviles del Río Alhama, y a 0,50 la Protectora.
         Al final, como ni una ni otra se daban por vencidas, empezaron a transportar a todo el mundo gratis, regalando por añadidura chocolates y caramelos a los niños y a las mujeres.
Naturalmente, jamás viajó tanta gente de los pueblos del trayecto; y si éste se hubiese prolongado hasta Madrid, todos los cerveranos, fiteranos, cirboneros y corellanos habrían conocido a los leones de la Cibeles v habrían visto la lata de Cascorro; pero, como por desgracia, el itinerario acababa en Tudela, los turistas de la cuenca del Alhama hubieron de con tentarse con ver las ratas del Queiles, la Torre de Monreal y el gallo de la Magdalena.
Finalmente, la Protectora no pudo seguir protegiendo a tanto gorrón y se retiró. La guerra había durado medio año. Hay que advertir, en honor de la verdad, que la lucha fue completamente desigual, pues la Protectora solamente disponía de un coche, que hacía dos viajes redondos cada día, mientras que su poderosa contrincante disponía de media docena de autobuses. Así, pues, la retirada de la Protectora no fue, ni mucho menos, un acto deshonroso, sino un episodio tan honorable y memorable como la histórica Retirada de los Diez Mil, tras la derrota de Canesú...


PROGRAMA DE FIESTAS 1974




CARRETERA DE HOSPINETE


Carretera de Hospinete
solitaria, limpia y bella:
No saben lo que se pierden
los que nunca te frecuentan.

Eres fuente de salud,
de agilidad y deleite;
das fortaleza a los cuerpos
y claridad a las mentes.

El aire que se respira,
recorriendo tu trayecto,
tonifica el corazón,
los pulmones y los nervios.

Los músculos endureces,
la circulación activas,
combates la inapetencia
y quemas grasas nocivas.

Las mozas que te frecuentan,
para conservarse hermosas,
no necesitan potingues:
con tu oxígeno les sobra.

Y hasta para que los viejos
no pierdan la agilidad,
los paseos por tu pista
son un remedio ideal.

Tu silencio no perturban
los ruidos de los vehículos
ni tu atmósfera envenenan
sus densos gases mefíticos.

Y ni cuando el cierzo azota
el rostro del paseante,
levanta el menor polvillo
que sus pulmones ataque.

Sus dolencias han curado
más de un vecino y vecina,
recorriéndote a diario,
desde el Puente hasta Rosquillas,

pues eres el gran remedio
contra la arterioesclerosis,
la obesidad, las varices,
la astenia y tuberculosis.

Además tus perspectivas
constituyen un encanto
para los que las contemplan,
su belleza penetrando.

¿Quién no admira la muralla
inmensa del Pirineo,
chisporroteando nácar,
del sol a los reverberos?

¿O el gran manto verdeante
del monte de la Atalaya,
que perfuman los alientos
de los pinos de sus faldas?

¡O el arcón de Peña Isasa,
la higa de Monreal,
los altos de Peñarroya
o del Valderomeral?

La Cueva del Maculet
y sus peñascos negruzcos
recuerdan de los iberos
los primitivos refugios;

y las conchas de los fósiles
del alto de los Blancares,
la época en que hasta allí
llegó el agua de los mares.

La cañada del Alhama
y los campos del Combrero
son siempre para la vista
un motivo de embeleso;

y el collado de Valdeza
y sus desiertos rincones,
un lugar para perderse
en hondas meditaciones.

Yo he sorprendido a las brujas
agazapadas en Roscas,
esperando, para huir,
la caída de las sombras;

y a los tordos que se posan
sobre los viejos olivos,
alzar el vuelo en bandadas,
al rasgar el aire un tiro.

Las ruinas aún erguidas
de la Casa de Hospinete
evocan las de un castillo
señorial del siglo trece;

y tus acequias, pilones
y retorcidos senderos,
la memoria de los moros
que labraron estos cerros.

¡Y cómo a mí me recuerdas
a mis padres y a mi hermano,
que te hollaron tantas veces,
en cada estación del año!

Quien se pasea en otoño,
por tu alfombra serpentina,
admira la pompa verde,
roja y azul de tus viñas.

El que lo hace en invierno,
contempla tus olivares,
que ofrecen sus aceitunas,
como perlas de collares;

y en primavera es tu ruta
una gran feria de flores,
que ofrendan al viandante
tus llanos, cuestas y montes.

Los tempraneros almendros
se visten de rosa y plata;
de armiño y jade, los peros;
y de oro, las aliagas.

Y es un placer acercarse
a tus ribazos floridos
y embriagarse del perfume
de romeros y tomillos.

Sólo en verano, de día
y a pie, no hay que recorrerte,
por el sol abrasador,
que quema a todo Hospinete.

Pero aún entonces agrada
trasladarse al Pilón Grande,
en un rápido vehículo
y en sus aguas refrescarse;

o bajar al Nacedero
y sentarse a sus orillas
y sorprender en sus cuevas
a sus náyades esquivas;

o bien escalar tus lomas,
a la salida del sol,
y otear el horizonte
grandioso y deslumbrador.

Así, pues, en todo el año,
tienes atractivos bellos,
para los que te recorren,
en busca de algún recreo;

pero de septiembre a mayo,
eres sin duda la ruta
más amena y saludable
de nuestra villa vetusta.

Carretera de Hospinete,
solitaria, limpia y bella:
No saben lo que se pierden
los que nunca te frecuentan.

Mas yo, mientras tenga fuerzas,
siempre te recorreré,
porque eres fuente perpetua
de salud y de placer.


PROGRAMA DE FIESTAS 1975



UN DOCUMENTO HISTORICO IMPORTANTE


La escritura censal del regadío de 1584.

Se trata de uno de los documentos más extensos de nuestra historia, pues consta de más de once mil palabras y por otra parte del que ha traído más consecuencias a Fitero, pues todavía en 1920, los sucesores de D. Juan Miguel Barbería lo hicieron reimprimir, como pieza jurídica básica en el pleito que entablaron contra nuestro pueblo, al negarse el vecindario, desde 1913, a seguir arrastrando la carga de los censos del Monasterio la cual debió haber cesado en 1835, al suprimirse éste.

Como casi todos los fiteranos de hoy ignoran tal documento y vale la pena de que lo conozcan les ofrecemos a continuación un resumen escueto de su historia y de su contenido. Las frases que hemos entrecomillado, están tomadas literalmente del mismo texto, aunque ortografía moderna

La escritura en cuestión fue formalizada y firmada, ante el notario y escribano real D. Gracián Navarro, el 27 de enero de 1584, previa una reunión y acuerdo del Concejo de la Villa, el día 23, y de tres reuniones capitulares del Monasterio, celebradas el 24, 25 y 27 del mismo mes. A la sazón era abad electo, Fr. Luis Alvarez de Solís y prior, Fr. Martín de Verea, componiendo la comunidad cisterciense 14 monjes profesores más. A su vez, los regidores de aquel año eran Miguel Gómez, Cristóbal de Alfaro y Martín de Barea. A la reunión del Concejo acudieron los tres regidores, 72 renteros, tres testigos y el notario; es decir, 79 vecinos del pueblo y el acuerdo que tomaron fue el de pedir al Monasterio que les diese a censo perpetuo las tierras de regadío que tenían en renta, pues "el abad y los monjes muchas veces dan y quitan las piezas a quien y como les ha parecido", alegando los renteros "la necesidad que todos tienen de tener las dichas piezas, y de aquéllas hacer a su voluntad, como en cosa suya propia, y por que no se las puedan quitar, para las dar a otra persona".

La pretensión no podía ser más justa y el abad Alvarez de Solís, que era un hombre comprensivo, accedió a ella. Todavía no existía el regadío de Cascajos, inaugurado en enero de 1603, y las tierras en cuestión se reducían a 603 robadas y 6 almudes, con un total de 135 pedazos, distribuidos en estos siete términos: Valdebaño con 20 pedazos; la Redonda con 3; Ovejuela [los Plantados), con 3; Solosoto y el Cascarral (Cascarrales) con 23; la Hoya del Puente, con 18; y la Huerta Baja con 68.



Entre los parajes de estos términos, que se citan en la escritura, aparecen los siguientes. En Valdebaño, el Arenal del Río Alhama, el Cierzo, la Presa de los Monjes y el Río de Igea. En Ovejuela, el Paguillo, el Tamarigal del Monasterio, el Camino del Batán de San Valentín y el Brazal de las Viñas de Ovejuela. En Solosoto y el Cascarral, el Barranco de la endrecera de Roscas, el Soto, el Combrero y el Barranco del Cascarral. En la Hoya del Puente, el Soto de sauces del Monasterio "que le llaman Quiebra‑cántaros. La Pieza de los Ballesteros, que pertenecía a la Cofradía de San Miguel, el Camino real de Agreda y las Nogueras. En la Huerta Baja, la Pieza de la Orden, el Arenal, "el Río de Piedra que va a la Estanca de Cintruénigo", la Viña baja de la Malvasía, perteneciente al Monasterio, el Camino Real que va a Cintruénigo, la Pieza del Rey, el Brazal de las Travesañas, el Brazal de la Tamariz y el Río Molino.

Las cláusulas de la escritura en cuestión son 23; pero sólo vamos a resumir las más importantes. Ahora bien, en previsión de juicios peyorativos sobre las mismas, debemos advertir a los lectores que no se puede juzgar a los hombres del siglo XVI, con los criterios de los hombres progresistas del siglo XX, pues tenían una mentalidad muy diferente; que las condiciones estipuladas en tal convenio, por onerosas que puedan parecernos hoy, eran entonces normales en los contratos de esta naturaleza entre los señores territoriales y sus vasallos, fuesen aquellos eclesiásticos o seglares; y que los fiteranos de la época acogieron con satisfacción este convenio que les aseguraba la posición pacífica y estable de las tierras arrendadas.

Hemos dicho que el abad Alvarez de Solís era un hombre comprensivo ‑y hasta progresista, para lo que se estilaba en tal siglo ‑ y no sólo lo demostró con dicha resolución, sino con esta otra: la donación de 530 ducados para el sostenimiento de un maestro de primeras letras que enseñara a los niños de Fitero; cosa que no se le había ocurrido antes a ningún abad. Y vamos a ocuparnos ya de las cláusulas de la escritura. de las que seguramente no todas fueron dictadas e impuestas por el abad, sino por los demás monjes.

1) EI Monasterio y los arrendatarios aceptaban, sin derecho a reclamaciones ulteriores, las medidas y tasaciones de las tierras que constaban en la escritura.

2) Las ganancias de terreno, ocasionadas por las crecidas del río Alhama serían para el dicho Monasterio y no para los censalistas; y las mermas serían compensadas a estos con las rebajas correspondientes en su tributación.

3) Los censalistas deberían pagar al Monasterio cada año, dentro de los meses de Agosto y septiembre, "por cada robada de tierra, tres robos de trigo limpio, seco y bueno, puesto a su costa en los graneros del Monasterio".

4) Los censatarios deberían pagarle además "el diezmo y primicia de todo lo que cogieren, sin exceptuar cosa ninguna", incluso de la renta prevista en la cláusula tercera: de manera que, si de una robada de tierra cogían ocho robos de trigo debían pagar tres por dicha cláusula y uno más de diezmo y primicia; es decir, cuatro robos, "y no como algunos, con poca conciencia y temor de Dios han hecho, que es no diezmal lo que dan de renta". Detallando aún más el modo de efectuar este pago se especifica que "el diezmo y primicia de trigo, cebada, avena, centeno, mijo, cáñamo, lino, ajos, cebollas y alubias" se pagarían en especie: "pero las otras legumbres y verduras, como son lechugas, rábanos, berzas, melones, pepinos, cohombros, habas, alvejas, espinacas, puerros y acelgas" se tasarían en dinero, y dicho dinero se pagaría el diezmo. La tasación sería hecha por dos personas: una de parte del Monasterio y otra de la censataria, dirimiendo la cuestión el alcalde, en caso de discordia. (Pero el alcalde era nombrado, cada año, por el abad, quien, podía destituirlo, en cualquier momento).

5) "De cada cuatro robadas de tierra" tenían que pagar además al Convento "una mantada de paja, cuan grande la pudiere traer una acémila, con sus angarillas y mantas".



8)  Los censatarios no podrían plantar en sus fincas "árboles de ningún género, ni para leña ni para fruta".
        
         9) "Toda la madera y leña que el río trajere, sea siempre del Monasterio", a excepción de la que quedase dentro de los pedazos de los censatarios, y no fuese "fusta".
        
         10) Los censatarios quedaban obligados a "tener siempre en pie y reparados, a su costa, todos los regadíos"; y si fuese necesario abrir nuevos y construir acequias, lo harían por su cuenta, "sin que el dicho Monasterio contribuya a los gastos, con dinero ni otra cosa".

12) Todas las hierbas continuarían como propiedad exclusiva de los monjes, "sin que ninguno de los censalistas ni otra persona puedan como hoy no pueden, tener aprovechamiento de dicho herbaje, con ningún ganado menor ni con dula".

15) Se autorizaba a los censatarios a plantar viñas en las tierras de la Redonda "que parecen inútiles para pan llevar", con la condición de pagar la renta de tres robos de trigo por robada de tierra, "más el diezmo y primicia de la uva".
  
20) Los censatarios no podrían vender, empeñar ni enajenar ninguna parte de sus tierras a "clérigo ni caballero ni a otra persona de las prohibidas por las leyes".

21) Cuando un censatario fuera a vender una finca "a persona llana, lega y abonada", debería avisar al Monasterio, con 10 días de anticipación, "para que, si la quisieren los monjes, la puedan tomar", pagando una décima parte menos que el precio de venta, "por razón de luismo"; y si no la tomaba el Convento, debería abonar a éste, por la misma razón, una décima parte del precio de venta.
  
22) Los censalistas se obligaban a cumplir las estipulaciones del contrato, "con sus personas y todos sus bienes, y personas y bienes de los demás sus consortes". Tales son las partes principales del histórico documento.
 
Añadamos, para terminar, que, al ser suprimido el Monasterio en 1835, el censo que pagaban últimamente los vecinos, ascendía cada año, a 1092 robos y 7 almudes y medio de trigo. Este censo fue capitalizado por la Administración de Bienes Nacionales en la cantidad de 1.291.645 reales vellón siendo adjudicado en 1845, mediante pública subasta, a D. Juan Miguel Barbería, en 1.400000 reales. Pero como el R. D. del 19 de febrero de 1836 sólo obligaba a esta clase de rematantes a pagar inicialmente la quinta parte, dándoles plazos de 8 y de 16 años para abonar el resto, según que se tratara de compradores a títulos de la Deuda Consolidada o con dinero, resulta que el Sr. Barbería ‑ quien por cierto, era un navarro de Arrarás, avecindado en Madrid ‑ adquirió, por un desembolso inicial de 280.000 reales el derecho de hacerse pagar por los vecinos de Fitero, 1.092 robos anuales de trigo, por los siglos de los siglos...






PROGRAMA DE FIESTAS 1976


La Virgen de la Barda hace tres siglos y medio


Hace 350 años la Virgen de la Barda se hallaba ya alojada en la actual capilla del Santo Cristo de la Columna, en la que permaneció hasta 1918; pero ni la capilla ni la Imagen estaban como ahora. ¿Cuál era, pues, su situación?

Por supuesto, el aspecto puramente arquitectónico de la capilla era el que tiene la actual capilla del Santo Cristo de la Cruz a Cuestas incluyendo los tabiques adyacentes a la escalinata de entrada al templo que tuvieron ambos hasta 1974.

La única diferencia la constituía probablemente el ventanal el cual habría sido agrandado en la capilla de la Virgen de la Barda a fin de iluminar mejor a la Imagen, así como al bello mural que tenía la pared de enfrente.

Pero si el aspecto arquitectónico era igual, el decorativo era muy diferente. En 1626 dicho mural cubría la cara interior del tabique Norte de la capilla y representaba a la Virgen María, cobijando bajo su amplio manto a la comunidad cisterciense fiterana de la época, compuesta por 28 monjes. Como el tal mural fue ya visto por los vecinos del pueblo antes de su destrucción en 1974, y además fue minuciosamente descrito por nosotros en el Programa de Fiestas Patronales de 1972, nos abstenemos de insistir sobre él.

Gracias a las curiosas notas tomadas por el párroco don Ramón Azcona acerca de los descubrimientos realizados entre 1972‑74, al retirar o demoler los elementos postizos que habían desfigurado el aspecto primitivo de la capilla, sabemos que la bóveda de crucería, que se ve ahora lamentablemente mutilada, estaba lucida con una delgada capa de yeso, y en los cuatro combados de su intradós había pintados, en tonos oscuros, como el mural, los siguientes motivos del Antiguo Testamento. En el del Este (entrada de la capilla) el profeta Isaías con esta inscripción latina: SANCTUS ET ANGELICU5 PROPHETA ISAIAS. En el del Norte (derecha del espectador), los revés David v Salomón con estas leyendas: SANCTUS REX DAVID y SAPIENTISSIMUS REX SALOMÓN. En el del Sur (izquierda) los reyes Josías y Ezequías, con éstas otras: SANCTUS IOSIAS REX y SANCTUS REX EZECHIAS. Y finalmente, en el del Oeste (fondo), estaba representado el Padre Eterno, sin ninguna inscripción (Libro de Cuentas y de Informaciones de la Parroquia, desde 1968, f. 46 v.).

En nuestras recientes investigaciones en el Archivo de Protocolos de Tudela, en compañía del estudiante de Filosofía y Letras Ricardo Fernández Gracia, ayudados eficazmente por el erudito y servicial archivero municipal don Julio R. Segura, hemos consultado algunos documentos de principios del siglo XVII que nos permiten asegurar que el muro Sur de la capilla también estuvo decorado con "historias o figuras", aunque no aparecieron huellas de ellas, al arrancar su último revestimiento de papel pintado. Sin duda, las rasparon al llevar a cabo la transformación, realizada en el siglo XVIII.



En cuanto a la portada, era esencialmente la actual pero sin los destrozos bien visibles causados en ella por la transformación dieciochesca. En el intradós de su arco se leía esta inscripción: SE PINTO ESTA CAPILLA Y RETABLO DE NUESTRA SEÑORA DE LA BARDA EN 1617 (Lib. cit., f. 46). Y en efecto. así lo confirma un Protocolo de dicho año del escribano Miguel de Urquizu y Uterga (f. 21, Arch. de Protocolos de Tudela).

La entrada tenía una alta verja que se cerraba con llave.

En cuanto al retablo de la Virgen de la Barda desde luego, no era el actual del Santo Cristo de la Columna, que es barroco y data del siglo XVIII, sino otro de comienzos del siglo XVII, de estilo renacentista. Su arquitecto fue Juan de Berganza, según hemos visto en un "quitamiento" del 16 de noviembre de 1611, el cual lleva adjunta la traza del retablo (Protocolo de dicho año de Miguel de Urquizu, f. 33 ). Dicha traza consta de tres partes : 1) un ático rectangular, flanqueado por dos columnas estriadas y rematado en un frontón curvo, con dos pináculos en los extremos; 2) el cuerpo noble, con una gran hornacina central y dos tableros adyacentes, con columnas también acanaladas y rematado por un pequeño arquitrabe, un amplio friso y la cornisa mayor; 3 ) por un banco, con dos grandes ménsulas.

Este retablo no fue pintado hasta 1617, por Juan de Lumbier, vecino de Tudela, según consta en el contrato que hizo el 19 de mayo de dicho año con el Prior del Monasterio, Fr. Bernardo Pelegrín (Protocolo de dicho año de M. de Urquizu, f. 21). E1 pintor debía acabar la obra en dos meses y medio, recibiendo por ella 115 ducados de a 11 reales, en moneda de Navarra.

Lumbier no sólo doró el retablo, desmontándolo antes y llevándoselo a Tudela, sino que pintó toda la capilla "de blanco y negro". Desgraciadamente no sabemos cómo quedó enteramente, pues el contrato no entra apenas en detalles sobre las figuras; ni siquiera en las del retablo, salvo un tablero que representaría a "Christo, Sant Joan y María", y "el banquillo de sobre la cornisa", que llevaría "dos virtudes pintadas", agregando que en "los demás tableros" pintaría las "historias que se le pidan". Pero, ¿cuáles se le pidieron? Lo ignoramos.

Respecto de la imagen de la Virgen de la Barda, el Tumbo de Fitero, consultado por Ricardo, anota que el abad Hernando de Andrade, que lo fue de 1615 a 1624, "le hizo dos vestidos y frontal, corona de plata a la Madre de Dios y al Niño Jesús (460 reales), y lo hizo de limosnas de los confesores, Padres de la Casa; y se hizo, en los sábados, en esa capilla, misa cantada" (cap. XV, f. 301 v.).

(Anotemos de paso que se llama Tumbo a un libro grande de pergamino, en el que estaban copiados antiguamente los privilegios y demás escrituras de una iglesia o monasterio. E1 Tumbo de Fitero se conserva en el Archivo Histórico Nacional de Madrid y fue compuesto en 1634 por el archivero del convento Fr. Manuel Bautista Ros).



Del citado texto del Tumbo se deduce que la Virgen de la Barda andaba ya vestida o, mejor dicho, revestida con ropas usuales ‑ delantal y manto ‑, desde hace más de tres siglos y medio. ¿No sería el mismo Abad Andrade, con la complicidad de su emprendedor Prior, Fr. Bernardo Pelegrín, el autor de esta transformación indumental, así como de la fechoría de mutilar las rodillas de la Virgen y del Niño, para ajustarles bien los flamantes vestidos? Lo sospechamos, pero no podemos asegurarlo.

En el "Libro de Autos de Visitas de Cofradías, etc.", del Archivo Parroquial, descubrimos casualmente hace unos meses un curioso documento referente a las transformaciones que en 1627 ordenó hacer todavía en la capilla de la Virgen de la Barda, el entonces abad del monasterio Fr. Plácido de Corral y Guzmán, sucesor de Andrade. Algunas se realizaron, efectivamente, pero otras no, por la oposición del pueblo. A continuación reproducimos su texto, con ortografía moderna.

"Mando se coloque la custodia con el Santísimo Sacramento, que está para la parroquia, en la capilla de Nuestra Señora de la Barda, que es la más principal y la de más devoción de esta iglesia, para que allí, con más sosiego y devoción, se les administre a los fieles la Sagrada Eucaristía. La cual dicha capilla señalamos por parroquial, para que allí se celebren los oficios y misas funerales, y no se encuentren los unos oficios con los otros (es decir, los conventuales con los parroquiales).

Item mando al fabriquero de este convento que, para que, con la reverencia debida, esté el Santísimo Sacramento en la dicha capilla parroquial, haya siempre en ella una lámpara encendida.

Item mando al dicho fabriquero que, cuanto antes pueda, ponga en la primera grada de dicha capilla, unas barandas o balaustrado torneado y bien aderezado, con sus cortinas de lienzo, para que la gente llegue con decencia a comulgar.

Item señalo por coro para la dicha capilla la tribuna que hoy tienen los religiosos para oír los sermones, que corresponde a la dicha capilla parroquial, para que, desde allí oficien al pueblo sus misas votivas y oficios funerales; y para que, con más decencia, se haga, mando ponga allí un órgano, para que todo se haga como se debe, sin que se encuentren en los oficios el pueblo con el convento. (Dicha tribuna se encontraba, efectivamente, sobre el tercer arco, ya rebajado, del lado derecho de la nave central, adyacente al caro, distinguiéndose aún hoy, a simple vista, su antigua puerta de acceso, ya tapiada, y varios boquetes).

Item mando al Prior de este Monasterio tenga siempre media docena de religiosos diputados, para que, todos los días de fiesta, se oficie en la dicha capilla, una misa por la parroquia, la cual dirá el cura, o, por su ausencia u ocupación, su teniente.

Y por cuanto, así en la catedral de este Reino, como en las otras, en las capillas parroquiales, hay asiento para los parroquianos, mando al fabriquero de este Monasterio ponga delante la dicha capilla bancos en que se sienten los parroquianos de esta parroquia a oír sus oficios.

Ytem mando, so pena de excomunión mayor, que, mientras se celebren los oficios divinos, no se entremetan los hombres en el lugar donde se sientan las mujeres, con conminación de proceder a mayores penas.

ltem que al cura se le den las llaves de la capilla parroquial y de la anavada (nave) que a ella corresponde, para que, a todas horas, tenga franca y libre salida, para la administración de los sacramentos...



Y para que a todos sea notorio, mandamos publicar las presentes, fechas en nuestro Palacio Abacial de Fitero, a diecinueve días del mes de septiembre del año de 1627.

Fr. Plácido de Corral v Guzmán ‑ Por mandato de su Rma., Miguel de Urquizu y Uterga, escribano" ( Lib. cit., págs. 4 y 5).

Estas disposiciones, aparentemente halagüeñas, implicaban, en realidad, el arrinconamiento del pueblo en la capilla de la Virgen de la Barda, dejando libre para los monjes todo el resto de la iglesia; pero el vecindario se dio cuenta de ello y se opuso a tal pretensión. Con tal fin, la Villa apeló contra ella ante el Consejo Real y, por el Convenio sobre los pleitos pendientes entre el Monasterio y la Villa, firmado el 8 de julio de 1628, se concertó que el Santísimo Sacramento seguiría en la capilla de la Virgen de la Barda y en ella se administraría "para toda la feligresía, para sanos y enfermos", pero que "todos los demás oficios parroquiales, como son entierros honras, cabos de ano, aniversarios y los demás funerales", se celebrarían "en el Altar Mayor de la Capilla principal de la iglesia, para que todos así hombres como mujeres, puedan estar con la comodidad que es justo"
(Cláusula 32 de dicho Convenio ‑ Manuscrito de Sebastián María de Aliaga, folio 50).

Así, pues, la Capilla de la Virgen de la Barda se convirtió en parroquial solamente a medias.

MANUEL GARCIA SESMA (Del libro en preparación: LA IGLESIA CISTERCIENSE DE FITERO).





PROGRAMA DE FIESTAS 1977


HUMORADA FITERANA

EL SOBRECITO DE TENA



Circula en Fitero un sobre,
desde hace unos cuantos años,
que, como en Lourdes y en Fátima,
operando está milagros.

A los pobres hace ricos;
a las feas hace guapas,
y hasta el interior renueva
de las más ruinosas casas.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Barrios flamantes al norte
del pueblo se han construido,
sin cuidarse de los riesgos
que representa el Olmillo.

Antes, una casa nueva
se hacía, cada diez lustros,
para albergar por igual
a la familia y al burro.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

¿Quién comía antiguamente,
en nuestro pueblo, jamón?
Tan sólo los que mataban,
por San Martín, un lechón.

Pero hoy el jamón, el pollo,
la merluza y la ternera
tiran, en sus bocadillos,
los niños de las escuelas.
¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Media docena de coches
había antaño en el pueblo,
que sólo para viajar
utilizaban sus dueños;
mas hoy abundan los Seat,
lo mismo que los espárragos
y hay no pocas que los usan,
para ir a misa los sábados.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Una vez, con un pimpollo
me tropecé, de INITESA,
tan linda y tan bien vestida
que parecía una reina.

Luego, supe, con asombro,
que vivía en el Cortijo,
donde antaño se veían
sólo muchachas con pingos.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Había antes muchas hijas
de familia numerosa,
que, en sus casas, se aburrían,
lo mismito que las ostras;
pero ahora se dedican
a hacer solapas y ojales,
y son clientes asiduas


de discotecas y bares.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Sobre todos los tejados,
aunque hay alguna excepción,
se elevan hogaño antenas
de radio y televisión.

Así que, hoy día, en Fitero,
todo el mundo mete ruido:
lo que sólo hacían antes
unos cuantos señoritos.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Conrado estaba cansado
de quebrarse los riñones,
trabajando en Majarrasas,
en Cascajos y Abatores;
pero, un día, en INITESA,
entró como planchador,
y hoy camina bien erguido
y viste como un señor.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

Leonor era una chica
pobre de bolsa y de garbo,
condenada fatalmente,
de por vida, a vestir santos.
Mas como, en la misma empresa,
corta ahora pantalones,
le salen más pretendientes
que a las patatas hijones.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!

En fin, los sobres de Tena
se obtienen por un trabajo,
que hace ganar a la empresa
sus milloncejos por año;
mas contienen, a su vez,
verdes y azules billetes,
que a sus obreros permiten
vivir decorosamente.

¡Oh!, ¡qué milagros opera
el sobrecito de Tena!











PROGRAMA DE FIESTAS 1979


Los nombres de las calles nuevas de Fitero

En la sesión celebrada por el M.I. Ayuntamiento Constitucional de la Villa, el 8 de Junio de 1.979, se acordó por unanimidad dar a las calles nuevas los nombres que vamos a comentar a continuación:

FR. LUIS ALVAREZ DE SOLIS


Fue el XXXVIII Abad de Fitero. Solo gobernó la Abadía desde 1582 a 1585, pero fue de los que más hizo en beneficio del pueblo. Ya había estado como Visitador del Monasterio en 1572, ocupándose de moralizar y disciplinar a los monjes, que andaban bastante relajados, y de que se comportasen debidamente como Dios manda, con el vecindario; y, al volver como abad electo, diez años después, cortó radicalmente los abusos de aquéllos. Fiesta entonces los frailes daban y quitaban las tierras a los vecinos a su capricho; y Solís acabó con tal situación, otorgándoselas a los renteros, a censo perpetuo, por escritura pública del 27 de enero de 1584. Y lo mismo hizo con los inquilinos de las 46 casas que poseía, a la sazón, la Abadía. Instituyó la primera escuela para los niños, donando al Municipio 530 ducados para sostener con sus intereses a un maestro de primeras letras. En otra ocasión, dio 200 ducados a la Villa para socorrer a personas necesitadas . Se preocupó de que se diese bien de comer a los pobres que acudían a la Portería del Convento y remuneraba decorosamente a los que trabajaban para la Abadía, en contraste con sus antecesores. Finalmente, entre las obras materiales que llevó a cabo, figuran la Sacristía de la Iglesia y el Dormitorio nuevo, en el que están instaladas ahora las clases de párvulos y las habitaciones de las hermanas de la Caridad.

SATURNINO SAGASTI


D. Saturnino Sagasti y Urriza nació y murió en Fitero (1824‑1898) y fue secretario del Ayuntamiento, durante medio siglo. Se distinguió por su integridad, capacidad, apoliticismo y espíritu de servicio. Al cumplir 40 años en el cargo, regaló al Municipio un gran volumen encuadernado, escrito de su puño y letra. Consta de 1.038 páginas y se titula "Apuntes y Documentos relativos a la Villa de Fitero". Su parte más importante la constituyen los 96 documentos que entresacó y transcribió del Archivo Municipal, para facilitar a sus sucesores la defensa de los intereses del pueblo. Sagasti redactó asimismo las Ordenanzas Municipales de 1894, todavía vigentes, puesto que no han sido renovadas, aunque ya es hora de pensar en ello, por haber quedado anticuadas muchas de sus disposiciones. Don Saturnino regaló a la Virgen de la Barda un magnifico vestido blanco, que fue bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de la Villa, ascendiendo su costo total a 5.000 pesetas de entonces.

NIENCEBAS




Fue una antigua aldea, probablemente, romana y, en el siglo XI, mora, situada en la cañada de la Granja, a orillas de la corriente de la Fuente de los Cantares. Debió estar entre los kilómetros 16 y 18 de la carretera de Alfaro a Grávalos; y, a juzgar por los numerosos restos de cerámica ‑alguno con "sigillum"‑ Y de cimientos, hallados debajo de la cota 511, a la orilla izquierda del riachuelo, es muy probable que su núcleo principal de población estuviese precisamente en este sitio, cuyas coordenadas geográficas son 42º 06´ de latitud Norte y 1º 48' de longitud Este del meridiano de Madrid. En sus aledaños, se ven todavía varias cuevas de habitación aunque no creemos que se remonten, ni mucho menos, al siglo XI. Niencebas aparece citada en 32 documentos públicos, entre 1140 y 1254. E1 más antiguo es el del 25 de Octubre de 1140, en el que es descrita como una aldea desierta y es donada, con todos sus terrenos y pertenencias por el Emperador Alfonso VII de Castilla, a la Iglesia de Sta. María de Yerga y a Don Durand y sus monjes. Estos se trasladaron al año siguiente, a Niencebas, donde erigieron iglesia y convento, y tal vez, alguna granja, permaneciendo allí hasta el año 1152, en que, siendo ya Abad San Raimundo, vinieron a establecerse definitivamente en Fitero. Desde entonces, Niencebas y su extenso territorio pasaron a ser propiedad de la Abadía fiterana. Más tarde, desaparecieron los edificios conventuales y, en el siglo XVI, no quedaba ya en Niencebas más que una granja. Ahora pertenece a la jurisdicción de Alfaro.

TUDEJEN

  
Es el nombre de una fortaleza y de una villa, enclavadas en el territorio actual de Fitero. La fortaleza, levantada por los moros, estuvo en la cima del monte del Castillo; y la villa, una parte en sus aledaños; y otra, tal vez, junto al Balneario Virrey Palafox, cuyas aguas, utilizadas por los romanos, son llamadas en documentos del siglo XII, "balnea de Tudeion" y " balneos de Tudegun" (Tudején). Consta que, en 1016 el castillo de Tudejen estaba ya en poder de Sancho III de Navarra; pero en 1073, Sancho IV el de Peñalén lo cedió a Al‑Moctadir, rey moro de Zaragoza, a cambio del castillo de Caparroso. Volvió definitivamente a manos de los cristianos, después de la conquista de la Ribera de Navarra por Alfonso I el Batallador, y fue donado a la Abadía de Fitero, en 1157, por Sancho III de Castilla. La Villa, ya cristianizada, formó la parroquia de San Valentín; pero no tardó en despoblarse, a causa de las guerras entre castellanos y navarros, por su pertenencia, y su castillo quedó arruinado y abandonado, a principios del siglo XVI. Añadamos como curiosidad que entre los apellidos de los vecinos de Tudején del siglo XII, figuran Sesma, Sanz, Rubio, Marina, Aragonés, Garcés y Jimeno.

LA ATALAYA

  
Atalaya es un nombre de origen moro, pues procede del árabe "at‑talayi", que significa centinelas o escuchas de campo, plural de "talia", centinela. Esto quiere decir que los moros tuvieron en la Atalaya de Cascajos un puesto de observación, pues constituye, en efecto, su cima un mirador magnifico, no solo de la cuenca del Alhama, sino de una buena parte de las Riberas navarra y riojana del Ebro. Sin embargo, la majestuosa montaña solo tiene 600 metros de altitud, mientras que la cota más elevada de la Atalaya de la Dehesa de Gervasio alcanza los 750 ( la mayor altura del territorio fiterano).



La Cruz actual de la Atalaya de Cascajos es de cemento armado, tiene 8 metros de altura y pesa 20 toneladas. Costó, con su emplazamiento, alrededor de 110.000 ptas. y fue inaugurada y bendecida por el  Sr. Arzobispo, a la sazón, de Valencia, D. José María García Lahiguera, el 14 de septiembre de 1.973.

EL OLMILLO

El paraje del Olmillo no tuvo, en el pasado, ninguna importancia geográfica, por tratarse de un terreno árido, desértico y abarrancado; y solo empezó a tener alguna, al construirse, en el siglo pasado, el viejo pantano, que recibía sus aguas de la Acequia Alta, para regar el término de Abatores. En cambio, en la actualidad, tiene un gran relieve, por un conjunto propicio de circunstancias: la construcción de los dos depósitos del cabezo del Olmillo, que recogen el agua potable, procedente del Moncayo, desde 1941; la conversión del viejo pantano de riego en depósito de agua potable, en 1966; la instalación en sus aledaños, de una planta purificadora del agua, en 1971; la reconstrucción y cuadruplicación de la capacidad del pantano, en 1972‑73, elevándola a 40.000 metros cúbicos; la construcción del Campo de Fútbol del Olmillo, en 1971; y por fin, la extensión creciente del caserío por sus inmediaciones.

PEÑAHITERO


En un principio, se llamó Peña de Fitero (“Penna de Fitera”, según reza un documento de noviembre de 1157) y fue el pueblo quién abrevió el nombre, formando Peñahitero y Pañetero. E1 pequeño cabezo solo mide 433 metros de altitud; o sea, una docena más que el pueblo. Pascual Madoz escribió que la Villa tomó su nombre de esta Peña, pero no nos parece verosímil, pues en las escrituras más antiguas que se conocen, el nombre de Fitero, a secas, aparece diez años antes que el de Peña de Fitero. Tampoco nos parece verosímil la versión de que se formase en tal Peña el primitivo núcleo de población fiterana. Ahora bien, es muy posible que hubiese en su cima alguna edificación, cuando, al parecer, estuvo poblada, en sus inmediaciones, la Morería, hacia el siglo XI En todo caso, Peñahitero es un bello balcón abierto sobre la huerta y sobre el río Alhama, a la vez que frente al extenso y ondulado lomerío de la frontera meridional fiterana.


PROGRAMA DE FIESTAS 1980

LA CUEVA DE LA MUCHACHA 


En el Barranco del Lindo,
hay una cueva roquiza:
La Cueva de la Muchacha,
que apenas es conocida.
Su acceso no es nada fácil,
si no se va con un guía,
pues su terreno escarpado
tiene solo una sencilla.
No es una cueva corriente
- una cavidad sombría -.
sino un cobertizo abierto,
con techo de roca viva.
Las Tres Papachas de Roscas,
desde le Poniente, vigilan
el hondo despeñadero
y sus negruzcas guaridas;
sobre todo, desde que
una horrible fechoría,
la Cueva de la Muchacha
presenció, despavorida.
Fue hace más de dos siglos,
en el mes de las vendimias.
Con su amo, Martín Bayo,
en una quebrada finca,
por el término de Roscas,
vendimiaba Manolita.
Tan solo catorce años
contaba entonces la  chica,
del pueblo de San Felices
hacía un año, venida.
Manolita era un pimpollo
de sonrosada carita,
de largos cabellos rubios
y de azuladas pupilas.
Aparentaba más años,
por estar muy crecidita
y porque sus faldas largas
más espigada la hacía.
La chica era recatada
e irradiaba simpatía:
una simpatía pura,
ajena a toda malicia.
Junto al Barranco del Lindo,
situada estaba la viña;
y en mala hora, un domingo,
se le ocurrió a Manolita
curiosear tal paraje,
sin ninguna compañía.
El campo estaba desierto.
Ni una sola voz se oía;
pero sigilosamente
alguien sus pasos seguía.
Llovió y ella cobijose
en la guarida fatídica,
cuando un repugnante sátiro
se descolgó desde arriba.
Lo mismo que un lobo en celo,
se arrojó sobre la chica,
saciar intentando en ella
su desatada lascivia.
Pero ella se resistió,
con todas sus energías,
y el bárbaro degollóla,
con una navaja fina.
¿Quién fue el bestial asesino...?
Jamás se supo en la Villa.
Al no volver a la casa,
Martín Bayo y su familia,
los guardas y otros vecinos
la buscaron a porfía.
Y la hallaron finalmente
en la siniestra guarida,
LA CUEVA DE LA MUCHACHA,
llamada desde aquel día.
:::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::::
¡Ay! joven de San Felices,
desgraciada Manolita,
sacrificada en Fitero,
igual que una corderita:
que el cobarde y criminal que te arrebató la vida,
arda siempre en el invierno,
como una tea encendida.

            El argumento de este romance no es una leyenda, sino un hecho real.  En el libro II de Difuntos, f. 54, nº 137 del Archivo Parroquial de Fitero, localizamos, hace años, una partida que dice así: “El 23 de Octubre de 1750, se enterró una muchacha natural de Sailices, llamada Manuela, que era de edad como de 14 años y servía en casa de Martín Bayo, y el día 22, se halló el cadáver en una cuevas que están sobre un barranco, que hay más allá de Cascarrales y cerca de un pontigo y pasa el agua de Cueva Murillo, y en dicha cueva, estaba la muchacha degollada, y se halló en postura que denotaba haber muerto, defendiendo su honor; y se enterró en el cementerio, cerca de la esquina del rincón de María Sánchez”. Fr. Lorenzo Iñiguez, Vicario de Fitero.
         Aquel año, hubo en Fitero 161 defunciones, incluida la de Manolita, de las que 65 fueron de párvulos. Téngase en cuenta que, por entonces, a causa de la desnutrición, la falta de higiene y la deficiente asistencia médica, la mortalidad era tremenda, sobre todo la infantil. En el año anterior, o sea, en 1749, hubo 120 defunciones, de las que 77 fueron de párvulos; y en 1760, ascendieron a 247, de las que 198, infantiles.
         El cementerio estaba situado, a la sazón, en la actual plazuela de la iglesia, dejando un paso central para penetrar en ésta.  En él se enterraban solamente los vecinos pobres, pues los acomodados se hacían inhumar ordinariamente dentro del templo, pagando a los monjes cantidades que variaban entre los 15 y 103 reales, según su mayor o menor distancia del crucero o de su inmediatez a ciertos altares (Virgen de la Barda, Virgen del Rosario, etc.) y según la clase de funeral.
         En cuanto al nombre de Sailices, empleado por Fr. Lorenzo Iñiguez, en la partida de inhumación de Manolia, es una abreviación popular de San Felices, pueblo de la provincia de Soria, perteneciente al partido judicial de Agreda y distante de Fitero 27 kilómetros por carretera. Sin meternos en explicaciones filológicas, baste observar que no figura ningún Sailices en las enciclopedias españolas más extensas y autorizadas, como la de España-Calpe; y solo se consigna un Saelices, a secas, que sin duda tiene el mismo origen popular, en la provincia de Cuenca, cerca de Tarancón. (Hay otros Saelices de nombre compuesto: Saelices de la Sal, del Río, de Mayorga, etc., en otras provincias).  Ahora bien, es claro que en una época, en que los medios de comunicación y de transporte eran pocos y malos, no iban a enviar a servir a Fitero sus padres a Manolita, que era una niña, apenas entrada en la pubertad, desde el Oeste de la provincia de Cuenca, a más de 250 kilómetros de Fitero, en línea recta.
         La Cueva de la Muchacha está situada a la izquierda del Barranco del Lindo, a unos 160 metros de distancia, en línea recta, de la desembocadura de este en el camino del Combrero a la Vega.  Esta desembocadura se halla, a su vez, a unos 50 metros de distancia de la bajada del portillo del Soto, a mano izquierda; pero no es fácil ni aconsejable subir por allí, a causa de la maleza que obstruye la entrada y la fragosidad del fondo del barranco.  El camino más corto y fácil es tomar a la izquierda del camino del Combrero, unos 20 metros antes de llegar al citado portillo, la senda que bordea la última finca de Cascarrales, hasta la terminación del entubamiento del agua de la Acequia de la Hoya del Puente, que está a solo unos 50 metros. Entonces se tuerce hacia la derecha y se toma la senda paralela al mismo entubamiento, y al cabo de otros 50 m., se desemboca en la orilla derecha del barranco del Lindo, a media altura del mismo. La Cueva de la Muchacha no se divisa desde allí, a causa de un enorme meandro del barranco, que lo impide; pero contorneado aquel, aparece la cueva, a la derecha del espectador (izquierda del barranco) coronando un terraplén de alrededor de una veintena de metros en declive, sembrado de enormes peñascos.
         La Cueva tiene unos 13 metros de larga, 3 m. de ancha y 2 m. de alta; y su cubierta es una gran visera de roca negruzca, truncada evidentemente por antiguos derrumbamientos. Ni que decir tiene que el barranco es completamente pedregoso y solo se crían en sus laderas aulagas, romersos, bardales, lecherezas, algunos tomillos y otras yerbas; y en las partes más altas de la derecha, algunos olivos.
         El pontigo de que habla la partida de defunción de Manolita, existe todavía, aunque su arco está muy carcomido, pero se halla reforzado por un canal rectangular cementado; y el agua de Cueva Murillo, que pasa por él, es sencillamente la de la Acequia de la Hoya del Puente, que viene actualmente entubada desde las Dehesillas hasta el final del Cascarrales.  En escrituras de mediados del siglo XII; aparece ya mencionada Cueva Murillo con los nombres de “cova de Murel” y “cova de Murelo”; y su agua, con el de “agua de Murello”.
         Añadamos aún dos detalles. 1) El nombre de “Barranco del Lindo” sólo data de la segunda mitad del siglo XIX y tiene su origen en el apodo de su único propietario de entonces: el Tío Lindo, que era un caminero de la Diputación de Navarra. 2) Según unos datos del Archivo parroquial de San Felices, que nos proporcionó amablemente, hace unos meses, el párroco Don Juan Antonio de Mingo, es muy probable que la víctima de este bárbaro crimen se llamase María Manuel Cabello Lalinde, bautizada el 17 de marzo de 1736. Pero no es completamente seguro, puesto que el redactor de la partida de defunción dice que Manolita era “como de 14 años”; es decir, que tampoco estaba completamente seguro de ello; y en los años 1734 y1735, nacieron en San Felices otras niñas, bautizadas con el nombre de Manuela.
         Por lo demás, la Cueva de la Muchacha nos fue identificado por el guarda municipal del campo, Sr. Angel Ramos.




PROGRAMA DE FIESTAS 1983


La venida a Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana

Dentro de cuatro años, se cumplirá un siglo de la venida instalación en Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Entonces será la ocasión de celebrar su primer centenario y de relatar in extenso todo lo que han hecho en favor de nuestro pueblo las religiosas de tan benemérita Congregación. Lo haremos, si vivimos todavía y conservamos nuestras facultades mentales. Por ahora, nos vamos a limitar a narrar sucintamente la pequeña historia de sus comienzos.

Entre los 115 muertos (48 varones y 67 mujeres) que la espantosa epidemia de cólera morbo asiático ocasionó en Fitero, en el verano de 1885, y que hemos descrito detalladamente en nuestro último libro MISCELANEA FITERANA, figuró el único maestro de párvulos que había en la localidad: Don Carlos Vergara. Terminada aquella hecatombe, el Ayuntamiento y la Junta Local de Primera Enseñanza comenzaron a hacer gestiones para encontrar otro maestro que sustituyera al difunto; pero no lo consiguieron. En vista de ello, encomendaron esta escuela al cuidado de unas señoras del vecindario, de muy buena voluntad, pero sin ninguna experiencia docente, y naturalmente no dieron el resultado apetecido. Entonces, haciendo caso de las buenas referencias que obtuvieron acerca de la actividad escolar de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, en otros pueblos, se dirigieron a la Superiora General de dicha Congregación, la Madre Dolores Marín, que residía en Zaragoza, solicitándole el envío de algunas Hermanas, con el mismo objeto.

Pero resulta que el cólera también había hecho estragos dentro de la misma Congregación y no pudo acceder, de momento a tal demanda.

Por fin, a fuerza de reiteradas instancias, la Madre Marín consintió en llevar a cabo la fundación de la Casa de Fitero, en las siguientes condiciones.

Por de pronto, las autoridades de Fitero realizarían previamente las obras necesarias en el antiguo convento cisterciense, poniendo en condiciones las habitaciones destinadas a las Hermanas y los locales destinados a la enseñanza. Estas instalaciones se harían en el segundo piso o parte alta del Monasterio, "reservándose el Municipio los balcones de las dos escuelas para la asistencia y presidencia de las funciones públicas".

Se enviarían solamente cuatro Hermanas; dos darían enseñanza gratuita a los párvulos de ambos sexos, de 3 a 6 años, las otras dos Hermanas impartirían enseñanza superior, pagada por las familias, a niñas mayores de 6 años. Por la enseñanza gratuita a los párvulos, las Hermanas percibirían del Ayuntamiento 1.250 pesetas anuales, pagaderas por trimestres; y por la enseñanza superior a las hijas de las familias que la desearan, no se fijó ninguna cuota determinada, sino que se haría "el pago correspondiente que estimen oportuno" según la clase de enseñanza que se conviniera con las Hermanas. Por supuesto, este pago sería íntegramente para éstas.



         Finalmente, tanto las Hermanas como su sirvienta tendrían derecho a la asistencia médica y farmaceútica gratuitas. De acuerdo ambas partes, el día 8 de Agosto de 1887, vinieron a tomar posesión del nuevo Colegio la citada M. General, Dolores Marín, acompañada de la Superiora de Tudela, M. Eulalia Marín, de los canónigos de Zaragoza y Tudela respectivamente, D. Mariano Supervía y D. Hilario Ariza, y de las 4 Hermanas que se iban a quedar en Fitero y cuya Superiora era la M. Josefa Angela.

Según el testimonio del Secretario interino del Ayuntamiento, D. Cándido Pina, "fueron recibidas por todo el pueblo, al toque de campanas y con gran regocijo, habiéndolas obsequiado con una comida y dándoles posesión el mismo día 8". Dos días después, o sea, el 10, "se celebró una solemne función de Iglesia por la venida, con gran concurrencia de fieles".

Por supuesto, a la cabeza de estas manifestaciones y obsequios, iban siempre el Alcalde, D. Celestino Huarte, con la mayoría de los concejales, los miembros de la Junta Local de Primera Enseñanza y el Párroco Fr. Joaquin Aliaga, con sus coadjutores.

A la sazón, la Junta Local de Primera Enseñanza estaba formada por los Sres. Celestino Huarte, Melitón Hernández, Fr. Joaquín Aliaga, Domingo Huarte, Eladio Calleja y Fausto Martínez; y a su vez, el Ayuntamiento, por los Sres. Celestino Huarte, Hilario Falces, Severiano Muro, Eloy Andrés, Benito M. Aliaga, Julián Aliaga, Pedro Giménez y Ezequiel Yanguas

El acuerdo de la Junta de hacer constar la posesión dada alas Hermanas de la Caridad, data del 16 de Agosto de 1887, y la aprobación de este acuerdo por el Ayuntamiento, del 17 de octubre del mismo año.

Abierta la matricula los días 10 y 11 de agosto, se inscribieron más de 200 niños de ambos sexos. Así pues, el debut no pudo ser más halagüeño.
  
Tales fueron los comienzos de la actuación de las Hermanas de la Caridad en la Villa de Fitero.






PROGRAMA DE FIESTAS 1984



SEMBLANZA

D. SATURNINO SAGASTI

En el Programa de las Fiestas de 1.979, al comentar los nombres dados a las siete calles nuevas, por acuerdo del Ayuntamiento, del 8 de junio del mismo año, dedicamos a D. Saturnino Sagasti 14 líneas escuetas. Se merecía bastantes más, pero no disponíamos entonces de suficiente espacio, y hoy se las dedicamos.

D. Saturnino María Sagasti y Urriza nació en Fitero, a las 16'30 horas del 29‑XI‑1.824. Fueron sus padres D. Victor Sagasti Martínez, hacendado, natural de Pamplona y Dña. Remigia Urriza Olaso, natural de Santesteban; y fue bautizado, al día siguiente, por el Vicario Fr. Roberto Aysa, siendo sus padrinos D. Juan Antonio Medrano y Dña. Marciala Rupérez. Contrajo matrimonio el 29‑VII‑52 con la hija de su padrino, Dña. Benigna Medrano. Tenía él entonces 27 años y era soltero, mientras que ella tenía 38 y era viuda de D. Vicente Rupérez. Murió Dña. Benigna el 6‑IV‑1.889, a los 76 años; y D. Saturnino, el 9‑X‑1.898, a los 74 años, de una pulmonía. No tuvieron hijos.

Ignoramos qué estudios cursó D. Saturnino, pero indudablemente hizo algunos, pues era un hombre instruído. El 21‑XI‑1.847, tomó posesión de la Secretaría del Ayuntamiento de Fitero, que desempeñó con capacidad y honestidad, hasta su muerte; o sea, durante 51 años. Al cumplir los 40 en el cargo, regaló al Municipio un valioso volumen encuadernado, escrito de su puño y letra, de 1.038 páginas, titulado

APUNTES Y DOCUMENTOS RELATIVOS A LA VILLA DE FITERO.
  
         Consta de dos partes, siendo la más importante la 2" por contener 96 documentos, que entresacó y transcribió del Archivo Municipal, y además las ORDENANZAS MUNICIPALES de 1.894, redactadas por él mismo. Sin embargo, la parte más interesante, para trazar una semblanza del personaje, es la, en la que, sin pretenderlo, refleja su carácter, como simple individuo y como funcionario. Por lo que se deduce de ella se ve que D. Saturnino fue un

1º.- hombre ilustrado, progresista, pacífico, prudente, reservado y humanitario. He aquí dos elocuentes muestras. Sobre la Beneficencia Municipal escribe: "Hacer bien a los demás debe ser el pensamiento capital del hombre que tiene algunos medios sobre la tierra. Nada más hermoso que endulzar las penas del que sufre, consolar al que llora, calmar los dolores del que padece y aliviar la miseria del pobre" (pág. 46).



2º.- "No conviene al cargo ‑escribía a sus sucesores ‑ amistades íntimas con nadie, para evitar los recelos de los contrarios. La conducta del Secretario debe ser parecida a la de un Párroco: con todos y con ninguno; procurar concluir y transigir toda diferencia entre sus convecinos y poner todos los medios para conservar la paz y tranquilidad entre los mismos" (pág. 133).
         "La formación de una verdadera estadística catastral es una obra muy difícil, por el interés que en todos hay de ocultar la verdad" (pág. 43).
   
"La contabilidad municipal debe ser clara y al alcance de un niño". (pág. 69).
 
El Secretario debe "en las sesiones, manifestarse neutral, informar cuando haya necesidad y se vea se camina fuera de la Ley, sin insistir en nada, una vez hecha la indicación. No conviene tomar parte en ningún sentido".

Y sobre la Instrucción pública se expresa así: "La instrucción pública es la primera necesidad del pueblo y difundirla es el primer deber de la Autoridad. La instrucción hace al hombre culto, morigerado, pensador, afable, esclavo del deber, amante de su familia y de la Patria, industrioso, activo, noble y respetuoso. La ignorancia es el peor de todos los males" (pág.50).

         D. Saturnino era de ideas liberales moderadas, pero se mantuvo siempre al margen de la política y, según confesaba a sus 63 años, jamás emitió su voto, "en ninguna elección municipal, provincial ni nacional" (pág. 132). Mucho menos todavía tomó parte de las rivalidades del vecindario, que le repugnaban.

Sobre su cargo de Secretario tuvo siempre una líneas de pensamiento y de conducta intransigentes e intachables.

"En la contabilidad, interventor por la Ley, debe procurar a todo trance mejorar la administración: no tocar nunca ni que pase por sus manos un céntimo en metálico, pues para eso están los Depositarios, mirar con más interés estos caudales públicos que los suyos propios".

" Deberá estar siempre a la vista del Presupuesto, para que no se salga de él" (pág. 134).

   "La Secretaría es una oficina pública, donde los vecinos, a las horas de despacho, tienen derecho a entrar preguntando por sus asuntos e informándose de lo que creen conveniente. No haya distinciones ni reservas en este particular. A todos debe recibirse con amabilidad, facilitarles sus expedientes y cuanto exijan. Se pasaron ya los tiempos inquisitoriales; se vive de la publicidad, todos los vecinos tienen derecho a ocuparse de la cosa pública. No hay misterios: todos a disposición de todos y este es el medio de llevar el convencimiento y la tranquilidad al vecindario" (pág. 135).

El 21‑X‑1.897, D. Saturnino, que nunca había sido un hombre vanidoso, tuvo un gesto espectacular: obsequiar al vecindario con una Fuente de Vino, que fue instalada en la carpintería de Patricio Alfaro, sita en el n" 37 de la Calle Mayor. Excusado es decir que los vecinos se aprovecharon de lo lindo, hasta el punto de que uno de sus peones, llamado Veremundo Jiménez ‑ cuyo apodo omitimos adrede ‑ murió el mismo día, por haber bebido más de la cuenta. Esta desgracia aguó la fiesta a D. Saturnino, arrepintiéndose de su malhadada ocurrencia.

Desde luego, fue un hombre generoso. Regaló a la Virgen de la Barda un magnífico vestido blanco, bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, cuyo coste ascendió a 5.000 pesetas de entonces. Todos sus peones, pues era un rico terrateniente, e incluso su hacedor, Angel Calleja, vivían en casas de él, a rentas moderadas, y al morir, dejó buenas mandas al Hospital Municipal, a unos vecinos y a todas las sirvientas que había tenido.
¿No merece este pequeño recuerdo.. ?




PROGRAMA DE FIESTAS 1985


1885-1995

UN CENTENARIO LUCTUOSO


Es el del cólera morbo asiático de 1885. En nuestros libros POEMARIO FITERANO y MISCELANEA FITERANA, nos ocupamos ya de él y de los 115 muertos que ocasionó entre el vecindario, en los 41 días de verano y otoño que duro. Pero he aquí que hojeando, hace unas semanas, el LIBRO DE ACTAS DE LAS SESIONES DEL AYUNTAMIENTO DE LOS AÑOS 1882‑87, nos tropezamos, a este propósito, entre las de 1885, con algunos detalles curiosos e inéditos que vale la pena reseñar. A la sazón, era Alcalde de la Villa D. Mariano Val. Ya la terrible epidemia estaba causando verdaderas hecatombes en toda España y no iba a tardar a hacer sù aparíción en Fitero. Conque, el II de julio de dicho año, D. Eladio Calleja y otros vecinos dirigieron al Ayuntamiento una exposición, sobre la conveniencia de que se celebrase en la Parroquia alguna función religiosa "implorando la Misericordia Divina, para que no invada esta población el cólera morbo asiático, que desgraciadamente se está cebando en varias provincias de España". En la sesión del día 12 el Ayuntamiento aceptó la sugerencia y dicha función se celebró el domingo siguiente, 19 de julio. En la misma sesión, se tomaron cinco medidas preventivas: l) no permitir que entrara en el pueblo ningún forastero, si no traía una patente de sanidad V su Cédula personal, con todos los requisitos legales; 2) dedicar el Hospital Municipal a casa de coléricos, y si hubiese en él algún enfermo ordinario, trasladarlo al piso de arriba del Monasterio; 3) traer como desinfectantes, 4 kilos de ácido fénico, 30 de cloruro de sal, 12 de flor de azufre y I de mechas de idem; 4) tomar las disposiciones correspondientes para el traslado de enfermos y cadáveres; 5I comisionar a D. Manuel María Alfaro, para que se limpiase la alcantarilla de la Calle Mayor, que estaba muy sucia.

En la sesión del 26 de Julio, se tomaron otros dos acuerdos: 1) Comisionar a los concejales D. Julián Yanguas, D. Serafín Yanguas y D. Julián Aliaga, para que, de acuerdo con los Sres. de la Junta de Sanidad, D. Domingo Huarte, D. Manuel María Alfaro y d. Pedro Nolasco Medrano, se hicieran visitas domiciliarias a los vecinos, instándolos a tener bien limpio el interior de sus casas; 2) Ordenar a los alguaciles que montasen un servicio extraordinario de vigilancia en el Lazareto, establecido en el Cogotillo.

En la sesión del 2 de agosto, se leyó una comunicación de la Asociación benéfica LA CARIDAD solicitando la protección sanitaria del Municipio, un local céntrico para poder estar de guardia y los medicamentos y desinfectantes indispensables para asistir y auxiliar a cuantas personas fuesen invadidas del cólera. EI Ayuntamiento se mostró de acuerdo y el mismo día, les facilitó la habitación del 2 piso de la Casa Consistorial, dedicada al cobro de contribuciones y a las reuniones de las Juntas de regadío; les proporcionó desinfectantes y algunos otros artículos, como té y manzanilla, dejando el despacho de los medicamentos al cuidado del farmaceútico titular del pueblo.



En la sesión del 16 de agosto, el Teniente 1 de Alcalde, D. Melitón Hernández dio cuenta de los desinfectantes que se necesitaban, según dictamen de los Facultativos titulares y se acordó que se trajeran con urgencia.

El 24 de agosto, cayó enfermo el médico D. José Zalabardo y para suplirlo, el Ayuntamiento contrató por 1 mes y 3.000 reales, a D. Francisco Ortiz y Ribas Director‑Medico del Baño Viejo. El 26 del mismo mes, el Alcalde, D. Mariano VaÌ a instancias de los Facultativos y de la Asociación LA CARIDAD, nombró a Victorio Giménez, para guardar y encargarse del cementerio y del Depósito de Cadáveres y además para ayudar al sepulturero, por 4 pts. diarias; y por otra parte comisionó a Gregorio Martínez, Practicante, por 5 pts. diarias, para estar a la vista de los enfermos del Hospital y pata desinfectar las casas de los coléricos.

El 4 de septiembre, el médico del Baño Viejo comunicó que se había puesto enfermo y que no podía continuar en el servicio de noche.
 
A principios de septiembre, murió del cólera el Maestro de Párvulos, D. Carlos Vergara, y su viuda, Doña Juliana Villarroya pidió al Ayuntamiento que se le pagase entero el tercer trimestre que correspondía a su marido, lo que se acordó en la sesión del 4 de octubre; y el 18 del mismo mes, se cantó en la iglesia un Te Deum solemne, por la terminación de la epidemia. Entonces sonó la hora de las recompensas a los que se habían distinguido por sus servicios al vecindario. En la sesión del 25 de octubre, el Ayuntamiento acordó dar a los médicos titulares, D. Emilio Giménez (del distrito 1) y a D. José Zalabardo (del 2 distrito). Así como al farmaceútico, D. José López Anaya, 250 pts. a cada uno; a los Practicantes, D. Isidoro Madurga y D. Candido Martinez, 80 pts. a c/u; a los alguaciles, Emeterio Liñán y Natalio Diaz, 80 pts. para los dos; a Cándido Pina, auxiliar de la Secretaria, 80 pts.; a Maria‑Angel Garcia, por la venta de nieve, después del tiempo contratado, y pérdidas sufridas por el cólera, 100 pts.; al alcaide, Julián González, 25 pts.; a los cuatro camilleros, y al guardián y al sepulturero, 30 pts. para una merienda; a Victorio Jiménez, guardián de los cadáveres en el Depósito, se le dio además un traje completo de pana o paño, con un tapabocas. En cuanto a la Asociación LA CARIDAD, de la que no constan los nombres de sus miembros, se le pasó un atento oficio, dándole, en nombre del vecindario, las más expresivas gracias.

Por eso celebramos con emoción el PRIMER CENTENARIO de la venida a Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.






PROGRAMA DE FIESTAS 1986


GASTOS ANUALES ORDINARIOS DEL AYUNTAMIENTO, HACE 165 AÑOS


Evidentemente esos gastos se refieren al año 1821, segundo del Trienio Constitucional, y constan en el Libro de Actas de las sesiones del Ayuntamiento de Fitero, desde el 26 de mayo de 1801 hasta el 25 de enero de l826, folios 205 vuelto y 206, que se conserva en el Archivo Municipal. A la sazón, era Alcalde, D. Francisco Huete; y Secretario, D. Celestino Huarte.

Para la perfecta comprensión de los lectores, hagamos previamente unas cuantas aclaraciones de algunas palabras y frases que se emplean en dichas cuentas.
  
1‑2) Por entonces, se llamaba nuncio al pregonero del Ayuntamiento; y comadre, a la comadrona.

3) La redención de cautivos era una operación de rescate de prisioneros a la que se dedicaban especialmente los frailes de la Orden de la Merced, recogiendo limosnas con este fin.

4) San Abdón y San Senén fueron dos nobles persas cristianos, martirizados en Roma, en el siglo III, y cuyo culto fue introducido en Fitero por los monjes del Monasterio Cisterciense. Su fiesta se celebraba el 10 de julio, con una misa cantada, ministros y órgano.

5) E1 Agua de San Gregorio procedía de una cisterna de la basílica del pueblo de Sorlada y era pasada por la cabeza de San Gregorio Ostiense, asperjándose con ella los campos, para librarlos de la langosta, el pulgón y otras plagas. La cabeza es de plata y contiene en su interior unos huesos de Santo. En el vértice del cráneo, tiene un agujero, por el que se echa el agua, y otro bajo el cuello, por donde sale. Antaño se recogía en tinajas y un capellán o un ermitaño del santuario la repartían por los pueblos, recogiendo abundantes limosnas. San Gregorio Ostiense vivió en el siglo XI y fue Obispo y Cardenal de Ostia Tiberina. En 1039, el Papa Benedicto IX lo envió a Navarra, para conjurar una plaga de langosta que la desolaba. Murió en Logroño, el 9 de mayo de 1054.

6) Se llaman propios, en el sentido de enviados, a las personas que se envían expresamente con una carta o un recado.

7) Un real fuerte que es la moneda en que están expresados todos los gastos de 1821 equivalía a 2 y 1/2 reales vellón (de plata aleada con cobre), y su valor equivalente en pesetas solo era de 0,6175 (también de plata aleada).

He aquí ahora la lista de los gastos  municipales ordinarios del año 1821.
  


A Ubaldo Lafuente, Nuncio, por su salario anual: 580 reales fuertes
Al Maestro de niños: 840 reales fuertes
Al Secretario del Ayuntamiento, sin perjuicio del arreglo general que se haga por el vecindario, con arreglo a las órdenes del Gobierno: 1.000 reales fuertes
Al Administrador de la Estafeta, a cuyo cargo corre el gobierno y dirección de la misma, poner las listas y hacer la distribución de la correspondencia: 165 reales fuertes
A la comadre por su salario anual: 310 reales fuertes
Por el gasto que se hace anualmente por los Sres. del Ayuntamiento, el día en que se sale a hacer el reconocimiento de mugas, con las provincias limítrofes de Aragón y de Castilla: 56 reales fuertes.
Por la limosna anual para la redención de cultivo: 10 reales fuertes.
Por el papel que anualmente gasta el Ayuntamiento para sus negocios: 72 reales fuertes
Por el salario de la Maestra de misas: 400 reales fuertes
Por el gasto del día que sale el Cura Párroco a la bendición de los campos.  8 reales fuertes
Por la misa votiva que anualmente se celebra el día de los santos, San Abdón y San Senén:   
6 reales fuertes
Por la limosna que anualmente se da para el agua de San Gregorio: 16 reales fuertes.
Por portes de cartas (en dinero, pues los sellos de Correos no empezaron a usarse en España, hasta el I de Enero de 1850):  60 reales fuertes
Por el importe de lo que se gasta en los peatones que vienen con las órdenes circulares del Gobierno, de la Cabeza de Partido: 200 reales fuertes.
Por el importe de la cera que gasta el Ayuntamiento en las procesiones de la función de la Patrona, Corpus Christi y otras festividades del año: 400 reales fuertes.
Por el gasto anual ordinario en la composición de caminos y carreteras: 200 reales fuertes.
Por el gasto de composición de oficinas públicas: 200 reales fuertes.
Por el gasto que se hace en la Misa solemne, Procesión, Vísperas y Sermón, el día de la Patrona del pueblo: 200 reales fuertes.
Por el salario del Depositario de Fondos Públicos: 310 reales fuertes.
Por el importe del gasto anual que se hace en los propios que se remiten en los asuntos que se ofrece al Ayuntamiento: 200 reales fuertes.
Por el salario del conductor de la correspondencia, el que se ocupa cuatro veces a la semana, en ir y venir a Cintruénigo, los días de Correo:  250 reales fuertes.
Por los gastos que se originan anualmente en costas y daños de pleitos, Abogados, Procuradores y Agentes: 600 reales fuertes.

Total: 6.083 reales fuertes

los cuales reducidos suman: 3.756,25 pesetas

Ahora lean el presupuesto ordinario de Gastos del Ayuntamiento para el año 1985, publicado en la revista FITERO 85:
  Remuneración del personal:  37.890.007 pesetasetas
  Compra de bienes y servicios: 20.150.000 pesetas.
   Intereses: 500.000 pesetas.
   Transferencias corrientes: 1.500.000 pesetas.


   Inversiones reales (pavimentación de calles): 6.000.000 pesetas.
   Variación de pasivos financieros: 2.773.172 pesetas.
   Total: 68.773.172 peseta.
Diferencia entre los gastos de 1821 y de 1985: 68.769.415,75 ptas
Lo que va de ayer a hoy!



PROGRAMA DE FIESTAS 1987


Un documento histórico curioso.

LA PINTURA DE UN RETABLO PARA LA VIRGEN DE LA BARDA EN 1617


En nuestro libro LA IGLESIA CISTERCIENSE DE FITERO, dimos amplia cuenta de la 2' transformación de la actual Capilla del Santo Cristo de la Columna, hecha para alojar en ella a nuestra Patrona (pp. 189‑190). Entre otros trabajos, figura la construcción de un nuevo retablo por el arquitecto en madera, Juan de Berganza, vecino de Tarazona, quien lo acabb en 1611. Todavía se conserva la traza, pero no el retablo, el cual fue sustituído por el actual, a mediados del siglo XVIII. EI anterior no fue pintado hasta 1617 por Juan de Lumbier, vecino de Tudela, al que solo dedicamos siete líneas, en nuestro libro sobre la Iglesia.

Pues bien, en el Archivo de Protocolos de Tudela, localizamos, hace unos 10 años, el contrato de Lumbier con el Monasterio, que vamos a reproducir con ortografía moderna, para que lo entienda cualquier lector. Dicho documento se encuentra en el protocolo de dicho año, del escribano, Miguel de Urquizu y Uterga, folio 21. Existen en él unas pocas lagunas, que llenamos con puntos suspensivos, pues debe tenerse en cuenta que se trata de un manuscrito no bien conservado, de hace 370 años. Helo a continuación.

"En el Monasterio Real de Nuestra Señora de Fitero, a 19 días del mes de mayo del año 1617, comparecieron, de una parte, el Muy Reverendo P. Bernardo Pelegrín, y de la otra, Juan de Lumbier, pintor, vecino de la ciudad de Tudela, y dijeron que se han convenido y concertado en lo siguiente.

Lo primero que el dicho Juan de Lumbier se obliga a pintar, dorar y estofar el retablo de María Santísima de la Barda, que está debajo del Coro de la iglesia de dicho Monasterio, en la forma siguiente.

Primeramente, el pedestal, con las molduras y ménsulas doradas; de colores, algunas cercas que hay en ellas; y sobre el oro, grabados. Las molduras serán de oro limpio. Las columnas serán todas doradas; y de azuleno, las canales y grabaderas. Los traspilares tendrán los filetes, de oro. La Casa (hornacina) de la madre de Dios será toda de oro y grabada en partes; y a las espaldas, ha de quedar de oro limpio, para que sobresalga más la imagen.

La cornisa mayor será toda dorada, y en el friso, un estofado de todos los colores sobre el oro. En el banquillo de sobre la cornisa, habrá dos Virtudes pintadas; y lo demás, dorado.



Los remates de arriba y cornisa y frontispicio y las metopas todo será dorado; y repartidos los colores donde sea menester. En el tablero central más alto aparecerán pintados Cristo, San Juan y María (el Calvario) y en los demás tableros, las historias que se le pidan; y todo bien y de buenos colores finos, conforme al Arte.

Todo lo demás que la obra requiere, queda por cuenta y cargo de dicho Juan de Lumbier.
 
Item también ha de pintar toda la capilla de blanco y negro; e historias o figuras y otras cosas que requiere el Arte, de oro.

Item también ha de aderezar la reja de verde, fuera de las molduras, cornisa y capiteles que han de ser de oro; y las molduras principales y lomotro, friso y papos de cornisas, de verde. Todo esto es fuera del pedestal.

Item que toda la dicha obra la ha de hacer dentro de dos meses y medio, contaderos desde el día en que se le avisare que venga por el retablo.

 Item que el retablo se ha de llevar a Tudela, a costa del Monasterio, y el traerlo ha de ser a costa de Juan de Lumbier, para que venga bien aderezado, y lo ha de asentar y dejarlo como convenga. Toda la labor y pintura de todo ha de ser vista por oficiales. EI asentarlo ha de ser a costa del Monasterio, y si dentro de dicho tiempo, no cumpliere el pintor, el Monasterio a costa y daño de Juan de Lumbier, lo pueda hacer cumplir.

Item que, por todo lo dicho, el Monasterio ha de pagar a Juan de Lumbier II5 ducados de a 11 reales, en moneda de Navarra, de esta manera: 40 ducados, el día que lleve el retablo a Tudela, y 20 ducados, el día que lo deje asentado y pintadas la capilla y reja. Lo demás que resta y el fin del pago será para la Pascua de Navidad de 1617 y principio de 1618, sin otro término más...

Y al cumplimiento de todo lo dicho se obligan los firmantes P. Bernardo Pelegrín, Prior y Juan de Lumbier, pintor. Testigos: Juan de Bea, vecino de Fitero, y Juan de Berganza, vecino de Tarazonan Post Scriptum.

Si un servicio de un año merece el reconocimiento del beneficiado, un servicio continuo de cien años merece la máxima gratitud por parte del vecindario. Por eso celebramos con emoción el PRIMER CENTENARIO de la venida a Fitero de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana.
                    


PROGRAMA DE FIESTAS 1988


Un notable documento inédito del siglo XVI
LAS MANDAS DEL ABAD VILLALBA


Fray Marcos de Villalba fue el XXXIX Abad de Fitero y uno de los más sobresalientes.  Nació en Cebreros (Avila) y tomó el hábito del Císter del monasterio de Montesión, el 25-X-1557, llegando a ser Abad del mismo dos veces: en 1576-79 y en 1581.  Fundó en Salamanca el Colegio de Nuestra Señora de Loreto, poniendo su primera piedra en 1583 y siendo su primer Abad.  También fue Rector del Colegio de Alcalá, Visitador, Consiliario, dos veces Definidor General y así mismo General de la Congregación de Castilla (1581-1584). Se distinguió como religioso edificante y hombre docto, siendo autor de varios escritos interesantes.  El Papa Sixto V lo nombró Abad perpetuo de Fitero, el 5-II-1590; pero es el caso que Felipe II le había ya ordenado, el 4-III-1589, que se trasladase a nuestro pueblo, para que administrase el Monasterio en lo temporal, mientras llegaban las bulas de nombramiento.  En todo caso, su abadiazgo fue ejemplar, pero corto, pues murió el 13-XII-1591. Está inhumado en el bello sepulcro renacentista del lado del Evangelio de nuestro Altar Mayor.

En nuestras incursiones investigadoras en el Archivo de Protocolos de Tudela, tuvimos la suerte de encontrar, hace algunos años, las curiosas “Mandas” de Fr. Marcos, fechadas el II-XII-1591. Se hallan en el Protocolo de 1591, del escriban, Miguel de Urquizu y Uterga, en un volumen de Extravagantes.  El documento consta de cuatro folios bastante estropeados, pues faltan algunos fragmentos en todos ellos.  Por añadidura, algunas palabras y párrafos enteros están borrados por la humedad, y aunque la letra es clara y grande no nos fue posible rehaer su texto completo; opero pudimos recomponer la mayor parte. Las “Mandas” son 17 y el mismo Abad recalca que son únicamente mandas, es decir, legados o donaciones, pero no testamento.  He aquí un resumen de las mismas.

1.- Una donación de 400 ducados “para el adorno de la capilla de la chirola” (la capilla central de la girola).

2. Otra de 150 ducados al albañil, Andrés de Inestrillas, para que terminase “la fábrica del Hospital”, que estaba construyendo, a la sazón, a expensas de Fr. Marcos.

3.- Otra de 100 ducados para la edificación de una ermita de San Marcos Evangelista, en un pequeño cabezo del camino de Corella.

4.- Otra de 100 ducados, “para que estas Pascuas salgan vestidos los pobres y mujeres más necesitadas del pueblo”. Eran las Navidades.

5.- Otra de 50 ducados, para la capilla de la Natividad de Nuestra Señora.

6.- Un mandato de Fr. Miguel de Bea, para que arreglase las cuentas pendientes entre la Abadía, la Fábrica y el Convento.

7.- Un donativo de 60 ducados para un estudiante de Teología, “huérfano y pobre, que está a punto de ser ministro de la iglesia”. Desapareció su nombre.

8.- Otro de 40 ducados a Esteban de Quesada, “mi paje”.

9.- Otro de 20 ducados a Diego García, su cocinero.

10.- Otro de 60 ducados a Gil Moreno, “mi criado, para casar a su hija y además 200 robos de trigo.

11.- Confirmación de “la donación de los 500 ducados que dio el P. Fr. Luis Alvarez de Solís para el Maestro de Escuela, y quiero que perpetuamente estén dichos ducados para el dicho efecto y que se pongan los escudos de la intención del P. Fr. Luis y confirmación mía”.

12.- Encargo al P. Prior y al Convento de enviar “holgadamente a su casa”, a un monje apellidado Andrés, cuyo nombre ha desaparecido, y el motivo también.

13.- “Item confieso que debo a ....; pero han desaparecido la deuda y el nombre del acreedor”.

14.- Asimismo ha desaparecido el número de misas y aniversarios que consignaba esta manda, añadiendo: “Dejo 150 ducados para ayuda del vestuario y lo que fuera necesario”.

15. “Item doy a éstos (Convento y Fábrica) 150 ducados que debe Domingo de Barea y 20 ducados que se deben en Tafalla, y 30 arrobas de aceite h hasta 61 robos de trigo que alcanzaré al Convento, de las Cuentas”.

16.- “Item declaro que, en un cajoncillo que está dentro de mi escritorio a la mano derecha, hay 320 y tantos escudos de oro: los dichos cuantos fueren, quiero que de éstos se cumplan las mandas de los criados, ante todas las cosas”.

17.- “Item se pague a la Fábrica 40 ducados que había de haber de lo del Marqués de Almazán..” (y sigue la explicación con cuatro cortes, que la hacen ininteligible).
Fueron testigos de esas mandas los monjes del Monasterio, Fr. Miguel de Bea y Fr,. Migue de Aragón, ante el escribano de la villa y del Monasterio, Miguel de Urquizu y Uterga, que lo fue, desde el año 1590 a 1638, durante 48 años seguidos.



PROGRAMA DE FIESTAS 1989


Estructura social en los siglos pasados

En la época del abadengo, hubo dos clases sociales perfectamente delimitadas: Los señores y los vasallos. Los señores eran los monjes; y los vasallos, los demás habitantes del pueblo. En realidad, el único y verdadero señor de la Abadía y de la Villa era el Abad, a quien hacia 1540, el Rey y los Virreyes, en las convocatorias a Cortes del Reino de Navarra, daban el tratamiento de “Reverendo Señor” (1); pero en las diversas escrituras de la época, se hacían llamar "Muy Reverendo y Magnífico Señor" (Fr. Martín de Egüés y de Gante), “Muy Ilustre Señor” (Fr. Luis Alvarez de Solís), "Muy Ilustre y Reverendísimo Señor" (Fr. Ignacio F. de Ibero), etc.

Atendiendo a la categoría de vecindad, los fiteranos se dividían en dos clases, como en el resto de los pueblos de Navarra: Vecinos propietarios (o simplemente vecinos) y moradores habitantes (o simplemente moradores). Eran vecinos los que poseían en la Villa casa o bienes raíces; y moradores, los que no estaban en este caso, o sea, los no‑propietarios.

Finalmente en relación con su puesto en la escala social, la población civil estaba repartida en tres estratos: la clase alta, formada por los nobles e hidalgos, de los que el censo de 1797 anotaba 18; la clase media, formada por los labradores propietarios (78), los arrendatarios (13), los ganaderos no labradores (14), los profesionistas liberales (17), los comerciantes (5) y los artesanos y asimilados (cerca de 40); la clase baja, formada por los jornaleros agrícolas (229), los obreros de las manufacturas textil y alpargatera (358), los criados domésticos (22), las criadas (26) y otros asalariados (2).

Respecto de los hidalgos del pueblo, escribía despectivamente al Rey Carlos III, el abad, Adriano González de Jate que eran "una pobre gente, por más que para significar algo, se firmen con Dones que no tienen, y no se les dan a los que les son en todo iguales, si no superiores" (3).

Pero este juicio desdeñoso no merece ningún crédito, por proceder de un fraile despótico y arbitrario que odiaba al pueblo y era odiado por la mayoría de los fiteranos.

En realidad, ¿cuantos hidalgos hubo en Fitero en los siglos XVI y XVIII.. ? No lo sabemos; pero entre los renteros que figuran en la escritura censal de regadío de 1584, se cuentan 42 cuyo apellido va precedido de la preposición de, característica de los hidalgos: Cristóbal de Alfaro, Martín de Barea, Diego de Zufías, Bertol de Bea, Antón de Yanguas, Bernal de Atienza, Juan de Zabala, etc. ¿Eran efectivamente hidalgos todos ellos...? No parece imposible, pues en 1710, en una Exposición de la Villa a S. M. Felipe V para obtener su independencia del Monasterio, se afirmaba que, entre sus 600 vecinos, figuraban "80 familias ilustres" (4). Ahora bien, ¿cómo se explica que, 87 años después, no quedasen más que 18...?.



En todo caso, en el siglo XVIII, hubo, por lo menos, dos nobles auténticos: D. Bernardo Octavio de Toledo y D. Francisco Yanguas, registrados por el escribano, D. Joaquín Huarte (5). Además se conservan todavía sus escudos nobiliarios en las fachadas de las casas n" 19 de la Calle Mayor y n" 3 de la calle de la Villa. Ambos están esculpidos en mármol. El escudo de los Octavio de Toledo es cortado y ostenta en la zona superior una Imagen de la Virgen María, de pie y con el Niño en brazos. Frente a ella, se encuentra arrodillado un señor pasando las cuentas de un rosario, que cuelga de su mano derecha, mientras que, con la izquierda, le está ofreciendo una rosa. La zona inferior del blasón está ocupada por un castillo de tres torres, flanqueado por dos flores de lis. Al pie se lee: “Octavio de Toledo”.

El escudo de los Yanguas muestra en la parte superior un castillo señorial por cuyo almenado asoma un brazo, armado de una daga y en la parte inferior, cinco coronas nobiliarias. Al pie del blasón se lee: “Armas de los Yanguas”.

Con la extinción dei Monasterio y la implantación del régimen liberal, se acabaron en Fitero los señores y los vasallos, pero de hecho, el vecindario quedó dividido en tres estratos sociales, como en los siglos pasados: Los señoritos, diminutivo de señores, que eran en parte los que más se habían enriquecido con los bienes de los frailes; los labradores, incluyendo a los artesanos y comerciantes de alguna categoría; y los jornaleros, que constituían la mayoría. Esta división clasista se conservó hasta la década de los 60 en que los señoritos empezaron a desaparecer por la extinción o emigración de sus familiares; los labradores empezaron a perder su poder económico, al depreciarse los frutos del campo y escasear y encarecerse la mano de obra campesina; y los jornaleros comenzaron a elevar su nivel de vida, gracias a la introducción de los seguros sociales y la industrialización del pueblo.

Actualmente, en Fitero, no hay diferencias de clases. Ya era hora.


NOTAS.

(1) José Yanguas y Miranda, Diccionario de antigüedades del Reino de Navarra, t. III, p. 85.
(2) Libro de sorteos para soldados de 1773 a 1822, Archivo Municipal de Fitero.
(3) Memorial al Rey Carlos III del 26‑II‑1771.
(4)  Florencio Idoate, Rincones de la Historia de Navarra, t. I, p. 241.
(5) Joaquin Huarte, Protocolo de 1784, nº 149. Poder de D. Bernardo Octavio de Toledo, Francisco Yanguas y consortes, de estado Nobles, para pleito.






PROGRAMA DE FIESTAS 1990


Curiosidades históricas fiteranas

Las siguientes están tomadas de los 3 libros de Cuentas de la Archicofradía de los Hijos de María.

RETRIBUCIONES A LA BANDA MUNICIPAL

 Desde 1969, acompaña a la procesión de la Inmaculada del día 8 de diciembre; pero anteriormente solo lo hacía de tarde en tarde, y a veces, el 31 de mayo, pues en 1903, se anota en esta fecha: "A Natalio, la música 10 ptas.: Natalio Díaz era entonces el Director de la Banda Municipal. Pero lo corriente ha sido siempre su acompañamiento a la procesión del 8 de diciembre. Así, en 1935, se anota un pago de 50 ptas., en esta fecha, a la B.M., dirigida a la sazón por Lorenzo Luis. Desde 1969 hasta 1975, las Hijas de María pagaron al nuevo Director, José Barea y sus músicos 500 ptas. cada año; en 1976, 1.000; en 1980, 1.500; en 1985, 7.000 y en 1986, 12.000 ptas. (mil para cada músico).

TRES REGALOS HISTORICOS

En 1907, la Archicofradía regaló al Papa Pío X, con motivo de sus bodas de oro sacerdotales, "1 amito, 2 purificadores, 2 corporales y 1 palio", que costaron 35 ptas.

En 1920, contribuyó con 10 ptas. al regalo de un báculo pastoral a D. Miguel de los Santos Díaz y Gómara, por su nombramiento de Obispo titular de Tagora y Auxiliar del Arzobispo de Zaragoza. Y en mayo de 1950, hizo un regalo (no especificado) de 100 ptas. a D. José María García Lahiguera, al ser nombrado Obispo titular de Zela y Auxiliar del Arzobispo de Madrid.

OBSEQUIOS

Repasando los Libros de Cuentas de la Asociación, se ve que las Hijas de María eran muy aficionadas a hacer obsequios. Vayan unos ejemplos curiosos. En 1921, regalaron a Fausto Palacios una docena de puros, a 1,70 ptas. cada uno, por dirigir el arco que levantaron para la recepción del Sr. Obispo, Díaz y Gómara en las fiestas de la Virgen de la Barda. En 1940 se anotan en mayo una botella de vino moscatel por 5 ptas, y seis paquetes de galletas por 6 ptas.; en 1964, dos docenas y media de pasteles por 60 ptas.; en 1972, 12 bolsas de caramelos de 200 gr. por 192 ptas.; en mayo de 1942 bizcochos para las cantoras, 7 ptas., etc., etc.

GASTOS HETEROGENEOS



Son innumerables. En 1913, se puso una tarima nueva en el altar de la Purísima, por 25 ptas. y se compró un sello de la Asociación; por 3´50. Era ovalado, representando en el centro a la Inmaculada rodeada de angelitos, con esta leyenda: "Archicofradía de Hijas de María de Fitero". En 1934 les dió unos Ejercicios Espirituales el P. Antonio Ramírez por 318 ptas. En 1937, hicieron un donativo para el Culto y Clero de 25 ptas. y pagaron a Oroz y Martínez de Tudela por 3.000 estampas, 60 ptas. En 1940, pagaron a Manuel Pérez 25 ptas. por arreglar y barnizar el solio de La Purísima. En 1949, por arreglar una habitación junto a la sacristía, pagaron a Manuel Fernández 260 ptas.; y en 1958 hicieron un donativo para el Seminario de 50 ptas. En 1959, pagaron a la Casa Belloso de Zaragoza, por 6 candeleros, 7.200 ptas., etc., etc.

ESCAPULARIOS DE LA INMACULADA

Ordinariamente los confeccionaban las mismas asociadas, comprando previamente tela cintas y estampas. Con tal fin, compraron, por ejemplo, en 1921, a Cesáreo Ármas una vara de tela azul, por 4,50 ptas.; en 1928 a Falces y Bozal 15,80 metros de cinta, por 4,75; y en 1933, a Oroz y Martínez (de Tudela), 100 estampas de la Inmaculada, por 32 ptas. Esta buena costumbre continuaba todavía en 1986, en que se gastaron en cintas para hacer escapularios, 370 ptas.
  
En 1916 un escapulario costaba 0,50 ptas.; en 1935, 1 peseta; en 1952, 6 ptas.; en 1970, 12 y en 1983, 75 ptas.
            
RIFAS Y LOTERIAS

Uno de los recursos primitivos que utilizaron las Hijas de María para incrementar sus ingresos, fueron las rifas. Ya en enero de 1900, se anota en el Cuaderno 1º de Cuentas de la Asociación, la rifa de UN CHAL, que produjo 43,5 ptas. Se rifaban las cosas más diversas compradas previamente en los comercios de la localidad (Cesáreo Armas, Falces y Bozal, Genara Francés y Hermana; Manuel Larraondo, etc.); una toquilla, una mantelería una enagua, una mantilla, etc. Las rifas se celebraban anualmente, el 8 de Diciembre.
  
Se solían hacer más de un millar de billetes, que se vendían a bajo precio: 0,05 ptas., 0,10; 0,25; 0,50, etc. Así, en 1925, se expendieron 4.000 billetes a 0 05 ptas. obteniéndose 200 ptas. Las rifas desaparecieron en la década de los 5Ó, siendo sustituidas en la siguiente por los ingresos de Lotería que fueron de 8 ptas. en Abril de 1962; de 10 en 1966 y de 400 en 1976.
        
RECAUDACIONES POR CUOTAS, APARTIR DEL TERCER DECENIO DEL SIGLO XX

En 1930 la recaudación total por cuotas fue de 276,50 ptas. correspondiendo a 104,50 de cuotas mensuales, 90 de cuotas anuales, 62 al pago de los días de las flores, y de 20 del de los días de la Novena. En 1972, la recaudación de las cuotas anuales (ya no había mensuales) ascendió a 1.727 ptas.; las aplicaciones de mayo (a 15 ptas. cada una), a 465 ptas., las de la Novena la 20 ptas. cada una), a 180; y las de las Misas de Comunión y Mayor, a 100 ptas. Total 2.422 ptas. Por fin en 1986, las cuotas de 5 ingresos en la Archicofradía sumaron 250 ptas.; las cuotas anuales, a 21.200 ptas.; las aplicaciones de Mayo a 950 ptas.; y las de la Novena, a 270 ptas. Total, 22.670 ptas.

RETRIBUCIONES A LOS PANEGIRISTAS DE LA INMACULADA


En 1921 D. Gregorio Pérez percibió 25 ptas.; en 1925, D. Alfonso Bozal, 30; en 1932 D. Justo Arellano 40; en 1943, D. Leonardo Hernández, 60; en 1950, D. Julio Yanguas, 100; en 1960, D. Amado Melero, 200; en 1971, D. Raimundo Aguirre, 500; en 1973, D. Ramón Azcona, 400 y en 1976, D. Gonzalo Rodrigo 600 ptas.



PROGRAMA DE FIESTAS 1994


El nombre de Raimundo

Raimundo es la castellanización del latín Raymundus; y Ramón, la catalanización del francés Raymond, que los franceses pronuncian Remón: forma oral que utilizó precisamente Alfonso X el Sabio, en su Crónica de España, en la cual llama a nuestro Santo "don Remón, Abad de Fitero" la cual pasó a su vez, más tarde, al castellano como apellido.
  
Con toda probabilidad, Raymundus es una forma sincopada de Raginmundus, latinización del nombre germánico Raginmund, el cual se compone de dos palabras ragin, consejo (de los dioses) y mund, mano (aunque en el alemán actual significa boca) y metafóricamente, protección. Por tanto, Raginmund y sus derivados: Raymundus (latín), Raymond (francés e inglés), Raimundo (castellano), Raimond (italiano), Ramón (catalán) y Reinmund (alemán) significan  "protección del consejo divino" (l). Ahora bien, este antropónimo, aunque de origen germánico, fue introducido, con toda probabilidad, o al menos, propagado, en España por inmigrados franceses.

Su forma más antigua en la Península es la de Ramón, catalanización del francés Raymond: nombre empleado en el Midi francés, con anterioridad a la aparición de la dinastía de los Raymond en el Condado de Toulouse. Los siete Condes de esta dinastía, que comenzó en 852 y terminó en 1249, no hicieron más que popularizarlo, lo mismo que los cuatro Condes de Provenza, llamados asimismo Raymond (1144 - 1245). Por eso el nombre de Ramón apareció primeramente en los Pirineos, en el antiguo Condado de Pallar, situado al norte de Lérida y lo Ilevaron diez Condes de esta comarca, que, a la sazón, pertenecía a los francos, empezando por Ramón I, quien la gobernó desde 792 hasta 803. Más tarde, lo llevaron igualmente siete Condes de Barcelona y Príncipes de Cataluña, a partir de Ramón Borrell (992‑1018).

Análogamente el antropónimo Raimundo fue introducido ‑ o al menos, propagado - en Castilla, en las postrimerías del siglo XI, castellanizando el latín Raymundus, por los monjes franceses de Cluny, llamados por Alfonso VI, el cual estuvo casado sucesivamente con dos princesas francesas: Agnès d'Aquitaine y Constance de Bourgogne. Un factor importante de su propagación fue asimismo el Príncipe francés Raymond de Bourgogne, el cual desposó a la primera hija y heredera de Alfonso VI, la Infanta doña Urraca, en el año 1099. Por cierto que la tercera hija del mismo Monarca, doña Elvira, contrajo igualmente matrimonio con otro Raimundo francés: el Conde de Toulouse, Raymond de Saint‑Gilles; pero éste no vino a radicarse en Castilla.

(l) Gutierre Tibón, Diccionario de nombres propios de persona, pág. 455 (México, U.T.E.H.A., 1956);  y Diccionario Catalá ‑ Valenciá ‑ Balear, Tomo IX, pág. 105 (Palma de Mallorca, 1959).




PROGRAMA DE FIESTAS 1995



LIBRO DE CENSOS DE FIDEL FERNANDEZ

L0S CENSOS
CONSTA DE 18 DOCUMENTOS IMPRESOS

EI 1.º es una demanda en acto de conciliación, firmada en Tudela el 12‑III‑1920, por D. Félix Conde y Pérez, Procurador de D. Antonio Mª Barbería y Mutiozábal, contra 248 vecinos de Fitero y una señora de Cascante, por impago de los censos de este último, en su mayoría desde 1912 ó 1913. A cada uno se le dice las cantidades de trigo en robos y almudes que adeuda, en total, desde que dejó de pagarlos.
   
EI 2.º es una copia de la Escritura censal de la Huerta y demás términos de regadío, del 27‑I‑1584.
  
EI n.º 3 es una copia de la Venta judicial, hecha por el Juez de Primera Instancia de Pamplona y su partido, D. Fernando de Galarza, del censo perpetuo de 1.092 robos y 7 almúdes y medio de trigo anuales que pagaba la Villa de Fitero al suprimido Monasterio de Bernardos. Dicho censo, capitalizado a 1.291.645 reales vellón y 3 maravedises, fue adjudicado, en pública subasta, el 26‑V‑1845 a D. Juan Miguel Barbería, vecino de Madrid, en 1.400.000 reales vellón. En dicho documento, se copia el R. D. de Mendizábal del 19‑II‑1836, disponiendo la venta de todos los bienes raíces de las comunidades religiosas, suprimidas por Decretos anteriores; el art. 33 de la Real Instrucción del I de Marzo del mismo año, especificando las condiciones de las subastas de dichos bienes; la carta de pago de la quinta parte del precio líquido del remate, por valor de 280.032 reales y 13 marevedises de vellón, hecha por el Sr. Barbería a D. Valentín Urra, Administrador Principal de Bienes Nacionales, el 5‑VIII‑1845 y una autentificación de la copia por el Notario de Fitero, D. Juan José Hernando, el 27‑III‑1846.

EI n.º 4 es un certificado de D. Gregorio Aguirre, Oficial 1º de la Contaduría de Bienes Nacionales, expedido en Pamplona, el 20‑X‑1846, especificando nominalmente los vecinos que quedaban sujetos al pago del censo perpetuo al Sr. Barbería, con las cantidades en trigo que les correspondían.

EI n.º 5 es una descripción detallada de las fincas acensuadas, extraída de los libros de inventarios de la Admón. del Censo, llevada por D. Antonio Mª. Barbería, firmada y autentificada como copia fiel del original por Félix Conde, en Tudela el 6‑VIII‑1920.



EI 6.º contiene tres copias de otros tantos bandos, echados el 15‑VIII, el 18 y 25‑IX de 1892, por el pregonero Cándido Pina, anunciando que quedaba abierto el granero de la Admón. Barbería, para que los censatarios acudiesen a pagar sus censos, amenazando en el último con llevar a los tribunales a los que no los pagasen a tiempo. EI Administrador de Barbería en Fitero era entonces Melitón Hernández. Es curioso el detalle de que el Tío Pona (Cándido Pina) cobró 0,50 ptas. por pregón.

EI n.º 7, fallando definitivamente en favor de D. Antonio Barbería Urriza (sucesor de su hermano Juan Miguel) el pleito entablado contra su apoderado en Fitero, D. Babil Latorre, por D. Manuel Abadía, D. Sebastián Mª Aliaga y D. Juan Manuel Calahorra (cerverano) por sí y en representación de otros 214 vecioos de Fitero, oponiéndose al pago de los censos. EI Procurador del pueblo fue D. Mariano Agreda, quien alegaba, con razón, que habiendo sido abolidos los Señoríos y además las comunidades religiosas nacionalizándose los bienes de éstas, quedaron automáticamente abolidas las prestaciones perpétuas a unos y a otras y como La Villa de Fitero había sido un señorío temporal y espiritual del suprimido Monasterio Cisterciense no tenía por qué seguir ahora pagando a un señor ajeno las rentas que había pagado al convento durante tres siglos. Añadía en favor de su tesis que el art. 5 de la Ley de 3‑V‑1823 especificó ya que los pueblos que habían sido de Señorío, no estaban obligados a pagar cosa alguna, en razón de ello, a sus antiguos Señores, y que la Ley de 26‑VIII-1837 había dado un plazo improrrogable de dos meses para presentar los títulos de adquisición a los que se creyesen con derecho a seguir percibiendo prestaciones, rentas o pensiones; requisito que no había cumplido el Sr. Barbería ni su apoderado. Pero la Real Provisión citada "respetando los Sagrados derechos de posesión y propiedad" (sic) y apoyándose en interpretaciones leguleyescas de la misma ley de 1837, resolvió que los vecinos de Fitero, que al cabo de tres siglos de renteros del Monasterio, habían pagado seguramente más de veinte veces el valor de sus tierras, deberían seguir pagando, durante otros tres siglos o más, al Sr. Barbería y sus sucesores, la renta que habían pagado al Monasterio y ya no precisamente porque el Sr. Barbería hubiese adquirido legítimamente la propiedad de las tierras y se hubiese convertido en propietario de toda la Villa de Fitero, sino por haber pagado al Estado la irrisoria cantidad de 280 000 reales... Ah! pero los fiteranos deberían pagar además al Estado, en adelante, la contribución y propiedad... EI pleito se siguió en Primera Instancia en el Juzgado de Tudela y en Segunda en la Audiencia Territorial de Pamplona.

EI n.º 8 es un certificado del Secretario de Gobierno de la Audiencia Territorial de Pamplona, Jesús de Lazcano Alonso, expedido el 28‑XI‑1916, a petición de D. Antonio Mª Barbería, especificando los nombres y apellidos de todos los demandantes fiteranos del pleito anterior, interpuesto por el Procurador D. Mariano Agreda, el 13‑X‑1847.
   
EI n.º 9 contiene tres escritos del Administrador de D: Antonio María Barbería en Fitero, D. Fernando Palacios Pelletier a saber:

    a) Cuentas desde el 15‑VIII‑1912 al 14‑VIII‑1913
    b) Relación nominal de los individuos que pagaron sus censos en el año 1912.
  c) Relación nominal de las personas censos y atrasos que hay que cobrar el 15‑VIII‑1913. Hasta 1912, Barbería había ya percibido 72.072 sacos de trigo.
   


EI n.º 10 contiene las Cuentas de 15‑VIII‑1913 a 14‑VIII‑1914, presentadas, por el mismo administrador, Sr. Pelletier.
  
EI n.º 11 es una Relación de censatarios y sus débitos, desde 1912 a 1919, ambos inclusive. No se especifica quien la hizo.

EI n.º 12 es copia de una carta, dirigida a cada uno de los censatarios, proponiéndoles que paguen los atrasos en varios plazos o bien la luición del censo en condiciones aceptables. No se dice quién la redactó, pero, al parecer, fue el abogado de Pamplona, D. Pedro Uranga. Tampoco tiene fecha. No produjo ningún efecto. Por supuesto, la carta era en nombre de Barbería.

EI n.º 13 es una carta del mismo Uranga, dirigida a todos los censatarios, nominalmente, proponiéndoles, en nombre de Barbería la siguiente solución definitivamente: abonar a Barbería el capital del censo; pero capitalizando las rentas al 5% y contando cada robo de trigo como equivalente a 5 ptas. Para los atrasos, se darían plazos holgados, con la debida garantía. Está fechada el 4‑XI‑1919. Tampoco fue aceptada por los censatarios.

EI n.º 14 es una copia del acto de conciliación, celebrado en el Juzgado Municipal de Fitero, el 7‑VI‑1920, hecha por el Secretario del Juzgado, D. Santós Liñán Gil. EI demandante fue D. Félix Conde Pérez, en representación de D. Antonio María Barbería, y los demandados los 249 vecinos censatarios. En realidad, no hubo tal acto de conciliación, según consta en el documento, pues no acudió a él ninguno de los demandados, sino solamente el juez Benito Aliaga, el secretario del Juez. Liñán y el Procurador demandante Sr. Conde, acompañado de su hombre bueno, D. Luis Carrillo Gómez.

EI nº 15 es una copia del testamento de D. Juan Miguel Barbería, en favor de su hermano Antonio María Barbería, otorgado en Madrid, el 7‑VI‑1838, ante el escribano de S. D. Antonio Esparza. De él resulta que, Juan Miguel Barbería tenía cuatro hermanos y una hermana. Pedro Miguel, que vivía en América y Antonio María, Pedro Mª Pedro y Mª Juana, que vivían en Arrarás. A todos les hizo legados, y a otros señores, pero para el remanente nombró como único y universal heredero D. Antonio Mª

EI n.º 16 es una copia de la partida de defunción de Juan Miguel Barbería, ocurrida el 19 Febrero 1848, "a consecuencia de un humor eneurismático", en la calle del Carmen, nº 21, pral. de Madrid. Era soltero y tenía 49 años. La partida fue hecha por el Teniente Mayor de la Iglesia Parroquial de San Ginés, Sebastián Arzurana. En ella consta que Juan Miguel había hecho testamento, instituyendo por su único y universal heredero a su padre Juan Francisco y, por su fallecimiento, a su hermano D. Antonio Mª.  Está fechada el 20 de Febrero de 1848.

EI n.º 17 es una copia del acta de defunción de D. Juan Francisco Barbería Amo, padre de Juan Miguel, ocurrida el 10‑VIII‑1843 en Arrarás y firmada por Fr. José Alcoz, Abad Interino de Arrarás. Pero la copia de 17‑V‑1800 va firmada por el Abad Cristóbal Zabaleta.



EI n.º 18 es copia de un escrito del Notario de Pamplona, D. Juan Miguel Astiz, en el que se da fe de que, en la escritura de capitulaciones matrimoniales para el matrimonio de D. Pedro Barbería y Armasa (hijo de D. Antonio Mª.) y Dña. Mª. Cristina Mutiozábal, otorgada el 3 de Febrero de 1864, hay una claúsula en la que se trata del censo enfiteútico que pagan los vecinos de Fitero y que se cuenta entre los bienes de que para dicho matrimonio, hizo donación universal, D. Antonio Mª a su hijo Pedro. EI testimonio notarial de Astiz está firmado en Pamplona, el 27‑IV‑1891.

EI n.º 19 es una copia del auto del juez de Primera Instancia de Pamplona y su partido, D. Valentín Moreno Curiel, expedido el 1‑IX‑1875, declarando heredero universal al menor Antonio Mª Urbano Barbería y Mutiozábal, hijo único de D. Pedro Barbería y de Dña. María Cristina Mutiozábal, muertos ambos sin testar (el 1.º en 1873 y la 2ª en 1868). La declaración se hizo a petición del curador del menor y procurador, D. Pablo García Abadía.

EI n.º 20 es una copia de la demanda ordinaria de mayor cuantía que el Procurador tudelano Félix Conde Pérez, en representación de D. Antonio Mª Urbano Barbería y Mutiozábal, vecino de Arrarás, contra todos los censatarios. Está firmada en Tudela, el 6‑VIII‑1920, por Conde y por el Licenciado Pedro Ayorbe, y es una pieza jurídica bien hecha, con cuatro secciones:

1) Lista de los demandados, por duplicado: la 1ª con los nombres solamente y la 2ª añadiendo a la relación nominal la de los débitos de cada uno.
2) Los términos de la demanda, concretada en 6 puntos.
3) La fundamentación de la demanda en HECHOS y 4) en DERECHO.
  
La fundamentación en HECHOS comprende 9 apartados, siendo dignas de anotarse las siguientes observaciones. En el 4º, que el canon del censo primitivo de 1584, "por redenciones parciales o por irrupciones del río o por otras causas que no nos son conocidas, habíase reducido de 1.810 robos y 2 almudes (correspondientes a las 603 robadas y 6 almudes, a razón de 3 robos por robada), a 1.092 robos y 7 almudes y medio de trigo". Y en el 7.º se dice que, el 21‑lV‑1909, se publicó la reforma de la Ley Hipotecaria, cuya equivocada inteligencia suscitó un movimiento general en los censatarios de Fitero y de otras partes, en la creencia de que venía a liberarles de las cargas que pesaban sobre sus heredades y esto, y consejos indiscretos (alude sin duda a los de D. Rufino de Amusátegui), que entonces se vertieron en los oidos ignorantes de muchos, y la necesidad en algunos, que es mala consejera siempre, ha provocado una actitud colectiva tan violenta de los censatarios que estuvo a punto de costar la vida, hace unos cinco años (en 1915?), al Sr. Barbería, mi representado, que había acudido a Fitero, con el legítimo propósito de continuar como hasta entonces el cobro de sus rentas censales. Y puestas las cosas en el terreno de la fuerza, puede decirse que casi generalmente todo pago ha cesado, desde el vencimiento de Agosto de 1913. En el 9.º se especifica la transmisión sucesiva de los censos en la familia Barbería; a saber de D. Juan Miguel Barbería de Urriza a su padre D. Juan Francisco Barbería Amo, de éste a D. Antonio Mª Barbería de Urriza, de éste a su hijo D. Pedro Barbería y Armasa; y de éste a su hijo Antonio Mª Urbano Barbería y Mutiozábal, que es el que tuvo que lidiar con el pueblo, en este siglo.



La fundamentación en DERECHO comprende 10 apartados, haciendo hincapié en que el censo fiterano era enfiteútico y explicando en el 5º que la "fadiga" era la obligación de avisar al dueño directo, cuando el enfitéuta tratara de vender la finca por si quería quedársela por el tanto; el "comiso", la pena en que incurría el enfitéuta, si no hacía este aviso y la vendía; y el luismo, la prohibición de venderla a personas fijadas por la ley (clérigos, caballeros, etc.)

(Recogido del legado de D. Manuel García Sesma)
   
Nota: EI pleito fallado en contra de los vecinos no se llegó a ejecutar por la violenta resistencia de éstos a pagar estos censos antisociales y primitivos.



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