Todos los textos que aparecen en esta página pertenecen al libro, LOS FITERANOS, editado por el Ayuntamiento de Fitero en el año 2005, con la colaboración de: IBERDROLA, GAS NATURAL, SOCOFIDECO Y BAÑOS DE FITERO. Recoge textos de Manuel García Sesma sobre sus paisanos fiteranos y paisanas fiteranas.
En esta página:
1) Fiteranos y fiteranas.
2) Profesiones y oficios desaparecidos.
En esta página:
1) Fiteranos y fiteranas.
2) Profesiones y oficios desaparecidos.
LOS FITERANOS
Manuel García Sesma
Manuel
María Alfaro Morales (1829-1900).
Sebastián María
de Aliaga Jiménez (1786-1865).
Rufino y Pilar de Amusátegui.
Cesáreo Armas
Tovías (1861-1934).
José Luis Armas
Mayor (1881-1927).
Juan Atienza
Ruiz (1899-1918).
Cristobal Aznar
Latorre (1873-1948).
Juan de la Cruz
Angós (1740-1809).
María José Bayo
Jiménez (1958).
Manuel Bermejo
Oliver (1843-1938).
Blas Bozal y Romero (1849-1910).
Miguel de los
Santos Diaz y Gómara (1895-1949).
Fidel Martínez
Urbina (1879-1940).
Raimundo
Carrillo Sigüenza.
D. Nicasio
Carrillo (1874-1934).
Pío Gómez
Martínez (1855-1907):
Félix Gómez
Martínez (1864-1901).
Luciano
Hernando Palafox (1892-1912).
Domingo Huarte
Agreda (1888-1963).
Serafín Inúñez
Fernández (1896-1990).
José Jiménez
Fernández (1894-1983).
Victorino
Jiménez Pascual (1832-1907).
Juan Cruz
Lahiguera Marqués (1839-1906).
Antonio García
Lahiguera (1901-1997).
José María García
Lahiguera (1903-1989).
María Esteban
Latorre Lozano (1857-1918).
Antonio de
Lejalde.
Lorenzo Luis
Yanguas (1882-1946).
Juan Martínez Azcoitia
María Serrano.
Eladia Magaña
Latorre (1892-1990).
Anita Mangado
Yanguas(1904-1990).
Juan de Oñate
Barea (Fitero, 1602).
Manuel Osés.
Fernando
Palacios Pelletier (1886-1938).
Luis Palacios
Martínez (1895-1947).
Fausto Palacios
Martínez (1899-1967).
Alberto
Pelairea y Garbayo (1878-1939).
Anselmo Pérez Lacarra (Fitero,
1910-1986).
Saturnino
Sagasti y Urriza (1824-1898).
Emilio Val
Chivite (1876-1937).
Mariano Val
Chivite (1889-1945).
José María
Viscasillas Catalán (1896-1993).
Los periodistas
de la Voz de Fitero.
Miguel Herrero
Besada (1880-1953).
Manuel García
Sesma (1902-1991).
Manuel
María Alfaro Morales (1829-1900)
Industrial fiterano. Hizo construir casi todas las
casas de la acera de los nones, de la calle de Alfaro, y de la calle Calatrava.
Fue alcalde de Fitero y diputado provincial, y murió en 1900.
Sebastián
María Aliaga Jiménez (1786-1865) [1].
Sebastián
María de Aliaga nació en Fitero, el 20
de enero de 1786, y murió el 21 de junio de 1865. Fue Síndico Procurador del
Ayuntamiento, al que representó en diferentes ocasiones, especialmente en las
Juntas de Tudela de 1854, para la división de los Montes de Cierzo y Argenzón.
Rufino
y Pilar de Amusátegui [2].
Pilar de Amusátegui, que es la joven a la que me
refiero en mi poema [3], era
hija de don Rufino de Amusátegui, abogado-notario [4] de
Fitero, hacia el primer decenio del siglo XX. Vivía entonces con su familia, en
la casa nº 23 del Paseo de San Raimundo. Don Rufino, que era de una acentuada
cojera, pero un hombre fuerte, gozaba del respeto y de la estimación general, a
causa de su caballerosidad, pues era un hombre culto, honrado, tolerante, fino
y entusiasta de todas las causas nobles. Estaba casado con una vistosa dama
andaluza, llamada doña Catalina, la cual era una rubia hermosa, alegre,
elegante y dicharachera. Tenían seis hijos: cuatro hembras y dos varones. Las
mujeres eran Manolita, que era la mayor: una morena alta y muy religiosa que
acabó naturalmente en un convento; Pilar, la protagonista de mi composición;
María, una espléndida rubia, de blancura marmórea, que se casó más tarde en
Corella, donde pasó a ejercer su profesión don Rufino; y Carmela, la menos
agraciada físicamente, pero tan salerosa como su madre. Los varones se llamaban
José y Antonio. Ambos siguieron la carrera de oficiales de la Marina de Guerra
y el segundo murió trágicamente en Cartagena, en 1936.
Cesáreo
Armas Tovías (1861-1934) [5].
Comerciante de tejidos. Cedió al Ayuntamiento la
costanilla de la actual calle de Armas (calle de la Loba desde la mitad del
siglo XVII hasta el primer cuarto del siglo XX) y le hizo asimismo donación de
unos corrales de la calle de la Iglesia, lo que permitió convertir ésta en la
actual plaza. Murió en 1934.
José
Luis Armas Mayor (1881-1927) [6].
El joven fiterano que transformó el Montecillo hacia
1917, fue José Luis Armas Mayor, cuando ya estaba al frente del acreditado
comercio de tejidos de su padre, don Cesáreo. José Luis no sólo era un
comerciante honesto y laborioso, sino, en lo personal, un hombre abierto,
generoso y simpático. Lo traté personalmente en mi mocedad y, por lo mismo, puedo
dar fe de ello. Cualquier iniciativa a favor del pueblo tenía inmediatamente su
apoyo. Fue uno de los fundadores y
sostenedores del efímero club de fútbol local y de su equipo el Calatrava F.
C., constituido en 1924.
Según los datos que me proporcionó su hermana, doña
Teresa Armas de Bermejo, José Luis nació en Fitero, el 1 de diciembre de 1881 y
murió el 23 de enero de 1927. Su deceso fue generalmente sentido y el poeta don
Alberto Pelairea le dedicó en La Voz de
Navarra del día siguiente este soneto elegíaco:
Luis
Armas: juventud; buen fiterano;
brazo
viril donde el trabajo brota;
mi
contrario o amigo en la pelota;
alma
de niño y generosa mano.
Buen
hijo, buen navarro y buen cristiano,
todo
en su vida duración denota
y
en un momento fue la vida rota
del
que más que un amigo, era un hermano.
Llora
Fitero ante la triste nueva
y
a tu paso, en dolor, baja la frente
y
dice: “Que mi tierra se remueva
y
abrace al hijo mío dulcemente..”
La
Virgen de la Paz que se te lleva,
te
la conceda, Luis, eternamente.
Juan
Atienza Ruiz ( 1899-1918 ) [7].
Era
el hijo mayor de la familia. Vivía en la casa nº 31 – hoy, 39 – de la calle
Calatrava, con sus padres, Baltasar y Petra, su hermano Francisco y sus
hermanas Juana y Concepción. (María y Engracia no habían nacido todavía.)
Cristobal
Aznar Latorre (1873-1948) [8].
El Poba se llamaba Cristobal Aznar Latorre. Nació en
Fitero, el 10 de julio de 1873, y murió, a los 75 años, el 23 de diciembre de
1948. El Poba fue el tipo más popular del pueblo, durante la primera mitad del
siglo XX. Además de su oficio de sacristán menor, por el que sólo ganaba un
real diario, ejercía el de cobrador de las Cofradías, de las Conferencias de
San Vicente de Paúl y de la Caja de Crédito Popular, quedándole todavía tiempo
para cuidar la pequeña viña que había plantado en su parcela de la Dehesa de la
Villa. El Poba era el invitado espontáneo de todos los bautizos,
confirmaciones, comuniones, bodas y mayordomías que se celebraban en la
localidad. Por supuesto, nadie tomaba a mal semejante auto-invitación; en
primer lugar, porque se daba por descontada; y en segundo, porque, a semejanza
de los gatos, el Poba tenía la discreción de colarse casi siempre por las
cocinas, en las que tenía asegurada la tajada.
Era, en fin de cuentas, todo lo que buscaba.
Según me contó, la señora Asunción García Lahiguera de
Tutor, una vez llevaron al Poba a Pamplona, para hacer bulto en un mitin
político de Gil Robles. Por lo visto, era la primera vez que salía del pueblo
y, al volver, comentaba con ingenua admiración: ¡Mecagüen!, ¡mecagüen! El mismo
sol aquí y allá. La misma luna aquí y allá!”. Sin duda, creía que el sol, la
luna y las estrellas en las capitales eran diferentes que en los pueblos. Su
masa encefálica no daba para más.
Fernando Palacios le dedicó una
caricatura, titulada “El Poba con la cajeta de las ánimas”, en la Revista
“Fitero” del 10 de septiembre de 1922; y uno de los restauradores artísticos
del Museo del Prado, que anduvieron por Fitero en 1947, restaurando el retablo
del Altar Mayor de la Parroquia, hizo del Poba un excelente retrato al óleo,
que se conserva en el Ayuntamiento.
Juan de la Cruz Angós (1740-1809) [9].
Arquitecto
fiterano, el cual trazó el regadío de Abatores en 1821.
María
José Bayo Jiménez (1958).
5
Felicitaciones de cumpleaños.[10]
Le 28 mai mille neuf cent soixante-quatorze:
Presque toujours, à seize
ans,
une jeune fille est belle;
mais, de plus, elle n´a pas
votre gosier de sirène.
Plaise à Dieu que votre vie
soit une gaie mélancolie.
28 de mayo de 1975
Este 28 de mayo
es feo, frío y lluvioso;
mas cumplir 17 años,
¿por ventura no es
hermoso...?
Os deseo, señorita,
muchísimos cumpleaños,
tan ágil, sana y bonita;
pero con cielo más claro.
Le 28
mai mille neuf cent soixante-seize
Puisque vous nous régalez
de votre voix angélique,
les jours de fête, à
l´église,
permettez-moi de fêter
vos dix-huit ans
fleurissants,
vous offrant ces humbles
vers,
que je voudrais si inspirés
que les sonnets de Ronsard.
28 de mayo de 1977
Si yo fuese un gran pintor,
como Rubens o Van Dyck,
hoy te donaría un cuadro,
representándote así:
una bonita doncella
de mejillas sonrosadas,
boca fina y ojos dulces,
empuñando una guitarra,
y con angélica voz,
en nuestro templo entonando
bellos cantos que embelesan
a los fieles y a los Santos.
Al cumplir diecinueve años,
lindo ruiseñor de Dios,
te deseo en esta vida
y en la otra, lo mejor.
28 de mayo de 1978
A una muchacha tan bella,
tan artista y tan amable,
al cumplir 20 años,
¿qué puedo yo desearle..?
Ah!, sí: que encuentres
novio,
digno de tu corazón,
que haga tu felicidad,
con su bondad y su amor.
Félicitations
A la Srta. María José Bayo
Jiménez, en su XXIII aniversario
No sé si cantas de
Méndelsshon
algún “lied” sentimental
que excusado es el decirlo
me agradaría escuchar.
Mas preferiría hoy
saber que interpretarán,
dentro de poco, en tu honor
su bella Marcha Nupcial.
Fitero, 28-V-1981
Manuel
Bermejo Oliver (1843-1938).
El Tío Maturrillo [11] se
llamaba Manuel Bermejo Oliver. Nació en Fitero allá por los años de la Regencia
del General Espartero y, desde niño, se dedicó al oficio de pastor. Cuidó
sucesivamente los rebaños de los ganaderos fiteranos Ursula Andrés, Anselmo
Agreda, Eloy Andrés y Joaquín Yanguas, falleciendo en la Villa, el 20 de
febrero de 1938, a los 95 años de edad.
La pintoresca intervención de los pastores de la
localidad en la clásica Misa del Gallo era una costumbre tradicional
antiquísima, abolida actualmente, como tantas otras. Hay que tener en cuenta
que los pastores constituían antiguamente en Fitero un gremio respetable, pues,
en el censo de 1797, figuraban nada menos que 47. En tiempos pasados, los
pastores locales no sólo bailaban en la Nochebuena, delante del Niño Dios, al
son de las zambombas y de los panderos, sino que además se cenaban, en su
presencia, una gran sartén de migas. Previamente las freían en el cementerio,
situado entonces en los aledaños de la parroquia, o sea, en la actual Plaza de
la Iglesia, y, a continuación, entraban con ellas en el templo, colocándose en
el presbiterio, delante del Nacimiento. Cuando llegaba el ofertorio, el
celebrante bendecía las migas, hacía ofrenda de ellas al Niño Jesús, en
compañía de los pastores, y éstos finalmente se las engullían silenciosamente,
en medio de un regocijo ingenuo y honesto.
Un detalle importante que se le olvidó consignar a mi informador, es, si
durante esta cena ritual, los pastores empinaban también la bota; pues las
migas sin vino no se deslizan fácilmente hacia el estómago.
Esta costumbre se mantuvo hasta que, un año, un chusco
irreverente tuvo la diabólica ocurrencia de arrojar furtivamente en la sartén
unas cuantas guindillas que picaban a rabiar – y tal vez, polvos de pica-pica
-, provocando en los pastores una tos bronca y persistente, que degeneró en un
espectáculo cómico, indigno del lugar sagrado. Desde entonces, quedó suprimida
la Ofrenda de las Migas.
Blas
Bozal y Romero (1849-1910).
Según los datos que me proporcionó la R. M. María
Bozal, su padre, don Blas Bozal y Romero [12],
nació en Cascante, el 3 de febrero de 1849 y murió en Fitero, el 14 de
diciembre de 1910. Muy joven, hizo los estudios del Magisterio de Primera
Enseñanza (en la Normal de Zaragoza) y, después de ejercer su carrera, durante
tres años, en Azagra [13] y
cuatro meses en Cortes (Navarra), fue destinado a Fitero en mayo de 1882. En 1882, contrajo matrimonio con la
distinguida señorita fiterana Matías Alfaro, y ya se quedó definitivamente en
nuestro pueblo. De su matrimonio nacieron diez hijos, muriendo seis en la
infancia. Uno de los sobrevivientes, don Alfonso Bozal Alfaro, fue párroco de
la iglesia de Fitero, desde 1925 hasta 1937, en que falleció. Anteriormente
había sido profesor del Seminario Conciliar de Tarazona y Cura Ecónomo de la
parroquia de Cintruénigo.
La labor escolar de don Blas Bozal [14] fue
tan fecunda y meritoria, como larga y abrumadora. A consecuencia de ella, cayó
gravemente enfermo en 1903 y tuvo que poner un sustituto, el cual se quedó
finalmente como auxiliar.
Yo ingresé en su escuela en 1908, poco antes de
jubilarse, pues lo hizo en el mismo año, y sólo conservo de él la imagen
borrosa de un anciano encanecido, de ojos vivos y enérgico rostro, que sufría
frecuentes accesos de asma. ¡Qué distinto del magnífico retrato de su juventud,
que me mostraron sus familiares en Fitero, en enero de 1964!
Al jubilarse [15], don
Blas, que hasta entonces, había ocupado la vivienda aneja a la escuela y que
daba a la Plaza de las Malvas, pasó a vivir, con su familia, a la casa nº 2 del
Barrio Bajo, frente al Pozo de la Picota [16], ya
desaparecido, y allí falleció. Como nosotros vivíamos a la sazón en el nº 10 de
la misma calle, recuerdo perfectamente que, el día de su entierro, su familia
enlutó completamente las paredes y el techo del vestíbulo de la casa y que la
caja de don Blas era hexaédrica y estaba revestida de terciopelo negro, con
flecos colgantes. Se la hizo el carpintero Patricio Alfaro, cuyos hijos habían
sido alumnos de don Blas.
El buen maestro vivió como un asceta y murió como un
santo, conservando sus facultades mentales hasta el último momento. La víspera
de su muerte, dijo a su esposa: “Mañana
hará 28 años que nos casamos y mañana nos separaremos por mi fallecimiento”. Y
así ocurrió. Hacia las cinco de la tarde del día siguiente, llamó a su lecho de
muerte a todos los suyos y les dijo: “Vamos a rezar, por última vez, el rosario
en familia, antes de irme al cielo, donde os esperaré, y allí nos volveremos a
juntar, para no separarnos nunca.” Y mientras rezaban la letanía, murió
plácidamente, sin agonía.
D.
Miguel de los Santos Díaz y Gómara (1895-1949) [17]
Nació en la calle Luchana, hoy Díaz y Gómara, en 1895.
Fue sucesivamente Obispo Auxiliar del Arzobispo de Zaragoza [18],
Cardenal Soldevila, asesinado en 1923, y Obispo titular de Osma y Cartagena.
Murió en 1949.
Fidel
Martínez Urbina (1879-1940) [19].
Entre los alumnos sobresalientes de don Blas Bozal,
figuró Fidel Martínez Urbina (1879-1940) [20],
quien primeramente se hizo maestro y hasta ayudó algún tiempo a don Blas; pero,
a poco, derivó hacia el periodismo y, después de pasar algunos años en Logroño,
como redactor de La Rioja, se
trasladó a San Sebastián, donde hizo una brillante carrera como conferenciante,
redactor-jefe de La Voz de Guipúzcoa,
Delegado del Trabajo, jefe de la sección de Previsión de la Caja de Ahorros
Provincial y Delegado del Instituto Nacional de Previsión. Su madre, doña Juana
Urbina, fue precisamente maestra de Fitero, al mismo tiempo que don Blas.
Recuerdo que entre mis lecturas de juventud, figuró un folleto de Urbina,
titulado Guerra a la taberna [21].
Raimundo Carrillo Siguënza.
El presbítero Raimundo Carrillo Siguënza [22],
fraile exclaustrado, fue el que compuso los clásicos versos de la Novena de la
Virgen de la Barda. Fue fiterano y misionero apostólico, y autor de un folleto
titulado “Discurso apologético sobre la Santísima Trinidad” [23]. La
familia de Ricardo Burgos guardaba un gran cuadro, con un retrato suyo de medio
cuerpo.
Nicasio Carrillo (1874-1934).
Era fiterano y desempeñó, durante muchos años, el
cargo de coadjutor de la parroquia. Murió en Fitero, el 8 de enero de 1934, a
los 60 años de edad. Vivió en una casa, ya desaparecida, situada en el rincón
del Paseo de San Raimundo, entrando a mano derecha; y en Alfaro, 23.
Pío Gómez Martínez (1855-1907) y Félix Gómez Martínez
(1864-1901).
Fueron dos
hermanos que, en la segunda mitad del siglo pasado, abrieron un comercio en la
calle [24] que
lleva su nombre y eran propietarios de la mayor parte de las casas.
Luciano
Hernando Palafox (1892-1912).
Luciano el Organista [25] se llamó en vida Luciano Hernando Palafox y nació en
Alcolea del Pinar, provincia de Guadalajara, en 1892. Fue niño de coro de la
Catedral de Sigüenza, donde aprendió solfeo y canto, armonía y composición, así
como a tocar el órgano y el piano. Muy joven todavía, fue nombrado organista de
Santa María la Real de Fitero, puesto modesto que no podía satisfacer sus
aspiraciones de artista nato. Por ello, aparte de sus ocupaciones en la iglesia
y de algunas lecciones particulares que daba para poder vivir, se dedicaba
principalmente al estudio, soñando con descollar un día en el mundo musical. A
fin de adquirir una digitación vigorosa, colocaba tiras de goma debajo de las
teclas de su piano – un piano Montano, comprado sabe Dios a costa de qué
sacrificio y que conserva piadosamente don José Jiménez Fernández -, llegando a
familiarizarse de tal modo con el teclado duro, que llegó a tocar, en tal
forma, perfectamente matizados e impecables, los valses de Chopin y las fugas
de Bach. También tenía verdaderas aptitudes de compositor, como lo demostró con
algunas pequeñas obras que escribió, siendo más que probable que hubiera
llegado a alcanzar la notoriedad que anhelaba, si la muerte implacable no
hubiera segado en flor su laboriosa existencia, el 17 de noviembre de 1912 [26].
Tenía solamente veinte años.
Domingo
Huarte Agreda (1888-1963).
Propietario e industrial fiterano, fallecido en 1963.
Fue concejal del Ayuntamiento y fomentó la construcción de las Casas Nuevas. Se
le dedicó una calle en 1971.
Serafín
Inúñez Fernández (1896-1990).
Hace más de 30 años que, en los Programas de Fiestas,
aparecen esporádicamente versos sencillos, pero sentidos, que gustan a los
vecinos del pueblo. Su autor es Serafín Inúñez Fernández [27], un
antiguo carpintero-ebanista, con inquietudes culturales, autodidacta y buen
aficionado a la música, al teatro y a la poesía. Nació en Fitero en 1896 y
ahora vive retirado, en la Residencia de la Seguridad Social de Borja [28]. De
temperamento bohemio, le resultó pronto estrecho el horizonte del pueblo y
residió sucesivamente en Bilbao, Madrid, Biarritz (donde se casó con una fiterana),
Burdeos, Barcelona, Rosas y Zaragoza, donde trabajó últimamente en los Talleres
Escoriaza. Fue cómico de la legua y de compañías más importantes, y animador y
organizador de cuadros artísticos en Francia y en España.
José Jiménez Fernández (1894-1983)
La oficina de Telégrafos, donde gocé en mi juventud de
tantos nocturnos estivales, estaba instalada entonces en la casa número 48 de
la Calle Mayor. De día, era simplemente una oficina pública; pero, de noche, se
convertía, a menudo, durante los veranos, en una sala privada de conciertos, de
modo que al repiqueteo monótono del Morse, sucedían los sonidos melodiosos del
piano y del violín. Los ejecutantes eran
invariablemente mis buenos amigos, don José Jiménez Fernández [29] y
don José María Viscasillas Catalán: dos buenos aficionados a la música clásica
y servidores ejemplares del pueblo, en sus respectivas profesiones. Por lo
mismo, aun a trueque de herir su modestia, me creo en el deber de consagrarles
unas líneas, aunque sólo sea por agradecimiento [30].
Don José Jiménez [31]
nació en Fitero, el 20 de noviembre de 1894. Ingresó en el Cuerpo de Telégrafos
en 1914 y, después de haber seguido el curso anual reglamentario en la Escuela
Oficial de Telegrafía, empezó a ejercer sus funciones en San Sebastián, en
marzo de 1916, con la categoría de Oficial quinto y el haber anual de 1.500
pesetas... Sin terminar el año, fue trasladado a Zaragoza y de aquí fue
destinado a Fitero, en mayo de 1919. Durante la guerra civil de 1936-39, fue
desplazado a San Sebastián y a Pamplona, hasta que, a fines de noviembre de
1943, fue reintegrado definitivamente a Fitero. Y aquí fue jubilado
reglamentariamente en noviembre de 1964, después de 49 años ininterrumpidos de
servicio, de los cuales 30 al servicio de Fitero. ¡Y qué servicio! Todos los
fiteranos conocen la seriedad, la puntualidad y la gentileza con que don José
desempeñaba sus funciones. Lo que no conocen todos, es que, en la última etapa
de su cargo, trabajó seguidamente, sin gozar de un solo día de permiso ni
faltar una sola vez a su oficina, durante 2.598 días...; es decir, durante
siete años, un mes y diez días. ¡A ver qué otro funcionario del Estado tiene
semejante historial!..
De joven, aprendió don José a tocar el violín y, desde
entonces, vino prestando su colaboración gratuita, en las funciones importantes
de la Parroquia; sobre todo, en las fiestas de la Virgen de la Barda, así como
en las profanas de carácter benéfico. Hombre culto, leído y de pluma ágil, fue
durante algunos años, corresponsal de La
Voz de Navarra, distinguiéndose por sus crónicas mesuradas y sus campañas
justas, a favor de los intereses del vecindario. Y desde hace muchos años, figura como miembro
activo de las sociedades benéficas de la localidad. Prácticamente ha sido mi colaborador en la
preparación de este libro [32] y de
otros dos sobre nuestro pueblo, a causa de los innumerables datos que, con gran
paciencia, diligencia y absoluto desinterés, me ha venido comunicando, desde
hace mucho tiempo.
Victorino
Jiménez Pascual (1832-1907) [33].
El Tío Victorino el Alvarilla se llamaba Victorio
Jiménez Pascual y era agricultor y alpargatero. Nació en Fitero en 1832 y murió
de parálisis, el 10 de marzo de 1907, en la casa nº 36 de la Calle Mayor.
Estuvo casado con Margarita Barea,
quien falleció antes que él. Al estallar el cólera (1885) [34],
tenía ya 53 años, de manera que era un hombre bien maduro, a pesar de lo cual
demostró tener más arrestos que el joven más intrépido. Desde luego, el
héroe principal de aquellos 41 días de pesadilla fue el Tío Victorillo el Alvarilla [35].
Iniciada la mortandad, uno de los problemas más angustiosos con que se encontró
el Municipio fue el de encontrar una persona idónea y valerosa que se prestara
a vigilar a los presuntos muertos, en el depósito del cementerio, pues los coléricos
eran trasladados a este lugar, sin pérdida de tiempo, en el ataúd municipal de
los pobres, apenas daban señales de fallecimiento. Ahora bien, enterrarlos
antes de que pasasen 24 horas, era una verdadera temeridad, pues, en más de una
ocasión, la muerte era solo aparente y no real; y es bien seguro que, a pesar
de todo, se enterró vivo en toda España, a más de un desgraciado, en aquella
época apocalíptica. Pero... ¿quién era
el valiente que se iba a prestar, ni por todo el oro del mundo, a pasarse día y
noche, en semejante lugar y compañía..? Tanto más cuanto que la mortífera
enfermedad se presentaba con caracteres exteriores repugnantes y pavorosos:
gran descomposición del semblante, hundimiento de los ojos, vómitos violentos,
frecuentes diarreas albinas, calambres aparatosos, angustiosas asfixias,
etc. Así que huelga decir el aspecto
agradable y poco tranquilizador que presentaban las pobres víctimas. Sin
embargo, no faltó en Fitero un vecino verdaderamente valeroso y poco
interesado, que se prestó humanitariamente a tan macabra tarea. Fue Victorio
Jiménez Pascual. Yo no llegué a conocer a este benemérito fiterano; pero una
anécdota de él que oí contar en mi infancia a mi padre, revela mejor que nada
cual debió ser su temple de ánimo. A la
sazón, las víctimas del cólera no eran enterradas en cajas individuales, ya que
no se podía guardarlas en casa hasta que las hicieran una a la medida, sino que
eran trasladadas inmediatamente al cementerio, en un ataúd común. Allí se dejaban los cadáveres en el depósito,
al cuidado del Tío Alvarilla, envueltos
sencillamente en una sábana, hasta que les tocara el turno de enterrarlos. Y
junto a ellos, se dejaba asimismo el ataúd común, en espera de que viniesen a
buscarlo los que lo necesitasen para traer nuevos difuntos, ya que nadie quería
guardar, dentro del pueblo, aquel macabro armatoste. Así, pues, una noche, se presentaron, con tal
objeto, en el camposanto, unos vecinos, a los que se les acababa de morir un
pariente. Como es natural, trataron de entrevistarse antes de nada con el Tío
Alvarilla; pero, cosa extraña, entraron en el depósito y no lo encontraron.
¿Dónde, diablos, se habría metido el buen hombre...? Dieron algunas voces,
llamándolo por su nombre, y no respondió nadie. Entonces se decidieron, sin más
trámites, a llevarse el ataúd. Pero al levantarlo y notar que pesaba más de la
cuenta, comprendieron inmediatamente que había alguno dentro. ¿Quién..? Se
figuraron que sería algún muerto, olvidado por el Tío Alvarilla; pero abrieron
la tapa, que por algo estaba un poco entreabierta y oh! Tragicómica sorpresa,
se encontraron con que era ni más ni menso que el Tío Alvarilla, quien dormía
tranquilamente en el ataúd..! No me negarán ustedes que el buen hombre tenía
valor y sangre fría!
Por supuesto,
la Muerte respetó por entonces a este bravo, y, cuando terminó la epidemia, el
párroco don Joaquín Aliaga, desde el púlpito de Santa María la Real, hizo el
más caluroso elogio de la conducta valerosa y humanitaria de este heróico hijo
de Fitero. Por su parte, el Ayuntamiento,
para recompensar de algún modo sus impagables servicios, acordó darle una
gratificación de cinco pesetas por cada día que los prestó y además le regaló
un traje flamante.
D.
Juan Cruz Lahiguera Marqués (1839) [36].
Don Juan Cruz Lahiguera[37]
nació en Tarazona, hacia mediados del siglo XIX. Contrajo matrimonio con una
distinguida señorita fiterana (Genara Martínez Magaña) y con ello adquirió
vecindad en nuestro pueblo, donde se dedicó a la explotación agrícola e
industrial. En una curiosa revista, titulada
Fitero Ilustrado, nº único, aparecida
el 13 de septiembre de 1903 y editada por Angel Muro y Rufino Maculet, leímos
este curioso anuncio, relativo a las actividades industriales de don Juan Cruz:
“La Estrella – Gran Fábrica de aguardiente, anises de vino puro y orujo de Juan
Cruz Lahiguera -. Anís La Estrella, botella, 2´50 ptas.- Anís Tres Estrellas,
1´50 ptas.- Anís Dos Estrellas, 1´50 ptas.”
Don Juan Cruz fue Alcalde de Fitero en varias
ocasiones, dejando un buen recuerdo por la honradez de su administración. En
una de ellas, se fundó el Santo Hospital de San Antonio, con fecha del 21 de
diciembre de 1902, poniéndolo al cuidado de las Hermanas de la Caridad de Santa
Ana, cuya Superiora era, en Fitero, a la sazón, la Rvda. Madre Petra Goñi. De su
hija, doña María Lahiguera de García Albericio, tuvo varios nietos, de los
cuales han sobresalido notablemente dos: Antonio García Lahiguera y José María
García Lahiguera.
Antonio
García Lahiguera (1901-1997).
Don Antonio García Lahiguera nació en Fitero, el 2 de
octubre de 1901. Hizo sus estudios primarios en Fitero, con el maestro don
Balbino Pérez Ortiz [38], y
cursó el bachillerato en Madrid. Ingresó primeramente por oposición en el
Cuerpo de Correos y, a continuación, estudió como alumno libre la carrera de
Derecho. Poco después, hizo oposiciones a ingreso en el Cuerpo Diplomático,
obteniendo en la primera convocatoria una de las primeras plazas de su promoción.
Ha sido cónsul de España en diferentes capitales de Europa y América y, en
1964, fue nombrado Director General de Asuntos Consulares. Durante algunos
años, fue asimismo profesor y jefe del Departamento de Lenguas Románicas del
Williams College de Wiliamstown, en el Estado de Massachussets (Estados
Unidos).
José
María García Lahiguera (1903-1989).
El Excmo. Señor Dr. Don José María García Lahiguera [39]
nació en Fitero en 1903. Hizo sus estudios primarios en Fitero y una marcada
tendencia a la piedad religiosa [40] lo
condujo, desde joven, hacia la carrera sacerdotal. Inició sus estudios de
seminarista en el Seminario Conciliar de Santa Ana de Tudela (Navarra) [41], del
que, a la sazón, era Rector el Canónigo Magistral de la Catedral, don Angel
Castillejo, y los prosiguió y terminó en el Seminario de Madrid, con la mayor
brillantez. Fue ordenado de presbítero, el 29 de mayo de 1926, siendo nombrado
sucesivamente profesor, superior y director espiritual del Seminario de Madrid.
El 29 de octubre de 1950, fue consagrado Obispo titular de Zela [42] y
nombrado Obispo Auxiliar del que entonces lo era de la diócesis de
Madrid-Alcalá, Dr. Leopoldo Eijo y Garay. Más tarde, unió a este cargo el de
Vicario General de la diócesis. En el año 1964, fue nombrado Obispo titular de
Huelva, en cuya diócesis hizo su entrada el 7 de septiembre del mismo año; y en
julio de 1969, Arzobispo de Valencia. Renunció a dicha mitra, por motivos de
salud, en 1978, al cumplir 75 años. El Ayuntamiento de Fitero dio su nombre a
una calle de la Villa, en 1951.
María Esteban Latorre Lozano (1857-1918).
La Tía María Esteban[43] se
llamaba María Esteban Latorre Lozano y era una mujer simpática, lista,
trabajadora y pulcra. Cuando yo entraba en la pubertad, ella debía estar ya en
la sesentena; pero la llevaba muy bien. Recuerdo haber oído decir a mi padre
que la Tía María Esteban había sido de joven muy guapa, como lo era entonces su
hija Rosario, casada con el Director de la Banda Municipal, don Lorenzo Luis.
Su horno estaba instalado en la casa número 15 del Barrio Bajo, enfrente
precisamente de la de mis padres, pues nosotros vivíamos a la sazón en el
número 10. Por lo mismo, la recuerdo perfectamente. ¡Cuántas veces sobé yo en
sus tornos la masa de los panes y molletas que hacía mi madre! Estaba casada con
el Tío Rasera o Vicente Díaz Calleja, de cuya cabeza, con la cara surcada de
grandes arrugas, hizo una magnífica reproducción escultórica el joven
Fausto Palacios, el cual la presentó, con gran éxito,
bajo el título de “Campesino Navarro” en el II Congreso de Estudios Vascos,
celebrado en julio de 1920, así como en la Exposición Nacional de Bellas Artes
del mismo año.
Antonio
de Lejalde [44].
Don Antonio de Lejalde fue un vecino de Fitero que
vivió en la segunda mitad del siglo pasado y que, al morir, dejó dos legados de
tipo benéfico, bajo el patronato del Ayuntamiento y del párroco de la iglesia:
uno con destino a los maestros, como un sobresueldo, para estimular su labor, y
otro a favor de las familias pobres de la localidad.
Lorenzo Luis Yanguas (1882-1946).
Semblanza
Lorenzo
Luis Yanguas [45]
nació en Fitero, el 5 de septiembre
de 1882 [46], en
la calle Mayor, nº 49, y fue bautizado, al día siguiente, por el
párroco Fr. Joaquín Aliaga [47],
en la iglesia de Santa María la Real. Fueron sus padres Agustín Luis y Petra
Yanguas, naturales asimismo de Fitero; y sus padrinos, Blas Llorente y Lorenza
Igea. Sus abuelos fueron igualmente fiteranos, a excepción de su abuela
materna, Paula Fadrique, que era de Igea (Rioja). Su padre era campesino y
cultivaba algunas tierras en renta, mientras que su madre atendía a una taberna
propia, por lo que la llamaban Petra la Tabernera. La familia se componía de
cuatro hijos (entre ellos, Lorenzo) y tres hijas. Lorenzo acudió algún tiempo
a la escuela de párvulos, alcanzando todavía al primer curso de la recién
establecida de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana; y al siguiente año,
1888, pasó a la Escuela Primaria, regida, a la sazón, por el maestro titular,
don Blas Bozal.
La
primera ocupación de Lorenzo fue naturalmente el campo, llegando a ser un buen
podador de viñas y de árboles frutales.
Sus primeros pasos
musicales.
Aprendió
solfeo con el organista de la Parroquia, don Angel Muro, natural de Corella,
quien hacia 1908, se marchó a vivir a San Sebastián; y le enseñó a tocar el
clarinete el entonces Director de la Banda Municipal, Cosme Fernández (el Tío Camilo), que era un buen
clarinetista y lo incorporó a su Banda.
El servicio
militar.
A
Lorenzo le tocó cumplir el servicio militar, que duraba entonces tres años, en
Burgos, donde fue asistente de un Comandante de la guarnición, aficionado a la
música, el cual, al darse cuenta de las aptitudes musicales del joven, lo
incorporó a una Banda de Regimiento de la ciudad, en la que hizo rápidos
progresos, pues tenía verdadera vocación para la música, convirtiéndose bien
pronto en Músico Mayor. En agradecimiento, el primer pasodoble que compuso
Lorenzo, se lo dedicó a una hija del Comandante.
Su vuelta a
Fitero.
Lorenzo
ascendió en Burgos hasta sargento, pero no quiso «reengancharse», como se dice
en el argot militar, y al terminar el plazo del servicio, volvió a Fitero,
donde, poco después, sucedió a Cosme Fernández, en la dirección de la Banda
Municipal. Simultaneó este oficio poco lucrativo, trabajando, algún tiempo, en
la fábrica local de jabones, LA FAVORITA, situada en la calle de Lejalde;
ostentando la representación de la sociedad de seguros LA AURORA, de Bilbao y
por fin, explotando el café de la calle Mayor, nº 22, en cuyos bajos tuvo
también una tienda de instrumentos de Banda, de la Casa francesa, COUESNON et
Compagnie.
A
su vuelta del servicio militar, Lorenzo contrajo matrimonio con la hermosa
joven, María del Rosario Díaz Latorre, nacida en Fitero, en la calle del
Cogotillo Bajo, el 6 de octubre del año 1884. Fue hija de Vicente Díaz y de
María Esteban Latorre, ambos fiteranos, los cuales tuvieron tres hijas y un
hijo, siendo Rosario la mayor. Vivían en el nº 14 del Barrio Bajo, siendo
vecinos de mi familia, pues nosotros vivíamos en el número 10. Vicente Díaz fue, algún tiempo, chocolatero y
cultivaba tierras de su propiedad, mientras que María Esteban atendía a su
horno de pan, establecido en el nº 15 de la misma calle y al cual dedicamos una
composición festiva en verso y un comentario en prosa, en nuestro POEMARIO
FITERANO [48].
Un hombre
inteligente y bonachón.
Lorenzo
Luis fue, en los personal, un hombre simpático, ocurrente, bonachón,
inteligente y servicial. Tenía unos ojos chispeantes y, en su juventud, fue un
mozo gallardo, robusto y de buen ver. No creemos que llegara a tener nunca
verdaderos enemigos. Lorenzo y Rosario tuvieron 12 hijos, de los que cuatro
murieron en la infancia, sobreviviendo ocho: Carmelo, Joaquín (fallecido en
1959), Cesáreo, Julia, Celia, Félix, Angelita y Fernando. Carmelo y Cesáreo se
distinguieron, en su juventud, como pelotaris, con los sobrenombres de FITERO
I y FITERO II; y Angelita es una excelente pintora.
Un fiterano
cien por cien
Lorenzo era muy fiterano. Tuvo buenas ofertas
para dirigir bandas de música en Mallorca, Canarias y Fernando Poo (hoy Guinea
Ecuatorial), pero las declinó, porque no quería abandonar definitivamente el
pueblo. Fue un beneficio para Fitero y un perjuicio para él, pues, con su
talento musical y su actividad, hubiera triunfado en cualquier población
importante, como triunfó en Barcelona su contemporáneo y organista de Fitero,
Amado Urmeneta, conocido en la Ciudad Condal con el sobrenombre de «El Rey del
Pasodoble».
Su final
En
sus últimos años, Lorenzo tenía la costumbre de asistir a todos los entierros
de los vecinos, por lo que un bromista le dijo un día: - «Parece que te gusta
mucho subir la Costerilla. - Sí, pero no que me suban por ella
- ¿Y el día en que
te mueras, ¿qué? - Pues me agarraré fuertemente a la reja del Tío Silverio, y
a ver quién me mueve de allí».
(El
Tío Silverio —Silverio Escudero— era un herrero cuya fragua estaba en la
esquina derecha del comienzo de la Costerilla o Camino del Cementerio; y a la
izquierda de la puerta, tenía una ventana con una fuerte verja de hierro).
Por
supuesto, a la hora de la verdad, Lorenzo no se agarró a dicha reja. Murió a
las 5 de la mañana del 27 de julio de 1946, en la casa nº 25 de la
calle Mayor. Tenía 64 años. A sus funerales, celebrados al día siguiente, que
fue domingo, acudió una enorme concurrencia y, por descontado, la Banda
Municipal, que lo acompañó hasta el camposanto, interpretando marchas fúnebres
compuestas por él. En 1970, el Ayuntamiento de Fitero le dedicó una placa de
mármol, fijada en el frontis del quiosco de la música, en reconocimiento a sus
40 años de servicio, con la siguiente inscripción: «A Lorenzo Luis Yanguas,
compositor y director de la Banda de Música de este Ayuntamiento, en sentido
homenaje de su pueblo - Fitero, 14 de septiembre de 1970».
¿A cuántos fiteranos enseñó Lorenzo
gratuitamente música y a tocar algún instrumento de Banda? Sus más antiguos
compañeros nos han asegurado que a más de 200, entre ellos, y en primer lugar,
a sus propios hijos, pues Carmelo tocaba el piano; Joaquín, el saxofón; Cesáreo,
el trombón; Félix la trompeta, y Fernando, el fiscorno. Lorenzo tocaba, como ya
hemos anotado, el clarinete, pero conocía bien el manejo de todos los
instrumentos de Banda, sin lo cual no hubiese podido enseñárselos a sus
discípulos. Su Banda conoció altos y bajos, a causa de ciertas intrigas
caciquiles, pues se llegó a formar otra Banda, opuesta a la suya, la cual dejó
de ser, en algunos intervalos de tiempo, municipal, y hasta se le prohibió
tocar en ningún sitio de Fitero. Con todo, Lorenzo halló el medio de burlar,
una vez, esta absurda veda, yendo a tocar con su Banda al Juncal, en el término
de Corella, el día del Barranco, acompañándolo numerosa concurrencia de
fiteranos y de cirboneros, y hasta la Tía
Pirria (Francisca García), popular vendedora de chucherías.
Incluso
se llegó a dejarle en cuadro su Banda; pero él la repuso animosamente,
adiestrando a toda prisa a muchachos aficionados.
La
Banda de Lorenzo Luís alcanzó su apogeo hacia 1929, en que alcanzó a tener
hasta 23 músicos, formando un buen conjunto, que se permitía tocar
impecablemente no sólo música de baile, sino hasta fragmentos de zarzuelas y
operetas.
Entre
los músicos que figuraron, en diferentes épocas, en su Banda, se cuentan los
siguientes: Angel Aznar, clarinete; Anselmo Berrozpe, cornetín; Bautista
Yanguas, clarinete; Carmelo Igea, trompeta; Carmelo Luís, bombardino; Carmelo
Pina, clarinete; Celestino Yanguas, trombón; Cesáreo Luis, trombón; Cirilo
Díaz, requinto; Dámaso Gracia, bombo; Daniel Ayala, clarinete; Domingo Aznar,
clarinete; Doroteo Pina, bajo; Federico Lauroba, clarinete; Félix Magaña,
trompeta; Fermín Calleja, trombón; Fermín Escudero, saxofón; Fernando Escudero,
caja; Florencio Lauroba, cornetín; Francisco Jiménez, clarinete; Francisco
Latorre, platillero; Francisco Luis, bombardino; Higinio Magaña, bajo;
Hermenegildo González, platillero; Joaquín Luis, requinto; Joaquín Yanguas
Aliaga, clarinete; Joaquín Yanguas Jiménez, saxofón; José Aguirre, clarinete;
José Barea, clarinete; José Ochoa, trombón; José Falces, bajo; José Latorre
Ochoa, bombo; José Latorre Rupérez, saxofón; Juanito Atienza, fiscorno; Julio
Díaz, saxofón; Lorenzo Jiménez, trombón; Lorenzo Luís, clarinete; Luciano
Hernando, pifano; Luis Yanguas, caja; Manuel Aznar, trombón; Manuel Diaz,
cornetín; Manuel Yanguas, trombón; Manuel Zapater, trompeta; Mariano Fernández,
fiscorno; Miguel Latorre, cornetín; Nicolás Fernández, trombón; Pedro Barea,
bombo; Prudencio Aliaga, saxofón; Raimundo Fernández, clarinete; Román Jiménez,
bajo; Sixto Pérez, trombón; Tomás Aliaga, platillero; Vicente Acarreta,
fiscorno; Zacarías Pérez, platillero; Vidal Andrés, trompeta y algunos más que
no recuerdan nuestros informadores.
Lorenzo Luis era un director de Banda tan
activo como exigente; y con los aprendices torpes, a veces, algo rudo. Hacía
ensayos con su conjunto, ordinariamente nocturnos, todas las semanas del año.
Desde mediados de octubre hasta mediados de abril, solamente los miércoles y
sábados; y en los demás meses del año, todos los días laborables. Duraban
generalmente dos horas, con un descanso intermedio; y se realizaban en un
amplio recinto destartalado y frío, aledaño al Hospital, que caía justamente
hacia donde está instalado hoy el salón de estar [49]
de la Residencia San Raimundo. En el buen tiempo, durante los ensayos, se
llenaban de gente el antiguo trinquete y la Plaza de las Malvas; sobre todo, de
jóvenes que venían a bailar; y hasta de viejos, que venían a escuchar; de
manera que, por dentro, era una Academia de Música; y por fuera, una Academia
de Baile, gratuita y al aire libre. Con todo, en los descansos, el músico más
joven salía de la Academia, con una boina boca arriba en la mano derecha, en
la que una pequeña parte del público solía echar algunos cuartos y hasta alguna
perrilla (monedas de dos y de cinco céntimos). Estas monedillas iban a parar a
continuación al cajón de los maises de
la taberna del Tío Valija (Lucas
Frías), en la calle Mayor, pues los músicos invertían en vino el producto de la
recaudación. El Tío Valija les
dejaba un gran jarro de tiesto y un vaso tosco y pesado de cristal en el que,
formando previamente un corro, iban ingiriendo a continuación un vaso del
morapio, por riguroso turno. Si había bastante vino, solo consumían en el
descanso la mitad; y el sobrante, al final. A pesar de esta precaución, algunos
se enchispaban y salían cantando por el Arquillo la popular canción
borracheril: «Asunción, Asunción - echa media de vino al porrón». (Media era media pinta; o sea, alrededor
de medio litro).
Cuando
en la Academia iban a ensayar alguna pieza nueva, la interpretaba, en primer
término, Lorenzo solo, con su clarinete, cinco o seis veces; y a continuación,
lo hacía toda la Banda, ocho o diez.
Actuaciones
y remuneraciones
La
Banda Municipal tocaba dos horas por la tarde, todos los días festivos, en el
Paseo de San Raimundo, desde el Domingo de Pascua de Resurrección hasta el día
de la Virgen del Pilar (12 de octubre), colocando siempre Lorenzo el programa
que se iba a interpretar, en un cartel delante del quiosco. También actuaba en
todas las procesiones de la Parroquia. Si eran de las Cofradías, los cofrades
solían pagar a los músicos, hacia la tercera década de este siglo, alrededor de
20 pesetas, las cuales eran ordinariamente invertidas en preparar el sábado
siguiente, una gran sartenada con tropezones de todas las clases, que engullían
alegremente los músicos, en el antiguo trinquete adyacente al Arquillo. Si las
procesiones eran de la Parroquia, con asistencia del Ayuntamiento, como las del
Viernes Santo, del Corpus Christi y de la Virgen de la Barda, entonces corrían
a cargo del Municipio, el cual solía pagar anualmente a la Banda, en la citada
década, por todas sus intervenciones, unas 2.000 pesetas. Por supuesto, esta
cantidad había sido anteriormente bastante inferior, pues, en 1910, sólo le
pagaban 400 pesetas, según el Libro de Actas del Ayuntamiento de 1908-1912,
fol. 189, copiado por Serafín Olcoz Yanguas. Naturalmente el que más cobraba
era el Director: un 50 % más que los músicos.
En
un Libro de Cuentas de la Banda de
Lorenzo Luis, desde 1925 hasta 1943, que conserva y nos permitió consultar
su hija Angelita, encontramos numerosos y curiosos detalles sobre el
desenvolvimiento económico de aquélla, algunos de los cuales transcribimos a
continuación. En 1926, la Banda cobró por cada una de las procesiones de los
Jueves Eucarísticos, del Corazón de Jesús y de la Virgen del Carmen, 20
pesetas; por la de San Isidro, 15 pesetas, y por las dos de la Virgen del
Rosario (de la víspera y de la Fiesta), 50 pesetas. Ahora bien, en 1941,
percibió ya por cada una de las tres primeras, 100 pesetas; por la de San
Isidro, 75, y por la de San José, 60 pesetas. En 1927, se volvieron a uniformar
los componentes de la Banda, saliéndoles cada uniforme por 73,18 pesetas.
Anteriormente se habían uniformado en 1913, en que el Ayuntamiento concedió,
con tal objeto, a Lorenzo Luis un anticipo de 100 pesetas [50].
En 1928, se compraron los siguientes instrumentos: un par de platillos para
Zacarías Pérez, por 50 pesetas; un cornetín para Manuel Zapater, por 20
pesetas; y un clarinete nuevo, con su estuche para Raimundo Fernández, por 110
pesetas. Un atril de trombón para José Ochoa costó 1,75 pesetas. Los gastos de
la Banda en la fiesta de Santa Cecilia (22 de noviembre) ascendieron en 1925 a
214,85 pesetas; y en 1939, a 347,30, incluyendo 5 pesetas de la Misa. El
detalle de lo que comieron y bebieron en esta última fiesta, es el siguiente: 2
decalitros de vino, 16,55 ptas.; traer las garrafas y hacer (es decir comprar)
el vino 0,50 ptas.; 2 pollos, 22 ptas.; 2 ternascos, 80 ptas.; 2 gallinas, 30
ptas.; 3 botellas de coñac Fundador, 54 ptas.; sopa, 1 pta.; 17 kilos de pan,
14,45 ptas.; azúcar para el café de Alejo (del confitero Alejo Falces) 1 pta.;
verdura, 1 pta.; café, 8,80 ptas.; manzanas, 9 ptas.; huevos, 5 ptas.
garbanzos, 8 ptas.; 4 kilos de carnero, 28 ptas., y tocino, 4 ptas. En 1926, el
gasto de luz, durante los ensayos, a excepción del verano era de 3,93 ptas.
mensuales; y el alquiler del cuarto donde ensayaban, de 2 pesetas anuales. En
fin, como ya hemos anotado, al final de la década de los 20, el Ayuntamiento
pagaba a la Banda 2.000 pesetas anuales; pero en 1942, le pagó ya 5.445, en
trimestres de 1.361,25 pesetas.
Prestigio de la Banda de
Lorenzo Luis
La Banda de Lorenzo llegó a alcanzar bastante
prestigio comarcal, por lo que era contratada para actuar en las fiestas de
diversos pueblos de Navarra y Rioja: Alcanadre, Aldeanueva de Ebro, Andosilla,
Arguedas, Buñuel, Cadreita, Caparroso, Carcastillo, Cáseda, Castejón,
Fontellas, Fustiñana, Lodosa, Mendavia, Murillo el Fruto, Ribaforada, Rincón de
Soto, Santacara, Valverde y algún otro. Hacia 1924, solían pagar a sus músicos,
en dicho pueblos, la costa y 5 pesetas diarias; y a Lorenzo Luis, 2,50 pesetas
más. Cuando los pueblos no estaban muy lejos, solían hacer el viaje a pié, con
alpargatas, alquilando un carro con toldo, para llevar los instrumentos. El
alquiler les costaba 12 pesetas hasta Alfaro o hasta Castejón. En el citado
Libro de Cuentas de Lorenzo, se anota que en 1927, la Banda percibió por su
actuación en las Fiestas de Alcanadre, Aldeanueva de Ebro y Lodosa 1.000, 900 y
1.380 pesetas respectivamente.
Anecdotario
de la Banda
Las anécdotas de estos viajes son numerosas y
pintorescas; pero vamos a contar solamente tres. Una vez, volviendo de
Valverde, de tocar en la Fiesta del Agua (13 de mayo) y estando todos los
músicos dentro del carro, desbarrancaron en la gran curva pendiente que hay a
la altura del km. 1,100 de la carretera de Hospinete y no se mataron todos por
milagro. El Tío Beato (Hermenegildo
González), que tocaba los platillos, al ser lanzado por delante, exclamó «Adiós
pa siempre, compañeros». Pero, por
esta vez, no fue derecho al cielo, como sin duda esperaba, por estar ya
beatificado, sino que cayó de bruces junto a un olivo. El Tío Aquilino (Aquilino Fernández), el hojalatero, se encargó de
estañar los estropicios metálicos de los instrumentos; y las mujeres de los
músicos restañaron a sus cónyuges los chichones y los cardenales, con salmuera
y con vinagre.
Otra anécdota tragicómica es la que les
ocurrió la primera vez que fueron a tocar a Alcanadre, para sus Fiestas de
mediados de agosto, allá por el año 1913. De tránsito por Corella y por Alfaro
e incluso ya dentro del tren, les dieron noticias poco tranquilizadoras acerca
del carácter desapacible de sus habitantes. No salió a recibirlos nadie y
habiéndoles recomendado en Fitero Valentín Gómez a un antiguo sargento,
apellidado Sánchez, con quien había hecho la guerra de Cuba, se presentaron en
la casa de su suegra, la Tía Paulilla, preguntando
por él. Esta, así como dos hijas que la acompañaban, se alborotaron al punto,
poniéndose a gritar y a llorar, llamando al tal Sánchez asesino, bandido,
criminal, etc., etc., pues resulta que había ahogado a otra de las hijas con la
que había contraído matrimonio. Esta escena dramática acabó de meterles el
miedo en el cuerpo. Se alojaron en la casa de un vecino, donde les prepararon
para dormir una habitación con cuatro camas, en las que se acostarían ocho (dos
en cada cama: Lorenzo con Nicolás Fernández, el Guindera con el Matro, etc.)
y los demás dormirían en la misma habitación en que cenaron, sobre colchones
echados en el suelo, retirando previamente al fondo de la misma, la mesa con
las sillas encima. Esta pieza estaba alumbrada por una bombilla pálida que
había que aflojar para apagarla, porque no funcionaba el conmutador. Pues bien,
apenas si habían cogido el sueño los de esta habitación, cuando Perico Barea,
soñando que lo estrangulaba el sargento Sánchez, se puso a gritar: «¡Auxilio!,
¡auxilio! ¡Que me matan!, ¡que me matan!». Los que dormían junto a él se
despertaron despavoridos y se arrastraron en las tinieblas hacia el lado
opuesto donde habían colocado la mesa y, al dar un empujón a ésta, se les
cayeron encima estrepitosamente las 15 sillas. Se asustaron de muerte. Perico
se calló y los demás, llenos de pánico, sin saber si lo habían matado de una
puñalada trapera, se apretujaron entre si, conteniendo la respiración. Y así
se pasaron la noche, hasta que, al amanecer, se dieron cuenta de que Perico
estaba sano y salvo y de que habían sido todos víctimas de una cruel pesadilla
del mismo.
Por
lo demás, las actuaciones de la Banda de Lorenzo cayeron muy bien a los
alcanadreños, los cuales los contrataron durante bastantes años sucesivos,
componiéndoles Lorenzo una jota titulada «¡Viva Alcanadre!». Por cierto que, en
otra de sus jiras al mismo pueblo, les ocurrió un percance bastante chusco. A
la sazón, todos los músicos calzaban alpargatas y, al recorrer a pie la
distancia que media entre la estación de ferrocarril y el pueblo, los
sorprendió un aguacero diluvial. En consecuencia, se les hincharon las suelas
de cáñamo de las alpargatas y tuvieron que recortarlas con navajas, para
seguir andando con ellas.
SUS OBRAS
Lorenzo
Luís no solo fue un excelente director de Banda, sino, ante todo, un notable y
fecundo compositor de música popular de baile. Tenía una facilidad
extraordinaria y componía bailables en cualquier sitio: en el café, en la cama,
en el campo, en la calle y hasta en
el retrete, como la jota titulada No
sabes dónde has nacido. Su música era sencilla, garbosa y pegadiza, y
abarcaba todos los bailes de la época, desde el vals y la mazurka hasta el
fox-trot y el one-step. También escribió alguna música seria, como marchas
fúnebres y religiosas, y varias piezas de concierto.
¿Cuántas
obras compuso en su vida? [51]
Nos han asegurado que pasarían del medio millar; y es muy probable, aunque no
hemos podido comprobarlo. En todo caso, hay un dato cierto y es que, desde 1909
hasta 1946 inclusive, en que murió, publicaba cada año, por lo menos, una serie
de una decena, lo que arroja ya una suma de 380 piezas; y si se agregan a ellas
las colecciones extraordinarias y las obras sueltas, sobrepasarán seguramente
el medio millar. Desgraciadamente se han perdido la mayor parte, y todas las
que quedan y otras de las cuales se conserva solamente el título y, a veces,
únicamente la letrilla, ascienden actualmente a cerca de un centenar y medio.
Sus
bailables lograron relativa difusión en España y en pueblos ultramarinos de
habla española, donde los introdujeron fiteranos emigrados, como el barbero
Máximo Torroba, en Filipinas, y el P. Agustino, Angel Latorre, en Venezuela.
Al principio, Lorenzo publicaba sus obras en
papel pautado, manuscrito por él solo, hasta que su hijo mayor Carmelo pudo
empezar a prestarle ayuda en esta penosa tarea: penosa, porque de cada pieza
tenía que hacer transcripciones adecuadas para todos los instrumentos de la
Banda: clarinete, bajo, cornetín, bombardino, etc. Más tarde, al aumentar su
clientela, las publicó siempre impresas, en cuadernillos apaisados de 22 x 15,5
cms., con el titulo genérico de EL RECREO MUSICAL - BAILABLES PARA GRANDES Y
PEQUEÑAS BANDAS. Las coleccionaba en series anuales, que empezaban casi siempre
con un pasodoble y terminaban con una jota. Sus principales casas editoriales
fueron las siguientes: Litografía e Impresión de Música de Joaquín Mora, calle
Aragón, 217, Barcelona; Ediciones Nosk, San Sebastián; Ediciones de Música Zabalza,
Pasaje del Crédito, 8, Barcelona; Imprenta Catalán, Corella; Impresiones
Musicales V. Zabalza, Artajona, y Ediciones de Música Willy, calle Mallorca,
131, Barcelona. En sus comienzos de compositor, el Ayuntamiento de Fitero,
dándoselas de mecenas filarmónico, acordó en la sesión del 18 de diciembre de
1912, dar a Lorenzo 25 pesetas, «por la composición de piezas musicales» [52].
Las
Series anuales completas de sus obras que hemos visto, pertenecen a los años
1916, 1918, 1925, 1932, 1934, 1940, 1942 y 1946. También hemos tenido en
nuestras manos las Series Extraordinarias FLORES DE MI TIERRA, con 12 piezas, y
RAMO DE CLAVELES, con 10, así como algunas piezas sueltas, publicadas
aisladamente, como el pasodoble Caparroso
a Rada y el capricho ¡Viva Galicia!
En
un principio, cuando Lorenzo hacia sus primeras series a mano, vendió algunas
de cinco piezas, a 4,50 pesetas; pero, al parecer, desde 1912, empezó a vender
a 12,50 pesetas, las de ocho y diez piezas, manteniendo este precio, por lo
menos, hasta 1934, según hemos podido comprobar. Desgraciadamente, en las
Series Anuales, falta, a veces, el precio; y en las Extraordinarias, el año.
Todavía es más raro que consigne la tirada, la cual en la Serie 1946 fue de 250
ejemplares. La máxima tirada de una pieza suya fue la del pasodoble Caparroso a Rada, pues se imprimieron
1.500 ejemplares para Banda y otros tantos para piano. Su precio era 3 pesetas
el ejemplar, y le produjo a Lorenzo un beneficio neto de 5.000 pesetas, el cual
no estaba del todo mal para el año 1926. Con cierta frecuencia, sus obras
llevaban alguna letrilla cantable del mismo Lorenzo Luis, del notable poeta
regional, don Alberto Pelairea o del vecino Eladio Pina, «bersolari» campesino.
Entre las obras de que tenemos noticia, figuran 37 pasodobles, 15 jotas, 13
valses, 11 marchas, 10 fox-trot, 9 mazurkas, 8 polkas, 7 tangos, 7 schotis, 5
dianas, 4 habaneras, 2 danzones, 2 rumbas, 2 rancheras, 2 potpourris, 2 piezas
religiosas, 1 pericón, 2 pasacalles, 1 one-step, 1 corrido, 1 capricho, 1 serenata,
2 canciones y 1 obra teatral.
Lorenzo
Luis tenía la costumbre de poner a menudo a sus piezas títulos alusivos a las
personas y cosas de Fitero, y, a veces, de otros lugares. Las personas eran, de
ordinario, jóvenes de su época, las cuales son ahora personas bastante mayores
o fallecidas. Con la ayuda de nuestros informadores, hemos logrado identificar
a no pocas; pero no a todas. Así, pues, paras finalizar este estudio
bio-bibliográfico, vamos a consignar por grupos homogéneos los títulos de todas
las obras de Lorenzo de que tenemos noticia, antes de que acaben por perderse,
añadiendo las notas aclaratorias que hemos recogido sobre bastantes.
PASODOBLES
EL FITERANO: Se
publicó el día del Corpus Christi, en el concierto celebrado en el Paseo de San
Raimundo, de 5 a 7 de la tarde, el 6 de junio de 1912.
EL VOLAPIE: Se
publicó en la Serie 1918 y era una alusión al famoso matador de toros y gran
volapiecista, Vicente Pastor, que venía todos los años a los Baños de Fitero y
se cortó precisamente la coleta en 1918.
A ORILLAS DEL
ALHAMA: Data de 1925 y lo dedicó Lorenzo a Eusebio Díaz (el Botero), el día de
San Juan Bautista, en que la Banda Municipal fue a tocar, por la tarde, en la
finca que tenía Díez en la Mina, a orillas del Alhama. En agradecimiento, Eusebio, que criaba vacas
lecheras, regaló a Lorenzo toda la leche que se consumió en su café, el
siguiente día festivo.
CAPARROSO A RADA. Data
de Febrero de 1926, a raíz del primer vuelo directo de España a la Argentina,
realizado en el hidroplano PLUS ULTRA, por los aviadores Ramón Franco, Julio
Ruiz de Alda, Juan Durán y Pablo Rada; éste último caparrosino y mecánico del
avión. Ya hemos anotado el éxito que tuvo esta pieza, editada a todo lujo por
la Litografía e Impresión de Música de Joaquín Mora, de Barcelona, con un
retrato de Rada en la portada. En realidad, era un himno-pasodoble, con letra
de don Alberto Pelairea, que comenzaba con esta estrofa:
Por
Pablo Rada, un cantar,
todo
amor y patriótica fue,
pues,
por su audacia sin par,
Caparroso
afamado se ve.
Y terminaba con esta otra:
Todo
Caparroso,
hecho
verso y oración,
por
Navarra y por España,
alce
a Dios el corazón.
JESUS-MARI: Dedicado al primer
nieto de Lorenzo, Jesús María Luis Arreytunaindia, en 1942.
FITERO A
VILLALTA: Data de 1927 y fue estrenado en el concierto celebrado por la mañana,
en el Paseo de San Raimundo, el domingo, 30 de octubre de dicho año, con motivo
de la fiesta organizada en honor del matador de toros, Nicanor Villalta, quien,
aquella tarde, toreó dos novillos, en la Plaza de Toros de Fitero, a beneficio
de los pobres del Hospital [53]
local. Para este pasodoble escribieron letras, con cuatro estrofas cada uno,
don Alberto Pelairea y Lorenzo Luis. La de don Alberto comenzaba así:
Es Villalta, en
este día,
hombre bueno y
gran torero,
que todo su arte
envía
a los pobres de
Fitero. [54]
A su vez, la de
Lorenzo Luís lo loaba de este modo:
A
Villalta le cantamos
agradecido este
pueblo.
Este rasgo de
nobleza
en la vida
olvidaremos.
AL QUIEBRO:
Pasodoble torero, publicado en la Serie 1932. Es probable que se refiera al
banderillero Escolástico Mendoza (Escola), que vino muchos años a las corridas
de la Virgen de la Barda y ejecutaba muy bien la suerte de banderillas al
quiebro. Su oficio propio era el de puntillero de Matadero Municipal de
Zaragoza.
¡ANGELINES, QUE
OJOS TIENES!: De la Serie 1934. Aludía a la Srta. María de los Angeles Pérez
Albizu, una esbelta y guapa joven de Burguete, que venía a pasar temporadas en
casa de su tío, don Tomás Ruiz de Mendoza, farmacéutico, a la sazón, de Fitero.
EL TOLEDANO: De la Serie 1934.
EL RODELA: Sin fecha. Fue dedicado a Baltasar Gracia,
apodado el Rodela, que era aficionado a la música.
EL POBRE
NICOLÁS: Sin fecha. Dedicado al trombonista de su Banda, Nicolás Fernández.
FELINES: De
la serie “Flores de mi Tierra”, sin fecha, dedicado al niño, Félix Aliaga
Sáenz, hijo de Julio y de Conchita. Actualmente es un acreditado farmacéutico
de Pamplona.
LAGARTO: Sin
fecha. Se refería a una marca de jabones que fabricaba, a la sazón, en San
Sebastián la empresa industrial Lizariturri y Rezola. Este pasodoble
publicitario fue de los que proporcionaron más dinero a Lorenzo, pues, además
de la partitura para Bandas, se vendió también en discos. Tenía una letrilla,
una de cuyas estrofas decía:
Si lavas con el
Lagarto,
su espuma te
exhalará
perfumes de los
jardines
que tiene San
Sebastián.
CLUNIA: Sin
fecha. Se refería a la fiesta que celebran los cerveranos, nuestros vecinos de
la Rioja, el lunes de Pascua de Resurrección, en conmemoración de la traída de
agua potable a su ciudad, desde Clunia, antigua fortaleza y población romana,
situada entre Cervera y Aguilar del Río Alhama.
NOLASCO EL PESCADOR: Sin fecha. Dedicado al vecino
Nolasco Rupérez, que era muy aficionado a la pesca.
¡QUE GUAPA ESTÁS!: Sin fecha. Se
refería a Raimunda González (Mundi la
Tabernera) y tenía esta galante letrilla:
Con
el pelo ondulado, ¡qué guapa estás!
Antes eras bonita;
pero ahora más.
Todos los de
Fitero te lo dirán.
Con el pelo
ondulado, ¡qué guapa estás!
¡ARRIBA EL LIMON!: Sin fecha.
Tenía una letrilla que comenzaba así:
¡Arriba el limón!
¡Abajo la lima!
¡Ay limón, limón,
limón,
limonera de mí
vida!
MEDRANO SE CASA: Sin fecha: Se
refería a Manuel Medrano Octavio de Toledo, un solterón acomodado, ya madurito.
Tenía una letrilla, cuyo comienzo era el siguiente:
Medrano se casa
y será feliz.
La mujer de sus
amores
es hembra de gran
postín.
Pero no se casó con ésta, sino
con otra más humilde, pero más bonita, llamada Carmen Pueyo.
SAN SEBASTIAN
(Café-bar del Norte): De la Serie 1946. Llevaba esta dedicatoria impresa: «A
mis distinguidos amigos, don Tomás Celigüeta y Eduardo Urquía» y tenía una
letra, también impresa, de la que copiamos la primera estrofa:
Dicen que es San
Sebastián
una tacita de plata;
y no existe otro
lugar,
donde la vida es
más grata.
VISCASILLAS: De
la Serie 1946. Fue dedicado al joven José María Viscasillas Yanguas, hijo del
organista de la Parroquia de Fitero.
PASO ADELANTE: De
la Serie «Ramo de claveles» (1916).
REMIGIO TORRÓ:
Sin fecha. De la serie «Flores de mi Tierra», lo mismo que EZCURDIA,
ignorándose en ambos casos a quién se refería.
PERFUMES DE MI
TIERRA: De la Serie 1925.
ECOS DE LA
MONTAÑA: De la Serie 1932.
¡VIVA LA GRACIA!:
De 1915. Sin duda, dedicada a una joven guapa desconocida.
EL 14 DE
SEPTIEMBRE, ¡VIVA LA EMPRESA!, CORRE QUE VUELA, ENTRADA EN MADRID y TODO POR
ESPAÑA: Sin fechas ni referencias.
ITALO, HIGINIO,
ALDO y ROBERTO: De la Serie 1940. Dedicados a otros tantos militares italianos
que anduvieron por Fitero, en aquella época.
RUFINA DE MIS
AMORES: De la misma serie. Al parecer, se refería a una joven fiterana de la
que estaba enamorada uno de los anteriores.
JOTAS
ROSITA: Se
estrenó el día del Corpus Christi de 1912, en un concierto celebrado en el Paseo
de San Raimundo. Rosita era la señorita gallega, Rosa Herrero Besada, hermana
del médico local don Miguel, a la que don Alberto Pelairea dedicó una
semblanza galante, en el nº 41 de la VOZ DE FITERO, del 12 de enero de 1913.
¡VIVA ALCANADRE!:
Data de la 2ª década del siglo actual. Tenía la siguiente letrilla:
Tengo
que ir a Alcanadre
a
beber su rico vino
y a
ver al pueblo más noble
que
en la Rioja he conocido.
FILVÁN: De la
Serie «Ramo de Claveles» (1916). Filván significa corte áspero o rebaba que queda
en el filo de una herramienta, después de afilada. Es probable que le enseñase
a Lorenzo esta rara palabreja el carpintero Patricio Alfaro o su hijo Carlos,
cuyo taller estaba próximo al café de aquel, aunque también pudo enseñársela el
afilador Luis Díaz. Y a alguno de ellos debió dedicar esta jota.
LA PILDORA DE
TOMAS: De la Serie 1925. Se refería al farmacéutico local, don Tomás Ruiz de
Mendoza. Ignoramos qué píldora sería ésa; mas, desde luego, no era la
anticonceptiva, porque no se había inventado todavía.
BAILA,
NICOLASA: De la Serie 1934. Se refería a Nicolasa Sainz cuyo verdadero nombre
de pila era María y no Nicolasa ni Colasa, como la llaman. En su juventud,
bailaba tan bien la jota que le hacían corro en el Paseo de San Raimundo.
EL RIEGO DE LA
VIÑA: Sin fecha. Dedicada a Eladio Pina el Hospinetero, del cual era la
letrilla, que comenzaba así:
Cuando su viña
regaba,
cantaba así el
regador:
El vino que da mi
viña
es de todos el
mejor.
LA MANICA: De la
Serie 1946. Se refería a la guapa joven Dolores González, hija del barrendero
municipal, Valentín González Bayo, apodado el Maño.
¡VIVA LA PEPA!:
Sin fecha. ¿A qué Pepa se refería: a su cuñada Josefa Díaz o a la vistosa moza,
Pepa Iñúñez Fernández?
LEJÍA
CASTEJONERA: Sin fecha. Se refería a la fabricada en Castejón por don Eloy
Tejada y actualmente por su hijo Eloy, con el nombre de «Lejía Nácar». Tenía
una letrilla que comenzaba de este modo:
Lejía castejonera
¡qué acreditada te
ves!,
pues te encuentras
por doquiera,
cuando lava una
mujer.
EL VINO DE
FITERO: Sin fecha. Su letrilla - probablemente de don Alberto Pelairea - era la
siguiente:
Es el vino de
Navarra
famoso en el mundo
entero
y su fama se
agiganta,
si es el vino de
Fitero,
porque con aguas
termales,
se riegan nuestros
viñedos.
NO SABES DÓNDE
HAS NACIDO: Sin fecha. Ya hemos anotado el origen cronológico de esta jota.
SUBE Y BAJA,
MARIA: De la Serie 1932.
LA PRIMAVERA: De
1918.
MERCEDES LA
MOLINERA: De la serie «Flores de mi Tierra». Se refería a la señorita Mercedes
Francés.
MARGARITA LA
MALLORQUINA: De la Serie 1940. Se refería a la primera mujer del militar
fiterano, Félix Gómez Fayos, la cual era, efectivamente, mallorquina y se
llamaba Margarita Bonnin.
VALSES
NO TE PRESUMAS:
De la Serie 1925. La presumida era la joven Nati González que, por entonces,
tenía de qué presumir.
TENGO UN YO-YO:
Sin fecha. Dedicado a su hija Angelita Luis, que bailaba muy bien este juguete.
Tenía una letrilla que comenzaba así:
Tengo
un yo-yo, tengo un yo-yo,
que
sube y baja, María.
Tengo
un yo-yo, tengo un yo-yo,
que
por nada lo daría.
LOS
BAÑOS DE FITERO: Sin fecha. Tenía una letrilla de don Alberto. Pelairea, que
comenzaba así:
Son
los Baños de Fitero
la cosa más
especial,
pues, por muy poco
dinero,
nos
curan de todo mal.
¿POR
QUE TE CORTAS EL PELO?: Sin fecha. Ignoramos a qué señora o señorita se dirigía
esta letrilla apostrofante y poco galante:
¿Por
qué te cortas el pelo,
sin
que te lo mande yo?
Con
el pelo te quería,
pero
sin el pelo no.
CARMELO:
Sin fecha. Dedicado a su primogénito Carmelo Luis Díaz.
MURMULLOS DEL BOSQUE: De la Serie 1918.
SOÑANDO EN TI: De
la Serie 1932 (Habría sido más correcto «Soñando contigo»).
INTUITO: De la
Serie 1934. Intuito significa vista, ojeada, mirada. (¿De dónde sacaría Lorenzo
esta palabra culta, desconocida en Fitero? ¿Y a qué aludía o a quién aludía?
Misterio).
ECOS DEL ALMA: De
la Serie «Flores de mi tierra».
VELADO: De la
Serie 1946. Debió ser el último vals que compuso Lorenzo y como un
presentimiento de su próxima muerte, pues su cadáver fue velado poco después.
¡MADRE, QUE VIENE
EL GAITERO!: Sin fecha ni referencia.
MAL TE VEO,
FELICIANO: De la Serie 1940. Ignoramos a quién se refería; pero si Lorenzo lo
veía tan mal, es que tal individuo era un infeliciano.
FADRIN: De la
misma Serie. Es un provincianismo que, en Valencia quiere decir, mozo, joven,
soltero; y en Cataluña, aprendiz aventajado de un oficio manual. ¿A quién se
refería?
MARCHAS
A) Fúnebres
¡POBRE MARI!:
Dedicada la muerte de su madre política, María Esteban Latorre, fallecida en Fitero,
el 17 de marzo de 1918.
A LA MEMORIA DE
JOSE LATORRE FERNANDEZ: Fue muerto en el frente de guerra de Sigüenza, el 20 de
septiembre de 1936.
¡POBRE LUIS!:
Dedicada a la memoria de su hermano Luis. Apareció en la Serie 1946; pero su
hermano había ya muerto, hacia tiempo.
DESCANSA EN PAZ:
Sin fecha ni referencia.
B) Militares
VALENZUELA: Sin
fecha. Dedicada al comandante don Manuel Valenzuela la Rosa [55],
cuñado del industrial fiterano, don Gervasio Alfaro [56].
Venía con frecuencia a veranear en Fitero, alojándose en la casa nº 35
de la calle Lejalde. Por esta pieza, regaló a Lorenzo una batuta de plata, con
su correspondiente estuche, la cual solo usaba el día de la Virgen de la
Barda.
COUESNON ET CIE:
Data de 1944 y fue dedicada a Mr. Couesnon, industrial de París, que fabricaba
instrumentos de música y remitía a Lorenzo, acuñados con la firma de la Casa,
los destinados a su Banda.
C) Religiosas
LA VIRGEN DE LA
BARDA: Marcha regular sobre motivos de las novenas de la Patrona de Fitero.
Fue publicada en la Serie «Ramo de Claveles de 1916».
SANTA ISABEL,
SANTA IRENE, LA VIRGEN DEL CAMINO: Sin fechas ni referencias especiales.
CORPUS CHRISTI:
Idem.
FOX-TROT
BELLEZA DE
ARANJUEZ: De la Serie «Ramo de Claveles» (1916).
EL IDEAL: De la
Serie 1918. «El Ideal» fue un antiguo baile de la calle Lejalde, junto a la
actual Casa Martiniano.
SONRIO Y LLORO:
De la Serie 1925.
LOS SUSPIROS DE
RAIMUNDA: De la Serie 1932. Se refería a su cuñada Raimunda Díaz.
JOAQUINILLO: De
la Serie 1924. Se refería a su primo Joaquín Latorre, actual baterista de la
Banda Municipal.
FÓCULO: Sin
fecha. Fóculo significa «hogar pequeño» y tenía una letrilla que comenzaba así:
Hogar pequeño
tengo,
nido de
ruiseñores,
y un amor
verdadero,
que son mis
ilusiones.
MELERO, PROCERO:
Son dos piezas de la serie «Flores de mí tierra, sin fecha ni referencias.
Melero significa «payo, campesino»; y prócero «prócer, alto, eminente».
SAN ANTONIO SE
OPONDRÁ: De la Serie 1940. Debía referirse a algún noviazgo o boda, pues es
sabido que San Antonio es, en España, el Santo casamentero; pero ignoramos de
quiénes se trataba.
LOS SECRETOS DE
SIXTO: De la Serie Especial Aromas y
Flores. Es claro que, tratándose de secretos, no hay nada que añadir.
MAZURKAS
DELICIOSA PALMA:
Se estrenó el día del Corpus Christi de 1912.
PRESENTACION: De
1923. Dedicada a la Srta. Presentación Sainz, que, en aquella época, tenía, en
efecto, una buena presentación y representación.
LAS CUATRO
PALOMAS: De 1924. Se refería a las cuatro guapas jóvenes Mariana Frías, María
Pérez, Mercedes Gracia y Rosario Yanguas, principales actrices de las funciones
teatrales que se representaban en el Colegio de las Hermanas de la Caridad de
Santa Ana [57].
GLORIA PURA: De
la Serie 1925. Sobre su referencia hay dos versiones [58].
Según una, Gloria Pura era la Sra. Pura Pérez, esposa del farmacéutico, don
Tomás Ruiz de Mendoza; y según otra, se refería a la hermosa joven tudelana,
Gloria Alba, casada recientemente con Luis Palacios Martínez Pelletier.
SUFRIENDO POR TI:
De la Serie 1928 ¿Quién sufría? ¿El mismo Lorenzo o algún otro vecino o vecina
que le encargó esta mazurka sufriente? ¿Y por quién?
DOFRINES: De la
Serie 1932. Dofrines es el nombre que se aplica a los montes de la cordillera
que recorre la Escandinavia de Norte a Sur, separando Suecia de Noruega. Pero
Lorenzo ¿no se referiría más bien a algún conocido, apodado o apellidado
Dofrines?
ISABELITA: De la
Serie 1934. Se refería probablemente a Isabelita Palacios Martínez.
¡AY, QUE
DISGUSTOS, DOLORES!: De la Serie 1940. Desde luego, los disgustos siempre van
seguidos de dolores.
¡NO ME OLVIDES,
POR FAVOR!: De la serie Aromas y Flores. Tal
vez, algún encargo para una enamorada o enamorado.
POLKAS
REMEDIOS:
Polka de cornetín, de la Serie 1918. Se refería a la Srta. Remedios Liñán, hija
del estanquero Santos, vecino del café de Lorenzo y una de las jóvenes más
vistosas de aquella época.
GUADALUPE:
De 1923. Dedicada a Guadalupe García, sirvienta de la familia de Lorenzo.
LAS MIRADAS DE
JOAQUINA: De la Serie 1934. La aludida era la joven Joaquina Andrés Vergara,
que, por lo visto, tenía unas miradas electrizantes.
CÚRBANA:
Polka de cornetines, de la Serie «Flores de mí Tierra». La cúrbana es un árbol silvestre de Cuba, muy oloroso y de flores
rosadas, que produce una canela inferior a la común. Como Lorenzo no era
precisamente un botánico, nos figuramos que le enseñó esta palabrería, así como
las de meleno, prócero y zamacueca, que
están en la misma serie, su vecino don Ramón Martínez Azcárate, apodado el Cubano,
aunque era asturiano, por haber vivido bastantes años en aquel país.
Residió algún tiempo en Fitero, antes de la Guerra Civil de 1936-39, en la
calle Mayor, nº 27; es decir, al lado de Lorenzo Luís. Tenía tres hijas muy
guapas, apodadas naturalmente las Cubanas.
MELSA: Pertenece
a la serie «Ramo de Claveles» de 1916. Melsa
significa flema, cachaza.
NO LO DUDES: De
la Serie 1925. ¿A qué y a quién se refería la duda?
NI MAS NI MENOS:
De la Serie 1932.
NO TIENES RAZON:
De la Serie Especial Aromas y Flores. Sin
fecha.
TANGOS
EL 606: Fue
estrenado el día del Corpus Christi de 1912 y dedicado al joven aprendiz de
escultor, Fausto Palacios, que ocupaba la habitación nº 606, en la Escuela
Salesiana de Bellas Artes de Sarriá (Barcelona).
DULCE ILUSION: De
la Serie «Ramo de Claveles» de 1916.
NO SEAS ZALAMERO:
De la Serie 1925.
ALBERTIN:
De la Serie 1932.
CALVERO: De la
Serie 1946. Calvero significa un claro entre pinares, y también, gredal.
DE LLEVARME EL
DIABLO...: De la Serie Especial Aromas y
Flores. Es el comienzo del siguiente dicho popular: «De llevarme el Diablo,
que me lleve harto». Es probable que lo compusiera Lorenzo, después de una
buena comilona y bebilona.
DE FLOR EN FLOR:
De la misma Serie. No creemos que se refiriera a ninguna cándida mariposa; sino
a algún frívolo mariposo.
SCHOTIS
JUANITO: Se
estrenó el día del Corpus Christi de 1912. Juanito era un joven gallego, cuyo
nombre completo era Juan Ignacio González López. Vivió unos pocos años en
Fitero y era un buen aficionado a la música y a la poesía. Tocaba la bandurria
y escribía versos románticos en LA VOZ DE FITERO, con el seudónimo de Juan de la Reina.
CUPLÉS DE DOÑA
FERMINA: Fueron estrenados en noviembre de 1915 y pertenecían al sainete lírico
Doña Fermina, con música de Lorenzo
Luis y letra de don Alberto Pelairea; pero su música no apareció impresa hasta
el año siguiente, en la serie «Ramo de claveles». Los cuplés, con música de
schotis, fueron cantados, en el estreno, por la Srta. Mariana Frías.
COSAS DE JULIO:
De la serie 1932. Se refería a Julio Martínez, un vecino corpulento y gotoso,
asiduo concurrente al «Mentidero de San Antonio», donde dirimía todas las
cuestiones, a fuerza de voces estentóreas.
NO ME QUIERES Y
ME BESAS: De la Serie 1934. ¿Quién sería esta prójima fingida y zalamera? O
prójimo. Vaya usted a saber.
RAMIRO DE MI
QUERER: De la Serie 1940. Parece que se refería a una bonita muchacha fiterana
que estuvo enamorada de un oficial italiano, llamado Ramiro; pero no se casó
con él. Así, pues, no aprendió a hablar el italiano.
FERNANDITO: De la
serie especial «Aromas y Flores». Dedicada a su hijo menor Fernando, nacido en
1930.
ASI SE BAILA: De
la misma Serie. Sin duda, se refería a alguna pareja de bailones castizos, como
los de La Bombilla, de Madrid.
DIANAS
LAS COSAS DE
HERMENEGILDA: De la Serie «Ramo de Claveles” de 1916. Se refería a la señora
Hermenegilda Díaz, de oficio colchonera; pero ignoramos qué cosas serían esas,
además del dedal, del hilo, de la aguja y de las tijeras. Las mujeres siempre
tienen secretos.
HIMNO A FITERO:
Sin fecha. Tenía una letra de don Alberto Pelairea que comenzaba así:
Porque
en el mundo entero,
no
hay un pueblo mejor,
alcemos
por Fitero
un
canto todo amor;
con
luz de sus campiñas
y
luz de amanecer,
con
verde de sus viñas
y
flores de mujer.[59]
ASOMATE, DOLORES:
Sin fecha.
GOTAS DE ROCIO:
De la serie 1946.
YA EMPIEZA LA
FIESTA: De la serie 1940. Ignoramos a qué fiesta se refería.
HABANERAS
HABANERA DE LOS
MUSICOS: De la Serie 1918. Se refería a los músicos de su Banda.
HABANERA DE DOÑA
FERMINA: De 1915. Su letrilla, escrita por don Alberto Pelairea y estrenada por
Mariana Frías, comenzaba de esta manera: «Cuba, - Cuba querida, - isla adorada, - playa florida, - Manigua amada, - por ti suspira - mi corazón»:
LA NIÑA DE LOS
CLAVELES: De la Serie 1934. Ignoramos a qué jovencita se refería.
REMEDITOS: De la
Serie 1940. Se refería a la Srta. Remedios Calleja Pérez, que era entonces un
lindo pimpollo.
PASACALLES
QUIQUE: De la
Serie 1946. Quique era un perro de
José Falces, bajo de la Banda Municipal, a quien acompañaba a todas partes,
menos a la iglesia,
SIGUE TU CAMINO:
De la Serie Especial «Aromas y Flores». Tratándose de un pasacalles, el
consejo no podía ser más sensato.
ONE-STEP
BETI-JAI: De la
Serie 1934. Beti-Jai significa en vasco «siempre de fiesta» y era el nombre de
un frontón de Logroño, en aquella época.
CORRIDO
LA LOMBRICINA
PELLETIER: Era un medicamento inventado por el farmacéutico local, don Fernando
Palacios Pelletier. Tenía una letra que empezaba así:
Si
quieren que sus hijos la salud conserven bien,
tomen
la Lombricina de Palacios Pelletier.
CANCIONES
CANCION HUNGARA: De 1915. La
cantaba Mariana Frías en «Doña Fermina» y
empezaba así:
Era una húngara
hermosa,
que hizo a su
raza traición
y que de huir de
los suyos
sentía la
tentación.
DEOGRACIAS: De la
Serie 1932. Deogracias Hernández era un tipo popular, por su carácter bohemio
y su lenguaje afectado. A un vecino que le preguntó de dónde venía, contestó:
«Vengo de dar agua a las sedientas cornúpetas» (unas vacas). Se casó tarde con
una forastera y las canciones o cuplés, impresos en la misma partitura de
Lorenzo, eran dos, referidos a él y a ella. El primero, atribuido a su mujer,
decía así:
Deogracias,
Deogracias:
enfermo debes
estar,
pues no me haces
caricias
y yo me voy a
enfadar.
El segundo, atribuido a él, era
un poco chapucero y no vale la pena reproducirlo.
CAPRICHO
¡VIVA GALICIA! (El amanecer): Sin fecha. Editado
aparte, con una buena ilustración en la portada.
SERENATA
HORAS DE PLACER: Sin fecha.
Obtuvo un segundo premio, en un concurso nacional de Bandas, celebrado en
Valencia.
DANZONES
MARTINIANO
CASADO: Sin fecha. Dedicado a un popular tratante de ganado, cuyo recuerdo se
conserva todavía en la fachada de la que fue su casa, en la calle Lejalde, nº
30. Tenía una letrilla que empezaba así:
Es
Martiniano Casado
un
tratante emprendedor,
cuyos
ganados no tienen
jamás
trampa ni cartón.
CONSUELO: Sin
fecha. Su galante letrilla se refería a la bella joven Consuelo Jiménez Romano,
y empezaba así:
Consuelo
del alma mía,
cuando
te veo
tan
resalada y bonita,
yo
me mareo.
RUMBAS
ZAMACUECA: De la
serie “Flores de mi Tierra”. La zamacueca es la danza nacional de Chile, donde
la llaman abreviadamente “Cueca”; y en otros países, “Chilena” y “Marinera”.
MALDITA PENA: De la Serie 1946.
RANCHERAS
BAILA, JULITA: De
la Serie “Flores de mi Tierra”. Julita era su vecinita de la calle Mayor, nº
23, Julita Muro Val.
ASI ME PAGAS: De la serie
anterior. Ignoramos quién sería este mal pagador o pagadora.
POT-POURRI
MI-CHIVIN: Sin fecha. Chivín es
diminutivo de chivo. Tenía una letrilla que empezaba así:
¿Dónde
estará mi chivín?
Mi
papá me lo compró
y
yo no sé como fue,
pero
ayer se me perdió.
AIRES DE MI PUEBLO: De 1944.
PERICÓN
TODO PARA TI: De la Serie “Ramo
de Claveles” de 1916.
MUSICA RELIGIOSA
ROSARIO DE LA VIRGEN DE LA
BARDA: Sin fecha. Se interpreta todavía por la iglesia y por las calles, la
víspera de la Virgen de la Barda.
OBRA
TEATRAL
DOÑA
FERMINA: Sainete lírico, con libreto de don Alberto Pelairea, estrenado en
1912, por muchachas aficionadas de Fitero, en un escenario montado en el Paseo
del Colegio de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Sus principales
intérpretes fueron las agraciadas jóvenes Mariana Frías, Mercedes Gracia,
Rosario Yanguas, María Pérez, Mercedes Francés, Engracia Yanguas y María Jesús
Armas. La obra fue repuesta en el Teatro
Gayarre por una Compañía profesional en 1915.
(Damos las gracias a nuestros numerosos
informadores y, en especial, a los antiguos componentes de la Banda de Lorenzo
Luis, señores Nicolás Fernández y José Latorre Ochoa; y a la hija de Lorenzo,
señora Angelita Luis).
Juan Azcoitia y María Serrano [60].
El Humilladero
actual del pueblo – es decir, para ser exactos, el templete y su columna
central, menos las imágenes – data de mediados del siglo XVI y se construyó con
piedra de los montes de los Baños, a expensas de los acaudalados esposos
fiteranos, don Juan Martínez Azcoitia, que fue varias veces Alcalde, y de Doña
María Serrano. Así consta en el
testamento que hicieron ambos, ante el notario D. Sebastián Navarro, el 28 de
mayo de 1558 y que consta de 5 folios.
Se conserva en el Archivo de Protocolos de Tudela, y en la escritura
número 24 de dicho año y en su folio 54 vuelto, se lee textualmente: “Otrosi
mandamos 20 ducados para el reparo de un Humilladero y Crucifijo que nos
hicimos en este dicho lugar, donde dicen el Paradero”, ordenando que se
pusieran en renta y que con sus réditos se realizaran las reparaciones ulteriores
que hiciesen falta. A la sazón, 20
ducados constituían una cantidad de cierta consideración, pues medio siglo más
tarde, una viña en el Pagüillo, con 140 cepas, se vendió por 6 ducados. El matrimonio Azcoitia-Serrano no tuvo hijos
y, a juzgar por su testamento, se ve que fueron unas buenas personas, pues
dejaron otros 20 ducados al Hospital[61],
50 a María del Río, hija de unos sirvientes suyos, y otras cantidades menores,
a todas las criadas que tuvieron.
Eladia
Magaña Latorre (1892-1990).
Fue superiora General de la Congregación de las
Hermanas de la Caridad de Santa Ana [62] y
después Vicaria de la misma. En mi época, vivía en el Paseo de San Raimundo con
su madre, que era sirvienta de doña Gabina Agreda (Gabina Martínez Octavio de
Toledo [63]).
Anita
Mangado Yanguas (1904-1990).
En mi juventud, llamábamos Anita la del Batán a la
joven Anita Mangado, la cual vivía con su familia en el Batán, donde, a la
sazón, funcionaba un molino primitivo, propiedad de Casimiro Francés, y del
cual estaba encargado el padre de Anita, Francisco Mangado. Allí acudían muchos
vecinos que recolectaban trigo, a moler su cosecha, mediante un tanto
determinado. Todavía me acuerdo de la gran noria, con sus cangilones rebosantes
de agua, que chirriaba constantemente, como si fuera a romperse. En 1967, volví
por curiosidad a ver el Batán y sólo me encontré con una casa en ruinas,
abandonada, según me dijeron, desde hacía muchos años.
¡Quién diría que, hace dos siglos, fue un centro
manufacturero de gran importancia! Pero no precisamente de molida, sino de
tejidos, como lo da a entender su mismo nombre, pues antiguamente se llamaba
batán a una máquina compuesta de grandes mazos, que servía para golpear y
enfurtir el paño; y a mediados del siglo XIX, a propósito de la industria textil
fiterana, que “antes se elaboraban paños ordinarios de muy buena calidad y que
estaban bien acreditados”. En efecto, tan buena fama tenían que, en un curioso
proceso, incoado en Pamplona, hacia 1739, a una cuadrilla de gitanos, por los
asaltos y robos que venían sometiendo en la comarca fronteriza navarro-riojana,
se hablaba de un vecino de Cabredo, al que, entre otras “cosas valiosas”, le
habían robado los salteadores “un capote de paño de Fitero” [64].
Según el censo oficial de 1797, había en Fitero, en
aquella época, nada menos que 65 pelaires puros, 100 hilanderos de lana y 17
tejedores. En total, 182 pañeros. Desgraciadamente esta floreciente industria
no se pudo sostener mucho tiempo, a causa de la invención de las máquinas de
hilados, la cual arruinó completamente las manufacturas, en la primera mitad
del siglo XIX.
Juan de
Oñate y Barea.
El incidente de la silla del Alcalde del crimen, don
Juan de Oñate, no es un chascarrillo, inventado por el autor de estas líneas,
para regocijo de los lectores, sino un hecho real, ocurrido en las fiestas del
Corpus Christi de 1647. A la sazón, era Abad del Monasterio, Fr. Atanasio de
Cucho, quien, por cierto, era un hombre ilustrado, pero imbuido en todos los
prejuicios de las clases dominantes de su época. Las relaciones entre el pueblo
y el convento andaban bastante deterioradas, desde hacía más de un siglo, y en
los últimos años, se habían puesto más tirantes todavía, porque el Concejo o
Regimiento de la Villa, como entonces se decía, había, al fin, conseguido
emanciparse, hasta cierto punto, del Monasterio, arrebatándole la jurisdicción
mediana y baja sobre el vecindario, detentada hasta entonces por la
abadía. Este pequeño triunfo hizo sin
duda crecerse a los componentes del Concejo, por lo que no es imposible que el
gesto del Alcalde del Crimen, don Juan Oñate, no fuese simplemente una
ocurrencia chusca de un vecino comodón, sino un velado desafío al Monasterio,
queriendo significarle que si el Abad se creía con derecho a sentarse en una
silla de preferencia, colocada delante de la comunidad religiosa y del
Regimiento, por ser el superior del convento y el representante del poder
espiritual de la Villa, también el alcalde de Fitero debía tener derecho a
sentarse en otra silla, por el representante del pueblo y del poder civil. Pero
estas ideas eran demasiado avanzadas para aquellos tiempos de absolutismo y
naturalmente don Juan de Oñate fue condenado judicialmente, por su actitud
subversiva del orden establecido.
Sospechamos – aunque nos falta comprobarlo – que la
vieja calle de Fitero que lleva el nombre de Oñate, sea un desagravio póstumo
al antiguo alcalde del Crimen, realizado, después de la supresión del
Monasterio, por algún Ayuntamiento Liberal.
Añadamos que Fr. Atanasio de Cucho también chocó con
los propios frailes del convento, a causa de sus aspiraciones al mando perpetuo
y por su defensa del patronato real, y que acabó por ser depuesto de su cargo.
Apeló al Nuncio de Su Santidad, pero no le sirvió de nada. Entonces Felipe II queriendo premiar su discutida
gestión en Fitero, lo impuso contra viento y marea, como abad del Monasterio de
la Oliva. Pero el viento y la marea eran nada menos que el Vicario General de
la Congregación Navarro-aragonesa, quien redactó un informe contra él, así como
los monjes de La Oliva, que estaban disconformes con su mando. Ante tan
delicada situación, Fr. Atanasio de Cucho renunció al poco tiempo a su puesto,
acabando su carrera abacial.
Según las noticias del Sr. Goñi Gaztambide, Fr.
Atanasio de Cucho había nacido en Vitoria, a finales del siglo XVI, y tomado el
hábito del Císter en el monasterio de Sobrado (La Coruña). En 1603, se doctoró
en Teología en la Universidad de Alcalá y, a continuación, fue predicador
general, Abad del Colegio de Alcalá, dos veces Definidor General, y primer abad
cuatrienial de Fitero, desde 1644 a 1648. Murió en Madrid, en la segunda mitad
del siglo XVII [65].
Manuel
Osés
El gitano Manuelillo o Manuel Osés [66]
vivió en la primera mitad del siglo XVII. De él se ocupa don Florencio Idoate
en el t. II de sus Rincones de la
Historia de Navarra [67]. Su
padre era de Allo. Manuelillo estaba casado con una madrileña, llamada
Francisca Ximénez, y entre sus compinches, figuraban Francisco Flores,
Francisco Fajardo, José Ruiz, alias el
Pepurrio, un tal Bustamante y otros; pero “el capataz y cabeza de todos
ellos” fue siempre Manuelillo. La batida a la ronda de Agreda ocurrió en 1733 y
su encarcelamiento en Fitero, en 1735. El pleito de jurisdicción entre el
Alcalde y el Abad de Fitero, a causa del gitano, es auténtico. Al protestar el
Abad contra el Alcalde, porque éste hubiese sacado de la iglesia por la fuerza
al taimado gitano, alegó la autoridad municipal que a Manuel no le alcanzaba el
derecho de inmunidad por tratarse de un “ladrón famoso, xitano y vago”. Pero la
amenaza de excomunión ipso facto, por
parte del Vicario General, obligó al Alcalde a restituirlo al convento. A la
sazón, era Abad del Monasterio, Fr. Saturnino Arriaga.
La escapatoria jocosa de Manuelillo es ya invención
nuestra. En todo caso, es cierto que, al año siguiente, estaba libre, pues,
habiendo él y Fajardo robado una caballería en otro sitio, se refugiaron ambos
en lugar sagrado, cuando iban a ser prendidos. En 1739, fue apresado por
sorpresa en la villa de La Lagunilla, con tres gitanas y toda su impedimenta y
ganados: en total, ocho burros y un macho. Pero también entonces puso una
trampa a la justicia y escapó sin dejar rastro. Ignoramos cuál sería su suerte
final.
Fernando
Palacios Pelletier (1886-1938).
El
farmacéutico de La Tartana del Boticario
[68] se
llamaba don Fernando Palacios Pelletier. Según las noticias que me proporcionó
don Fausto Palacios Martínez, su progenitor nació en Mayágüez (Puerto Rico), en
1886. Hizo su carrera en la Universidad de Madrid y, apenas terminada, vino a
Fitero como regente de una farmacia. Al
año siguiente, contrajo matrimonio con la distinguida señorita fiterana,
Joaquina Martínez Labarga, y con ella, se avecindó en nuestro pueblo. Ejerció
en él su profesión, durante cerca de veinte años. Hombre activo y curioso,
estudió las propiedades medicinales de la flora fiterana y lanzó al comercio
diversos medicamentos patentados, como el té purgante de Palacios Pelletier, la
crema de bismuto Pelletier, el Antirreumático Pelletier y la lombricina
Pelletier. Pero, poco a poco,
empezó a perder la vista, quedándose
ciego en plena madurez, a causa de un desprendimiento de retina, que, a la
sazón, era incurable. No obstante,
continuó al frente de su farmacia, establecida en la casa número 25 de la Calle
Mayor, durante algunos años más. Don
Fernando fue uno de los fundadores del semanario La Voz de Fitero, cuyas nobles campañas a favor del vecindario le
atrajeron la enemiga de los caciquillos locales, quienes se vengaron del buen
farmacéutico, arrebatándole la titular. Hacia 1927, don Fernando se trasladó
con su familia a Madrid, donde murió repentinamente de un síncope cardiaco, en
agosto de 1938. A su vez, su esposa, doña Joaquina falleció asimismo en la
capital de España, a los 73 años de edad, en 1942.
Los esposos Palacios-Martínez tuvieron cuatro hijos,
de los cuales sobresalieron dos: Luis y Fausto. Según los datos que me
proporcionó doña Gloria Alba, viuda del Dr. Luis Palacios Martínez Pelletier [69], su
esposo nació en Fitero, en 1895, e hizo la carrera de químico-farmacéutico en
la Universidad de Madrid. Estableciose a continuación en la misma capital de
España, donde fundó en 1926 los Laboratorios Pelletier, llegando a ser
Vicepresidente de la Real Academia de Farmacia y Presidente de la sección de
Historia de esta docta corporación. Fue
uno de los primeros químicos españoles que se dedicaron al estudio de las
vitaminas y extrajo de la zanahoria la provitamina A, creando varios productos
farmacéuticos, como la vitacarotene, el senectal y el laurel. Obtuvo el Premio Carracido de Farmacia en
1932 y fue nombrado miembro de la Academia de Medicina de Sevilla en 1934, a
raíz de un premio que le concedió esta entidad, por su trabajo Las vitaminas en el momento actual. Inauguró el curso de la Academia Nacional de
Farmacia de 1934-35, con un discurso sobre Los
factores psíquicos, dietéticos y medicamentosos del hambre y del apetito, y
publicó alrededor de una quincena de libros y de folletos sobre temas de su
profesión. He aquí su índice bibliográfico.
La Práctica de los Inyectables en
Pequeños Laboratorios. (Madrid, 1929,
62 páginas).
El Cloruro de Magnesio y sus
Aplicaciones Terapéuticas.
(Comunicación a la Academia Nacional de Francia, Madrid, 1930, 24 páginas).
La Citofilaxia. (Madrid, 1932, 32 páginas.)
Estudio Especial de la Carotina o
Provitamina A. (Comunicación a la
Academia Nacional de Farmacia. Madrid, 1933.)
Para vivir cien años. – Nuevas
orientaciones biológicas de la vida. (Madrid, 1934, 24 páginas.)
Las Vitaminas en el Momento Actual. (Madrid, 1934, 64 páginas.)
Secretos de Bellezas Química de Tocador. (Madrid, 1934, 224 páginas.)
Fórmulas y Procedimientos de Fabricación
de las Especialidades Farmacéuticas.
(Madrid, 1934, 622 páginas.)
Los Factores Psíquicos, Dietéticos y
Medicamentosos del Hambre y del Apetito.
(Madrid, 1934).
¿Por qué se cae el Pelo? (Madrid, 1936).
Manual Práctico del Auxiliar de
Farmacia. (Madrid, 1942, 156
páginas.)
Dietética Moderna. (La ración diaria en calorías y vitaminas.)
La Ciencia de la Alimentación para una
Universidad Popular, en 14 lecciones o conferencias.
La Salud y Belleza de la mujer, a través
de la Higiene.
(Las
tres últimas obras aparecieron asimismo en Madrid, después de 1942; pero
ignoramos las fechas exactas.)
Luis
Palacios cultivó también con asiduidad el periodismo, colaborando
principalmente en El Debate de
Madrid. Fue siempre un entusiasta fiterano y, en su juventud, fue uno de los
principales redactores de La Voz de
Fitero, con el seudónimo de El Duende
del Cortijo. Murió prematuramente en la capital de España, en 1947.
Fausto
Palacios Martínez Pelletier (1899-1967).
Fausto Palacios Martínez Pelletier [70],
según la Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa-Calpe, nació en Fitero, en
1899. Inclinado desde niño hacia la escultura, ingresó en 1912 en la Escuela
Salesiana de Bellas Artes de Sarriá (Barcelona), de donde pasó a las aulas de
la Academia de Bellas Artes de San Fernando (Madrid) y por fin, al estudio del
Maestro José Capuz. A los 17 años, hizo la primera estatua de San Raimundo de
Fitero, conservada actualmente [71] en
el claustro bajo de nuestra iglesia y que anteriormente adornó la entrada del
Paseo de San Raimundo, siendo reemplazada, en este sitio, por la estatua actual
del mismo Santo, obra también de don Fausto, la cual fue inaugurada en 1946. En
su juventud, se distinguió por los retratos del Tío Rasera, de José María
Huarte y de las señoritas Otermin y Onsalo.
Durante muchos años, dibujó las portadas de los
programas de las Fiestas de la Virgen de la Barda; y desde mediados de 1955 a
mediados de 1967, estuvo al frente de la Alcaldía de Fitero. Desde ella,
realizó bastantes mejoras que merecen consignarse: en 1955, el partidor de las
aguas de la Estación Hidrológica de la Nava; en 1956, los caballones de
contención del río Alhama; en 1958, la construcción del Granero Nacional, en la
carretera de Cintruénigo; en 1965-66, la pavimentación de bastantes calles del
pueblo, ya con cemento, ya con riego asfáltico; la habilitación del Pantano del
Pontigo, para aumentar el caudal de agua potable; la construcción del actual
Grupo Escolar [72] y de las nuevas calles,
con 36 viviendas protegidas, a la derecha de la carretera de Cintruénigo.
Finalmente dio toda clase de facilidades para la instalación de dos fábricas
que han revolucionado la vida de nuestro pueblo: la de conservas El Juncal, en
1961 y la de ropa de confección INITESA, en 1965.
Alberto Pelairea y Garbayo (Bilbao, 1878- Fitero,1939)
[73].
El ilustre poeta e hijo adoptivo de Fitero, don
Alberto Pelairea y Garbayo [74],
nació en Bilbao, el 16 de mayo de 1878. Fueron sus padres don Calixto Pelairea
y doña Rita Garbayo [75]: él,
roncalés; ella, tudelana; y ambos, de familias acomodadas. Su padre, notable
dibujante, era, a la sazón, profesor del Instituto Nacional de Segunda
Enseñanza de Bilbao. Dos años después, la familia se trasladó a la ciudad de
Tudela, donde el joven Alberto cursó los estudios de primera y de segunda
enseñanza. Entretanto fallecieron su hermana Luisa, así como su padre (1899) y,
cuando hubo acabado el bachillerato, Pelairea, demasiado inquieto y versátil,
emprendió una vida alegre y errabunda de estudiante universitario, viviendo
sucesivamente en Zaragoza, Madrid y Barcelona. Le acompañaba siempre su madre,
quien ponía casa y la levantaba en cada ciudad.
Pero, a pesar de esta vigilancia, bastante indulgente, por tratarse de
su hijo único, no consiguió que Alberto sentara la cabeza, como se dice
vulgarmente, y el joven comenzó y abandonó una tras otra la carrera militar, la
de Filosofía y Letras y la de Derecho: esta última, cuando sólo le faltaban dos
asignaturas para acabarla. En fin de
cuentas, no terminó ninguna; pero entretanto derrochó el patrimonio
familiar. Entonces volvieron madre e
hijo a Tudela, donde Alberto se tuvo que poner a trabajar. Estuvo empleado algún tiempo en las oficinas
de la Azucarera de la ciudad; a continuación, pasó a Sitges, en la provincia de
Barcelona, donde estuvo cuatro años, al servicio de una importante fábrica de
calzado, que acabó por quebrar; y por fin, en 1908, obtuvo la administración
del Balneario Nuevo de Fitero: puesto que no podía acomodarse mejor con su
carácter y en el que desarrolló una magnífica labor. Poco antes, se casó con
una bella tudelana: Cecilia Alba, joven laboriosa, enérgica y de sentido
práctico, quien supo encauzar el carácter voluble de su esposo por la senda del
orden, del trabajo y de la economía. El matrimonio vivió sin interrupción en
Fitero hasta su muerte; y como no tuvieron hijos, la mayor parte del año, a
excepción de la temporada oficial del Balneario, solía hacerles compañía su
sobrina tudelana, María Alava Alba.
Doña Cecilia murió en 1931, a los 50 años de edad. Su
fallecimiento constituyó un golpe terrible para don Alberto, cuya salud empezó
a declinar visiblemente hasta 1937, muriendo de un cáncer en la garganta, el 17
de abril de 1939, un mes antes de cumplir los 61 años. Había administrado el
Balneario Nuevo durante 31. Por disposición expresa suya, fue enterrado en el
cementerio de Fitero, en la misma tumba de su madre y de doña Cecilia.
Pelairea, a quien tuve ocasión de tratar íntimamente,
durante varios años, era un hombre simpatiquísimo, inteligente, culto,
caritativo, sencillo, de carácter jovial y de ingenio agudo y chispeante.
Aunque tenía múltiples aficiones, su pasión principal fue siempre la poesía,
siendo sus vates favoritos Rubén Darío, Amado Nervo y Jacinto Verdaguer. A su
vez, Pelairea era un poeta nato, pues componía y hasta improvisaba versos, con
la mayor facilidad. A los nueve años, compuso ya los primeros, para felicitar a
su padre. De joven, cultivó con preferencia el género festivo, firmando en la
prensa sus trabajos, con seudónimos tan pintorescos, como Acotolo, Lodares y El Gallo de la Malena; pero, en la
madurez, casi siempre escribió en serio y firmando con su nombre.
Obtuvo la flor Natural de los Juegos florales de
Pamplona de 1918, por su poema Navarra;
un premio de la Diputación Foral de Navarra, en 1922, por su Himno a San Francisco Javier; y otro del
Rey Alfonso XIII, en 1925, por su poema al
Pilar de Zaragoza. Fitero lo nombró
hijo adoptivo de la Villa en 1922; y Tudela le rindió un gran homenaje oficial
y popular en 1924. Un cuarto de siglo después de su muerte, la misma ciudad dio
el nombre de Pelairea a una de sus calles nuevas, en octubre de 1965. Muchos de
los versos que compuso Pelairea, por no decir la mayoría, fueron ocasionales.
Así, limitándonos exclusivamente a las ocasiones fiteranas – a cuatro solamente
-, recordaremos los Versos de gracias al
pueblo de Fitero, que leyó, al recibir el titulo de hijo Adoptivo de la
Villa el 14 de septiembre de 1922; los Versos
de gratitud a doña Pilar Carsi de Castellanos, por haber costeado una
fiesta de Primera Comunión a varias niñas de las Ventas, la cual se celebró en
el Balneario Nuevo, a principios de septiembre de 1924 (La Voz de Navarra,
4-IX-1924); las Dos cuartetas y Cuatro
jotas de Pepita Sanz, con motivo de un concierto que dio esta cantante
navarra en el Teatro Gayarre de Fitero, en febrero de 1925 (Diario de Navarra,
23-II-1925); y la letra del pasodoble Villalta
[76], dedicado al
famoso torero aragonés, Nicanor Villalta, con motivo del festival benéfico que
dio en la Plaza de Toros de Fitero, el 30 de octubre de 1927. Y es que Pelairea escribía por puro gusto,
sin interés material de ninguna especie. Por lo mismo, jamás se le ocurrió la
idea de componer un libro de poemas. Sin embargo, con todos los que sembró a
voleo en las columnas de la prensa navarra y aragonesa, o regaló sencillamente
a los amigos, se podría formar un buen volumen.
A raíz de su muerte, la Diputación Provincial de Navarra proyectó hacer
una edición de sus composiciones más interesantes; pero, en definitiva, no se
llevó a efecto.
Fuera de las publicaciones en los periódicos, las
únicas ediciones de obras de Pelairea, hechas todavía, mientras vivió, fueron
las del drama San Miguel de Aralar y
del Himno a San Francisco Javier,
publicadas lujosamente por la Diputación de Navarra; la del drama misional El último milagro, publicado en Corella;
y la de dos obras teatrales: Diputados de
un día y Nobleza errante,
publicadas en Sitges. Todas las demás composiciones suyas hay que buscarlas en
las colecciones del Diario de Navarra y La Voz de Navarra de Pamplona; del
Heraldo de Aragón de Zaragoza; de El Anunciador Ibérico, La Ribera de Navarra,
el Porvenir Agrícola, El Ribereño Navarro, El Eco del Distrito y La Voz de la
Ribera, de Tudela; de La Voz de Fitero y de Fitero Mercantil, y en copias que
obran en poder de particulares; en especial, de su sobrina, doña María Alava,
celosa guardiana de las reliquias de su tío, a la cual debo las notas que me
han permitido pergeñar esta sucinta biografía.
Pelairea no sólo fue un buen poeta lírico, sino además
autor teatral, en prosa y en verso, pues escribió una veintena de obras para el
teatro y hasta fue un excelente actor, en sus tiempos mozos. No existe ningún
catálogo de las obras de Pelairea; por lo que, a continuación, insertaremos una
lista necesariamente incompleta, de las que tenemos noticias.
Composiciones
líricas.
Relativas
a Fitero:
¿A dónde vamos....?: composición festiva, publicada en el nº 2 de Fitero
Mercantil (noviembre de 1917).
A la Virgen de la Barda; poema escrito para el camarín de la Patrona de
Fitero (diciembre de 1919).
Olivar de Fitero: poema publicado, a la vez que otro titulado Para mi mujer navarra, en el nº
dedicado por el Diario de Navarra al II Congreso de Estudios Vascos (18 de
julio de 1920).
A la Virgen de la Barda: poema escrito para la Revista Fitero (10 de septiembre de 1922).
Versos de gracias al pueblo de Fitero: poema leído por su autor, al recibir el título de
Hijo Adoptivo de la Villa (14 de septiembre de 1922).
Gozos en alabanza de la Virgen de la
Barda: publicados en La Voz de
Navarra (9 de septiembre de 1923).
El Cristo de Fitero: poema aparecido en el Diario de Navarra (10 de abril
de 1925).
Villalta: letra del pasodoble, con música del Maestro Lorenzo
Luis, dedicado a Nicanor Villalta y publicado por el Heraldo de Aragón (1 de
noviembre de 1927).
Por
el testimonio de Luis Palacios Martinez Pelletier (El periodismo en Fitero,
artículo aparecido en La Voz de Navarra, el 9 de septiembre de 1923) sabemos
que Pelairea publicó además numerosos versos de carácter local, en La Voz de Fitero; pero, por desgracia,
no hemos podido localizar ninguno.
Relativas
a Tudela:
A don Joaquín Gaztambide en su retorno: poema escrito con motivo del traslado de los restos
de Gaztambide de Madrid a Tudela, en 1920. (Por cierto que recuerdo haber
leído, hace años, no sé dónde, que el tal traslado fue una macabra
equivocación, pues, al levantar la tapa de la caja en el cementerio tudelano,
antes de inhumarlos, se dieron cuenta de que el cadáver llevaba zapatos de
mujer... Y si, lector, dijeres que es comento, como me lo contaron, te lo
cuento.)
A Santa Ana: poema escrito para la fiestas de la Patrona de
Tudela, el 26 de julio de 1922.
Versos de gracias al pueblo y al
Ayuntamiento de Tudela, leídos por su
autor, con motivo del homenaje que le tributaron los tudelanos, en abril de
1924 (La Voz de Navarra, 23 de abril de 1924).
A la Mejana: poema publicado por El Eco del Distrito de Tudela, en
1825.
El Gallo de la Magdalena: poema aparecido asimismo en 1925.
En el estudio de Miguel Pérez Torres (1925).
A Santa Ana: poema aparecido en El Ribereño Navarro de Tudela (24
de julio de 1927).
Composiciones
líricas, relativas a Aragón: y aparecidas en el Heraldo de Aragón de Zaragoza:
San Juan de la Peña (1921). La jota
(1922). A la mujer aragonesa (1923). A la alpargata y al zorongo (1923). Oración al Moncayo (1924). Al Pilar (1925).
Composiciones
líricas, relativas a Navarra en general, y otras:
Navarra: Poema premiado con la flor natural de los Juegos
Florales de Pamplona, organizados en septiembre de 1918, para conmemorar el
primer centenario del nacimiento del novelista regional Navarro Villoslada
(Diario de Navarra del 27 de septiembre de 1918).
Oración a San Fermín: poema en el Diario de Navarra, en julio de 1922.
La pelota: poema publicado por el Diario de Navarra en 1922.
Himno a San Francisco Javier: poema con música de Joaquín Larregla, premiado por
la Diputación de Navarra, en 1922, con motivo de la celebración del tercer
centenario de la canonización de San Francisco Javier.
La Raza: poema sobre los encierros de Pamplona, publicado por
el Diario de Navarra, en julio de 1923.
Cristo de la Cruz: poema publicado en La Voz de Navarra, con motivo de
la Semana Santa de 1924.
Rogativa ad petendam pluviam, publicada en La Voz de Navarra del 1 de junio de
1924.
Fiesta de los sentidos (24 de julio de 1934).
Obras
teatrales de Pelairea (en verso).
Relativas
a Fitero:
El Cojo de Fitero: juguete cómico, estrenado en el Teatro Principal de
Tudela, en 1910.
Doña Fermina: sainete lírico con música del Maestro Lorenzo Luis,
estrenado en el Teatro Gayarre de Fitero, en diciembre de 1915.
La Maestra nueva: sainete estrenado en el Salón de las Religiosas de
la Caridad de Santa Ana, en Fitero (1916):
Fantasmas y Compañía: sainete estrenado en el local anterior y en el mismo
año.
La Cruz de la Atalaya: leyenda fiterana, con música del Maestro José María
Viscasillas Catalán, estrenada en el Teatro Gayarre de Fitero, el 18 de febrero
de 1918.
Película fiterana: sainete lírico en verso, con música del Maestro
Viscasillas, estrenado en el Teatro Gayarre de Fitero, en 1928.
Artistas de pago: juguete lírico, con música del Maestro Viscasillas,
estrenado en el Teatro Gayarre de Fitero, en 1929.
Relativas
a Tudela:
La boda del Volatín:: juguete cómico, estrenado en el Teatro Principal de
Tudela, el 15 de mayo de 1921.
La Hija del Santero: zarzuela con música del Maestro Tomás Jiménez,
estrenada en el Teatro Novedades de Tudela, en 1924. Posteriormente, el Maestro
Viscasillas le puso una nueva música, para su reestreno en el Teatro Gayarre de
Fitero.
La tarde del Cristo: zarzuela con música del Maestro Luis Gil Lasheras,
estrenada en el Teatro Novedades de Tudela, en 1925.
La que salvó al guerrillero: drama, estrenado en el Teatro Cervantes de Tudela,
en 1927.
Varias:
Diputados de un día: sainete lírico, con música del Maestro Cuscó,
estrenado en Sitges en 1905.
Nobleza errante: drama estrenado en Sitges, en 1905.
El Duende Negro: juguete cómico, estrenado en el Salón de la Escuela
dominical de Tudela, en 1923.
El último milagro: drama lírico, con música del Maestro Viscasillas,
estrenado en el teatro de la Juventud Católica de Corella, el 6 de noviembre de
1924.
San Miguel de Aralar: drama legendario, estrenado en el Teatro Gayarre de
Pamplona, en marzo de 1925.
Blanca de Navarra: drama histórico, estrenado en el Teatro Novedades de
Tudela, en 1926.
Un cuento provenzal: romance en dos actos, con música del Maestro Antoni
Catalá, 1936. No llegó a estrenarse por causa de la guerra civil de 1936-39.
Gloria difícil: drama lírico, con música de los Maestros Tomás
Jiménez y Felipe Bernad, estrenado en el Teatro Cervantes de Tudela, en 1937.
A
continuación, insertamos la composición poética, leída por don Alberto
Pelairea, después de recibir el título de Hijo adoptivo de Fiero, el 14 de
septiembre de 1922.
PAISANOS:
A vosotros, en mis versos mejores,
vayan
hoy las esencias de todos mis amores,
que
os mando, rendido, con honda devoción;
y
vayan a vosotros la luz del pensamiento
y
la flor encendida de mi agradecimiento
y
el sentir más sublime que haya en mi corazón.
Todo
para vosotros, todo para Fitero:
lo
que soy, lo que valgo, lo que tengo y espero,
porque
de otra manera, no os puedo pagar
vuestros
nobles afectos, para mí tan valiosos,
y
el honor tan preciado que me hacéis, generosos,
con
este egregio título que me acabáis de dar.
PAISANOS:
yo quisiera tener en este día,
la
fe y la fortaleza que Palafox tenía,
y
sus santas virtudes y su firme valor,
para
daros a todos de mi nombre la gloria
y
engarzar otra perla, de Fitero en la historia,
y
traeros de México su fama y esplendor.
Ser
ahora quisiera como el gran San Raimundo,
que
asombró, con la fuerza de su báculo, al mundo,
y
daros otro Santo, tan excelso como él;
y
daros otra plaza, con mi esfuerzo guardada,
y
daros con mi sangre, otra cruz encarnada,
que
fuera en vuestro escudo, otra hoja de Laurel,
Tener
hoy yo quisiera el saber y la ciencia,
la
palabra vibrante y grandiosa elocuencia
de
nuestro noble Obispo [77], el
Hermano ejemplar,
para
darle a Fitero de la gloria la llama,
para
daros los sacros perfumes de mi fama
y
revestir de púrpura este viejo solar.
Tener
hoy yo quisiera ese pecho de acero
con
que en Africa luchan los hijos de Fitero [78],
y
el llanto de sus madres y su amargo sufrir,
para
daros blasones de recio patriotismo,
para
daros las rojas flores del heroísmo
y
el nombre de esta Villa en bronces esculpir.
Mas
nada de eso tengo. Mi pobreza me abruma.
para
pagaros sólo dispongo de mi pluma,
que
torpemente guía mi humilde inspiración.
Con
ella por Fitero cincelaré mis rimas,
cantando
nuestros llanos, nuestro solo, nuestras cimas,
en
un canto que sea, más que canto, oración.
Porque
quiero tan sólo dedicar mis fervores
a
esta tierra gloriosa de todos mis amores,
a
este suelo navarro, todo lleno de luz;
el
que hoy me abre los brazos, el que a mi madre guarda,
al
que, amante, protege la Virgen de la Barda
y
en el que ya me esperan un sitio y una cruz.
Hacia
este sitio marcho, cogido a vuestro mano,
y
hoy, cuando ya de huésped, me convertí en hermano,
os
repito, empleando mi acento más viril:
todo
para vosotros, todo para Fitero:
cuanto
soy, cuanto valgo, cuanto tengo y espero,
vida,
pluma y amores.... PAISANOS: Gracias mil.
Anselmo
Pérez Lacarra (Fitero, 1910-Barcelona, 1986)
Anselmo Pérez Lacarra nació en Fitero en 1910. A los dieciséis años, ingresó en el Colegio de
los Hermanos de Lasalle de Barcelona, donde hizo estudios de profesor de 2ª
Enseñanza, que ejerció luego en la República Argentina, alrededor de 23 años.
Regresó a España al final de la década de 1940 y fue, durante algún tiempo,
subdirector del Colegio Lasalle de Zaragoza.
Saturnino
Sagasti y Urriza (Fitero, 1824-1898)
En el Programa
de las Fiestas de 1979, al comentar los nombres dados a las siete calles
nuevas, por acuerdo del Ayuntamiento, del 8 de junio del mismo año, dedicamos a
D. Saturnino Sagasti [79] 14 líneas
escuetas. Se merecía bastantes más, pero no disponíamos entonces de suficiente
espacio, y hoy se las dedicamos.
D. Saturnino María Sagasti y Urriza nació en Fitero, a las 16´30 horas
del 29‑XI‑1824. Fueron sus padres D. Víctor Sagasti Martínez, hacendado,
natural de Pamplona y Dña. Remigia Urriza Olaso, natural de Santesteban; y fue
bautizado, al día siguiente, por el Vicario Fr. Roberto Aysa, siendo sus
padrinos D. Juan Antonio Medrano y Dña. Marciala Rupérez. Contrajo matrimonio
el 29‑VII‑52 con la hija de su padrino, Dña. Benigna Medrano. Tenía él entonces
27 años y era soltero, mientras que ella tenía 38 y era viuda de D. Vicente
Rupérez. Murió Dña. Benigna el 6‑IV‑1889, a los 76 años; y D. Saturnino, el 9‑X‑1898,
a los 74 años, de una pulmonía. No tuvieron hijos.
Ignoramos qué
estudios cursó D. Saturnino, pero indudablemente hizo algunos, pues era un
hombre instruido. El 21‑XI‑1847, tomó posesión de la Secretaría del
Ayuntamiento de Fitero [80],
que desempeñó con capacidad y honestidad, hasta su muerte; o sea, durante 51
años. Al cumplir los 40 en el cargo, regaló al Municipio un valioso volumen
encuadernado, escrito de su puño y letra, de 1.038 páginas, titulado: Apuntes y documentos relativos a la Villa de
Fitero [81]. Consta de dos partes,
siendo la más importante la 2ª por contener 96 documentos, que entresacó y
transcribió del Archivo Municipal, y además las ORDENANZAS MUNICIPALES de
1.894, redactadas por él mismo. Sin embargo, la parte más interesante, para
trazar una semblanza del personaje, es en la que, sin pretenderlo, refleja su
carácter, como simple individuo y como funcionario. Por lo que se deduce de
ella se ve que D. Saturnino fue un
1º.- hombre
ilustrado, progresista, pacífico, prudente, reservado y humanitario. He aquí
dos elocuentes muestras. Sobre la Beneficencia Municipal escribe: "Hacer
bien a los demás debe ser el pensamiento capital del hombre que tiene algunos
medios sobre la tierra. Nada más hermoso que endulzar las penas del que sufre,
consolar al que llora, calmar los dolores del que padece y aliviar la miseria
del pobre" (pág. 46).
2º.- "No
conviene al cargo ‑escribía a sus sucesores ‑ amistades íntimas con nadie, para
evitar los recelos de los contrarios. La conducta del Secretario debe ser
parecida a la de un Párroco: con todos y con ninguno; procurar concluir y
transigir toda diferencia entre sus convecinos y poner todos los medios para
conservar la paz y tranquilidad entre los mismos" (pág. 133). "La
formación de una verdadera estadística catastral es una obra muy difícil, por
el interés que en todos hay de ocultar la verdad" (pág. 43). "La
contabilidad municipal debe ser clara y al alcance de un niño". (pág. 69).
El Secretario debe "en las sesiones, manifestarse neutral, informar cuando
haya necesidad y se vea se camina fuera de la Ley, sin insistir en nada, una
vez hecha la indicación. No conviene tomar parte en ningún sentido".
Y sobre la
Instrucción pública se expresa así: "La instrucción pública es la primera
necesidad del pueblo y difundirla es el primer deber de la Autoridad. La
instrucción hace al hombre culto, morigerado, pensador, afable, esclavo del
deber, amante de su familia y de la Patria, industrioso, activo, noble y
respetuoso. La ignorancia es el peor de todos los males" (pág.50).
D. Saturnino era de ideas liberales moderadas, pero se
mantuvo siempre al margen de la política y, según confesaba a sus 63 años,
jamás emitió su voto, "en ninguna elección municipal, provincial ni
nacional" (pág. 132). Mucho menos todavía tomó parte de las rivalidades
del vecindario, que le repugnaban.
Sobre su cargo
de Secretario tuvo siempre una líneas de pensamiento y de conducta
intransigentes e intachables. "En la
contabilidad, interventor por la Ley, debe procurar a todo trance mejorar la
administración: no tocar nunca ni que pase por sus manos un céntimo en
metálico, pues para eso están los Depositarios, mirar con más interés estos
caudales públicos que los suyos propios". "Deberá estar siempre a la
vista del Presupuesto, para que no se salga de él" (pág. 134). "La
Secretaría es una oficina pública, donde los vecinos, a las horas de despacho,
tienen derecho a entrar preguntando por sus asuntos e informándose de lo que
creen conveniente. No haya distinciones ni reservas en este particular. A todos
debe recibirse con amabilidad, facilitarles sus expedientes y cuanto exijan. Se
pasaron ya los tiempos inquisitoriales; se vive de la publicidad, todos los
vecinos tienen derecho a ocuparse de la cosa pública. No hay misterios: todos a
disposición de todos y este es el medio de llevar el convencimiento y la
tranquilidad al vecindario" (pág. 135).
El 21‑X‑1897, D. Saturnino, que nunca había sido un
hombre vanidoso, tuvo un gesto espectacular: obsequiar al vecindario con una
Fuente de Vino, que fue instalada en la carpintería de Patricio Alfaro, sita en
el nº 37 de la Calle Mayor. Excusado es decir que los vecinos se aprovecharon
de lo lindo, hasta el punto de que uno de sus peones, llamado Veremundo Jiménez
‑ cuyo apodo omitimos adrede ‑ murió el mismo día, por haber bebido más de la
cuenta. Esta desgracia aguó la fiesta a D. Saturnino, arrepintiéndose de su
malhadada ocurrencia.
Desde luego,
fue un hombre generoso. Regaló a la Virgen de la Barda un magnífico vestido
blanco, bordado en oro por las Hermanas de la Caridad de Santa Ana, cuyo coste
ascendió a 5.000 pesetas de entonces. Todos sus peones, pues era un rico
terrateniente, e incluso su hacedor, Angel Calleja, vivían en casas de él, a
rentas moderadas, y al morir, dejó buenas mandas al Hospital Municipal, a unos
vecinos y a todas las sirvientas que había tenido. ¿No merece este pequeño
recuerdo.. ?
Emilio
Val Chivite (1876-1937).
Valito el Ciego se llamó en vida Emilio Val Chivite.
Nació en Fitero en 1876. De su invento[82] se
ocupó La Voz de Fitero, en el nº 24, correspondiente al 15 de septiembre de
1912. En él se insertaba un fotograbado de Emilio Val, junto a la máquina que
había construido, y al pie de la fotografía, el siguiente comentario del Dr.
Herrero Besada, bajo epígrafe: “Una gloria fiterana: Emilio Val Chivite.”
“Todos conocéis al Ciego; todos sabéis que es uno de tantos mártires de la vida
en el que la fatalidad se ha cebado, destruyéndole un órgano indispensable.
Mas, hasta hace poco, ignorabais que Emilio era un sabio. En las tinieblas de
su mente y olvidadas en él las nociones de forma y de color, bullía el engendro
de una idea materializable. Emilio, formando imágenes y construyendo aparatos,
ha hecho un prodigio de mecánica, modelando uno que, por su sencillez, su fácil
adquisición y su poco enojoso entretenimiento, ha provocado una revolución en
la historia de los no videntes. Emilio, con una inteligencia superior, no ha
podido sufrir los inconvenientes de la rutina antigua y desterrando vicios de
origen, ha escrito un nuevo alfabeto o sistema estenográfico propio, con el
cual la facilidad de escritura será el verdadero complemento de la educación de
hoy, ponerse al lado de los inmortales de Braille, Lladó, Haüy y Abreu, que,
con su constancia e inteligencia, han levantado la literatura de los
desgraciados no videntes”. Emilio Val dirigió la Banda Municipal hacia 1915 y
fue organista interino de la parroquia hacia 1920. Murió repentinamente el 28
de marzo de 1937, en la casa nº 4 de la calle de San Juan.
Mariano
Val Chivite (1889-1945) [83].
Falleció
en Tacámbaro (Michoacán), el 31 de enero de 1945. Al morir, tenía 53 años y
estaba casado con Paz Guerra. Fue inhumado en el Panteón Español de México el
1-02-1945.
IN
MEMORIAM [84]
A
Mariano Val Chivite
¿Recuerdas
nuestra última entrevista
allá,
en nuestro país?
España
entera estaba en pie de guerra,
y
a su frente, Madrid.
Ni
tú ni yo pudimos sospechar,
en
aquella ocasión,
que
ya no volveríamos a vernos,
hasta
el día de hoy.
¿A
vernos? No; a encontrarnos tan solo,
al
cabo de once años,
de
aventuras, de guerra y de destierro,
de
este modo dramático:
Tú,
debajo de esta losa extranjera,
durmiendo
el sueño eterno;
yo,
emocionado y mudo, frente a ella,
viviendo
tu recuerdo.
Pero,
¿qué importa el sitio en que se cae?
Lo
que importa en la tierra,
es
trabajar y luchar sin desmayo,
por
hacerla más bella.
Y
tú luchaste así, caro Mariano,
con
fe y con lealtad.
Tú
te portaste siempre como un hombre.
Adiós.
Descansa en paz.
Panteón
Español en México, Distrito Federal.
1
de noviembre de 1947.
José
María Viscasillas Catalán (1895-1993)
José María Viscasillas Catalán [85]
nació en Corella [86], el
17 de junio de 1895. Allí estudió música y en 1921, vino a instalarse en
Fitero, con los cargos de organista de la parroquia y de secretario de la Caja
de Crédito Popular. En noviembre de
1924, contrajo matrimonio con la distinguida señorita fiterana, Rosario Yanguas
Lozano y con ello se avecindó definitivamente en nuestro pueblo. Excelente
ejecutante con dotes de compositor, escribió las partituras de varias obras
teatrales de don Alberto Pelairea: La
Cruz de la Atalaya, Artistas de paso,
La Hija del Santero y El último milagro. De ellas damos algunos datos suplementarios
en la biografía del poeta. También
compuso una Novena de la Virgen de la Barda, estrenada en septiembre de 1966 y
adaptada a los Gozos del P. Raimundo Carrillo Sigüenza.
Los
periodistas de La Voz de Fitero [87].
La Voz de Fitero fue fundada por el médico, don Miguel Herrero Besada,
y el farmacéutico, don Fernando Palacios Pelletier. Llevaba como subtítulo: “Semanario independiente, defensor de los
intereses de esta Villa”, y en efecto, hizo honor a él. El primer número
salió a la calle el domingo, 31 de marzo de 1912. El número suelto se vendía a
cinco céntimos, y los precios anuales eran, por suscripción, de cinco pesetas
para el resto de España, y de ocho pesetas para el extranjero, pues
naturalmente había que recargar los gastos de envío por correo. La Voz constaba ordinariamente de cuatro
páginas y se imprimía en Tudela, en el taller de La Ribera de Navarra, Gaztambide, nº 11. La redacción y
administración de nuestro semanario tenían su domicilio en la Calle Mayor, nº
25.
El periódico estaba bien confeccionado y constaba de
varias secciones: editoriales sin firma, artículos firmados, versos de Pelairea
o de Juan de la Reina [88],
crónicas femeninas de Miss Teriosa,
información sobre las actividades del Ayuntamiento, noticias locales y
anuncios. También había una Tribuna Popular para los colaboradores espontáneos.
Además de Miss Teriosa, había otro seudónimo que aparecía a menudo en La Voz: El Duende del Cortijo, el cual había
sido adoptado por Luis Palacios Martínez, para firmar sus artículos de
chismografía y aldraguería locales. El simpático semanario duró casi dos años,
muriendo asfixiado por el cerril caciquismo local.
D.
Miguel Herrero Besada (1880-1953).
El alma de La
Voz fue el Dr. Herrero Besada. Según los datos que me comunicó su hijo, el
Doctor Guillermo Herrero Octavio de Toledo, don Miguel, nació en Santa Clara
(Cuba), el 23 de marzo de 1880. Estudió la carrera de Medicina en la
Universidad de Santiago de Compostela y comenzó a ejercerla en Herreros pueblo
de la provincia y del partido judicial de Soria, antes de cumplir el servicio
militar. Poco después de terminado éste, pasó a Fitero, en los comienzos del
siglo actual, casándose con la distinguida señorita fiterana, Felisa Octavio de
Toledo. Permaneció en nuestro pueblo hasta principios de 1917, en que se
trasladó a Barcelona, donde adquirió pronto reputación profesional, ya no sólo
por su actividad de médico, sino también de colaborador destacado de revistas
médicas, como Yatros, y de diarios
barceloneses populares, como El Diluvio y El Noticiero Universal. En
el tercer decenio del siglo actual, fue primer Teniente Alcalde del
Ayuntamiento de Barcelona, y durante la guerra civil de 1936-39, estuvo al
frente del Hospital de Olot, en la provincia de Gerona. A continuación, volvió
a Fitero y, hacia 1948, pasó a Vitoria, como médico de la Mutua General de
Seguros. Murió en Fitero el 24 de abril de 1953.
El Dr. Herrero Besada era un hombre humanitario y
liberal. Una vez, en un artículo de La
Voz de Fitero, del 27 de abril de 1913, pidió que se instalaran cepillos en
los cafés, casinos de juego y centros de reunión, para recoger dinero,
destinado a los pobres. Precisamente llevado de su interés por mejorar la
suerte de los jornaleros, promovió el reparto de la Dehesa de Ormiñén, llevada
a cabo poco después.
[1] Manuscrito de Sebastián María Aliaga Jimenez. Está encuadernado en pergamino y es de papel de barba. Consta de
333 folios; pero solo están escritos 158 y medio, equivalentes a 317 páginas.
Se conserva en buen estado. Tenía pocas cabeceras y notas marginales iniciales,
indicadoras de los asuntos de que trata, por lo que, en 1975, le añadimos
nosotros la numeración, títulos e índice que facilitan ahora su consulta. Sus dimensiones son: 30 cm. de largo, 20 cm.
de ancho y 6 de espesor. Se ve, por la diferencia de grafías, que han
intervenido en su texto diferentes amanuenses, pero la mano principal fue la de
Don Sebastián, cuya firma aparece en diferentes ocasiones, habiendo intervenido
en su confección, por lo menos, desde 1826, según la declaración que hace al
final del folio 72 verso. Las últimas
anotaciones del manuscrito también son suyas y datan de 1859, cuando ya tenía 73
años, pues, según las actas de los libros parroquiales, fue bautizado el
21-1-1786 (Libro VI de Bautismos, folio 596, nº 3) y murió el 21-VI-1865 (Libro
de Difuntos, folio 125, nº 53). Lo bautizó Fray Jerónimo Bayona, siendo sus
padrinos José y Gertrudis Jiménez.
Fueron sus padres Francisco Alejandro Aliaga Andrés y Manuela Jiménez
Aznar. Tuvo dos hermanos: Florencia y Sebastiana. Sebastián murió soltero, a los 79 años, de
una afección al pecho. Dispuso antes de morir que su entierro fuera de tres
Nocturnos, que se le dijeran, a continuación,
100 misas rezadas, y después , una cada año, el 20 de enero, en el altar
de San José. (Sin duda, había nacido el 20 de enero de 1786.) Además ordenó que
se dieran cuatro duros de limosna al Santo Hospital. Su hermano Florencio se casó con Jorja
Latorre y Aliaga en segundas nupcias y tuvo seis hijos. Un estudio original es
el de los árboles genealógicos de las familias Lejalde y Aliaga, contenidos en
los folios 72 v., 80 v. – 82 y 85. Este manuscrito pertenece actualmente a la
señora Amalia Bermejo, viuda de Domingo Aliaga. Por lo demás, los documentos
más importantes de este manuscrito se hayan asimismo mejor transcritos en el de
Saturnino Sagasti; pero, en cambio, consigna bastantes noticias que no traen ni
Gil ni Sagasti. A continuación insertamos el Indice que le hemos puesto. I.-
Convenio y comparanzas con Cervera sobre la presa en el Alhama para
Cascajos, 1629. Folio 1. Escritura y
sentencia de 1414 sobre idem. 1414. Folio 4 v. II.- Convenio del Monasterio y
Villa sobre hornos de pan cocer. 1512. Folio II. III.- Exención de cuarteles
(donativos) del Monasterio. 1417. Folio 13. IV.- Distribución de frutos
decimales. 1814. Folio 13 v. V.- Sentencia sobre Ormiñén. 1624. Folio 14. VI.-
Carta de Sancho IV, confirmando ser Ormiñén término del Monasterio. 1289. Folio
15. VII.- Compromiso entre los reyes de Castilla sobre el Monasterio. 1336.
Folio 15 v. VIII.- Privilegio de Sancho III de Castilla al Monasterio. 1156.
Folio 16. IX.- Privilegio de Sancho VI de Navarra al Monasterio. 1157. Folio 16
v. Derechos del pueblo. 17. X.- Escritura y convenio del regadío de Cascajos.
1574. Folio 18. XI.- Escritura censal de la Huerta y demás términos de regadío.
1584. Folio 20. XII.- Escritura y convenio del regadío de Abatores. 1603. Folio
35. XIII.- Autos de posesión de la acequia de Cascajos. 1603. Folio 42. XIV.-
Convenio sobre pleitos pendientes entre el Monasterio y la Villa. 1628-29.
Folio 44. XV.- Donación de Niencebas al abad Durando. 1140. Folio 60. XVI.-
Donación al Monasterio, de Tudején, Añamaza y Castellón por Alfonso VIII. 1168.
Folio 60 v. XVII.- Donación de Niencebas y Tudején al Monasterio por Sancho VII
de Navarra. 1211. Folio 61 v. XVIII.- Permiso de Alfonso X de Castilla para
repoblar Tudején. 1266. Folio 62. XIX.- Indice foliado de los privilegios
reales y papales más antiguos del Monasterio. Folio 62 v. XX.- Donaciones
particulares al Monasterio. 65. XXI.- Sentencia contra señorío. 1826. Folio 66.
XXII.- Bula de Eugenio III a favor del Monasterio. 1147. Folio 66. XXIII.-
Reintegro a la Villa del pago de cuarteles. 1832. Folio 67. XXIV.- Informe
sobre heredades quinteras y enfiteúticas, procedentes del Monasterio. 1832.
Folio 67 v. XXV.- Escritura de transacción y concordia en Tudela, Cascante,
Cintruénigo y Fitero con Cervera, sobre una prendada. 1794. Folio 68 XXVI.-
Noticias varias. Folio 71 v. XXVII.- Arbol genealógico de los Lejalde y su
parentesco con los Aliaga. 1826. Folio 72 v. XXVIII.- Fundación de Lejalde para
cuatro pobres. 1826. Folio 73. XXIX.- Fundación de la capellanía del Cristo de
la Guía por el abad Corral y Guzman. 1631. Folio 74. XXX.- Convenio con Cervera
sobre el levantamiento de la presa de Cascajos. 1688. Folio 75. XXXI.- Historia
del Puente Grande. Folios 80 y 86. XXXII.- Arbol genealógico de los Aliaga
Jiménez. Folios 80 v – 82 y 85. XXXIII. Plantación de viñas en los Llanos.
1817. Folio 82 v. XXXIV.- Historia del regadío de Abatores. 1603-1843. XXXV.-
Apeo de Alfonso el Sabio. 1256. Folio 83 s. XXXVI.- Convenio entre el
Monasterio y Cintruénigo sobre la presa del Río de Piedra. 1783. 87. XXXVII.-
Prorrogación del convenio anterior. 1790. Folio 89. XXXVIII.- Informe sobre los
gastos del río Alhama y sus presas. 1846. Folio 90. XXXIX.- Convenio del
Ayuntamiento con los propietarios sobre reparación del Río Molinar. 1847. Folio
91 v. XL.- Convenio entre el dueño del Soto, R. Javat y los demás propietarios
de Solosoto, Combrero y Hoya del Puente. 1846. Folio 91 v. XLI.- Convenio con
Cintruénigo sobre el río de la Huerta. 1848. Folio 96 v. XLII.- Apeo de
Feloaga. 1655. Folio 102 s. XLIII. Petición de la escritura del pleito del
Monasterio contra A. Galán. 1848. Folio 108 v. XLIV.- Oposición de Cintruénigo,
Corella, Alfaro y Tudela a la apertura del regadío de Abatores. 1820. Folio
109. XLV.- Antiguas donaciones reales al Monasterio y su confirmación por los
Reyes Católicos. 1114-18. XLVI.- Petición de sentencias contra Corella y Tudela
y de apeos antiguos, a propósito del regadío de Abatores. 1670. XLVII.-
Plantación obligatoria de viñas en los Llanos. 1816. Folio 121 s. XLVIII.-
Escritura de la compra de los montes de Cierzo y Argenzón. 1665. Folio 125 s.
XLIX.- Noticias diversas. Folio 141 v. L.- Entrada accidentada del abad Angel
Ibáñez. 1716. Folio 142 v. LI.- Sesiones del Ayuntamiento acerca de la división
de los Montes de Cierzo y Argenzón. 1854. Folio 144. LII.- Pleito por las
cuatro corralizas que pedía el Monasterio en los Montes de Cierzo. 1692. Folio
148 v. LIII.- Escritura de las dos corralizas que se le otorgaron. 1692. Folio
147. LIV.- Intervenciones de Sebastián Mª de Aliaga en las Juntas de Tudela
sobre la división de los Montes de Cierzo. 1854. Folio 152. LV.- Sentencia del
Consejo Provincial de Navarra sobre la pertenencia de los terrenos de Niencebas
y de Tudején. 1856. Folio 155. LVI.- Noticias diversas. Folio 156 v. LVII.-
Ideas sobre Abatores de Sebastián Mª de Aliaga. 1859. Folio 157.
[2] Ver el poema “Pilar”, p 245.
[3] Ver pp. 201-202.
[4] Entre
1907 y 1914.
[5] Una fotografía de su tienda, además de una
pequeña semblanza, fue publicada en la Revista Fitero-2001.
[6] Ver el poema “El
Montecillo”, p. 246.
[7] “El Viático
del Ojín”, P. 248.
[8] Ver el poema El
Poba, p. 251.
[9] Fiteranos Ilustres: Los Angos, Una familia de Artistas. Ricardo Fernández Gracia.
Fitero-84.
[10]Rimas circunstanciales.
[11] Ver el poema: “El
Tío Maturillo”, p. 252.
[12] El Maestro Don Blas, p. 256.
[13] De 1877 a 1880. Luego fue destinado, con plaza en
propiedad, a Cortes (Diciembre, 1881- Mayo, 1882). N. del E.
[14] Ver fotografía, rodeado de sus alumnos, en la
Revista Fitero-90.
[15] Fue
maestro de Fitero durante veintisiete años, un mes y veintiocho días. Don Blas
Bozal ejerció como maestro durante 30 años, dos meses y diez díaz. (Hoja de
Servicios expedida el 15 de febrero de 1909,
fecha de su jubilación). N. del E.
[16] El Pozo del Barrio Bajo, también llamado de
la Picota, estuvo emplazado, en otros tiempos, frente a la casa número 2 de la
calle del Barrio Bajo. Era una bomba
hidráulica aspirante, accionada por un pesado manil de hierro, que en todo
tiempo, y sobre todo, en verano, daba una agua cristalina y fresquísima, con
ligero sabor metálico. Tenía adosado un
gran pilón, que servía de abrevadero para las caballerías. El Pozo era un sitio concurridísimo a todas
las horas, pero sobre todo, al mediodía y al anochecer. ¡Cuántas veces no saqué
yo agua del mismo, cuando en mi adolescencia, viví durante algunos años con mis
padres, en la casa nº 14 del Barrio Bajo! Al fin, fue desmontado en 1945, al
instalarse en el pueblo el servicio de agua corriente a domicilio. La sastrería
Mesa estaba instalada en la casa nº 2 del Barrio Bajo. (Poemas Humorísticos).
[17] “Fiteranos
Ilustres: Monseñor Díaz y Gómara”. Ricardo Fernández Gracia. Fitero-83.
“Mons. Díaz y Gómara con sus paisanos. Fitero, 1921”. R. F. G. Fitero-91.
[18] En la Revista Gráfica Local, FITERO, publicada en
1922, M. Diaz y Gómara escribe un artículo dedicado a la Virgen de la Barda, en
la página 4, bajo el título de: “Nuestra
Madre”.
[19] Revista Fitero-82
y Programa de Fiestas de 1992. N. del E.
[20] Fundó en San Sebastián la Revista “Realidad” de San Sebastián, que se
publicaba todavía en 1954.
[21] En el periódico fiterano, Fitero Mercantil (Abril, 1915), editado por Rufino Maculet, Fidel
M. Urbina escribe un artículo titulado, “Querer
es poder”: “Querido Rufino: Celebro y aplaudo tu idea de hacer un periódico
que, aun cuando aparezca como órgano de tu propia casa, siempre será una prueba
de actividad mental. Aplaudo esta iniciativa como todas las que surgen entre
vosotros para intensificar los intereses espirituales y materiales de ese pueblo.
A todas ellas he procurado prestar mi modesto apoyo, unas veces porque me lo
habéis solicitado y otras por ofrecimiento espontáneo mío. En esto de la las
iniciativas, en el deseo de renovar la conciencia de ese pueblo, marcháis muy
por delante de los pueblos circunvecinos. Hacéis periódicos, organizáis
fiestas, lanzáis manifiestos y hasta celebráis actos públicos para la libre
emisión del pensamiento. Hay en vosotros un ansia de vida nueva, lo cual ya es
mucho. Pero tenéis un defecto capital, muy propio de fiteranos. Vuestras
iniciativas no pasan de iniciativas. En general, pensáis buenas cosas, pero no
las lleváis a cabo. Os quedáis a la mitad del camino. Y hay un adagio de simple
y honda filosofía que dice: labor
empezada y no terminada, no vale nada. Tenéis que aplicaros un poco a
educar vuestra voluntad. ¡Oh!, me diréis. ¡Educar la voluntad! ¿Y quién nos la
educa? La voluntad se la educa uno mismo. Consiste esta educación,
sencillamente, en aplicar constantemente el esfuerzo a la consecución de lo que
uno se propone. La perseverancia es el aliado más formidable de la vida. El querer es poder encierra una fuerza
que vence los más grandes obstáculos. Pero vosotros, paisanos míos, sois de los
que no queréis con perseverancia. Vuestros esfuerzos los dedicáis a cosas
perfectamente inútiles y hasta perjudiciales. Padecéis ahí tres grandes males
que no los vencéis porque no queréis. Esos tres males son: el caciquismo, la
murmuración y la grosería callejera. El caciquismo os despelleja a los que no
sois caciques. Con la murmuración os despellejáis los unos a los otros; habláis
de los demás sin ocuparos de vosotros mismos. Con la grosería callejera dáis a
quienes os visitan la falsa impresión de que el pueblo es una recua. El día que
logréis extirpar esos males, vuestro espíritu sera dignificado. Pensaréis en
cosas más elevadas y serán más copiosos los frutos de vuestras actividades.
Aprenderéis a vivir y veréis el encanto que tiene la vida. Enalteceréis vuestro
pueblo y sentiréis en vuestros corazones el gozo inefable de ser instrumentos
eficaces de su progreso. Querer es poder. Ejercitad vuestras voluntades,
perseguid las cosas con ahinco, hasta lograrlas, hasta vencer. El amigo Rufino,
al publicar este periodiquito, realiza un deseo por él sentido desde hace mucho
tiempo. Estoy seguro de que recogerá la cosecha de sus afanes. Imitad su
ejemplo, no por ser Rufino, sino por ser laborioso y tenaz en la persecución de
sus propósitos.
[22] Notas
sueltas.
[23] Madrid, P. López, 1869.
[24] Calle de Garijo, 11.
[25] Luciano el Organista, p. 258.
[26] El mismo día - ¡oh! ¡irónica casualidad! – LA VOZ DE FITERO daba la noticia de un
alivio de su enfermedad. Y en el número siguiente, le dedicó una sentida
necrológica.
[27] Con motivo de la concesión, por parte del
Ayuntamiento, del título de Hijo adoptivo de Fitero al torero Nicanor Villalta,
Serafín Ynuñez Fernández le dedicó el siguiente poema, en octubre de 1944: “El 24 de octubre / del año cuarenta y tres,
/ en Fitero despidióse / el torero aquel que fue / una primera figura / de la
cabeza a los piés. / Un torero con vergüenza, / con pundonor y saber, / que se
jugaba la vida / en el ruedo, cada vez / que toreaba, porque era / todo un
hombre: ¡aragonés! / En Fitero le teníamos / por navarro, pues era él / amable,
caritativo / generoso cien por cien. / Por su probada hidalguía y su noble
proceder, / hijo adoptivo, Fitero, / le nombró, teniendo a bien / que su nombre
se recuerde / y se alabe su honradez / por el pueblo fiterano / que siempre
demostró ser / agradecido y atento, / sobre todo para quien / hizo tantas cosas
buenas / con gusto y desinterés. / Por todo ello ¡oh, Nicanor!, / - ya lo sabes
tu muy bien - / puedes contar que aquí tienes / con cariño, sin doblez, / un
hogar en cada casa, / y de amigos un plantel. / Como eres agradecido / - como
todo aragonés, / y al mismo tiempo navarro -, / habrás de corresponder / de una
manera espontánea, / sin olvidar ni una vez / donde quiera que te encuentres, /
- sea en Pekín o en Jaén -, / que eres hijo de Fitero / y hermano nuestro
también. / En los Baños, (Viejo y Nuevo), / dejaste tan buen “cartel”, / que
quedará de por vida / tu imagen grabada bien. / Que Dios te de mucha suerte, /
salud y mucho “parné”, / y recuerda que Fitero / mientras vivas, (y aún
después), / te llevará, no lo dudes, / dentro de su alma.... Amén. “ (Revista
C.F. Calatrava, Septiembre 1992.)
[28] Falleció, en esa misma Residencia, en 1990. N.
del E.
[29] Sinfonía matinal, p. 259.
[30] José Jiménez Fernández dedicó a su amigo, Manuel
García Sesma, un poema con motivo de su regreso a España, en 1960: “Bienvenido
y bendito seas”.
[31] En la Revista Fitero-82 , p. 23, se recoge una
entrevista con D. José Jiménez Fernández. N. del E.
[32] Poemario Fiterano (Pamplona, 1969).
[33] El lecho
del tío Alvarilla, p. 260.
[34] “Como era de esperar, la mortal epidemia, una vez invadidos
Aragón y Castilla, no tardó en penetrar en Navarra, haciendo su aparición en
Fitero, hacia mediados de Agosto del mismo año (1885). El primer atacado fue
Juan de Mata González Jiménez, que murió casi de repente el 19 de dicho mes.
Vivía en el número 64 de la calle mayor. Inmediatamente se propagó a las demás
calles. Las más castigadas fueron la de Palafox – antiguo Virrey de México -,
con 16 víctimas; la calle mayor, con otras 16; los Charquillos, con 11; la
calle de San Juan, con 9; la de la loba, con 8; y el Cogotillo Bajo, con 7.
Pero ninguna se libró del azote, pues las que salieron mejor libradas, como el
Cortijo, Oñate, San Antón, Patrona y Espoz y Mina, tuvieron cada una su víctima
respectiva. La epidemia duró 41 días, haciendo
un total de 115 víctimas, de las que 48 fueron varones y 67, hembras. Como se
ve, pues, el cólera atacó mucho más a las mujeres que a los hombres; y por lo
que se refiere a las edades, se cebó sobre todo, con la niñez y la edad madura,
pereciendo 59 niños, entre los cero y los 15 años, y 25 adultos, entre los 30 y
60. La epidemia alcanzó su periodo álgido del 7 al 14 de septiembre, contándose
el día 7 otras tantas defunciones; el 10, cinco; y el 14, otras cinco. La última víctima del terrible azote fue una
infortunada casada; Petronila Lavilla Alvarez, de 42 años, que murió el 29 de
septiembre de 1885, en la casa número 8 de la calle de San Juan. Con tan
tremenda hecatombe, no es de extrañar que el número total de defunciones de
aquel año ascendiese a 203; es decir, a más del triple del promedio anual
ordinario. En tan
dramáticas circunstancias, no es difícil imaginarse cuál sería el estado de
ánimo y el aspecto de Fitero. Por supuesto, las Fiestas Patronales, que se
celebran todos los años en Septiembre, se suspendieron - ¡para Fiestas estaba
la cosa...! -, las labores del campo quedaron semiparalizadas, sus famosos
Balnearios termales, tan concurridos en el verano, se despoblaron completamente
y el comercio sufrió un verdadero colapso.
La preocupación y la tristeza se pintaban en todos los semblantes, pues
nadie estaba seguro de no ser llevado horas después al cementerio. Y en efecto,
más de una vez se dio el terrible caso de vecinos que la noche anterior, habían
estado reunidos a la puerta de una casa, tomando el fresco y comentando los
sucesos, y que al día siguiente, se enteraban, al levantarse, de que aquella
misma noche, había muerto uno de los contertulios.
Como el bacilo del
cólera – el famoso “Spirillum cholerae o Vibrio comma” – había ya sido
descubierto, dos años antes, por el célebre doctor alemán, Roberto Koch, y se
sabía de manera cierta que la enfermedad era de origen hídrico, los médicos
recomendaban, como medidas preventivas, el abstenerse de beber agua corriente,
de tomar melón, sandía y otras frutas aguanosas, y en general, de comer
cualquier clase de verduras en crudo. Semejante recomendación dio como
resultado el que aquel año, no se recogieran las frutas de los campos, lo que
aprovecharon los mozalbetes inconscientes para darse los grandes banquetes.
Antes de que comenzara
la catástrofe, el Ayuntamiento de la Villa, imitando el ejemplo de otros
lugares, estableció un pequeño lazareto en la entrada del pueblo, instalándolo
en la casilla de la era del Tío Valito, situada en la carretera de
Cintruénigo. Allí se detenía a todo el
que llegaba por dicha carretera, sometiéndolo a una fumigación obligatoria,
como medida de precaución. Pero de nada sirvieron tales fumigaciones, pues el
temible bacilo penetró en el pueblo, a pesar de todo.”
[35] Este personaje fiterano fue protagonista de una
(30 de agosto de 1959) de sus Charlas Vasco-Navarras, escritas y leídas por
Manuel G. Sesma por la emisora mexicana, XERH: “Dos valientes de verdad: un rey
de España y un campesino navarro (El Tío Alvarilla y el Rey Alfonso XII.)” Una
parte de dicha charla mexicana se reproduce en la nota anterior.
[36] El pino de
Don Juan Cruz Lahiguera, p. 262.
[37] Juan Cruz Lahiguera Marqués se casó, en
segundas nupcias (27 de febrero de 1869), con Doña Genara Martínez Magaña y tuvieron
una hija: María Lahiguera Martínez, madre de José María García Lahiguera. Doña
Genara había estado casada, en primeras nupcias, con Don Antonio Gómez Allo (1869), con quien tuvo dos hijos: Pío
Gómez Martínez (1855-1907) y Felipe Gómez Martínez (1866-1901).
[38] Abandonó el pueblo a finales de 1912.
[39] Fue colaborador de la Revista Fitero (1980-1982-1983-1984 y 1985).
[40] Su nombre figura en la primera lista de
tarsicios (1912): Casimiro Jiménez, Luis Falces, Mariano Pequeño, Rafael
Alvero, Eliseo Fernández, Julio Yanguas Bermejo, Claudio Forcada, Francisco
Berrozpe, Jacinto Carrillo, Julio Yanguas Alfaro, Teodoro Fernández, Bautista
Lauroba, Angel Berrozpe, Fermín Escudero, Prudencio Pina, Gregorio Molina,
Gregorio (José) Muro, Manuel Martínez, José Pérez, Manuel Fernández, Manuel
Ayala, Joaquín Berrozpe, Esteban Calleja, Eladio Gracia, Francisco Latorre,
Santos Bermejo, Manuel Barea, Félix Gómez, Angel Liñán, José Mª García
Lahiguera, Patricio Fernández, Marcelino Ochoa, Antonio Berrozpe, Alfonso Sáenz,
Rafael Jiménez, Ramón Igea, Félix Fernández, José Mª Falces, Dámaso Gracia,
José Pina, Luis Jiménez, Raimundo Aguirre, Javier Yanguas, Cosme Jiménez, Juan
Atienza, Aurelio Pérez, Esteban Lauroba, Félix Gracia, Carmelo Alvero, Victor
Falces, Pedro Bayo, Antonio Navarro, Angel Navarro, Angel Berrozpe, Juan C.
Barea, Daniel Fernández, Angel Ramos, Dionisio Calvo, Juan Fernández, Manuel
Aznar, Esteban González, Juan J. Jiménez, Cirilo Rupérez, Isidora Bermejo,
Emilio Rupérez, Ascensión Muro, Victoria Pérez, Marcelina Alfaro, Rosario
Yanguas, Dolores Calleja, Josefa Inúñez, Dominica Moreno, María Olmeda, Luisa
Fernández, Juana Díaz, Eloísa Pascual, Rosario Royo, Eloísa Calleja, Pilar
Frías, María J. Escudero, Mercedes Francés, María Martínez, Ramón Sanz, Ricardo
Burgos, Antonio García Lahiguera, Visitación Ochoa, Felisa Fernández, María
Pérez Igea, Javiera Burgos, Engracia Yanguas, Victoria Yanguas, Teófila Barea,
Griselda Carrillo, Mercedes Gracia, Mariana Frías, María Gómez, Remedios Liñán,
Mª Jesús Armas, Manuel García, Antonio Amusátegui, Ramos Urtasun, Elena
Fernández, Nicolás Igea, Manuel Jiménez, Carmelo Liñán
[41] Estudió en dicho Seminario los cursos 1913-1914 y
1914-1915. N. del E.
[42] Fue nombrado Obispo de Zela el 24 de Mayo de 1950
y el Ayuntamiento de Fitero lo nombró hijo predilecto de la Villa el 4 de junio
siguiente. Su Consagración episcopal tuvo lugar en la Iglesia de San Francisco
el Grande de Madrid, el 29 de octubre de 1950. (Notas sueltas).
[43] El Horno de
María Esteban, p. 243 de este libro.
[44] La Fundación Lejalde. Unos años antes de la
supresión del Monasterio, un fiterano distinguido hizo una fundación benéfica,
que, aunque sin verdadera importancia, vale la pena de anotar por la rareza del
caso, hasta el punto de que se le dedicó una calle. Se trata de la Fundación
Lejalde, hecha el 28 de noviembre de 1826, por D. Manuel María Adriano Lejalde,
Oidor jubilado del Supremo Consejo de Su Majestad en el Reino de Navarra y
vecino de Pamplona. Se redujo a dar una limosna anual a 4 familias pobres de
Fitero, prefiriendo a sus parientes, en iguladad de condiciones, aunque
vivieran fuera del pueblo. Para ello entregó en hipotecas a D. Joaquín Octavio
de Toledo, vecino de Corella, y a D. José María Igal, vecino de Pamplona,
20.000 reales fuertes, equivalentes a 2.000 duros, los cuales producían, al 5ª
de interés, una renta anual de 100 duros; o sea, 2.000 reales vellón. Según su
voluntad, se formó un Patronato de la Fundación, formado por el Alcalde y
Regidores, y el Párroco o Vicario de Fitero (Sebastián María de Aliaga,
Manuscrito, f. 73).
[45] La Banda
del Carrascas, p. 255 de este libro.
[46] En 1992, el Ayuntamiento de Fitero le realizó un
pequeño homenaje con motivo del I Centenario de su nacimiento. En él
participaron el Coro de Voces Graves de Pamplona, la Banda de Música de Tudela
y la Banda de Música de Fitero. También se celebró una misa y se depositó un
ramo de flores ante su tumba. El tríptico en le que se anunciaban los actos
estaba introducido por un texto de Manuel García Sesma.
[47] Ver artículo de R. F. G. en la Revista Fitero-89:
“ Fray Joaquín Aliaga. Párroco de Fitero.”
[48] Ver página 264.
[49] Hoy reconvertido en habitaciones de la misma
Residencia.
[50] Libro de
Actas de 1912-14, fol. 129. A.M.F.
[51] Además de las recogidas en el texto de Manuel
García Sesma, la Sociedad General de Autores de Euzkadi tenía registradas, en
noviembre de 1998, las 209 piezas siguientes, por órden alfabético: A esta
fiesta hemos llegado; A las Brigadas Navarras; A los Toros; Aipletas de Doña
Fermina; Aires de Moncayo; Aja mi viejo; Al quiebro torero; Ya no me quieres;
Ya se terminó la Fiesta; Ya te cogi; Ya torea Villalta; Ya viene el día; Yo no
sufro más por ti; Yo te diría; Zabalza; Zadrin; Zurra Manchego; Villarito; Viva
el Ejército Español; Viva la alegría; Viva mi pueblo; Viva mi tierra; Ya llueve
poquito a poco; Ya me olvidaste; Suspiros de mi tierra; Te apartas de mi; Te
vas y me dejas; Tesoro; Todo por España; Triqui; Tuli Tuli; Una señal te quedó;
Urbina; Valor y arrogancia; Villarido; Santa Lucía; Santidrian; Secreto de Sixto;
Si tu supieras; Siempre enamorado; Silvan; Sol argentino; Soñando en ti me
despierto; Su entrada en Madrid; Sube y baja María; República Española;
Requiebro; Roberto; Rufino el de la Fuerte; Rufino el de la Suerte; Rutillar;
Rutillera; San Adrián; San Antonio se pondrá; Purificación; Qué Gaucho; Qué
guasón; Qué infeliz; Qué ojos tienes; Que si quieres morena; Raimundico; Ramiro
de mi querer; Ramoncito; Rayos de Luz; Redriles; Redule; Pelarica; Petunia;
Pilarica; Pitos y Palmas; Por la Ventana he; Por tus versos mi recuerdo;
Postijonesa; Prefiero tu amor; Punto; No me olvides por favor; No seas ingrata;
No te olvidaré; No temas por eso; No tienes razón; No tires ingrata; Noche
amorosa; Parala; Paridri; Pasticulo; Pelania; Mi amado; Mi cada; Micaela; Molina;
Monina; Moquete; Morina; Mortillico; Motillico; Muy cerca de la fuente;
Natividad; Marcelino, Marcelino; Mari Tovi; Maribel; Maroma; Martillico; Mary
Tay; Me quieres por algo será; Me tienes loco; Melliza; Las miradas de Jacinta;
Las penas de Juan; Las tres copas de Rufino; Levantate; Los consejos de Lober;
Los reflejos de Elena; Los Santos de Mahoma; Los suspiros de Raimundo; Los
tropiezos de la Patro; M Amoldo; Madre que viene el gaitero; Mal te veo
Feliciano; Maquete; Jayan; Jilvan; José que alegre estás; Joselito de la Cal;
La Maroma de Felipe; La Pastejonesa; La Roma de Felipe; La torna boda; La Vida
de Fígaro; Las Brigadas Navarras; Las malas lenguas; Gayan; Gilvan; Gonzala
González; Gratitud; Guinderica; Ilusión; Institnto; Intuido; Felipes; Felisin;
Feliz despertar; Fetiche; Flamígero; Flor de la Ribera; Foenlo; Eladia de mi
vida; Enchufes no; Engracia Josefina; Entre zarzas; Eres mi encanto; Es muy
grande me querer; Espero a Villalta; Farala; Farola; Fascículo; Fascinado; Fe y
esperanza; Don Juan López; Dulzuras de la Manana; Ecos de la Montaña; El
ascensor; El chico de las gaseosas; El cisne; El golfo y el matón; El jardín
del amor; El Santo de Perico; Crispulin; Cuplés de Fermin; De las Rosas; De tus
labios un beso; Del oasis llegó Ricardo; Demetrio de la Portilla; Despierta
Dolores; Difilo; Dofrines; Cerca de Aragón; Cerca de tu huerto estuve;
Chiquitin enfermo; Chirloya; Chuletas empanadas; Cimarosa; Colección de
Bailables; Con esperanza; Conesmón; Contigo al Cielo; Corrincho; Baño que me
diste; Baridri; Boda de Sigarra; Bodas Hermenegilda; Boyorno a la Matina;
Cantina de las Flores; Capullito, Capullito; Caricias de amor; Carita de Cielo;
Cartagenera; Catachus; Amalio Andueza; Anda chiquito; Anda y díselo a tu madre;
Angelita; Arbizu; Arriba España; Así me pagas; Así se baila; Asómate Dolores;
Ay Manuela. Fuentes: Sociedad General de Autores. San Sebastián.
[52] Libro de
Actas de 1912-14, f. 57. A. M. F.
[53] Con
la extinción del Monasterio, quedó más o menos abandonado el Hospital que
sostenía (casa nº 35 del Barrrio Bajo), aunque continuó funcionando, a cargo
del Ayuntamiento, como Hospital Municipal según se desprende de algunas
defunciones ocurridas en él, como la de Eulogía Liñán, el 20-I-1850. Este
Hospital mísero y que dejaba mucho que desear, fue sustituido por el Santo Hospital de San Antonio, el cual
fue abierto el 21 de cidiembre de 1902, siendo Alcalde D. Juan Cruz Lahiguera,
y Párroco, D. Martín Corella. Se instaló en la Plaza de las Malvas, ocupando la planta baja de la actual Residencia San Raimundo, en el antiguo
convento cisterciense. Se encargaron de él las mismas Hermanas de la Caridad de Santa Ana, cuya Superiora, en Fitero,
era, a la sazón, la Hermana Petra Goñi. Ejercía el Patronato de este Hospital
una Junta compuesta por el Alcalde, el Párroco y el Secretario del
Ayuntamiento, como Vocales natos, y otros cuatro vecinos designados por el
Ayuntamiento, de entre los cuales se elegía al Administrador. El flamante
Hospital tenía 10 camas, distribuídas en dos Salas (una para hombres y otra,
para mujeres) y acogía a enfermos indigentes de ambos sexos, por un periodo
discrecional, que ordinariamente era de 15 días, pasados los cuales, los
enfermos, cuando el caso lo requería, eran trasladados al Hospital Provincial
de Pamplona. A las Hermanas se les dio, en un principio, por este servicio, 500
pesetas anuales y una asignación diaria por enfermo, que oscilaba entre 0´50 y
1 peseta, según su número. Como se comprenderá, con esta raquítica asignación,
las Hermanas no podían regalar a los hospitalizados con manjares.
Treinta años después de su
fundación, en una comunicación oficial, hecha el 19 de marzo de 1932, al
Presidente de la Junta Provincial de Beneficiencia de Navarra, por el Alcalde
D. Jacinto Yanguas, se hacía constar que el Hospital de la localidad no poseía
fincas rústicas ni urbanas y que sus valores públicos consistían en los
siguientes: a) cinco acciones de la Deuda Provincial (2.500 pesetas); b) dos
imposiciones anuales en el Crédito Navarro (9.000 pesetas); dos imposiciones de
la Caja de Ahorros de Navarra (7.000 pesetas); diez acciones de la Caja de
Crédito Popular (259 pesetas). Total: 18.750 pesetas. Las cuales producían un
interés anual de 809 pesetas.
De esta suma se daban 700
pesetas anuales a las Hermanas de la Caridad, y con el resto, se atendía, en
parte, al pago de las estancias de los enfermos, a lo que contribuían las
limosnas de los particulaes, pues no podía hacerse con solo 109 pesetas, que
era el sobrante de los intereses. El Hospital de San Antonio duró 68 años, habiéndose
hospitalizado, durante ellos, algo más de medio millar de enfermos, con más de
1.500 días de estancia. Su existencia fue verdaderamente precaria, sobre todo,
en sus útlimos tiempos (década de 1960-70) en que ya no recibía ninguna
subvención del Ayuntamiento y se sostenía con limosnas de toda especie y con
una parte proporcional del Cepillo de la Parroquia. Su último administrador fue
D. Julián Tovías, quien nos suministró todos estos detalles.
[54] Y continuaba: “Hace su acción soberana / que en
perlas de llanto brote. / La más bella fiterana / las prenderá en su capote. //
Lo bueno de tus acciones / agradecido nos dejas; / ya tienes más corazones /
que a Dios pidan te proteja. // Las aguas de nuestros baños / han traído estos
festejos; / si nos curan a Villalta, / pronto los repetiremos. // La nobleza de
Aragón / sellada queda en Fitero, / con hechos, no con palabras, / de este
valiente torero. // Si ella te cuida y te guarda; / tu Virgen la del Pilar, /
la nuestra, la de la Barda, / también te sabrá cuidar.” N. del E.
[55] Estaba casado con Remedios Alfaro y Octavio de
Toledo. Tuvieron dos hijos: Elena y Remedios Valenzuela La Rosa Alfaro.
[56] Estaba casado con Carmen
Santesteban (Cintruénigo).
[57] “Yo,
por ir a por moras, / me enreduje en un zarzal / y que cosa tan hermosa, / me
salió de aquel bardal. // Fue la Virgen de la Barda, / nuestra Patrona
inmortal, / que de Toledo a Fitero / nos la trajo el Santo Abad. // El Poba
está mirando / con muchísimo interés. / El chico ya se merece / que le canten
algún cuplé. // Cuando va con la cajeta / a las casas a pedir, / si se tercia,
se echa un tragillo, / sin él no puede vivir.
/ Viva Fitero. Viva Navarra. Viva el pobilla que esto le agrada. // Porque es
muy bueno y servicial......” “Doña Remedios Alfaro este piano regaló / y como
lo ven ustedes / es regalo superior. / La madre se lo agradece / con cariño y
con amor / por ser de una fiterana / que con ella se educó./ Viva Fitero, Viva
Navarra. /Vivan las chicas que aquí trabajan. // El dinero que se saque / de la presente
función / lo emplean las Hermanas / para lucir el salón. / Pues, como lo ven
ustedes,/ tiene falta de arreglar. / Si no se sube a las tablas / no se puede
blanquear. / Viva Fitero. Viva Navarra. / Vivan las chicas que aquí trabajan.”
Cuplés escritos, para esas representaciones, por Mercedes Gracia, Rosario
Yanguas y Pilar Aguirre. Cantados por Remedios Viscasillas.
[58] Muy
probablemente, como sostiene la hija de la señora Pura Pérez, Mª Carmen Ruiz de
Mendoza Pérez, esta Mazurka fue dedicada a ambas farmaceúticas: GLORIA Alba y
PURA Pérez. N. del E.
[59] Himno a
Fitero. Letra del laureado poeta, D. Alberto Pelairea. Música de Lorenzo
Luis. (Estribillo). “Porque en el mundo entero / no hay un pueblo mejor, /
alcemos por Fitero / un canto todo amor. // Con sol de sus campiñas, / con luz
de amanecer, / con verde de sus viñas, / y voces de mujer. // (Estrofa) Gloria
a nuestra villa hermosa / que siempre noble y bizarra / es la más brillante
rosa / de los huertos de Navarra. // A Fitero eterna gloria, / porque con su
sangre brava / en rojo grabó en la historia / esa Cruz de Calatrava. /
(Estrofa) Luz de eternos resplandores / a esta tierra de hidalguía, / la que
con nuestro sudores / nos da el pan de cada día. // Luz a este pueblo que es
Santo, / porque a nuestros muertos guarda, / y tiene por cielo el manto / de la
Virgen de la Barda.
[60] Prólogos de Poemas
Fiteranos, musicados por M. G. S., leídos, en Fitero, en septiembre de 1985
por las señoritas Mari Carmen Barea y Mª Jesús Fernández.
[61] En el Protocolo de 1557 del escribano, Sebastián
Navarro, figura ya dicho hospital y el nombre del hospitalero, Juan
Osorio. En el testamento que hizo ante
él este matrimonio se dice que den al Hospital “una cama de reja, onesta” y 20 ducados,
los cuales se deberían poner a renta, y el Mayordomo del Hospital emplearía las
60 tarjas de sus réditos “en dar substancia y refección a los enfermos que
hubiere”, y si no hubiese ninguno, en otra cosa útil al mismo Hospital. (Una
tarja equivalía a 0´02 de 1 ducado viejo de oro).
[62] Notas
sueltas. Legado Manuel G. Sesma. A. M. F.
[63] Casada
con Joaquín Agreda Vilches (1887-1961).
[64] [IDOA-1954-2] Florencio Idoate, Rincones de la Historia de Navarra, T.
II, p. 217.
[65] [GOÑI-1965] Historia
del Monasterio Cisterciense de Fitero, en Príncipe de Viana, números
100-101, pág. 295-329.
[66] El Gitano
Manuelillo, p. 252.
[67] [IDOA] Gitanerías,
p. 211-218.
[68] P. 254 de este libro.
[69] No era precisamente poeta, pero escribió en este
semanario cinco composiciones en verso, a imitación de las Semblanzas de Alberto
Pelairea: cuatro, bajo el título de Sección
de ripios – Tipos, con el
seudónimo de “La Bruja de la Candileja”,
y un Acertijo, con el de “Otro de Valdecalera”.
[70] Ver fotografía en la Revista Fitero-92: Festival taurino, 1916. R. F. G.
[71] Fue retirado, hace muchos años, de este lugar.
Ver: Párrocos de Fitero, Revista
Fitero-2002.
[72] Fue inaugurado en 1966 y ocupaba el extremo
oriental del cuerpo meridional del antiguo Monasterio. Años más tarde, en noviembre de 1987, se inauguraba el nuevo Colegio
Público “Juan de Palafox”. En 2001, el antiguo Grupo Escolar de la Plaza de San
Raimundo fue remodelado para su uso como Centro de Día (Residencia) y Hogar del
Jubilado.
[73] La Revista Fitero-89 le hizo un pequeño homenaje
con motivo del cincuentenario de su fallecimiento (1939-1989). Reprodujo, entre
otras cosas, su Pasillo en verso: Fantasmas
y Compañía (1916).
[74] El apunte de Alberto Pelairea, cuya copia nos
proporcionó en 1990 D. Joaquín Sagüés, “se publicó en la Antología Poética que
escribió Luis Gil Gómez. Su autor, Rafael Andrés Iturralde, vive en
Tudela.”(Carta personal, 15-06-1990.) N. del E.
[75] Fallecida en 1919 y enterrada, junto a Cecilia
Alba y su hijo, Alberto Pelairea, en el Cementerio de Fitero.
[76] Ver p. 87-88.
[77] Don Miguel de los Santos Díaz y Gómara, a la
sazón Obispo titular de Tagora y Auxiliar del Arzobispo de Zaragoza, Cardenal
Soldevila y Romero.
[78] La guerra contra Abd-el-Krim, después del
desastre de Annual y Monte Arruit en 1921.
[79] ACTAS DE NACIMIENTO, MATRIMONIO Y DEFUNCIÓN DEL
ANTIGUO SECRETARIO DE FITERO, SATURNINO SAGASTI URRIZA. 1.- De nacimiento y
bautismo (Libro 8º de Bautizados, folio 82, nº 110 Iglesia Parroquial de Fitero
(Nullius Diocesis). Extracto 30 de noviembre de 1824. Fray Roberto Aysa, Provisor y Vicario de dicha
Villa, bauticé solemnemente y crismé a un niño que nació ayer, a las cuatro y
media de la tarde. Nombre SATURNINO MARÍA, padre, Don Victor Sagasti Martínez,
natural de Pamplona, y Doña Remigia Urriza Olsa, natural de Santisteban. Abuelos paternos: Don Juan Miguel Sagasti y
Doña Juana Martínez, naturales de Pamplona; maternos: Don Josef Norberto Urriza
y Dña. María Anna Olaso y Soler, naturales de Santisteban. Padrinos: Don Juan
Antonio Medrano y Doña Marciala Rupérez.
2.- De matrimonio (Libro
5º de Casados, folio 273, nº 10. Extracto. Fitero, 29 de Julio de 1852). Don Saturnino Sagasti, soltero, de 27 años,
natural de esta Villa, hijo legítimo de Don Victor, natural de Pamplona, ambos
de profesión hacendados, y de Doña Remigia Urriza, natural de Santisteban; y
Doña Benigna Medrano, natural de esta Villa, de 38 años de edad, viuda de Don
Vicente Rupérez, e hija legítima de don Juan Antonio, natural de esta Villa, de
profesión hacendado, y de Doña Javiera Avila, natural de Estella; y en su
nombre y representación por poder, Don Pedro Ignacio Sanz, Alcalde de esta
Villa, dispensa de dos proclamas. Revalidaron los dos esposos este matrimonio
el 3 de Septiembre de dicho año. Viven en la Calle del Medio. Manuel Aliaga
Regente, rubricado. Resulta, pues, que Sagasti se casó, en principio,
por poder, con la hija de su padrino, Don Juan Antonio Medrano, la cual era ya
viuda y le pasaba once años. Un poco
misterioso.
3.- De defunción (Libro
8º de Difuntos de la Parroquia de Fitero, folio 2, nº 108). En la parroquia de
Fitero, obispado de Tarazona, a 9-X-1898, en la casa nº 49 de la calle Mayor,
murió de neumonía, a las 2 de la mañana, Don Saturnino Sagasti y Urriza, de 74
años de edad, hijo legítimo de Don Victor y Doña Remigia, viudo de Doña Benigna
Medrano. Consta que ha hecho testamento ante el Notario de esta villa, Juan
José Hernando, y posteriormente, de su puño y letra, (..) testamentaria. Se enterró, pasadas más de 24 horas, en el
cementerio de la misma, precediendo el oficio de 2ª clase, lo que certifico.
Mariano Solana, rubrica. La viuda de Sagasti murió el 6-IV-1889, cuando tenía
76 años; y él, 65.
[79] LA PARTE ORIGINAL Y LA DE
TRANSCRIPCIÓN EN LOS APUNTES DE SAGASTI. Toda la primera parte, con sus 37
números y 136 páginas, es original de él, aunque se reduzca ordinariamente a resúmenes
y recopilación de datos, de los documentos de la segunda parte; pero también
son originales suyos no pocos documentos, comprendidos entre 1853 y 1887,
siendo los más importantes el nº 46, con la Exposición del Ayuntamiento y
Veintena al Gobierno Civil sobre la redención de censos menudos; el nº 66, con
el Informe acerca de la jurisdicción del término de la Nava; la segunda parte
del nº 67, con el extracto de 97 documentos para probar que los terrenos de
Niencebas y Tudejen pertenecieron siempre a Fitero; el nº 85, refutando las
pretensiones y acusaciones de Cintruénigo, en el asunto de la división de los
Montes de Cierzo y Argenzón; el nº 89, con el Informe del Ayuntamiento sobre el
viejo pleito de aprovechamiento y división de dicho montes; y el nº 95, con el
Proyecto de Ordenanzas Municipales, que comprendían 375 artículos. Estas
Ordenes, reducidas a 333 artículos, fueron las que, con algunas modificaciones
más, fueron aprobadas por el Gobierno Civil de Navarra en 1894. De ellas se deduce que el Sr. Sagasti hubiera
tal vez sido tan buen alcalde del pueblo como secretario.
Su carácter. Indiscutiblemente era un hombre
rectilíneo y de escrupulosidad moral a toda prueba, aunque su deseo de
mantenerse al margen de la rivalidades del vecindario, pudiera interpretarse
como carencia de energía, como expresión de timidez o como signo de un espíritu
calculador y egoista.
Ideas
políticas. Ya hemos dicho que sus ideas eran liberales y progresistas; sin
embargo, no le convencía el sistema de la elecciones populares, “porque cada
lucha electoral trae consigo la descomposición de la sociedad, por más menos
tiempo. Se indisponen no solamente los
vecinos entre sí, si no es hasta las mismas familias” (p. 128). Así proponía él
para las municipales un procedimiento intermedio. “Hay una elección, con
cualquiera sistema de Gobierno, juntarse una docena de personas de las más
instruídas y arraigadas, desechen por un momento todas sus enemistades y
prevenciones, vean qué persona son las que más convienen para constituir el
Ayuntamiento y elíjanse por votación o por sorteo, cuidando que en los
sucesivos, no entren los que han servido” (ps. 128-129). “Por este sistema que
algunos años se ha hecho, conseguiréis paz y tranquilidad en el vecindario, que
son los dones más preciosos” (P. 129).
Otras
ideas se Sagasti. 1) Acerca de la instrucción pública: “La instrucción pública
es la primera necesidad del pueblo, y el difundirla es el primer deber de las
Autoridades. La instrucción hace al hombre culto, morigerado, pensador, afable,
esclavo del deber, amante de su familia y de la Patria, industriosos, activo,
noble y respetuoso. La ignorancia es el
peor de todos los males” (p. 59). 2)
Sobre la beneficencia: “Hacer bien a los demás, este debe ser el pensamiento
capital del hombre que tiene algunos medios sobre la tierra... Nada hay más
hermoso que endulzar las penas del que
sufre, consolar al que llora, calmar los dolores del que padece y aliviar la
miseria del pobre” (p. 46). 3) Sobre la revisión de mugas: “Debo llamar la
atención de mis convecinos para que no se olvide esta buena costumbre de
revisión de mugas, en periodos, cuando menos de cinco en cinco años, pues si
bien es cierto no hacen una prueba firme y legal , por faltarles la citación
contraria, también lo es que, con esta vista, acompañada de jóvenes, se
mantiene vivo el recuerdo de nuestras mugas y habrá siempre quien dé razón de
ellas” (p. 33). 4.- Sobre contabilidad municipal: La contabilidad debe ser
clara y al alcance de un niño (p. 43). 5.- Sobre el catastro.- La formación de
una verdadera estadística catastral es obra muy difícil por el interés que en
todos hay de ocultar la verdad, pues se trata nada menos que de depurar el
peculio de cada uno para tomar de él periódicamente un tanto por ciento, para
atender a las necesidades del Estado, de la Provincia y de los Municipios” (p.
69).
[82] Ideó un nuevo sistema de estenografía más moderno
de los que existían.
[83] Según recoge Pilar Arcelus Iroz en su libro
“Presencia de Navarra en México: 1870-1950”. [ARCE-2001], p. 155 y 252
(Pamplona, 2001), Mariano Val Chivite era médico-cirujano. Llegó a Veracruz
(México), exilado, el 13 de junio de 1939 y su fallecimiento se produjo el 1 de
febrero de 1945. Estaba casado con Doña Paz Guerra Antón. En el expediente 3331
del CTARE (Comité Técnico de Ayuda a Refugiados españoles), conservado en la
Biblioteca de Antropología e Historia de México, D. F. INAH, se recogen además
los siguientes datos: “Val Chivite, Mariano. 50 años. Originario de Fitero.
Casado. Médico y Funcionario de Correos. Recibió préstamo de 750 dólares para
trasladarse a Zacatecas por dos meses. Se le revalidó su título de Médico para
poder ejercer.” Fue uno de los 141 médicos, registrados en los archivos del
CTARE, que llegaron a México, en 1939; probablemente, en el bapor FLANDRE
(finales de mayo) o en el SINAIA. N. del E.
[84] La versión original de este poema aparece escrita
en el reverso de la fotografía de su tumba, que se publica en este libro:
“¿Recuerdas nuestra última entrevista /
allá, en nuestro país? / España entera estaba en pie de guerra / y a su frente,
Madrid. / Ni tu ni yo pudimos sospechar / en aquella ocasión, / que nos
encontraríamos un día / en esta situación: / tu, debajo de esta losa
extranjera, / durmiendo el sueño eterno; / yo, emocionado y mudo, junto a ella,
/viviendo tu recuerdo. / Mas, ¿qué importa el sitio en que se cae? / Lo
esencial en la tierra / es el haber luchado como un bravo / por hacerla más
bella, / y tu luchaste así, caro Mariano, / hermano de ideal. / Tu te portaste
siempre como un hombre. / Adiós. Descansa en paz.” México, Panteón Español,
1-10-1947. N. del E.
[85] Ver, sobre José María Viscasillas Catalán:
“Sesenta y tres años de organista. Toda una vida”. Revista “FITERO-1984.
Esmeralda Calleja. “Don José María Viscasillas Catalán: Compositor y músico.”
Revista FITERO-90. Jesús Bozal Alfaro.
[86] Algunas obras compuestas por José Mª Viscasillas
en Corella: 1.- “Pilar”. Corella, 1915. Polka. 2.- “Homenaje a España.”
Corella, 1918. Dedicada a don Miguel Primo de Ribera. 3.- “Mariela”. Corella,
1919. Dedicada a su hermana María Viscasillas. Danza. Capricho. 4.- “Fantasía
Corellana”. Corella, 1920. Inspirada en los cantos de los Auroros y en los
conciertos de Chopin. Compuestas en Fitero: 1.- “Película Fiterana.” Fitero,
1922. Mazurka. Coro de las Urzaillas. Cuplé escrito por don Alberto Pelairea.
2.- “El último milagro.” Fitero, 1928. Cuento corellano en dos actos y tres
cuadros. Para piano y orquesta. 3.- “La Hija del Santero”. Fitero, 1928-1929.
Cuento lírico. 4.- “Dos colecciones de bailables: Flores de España y Violetas
Imperiales.” Fitero, 1828. 5.- “Cagancho.” Fitero, 1927. Dedicado al famoso
torero, Joaquín Rodríguez. Pasodoble. 6.- “Toros y Toreros.” Fitero, 1930.
Pasodoble. 7.- “A orillas del Ebro.” Fitero, 1930. Pasodoble. Jota. 8.- “Fiterana
al natural.” Fitero, 1930. Cuplets con letra de don Alberto Pelairea. 9.-
“España inmortal.” Fitero, 1932. Zarzuela. 10.- “Himno a la Virgen de la
Barda”. Fitero, 1940. 11.- “Habanera dedicada a la ciudad de Torrevieja”.
Fitero, 1972. 12.- “4 pasodobles”. Sin estrenar. 13.- “La novena de la Virgen
de la Barda”. Fitero, 1966. 14.- “La Cruz de la Atalaya.” (Fitero-90.)
[87] Manuel G. Sesma resumió (Notas sueltas) el artículo “Fitero
intelectual”, sin firma (probablemente de Rufino Maculet), publicado en Fitero Mercantil, nº 2, Noviembre de
1917, en el que se da cuenta de los periódicos fiteranos, anteriores y
posteriores, a La Voz de Fitero, hasta 1922: “ Probablemente el primer
periódico de Fitero apareció en el tercer cuarto del siglo XIX. Se llamaba “El Eco Fiterano” y fue publicado y
redactado por Tiburcio Orduña, Secretario del Juzgado Municipal, y otros
compañeros. A continuación apareció “El
Tábano”, cuyos números se tiraban con velógrafo y cuyo director fue F.
Martínez Urbina. Como era un periódico de combate, le proporcionó muchos
disgustos y algunas pesetas de pérdida. Con motivo de un número impreso que
publicó para las Fiestas, Urbina fue a dar con sus huesos en la cárcel. A “El Tábano” siguió “La Tijera”, que se tiraba en una imprenta de Corella. Se publicó en
dos etapas sucesivas; pero duró poco. A este siguió “Fitero Ilustrado”, un número de Fiestas, que hicieron Angel Muro y
Rufino Maculet, con muchos grabados y tirado en papel couché. La tirada fue de
1000 ejemplares, que se vendieron a un real. Apareció luego “La Voz de Fitero” (1912-1913). En esta
misma época se publicó “El Fiteranico”,
publicado por Fermín Calleja Maculet, el 5 de abril de 1912, y cuya finalidad
no fue otra que la de contrarrestar la idea lanzada por “La Voz de Fitero” de implantar un mercado semanal en nuestro
pueblo. Más tarde “Fitero en Fiestas”,
número único; “El Fiterano”
(periódico electoral), número único y “Fitero
Mercantil” (dos números). En 1915 (noviembre), “El Eco Fiterano” (número único). Por último, en 1922 se publicó “FITERO. Revista Gráfica Ilustrada”, cuyo
director literario fue Manuel García Sesma”. Desde 1922 hasta 1980 (Fitero-80)
no se publicó en Fitero ningún periódico ni revista propiamente fiteranos.
[88] Juan Ignacio González López.
Apartado IX
PROFESIONES Y OFICIOS DESAPARECIDOS
La desaparición de
profesiones y oficios anticuados y sus sustitución por otra y otros más
modernos son una consecuencia natural del progreso técnico de las sociedades
más avanzadas. Ese progreso ha sido lento en unas épocas, como en las Edades
Antigua y Media; y en otras, rápido, como en la Edad Contemporánea. De la manera de vivir en Fitero en 1891 a la
de 1991 hay una diferencia increíble, y esa diferencia se pone, sobre todo, de
manifiesto, en la desaparición de algunas profesiones y de muchos oficios,
todavía boyantes, a principios del siglo XX. He aquí una lista casi centenaria,
por orden alfabético.
ABEJERO O COLMENERO: El que criaba
abejas en colmenas, para aprovechar su miel y su cera.
AFILADOR: El que se dedicaba a afilar
instrumentos cortantes. Ordinariamente recorría las calles, tocando una pequeña
siringa o flauta de Pan.
AGRIMENSOR: Profesional que medía las
tierras y trazaba su plano correspondiente.
Hoy día, lo hacen, con más exactitud, los Ingenieros Agrónomos.
AGUADOR: El que vendía agua a los
vecinos, traída de los Terreros, de la fuente de Hospinete o del Ebro. La vendía por cántaros, recorriendo las
calles con su cuba, montada sobre un carro, tirado por una caballería.
ALADRERO: Carpintero que construía
arados, aperos de labranza, carros, carrillos, etc.
ALAMIN: Juez de riegos o gurda de aguas.
ALBARDERO: El que hacía o componía
albardas.
ALCABALERO: El que cobraba la
alcabala o impuesto que pagaban los forasteros que vendían algo en el pueblo o
en su jurisdicción.
ALFARERO: El que fabricaba vasijas de
barro.
ALPARGATERO: Persona que hacía alpargatas;
o las vendía.
AMA DE LLAVES: Criada principal de
una casa rica.
AMASADOR DE PAN: Operario que, en el
siglo XVI, amasaba la harina para los arrendatarios de la Panadería
Pública. Lo hacían varios a la vez.
BASCULERO: El que se dedicaba a pesar
grandes bultos en una báscula: sacos de patatas o de harina, comportillos de
uvas, cuévanos de olivas, etc.
BASTONERO DE BAILE: El que en los
bailes de salón, designaba el lugar que debían ocupar las parejas y el orden en
que habían de bailar.
BATANERO: el que estaba encargado del
Batán o trabajaba en él. El Batán era
una máquina circular y circulante, movida por agua y compuesta de grandes mazos
que servían para golpear y enfurtir el paño.
Posteriormente se convirtió en Molino.
BODEGUERO: Encargado de una bodega.
BOTERO: El que hacía o vendía
pellejos.
BULERO: El que distribuía y cobraba
las bulas de la Iglesia: las de carne, de difuntos, de la Cruzada, etc.
CABO DE GUARDAS: Jefe de los guardas
rurales.
CADAJONERA: Mujer que recogía por las
calles los cadajones de las caballerías.
CAMINERO: Peón u obrero destinado a
la conservación reparación de las carreteras y caminos públicos.
CAMPANERO, A: Persona encargada de
tocar las campanas de la torre de la Iglesia. En la época abacial, era un
monje, quien tocaba asimismo las de la Espadaña, para llamar al coro.
CANTERO: El que labraba las piedras
destinadas a la construcción.
CAPELLADORA: Mujer que cosía la tela
de las alpargatas.
CARDADOR: Operario que cardaba la
lana, para que, limpia y lavada, se pudiera hilar con facilidad.
CAVADOR: Campesino que cavaba la
tierra con una azada o azadón.
CERERO: El que labraba o vendía cera:
velas, hachas, etc.
CILLERERO: Mayordomo del antiguo
Monasterio Cisterciense. Por supuesto, era un monje.
COMADRONA: Profesional que asistía a
las parturientas.
CORDELERO: Persona que hacía o vendía
cordeles y demás piezas de cáñamo.
CURTIDOR: Persona que curtía las
pieles, adobándolas y aderezándolas, mediante sustancias que contenían tanino u
otros ingredientes apropiados.
CHOCOLATERO: El que fabricaba o
vendía chocolate.
DESHOLLINADOR: Operario que limpiaba
el interior de las chimeneas de las casas, quitándoles el hollín.
ESCRIBANO: Funcionario público,
autorizado para dar fe de las actuaciones judiciales y que antiguamente
desempeñaba asimismo las funciones notariales.
ESCRIBIENTE: Persona que se dedica a
copiar escritos o a escribir al dictado.
ESPADADOR: Persona que espadaba,
maceraba y quebrantaba el lino o el cáñamo, con una espadilla, para quitarle el
tamo y poder hilarlo.
ESPARTERO: Persona que hacía obras de
esparto, como esteras, serones, etc.
ESQUILADOR: El que cortaba el pelo o
la lana a los animales.
FUELLERO: Persona que manejaba el
antiguo fuelle del órgano de la iglesia.
Ordinariamente era el mismo campanero (campanero-fuellero).
GARAPITERO: Antiguo cobrador del
impuesto sobre los vinos.
HACEDOR: Jefe de los peones del campo
de un rico propietario agrícola.
HILADOR DE CÁÑAMO: El que reducía a
hilo el cáñamo.
HILANDERA DE LANA: La que reducía a
hilo la lana.
HOJALATERO: El que hacía, vendía o
reparaba objetos de hojalata. Ordinariamente era, al mismo tiempo, ESTAÑADOR.
HOSPITALERO: Persona encargada de un
hospital.
HOYADOR: Campesino dedicado
especialmente a abrir hoyos para plantaciones, con una picocha y una azada
ancha.
JABONERO: Persona que hacía y vendía
jabón.
LAVANDERA: Mujer que se dedicaba a
lavar ropa ajena.
LAYADOR: Campesino que usaba layas –
palas de hierro con mango de madera – para labrar y revolver la tierra.
MANCEBO DE BOTICA: Dependiente de una
farmacia.
MATACHIN: El que se encargaba de
matar a los cerdos, en plena calle.
MOLINERO: El que estaba al cargo de
un molino de trigo o trabajaba en él.
MONDONGUERA: Mujer que hacía los
chorizos y las morcillas, cuando se mataba un cerdo.
MULERO: El que cuidaba las mulas de
un labrador rico.
NODRIZA: Ama de cría.
PASTOR: El que cuidaba los rebaños de
ovejas de un ganadero, encerrándolas por la noche, en un corral, situado, de
ordinario, en el campo.
PELAIRE: Cardador de paños.
PESADOR: Encargado del Peso Público.
PISADOR: El que pisaba las uvas y las
echaba al lago, para que fermentaran.
PICAPEDRERO: El que picaba piedras
para caminos y carreteras.
PORQUERO: Persona que cuidaba y
guardaba los puercos.
PRENSADOR: El que prensaba el orujo
de las uvas. Ordinariamente lo hacían dos hombres a la vez.
REBUSCADORA: Mujer que recogía el
fruto que quedaba en el campo, después de la
recolección: trigo, maíz, cebada, olivas, etc. A las rebuscadoras de
granos de trigo se las llamaba más bien ESPIGADORAS.
REVENDEDORA: Mujer que volvía a vender
más caro el género que había comprado con tal fin, en tiempo en que estaba más
barato.
SACRISTÁN: El que ayudaba al
sacerdote en el servicio del altar y cuidaba de los ornamentos, vasos sagrados,
y, en general, del aseo de la iglesia y de la sacristía.
SEGADOR: Campesino dedicado a segar
las mieses ajenas con una hoz. A menudo,
los segadores no eran simples jornaleros, sino destajistas.
SERENO: Vigilante nocturno del
pueblo.
SILENCIERO: El que imponía silencio
en la iglesia, durante los oficios litúrgicos.
SOGUERO: El que hacía sogas o cuerdas
gruesas de esparto.
TABERNERO: El que tenía taberna o
tienda en la que se vendía vino y aguardiente al por menor. En su local se
reunían los campesinos pobres para charlar, comerse una cazuelilla y jugar a
los naipes o a la lotería.
TABLAJERO: Carpintero que, en la
época abacial, construía tablados para las fiestas y cobraba el precio de los
asientos.
TEJEDOR DE LIENZO: El que entrelazaba
hilos, cordones o espartos, para formar trencillas, esteras y lienzos.
TEJEDOR DE PAÑO: El que formaba la
tela con la trama y urdimbre.
TEJERO: El que fabricaba tejas y
ladrillos.
TENEDOR DE LIBROS: El que tenía a su
cargo los libros de Contabilidad: El Diario, el Mayor, el Libro de Caja, etc.
TRASEGADOR: El que llevaba a espaldas
pellejos de vino, desde una bodega a las tabernas o a exportadores al por
mayor.
TRATANTE DE GANADO: El que se
dedicaba a la compra y venta de animales de tracción: caballos, mulas, machos,
yeguas y burros, aunque con estos últimos, traficaban, sobre todo, los gitanos.
TRENCERA: Mujer que hacía trenzas de
cáñamo para los alpargateros.
TUNDIDOR: El que tundía el paño o
cortaba e igualaba el pelo de los paños.
URZAYA: Niñera adolescente pobre, que
cuidaba criaturas de menos de dos años, sacándolas a paseo.
VETERINARIO: Profesional dedicado a
la prevención y curación de las enfermedades de los animales.
YESERO: El que fabricaba yeso o
trabajaba en un yesal.
YUNTERO: pequeño labrador que, con
una yunta propia, labraba los campos de otros vecinos.
ZAGAL: Pastor y joven, subordinado al
rabadán en el hato.
ZAPATERO REMENDÓN: El que se dedicaba a remendar zapatos
usados.
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