Artículos publicados por Manuel García Sesma en otras publicaciones:
1.- "Revista Fitero, 1922",
Desarrollo económico y financiero de la villa
Industria, Comercio,
Agricultura, Ganadería y Banca
Manuel García Sesma
Revista Fitero, 1922
Ha sido uno de los fines principales
que se han propuesto los directores de esta revista ilustrada, el dar sensación
al público en general y a sus paisanos en particular, de lo que es y de lo que
en la actualidad vale Fitero, haciendo una especie de recuento y un como a modo
de inventario de todos los valores que fijan y determinan, en cada momentos
histórico, la riqueza positiva de los pueblos. A este tenor, no podía faltar,
de manera alguna, en ella, un estudio o exposición de la potencialidad
económica y financiera de la villa, fiel reflejo de nuestro progreso en el
orden material.
Y
allá va, pues, inmediatamente, siquiera sea con la concisión natural que la
falta de espacio nos impone.
INDUSTRIA. La industria de Fitero es
relativamente moderna. Ninguna de las fábricas actuales se remonta más allá de
1860. Esto no quiere decir, en modo alguno, que, anteriormente a esta fecha, la
industria fiterana fuera nula por completo, ya que tengo datos positivos para
afirmar rotundamente que, bastantes años antes, cuando el pueblo solo tenía
2404 habitantes y 898 casas, habían montado nuestros abuelos una doble, colosal
industria, de paños y de alpargatas, que rivalizaban con las mejores similares
de toda la nación.
No se crea que exagero. En mis estudios
de investigación histórica por el intrincado laberinto de nuestro archivo
municipal, tuve ocasión de copiarlo hace dos meses, una estadística notable que
corrobora mis afirmaciones. Según esta estadística (1), en 1797 había en la
villa nada menos que 65 pelaires puros, 100 hilanderos de lana y 17 tejedores.
Total: 182 pañeros.
Y la industria de la alpargata ocupaba
diariamente a 57 maestros alpargateros, 69 jornaleros y trenceros, 40
capelladoras, 9 hiladores de cáñamo y 10 tejedores de lienzo. Total: 176
alpargateros.
Con todos estos datos, no es de
extrañar que D. Pascual Madoz pudiese afirmar todavía en su célebre Diccionario
que los paños de Fitero “estaban bien acreditados”, y que los productos
industriales de nuestros alpargateros se exportaban “a las provincias
limítrofes y a la Corte, y aún alguna vez a Portugal.” (2)
Sin embargo tales industrias, dado el
curso de los acontecimientos, no podían ser muy duraderas; y herida de muerte
la primera por la introducción de las máquinas, no tardó en desaparecer la
segunda hacia 1860
Entonces viene la moderna industria.
Abren esta etapa nueva los ascendientes
del Sr. Alfaro que levantan la fábrica de bajones en 1862 y en 1864 la de
aceite industrial. Casi al mismo tiempo, emprende el Sr. Francés su negocio con
un modesto molino, ampliándose el 77 con la fábrica de chocolates, el 93 con la
Electra Fiterana y en 1902 reemplazando con cilindros a las piedras antiguas de
moler. Entre estas diversas épocas aparecen asimismo las fábricas de
aguardientes de Falces y Lahiguera, las de yeso de Larrea y Lesmes Fernández,
la de jabones de Palacios y Compañía, etc., etc. Algunas de éstas han
desaparecido; pero en cambio, posteriormente, se han edificado otras.
Ahora,, ¿en qué estado se hallan las
actuales existentes. Creo no faltar lo más mínimo a la verdad, si digo que la
industria fiterana se encuentra en la actualidad generalmente en un estado
floreciente y próspero. La elocuencia de los números lo corroboran dos
ejemplos, uno de la industria grande y otro de la pequeña, lo evidencian.
Según
los datos que se me acaban de proporcionar, el total de la fabricación diaria
del Sr. Francés, representante de la grande industria, es el siguiente:
Harina,
10.000 kilogramos. Chocolate, 1.500 libras. Suministro de energía eléctrica, 40
HP.
Y el pequeño industrial conservista
señor Yanguas, establecido el año pasado, piensa duplicar, esta misma campaña,
la fabricación de sus productos que fue en 1921 de 560 cajas (pimiento y
tomate).
Es,
pues, innegable, que la industria de Fitero progresa y adelanta, pregonando
implícitamente la laboriosidad y la energía de sus habitantes.
Con
todo no puedo dejar de significar mis temores de que no siempre suceda lo
mismo, si no se resuelven previa y satisfactoriamente los dos problemas
existentes sobre el tapete: el problema de la energía eléctrica y el problema
de los transportes. Es preciso que el Ayuntamiento se preocupe seriamente de
ellos (del primero sobre todo), porque de ellos depende, en un porvenir no
lejano, la vida o muerte de la industria fiterana.
COMERCIO. Si brillante y digno de toda
alabanza es el desarrollo de nuestra industria, no le va en zaga, ni mucho
menos, el de nuestro enorme y opulento comercio, regulador infalible de la
normalidad económica de Fitero. Claro que este desarrollo parece la cosa más
natural del mundo, como que es, en parte, consecuencia de la posición
geográfica que ocupa la villa, y que, por eso, le hace punto obligado de
tráfico entre castellanos y navarros. Sin embargo, esta consideración nada
resta a los encomios que nuestro comercio se merece, toda vez que, existiendo
siempre esa misma razón, lo lógico sería que el comercio en Fitero hubiera
estado siempre floreciente. Y, a pesar de esto, no es así; pues el comercio,
como la industria fiterana actual, es de origen muy reciente.
Las mejores casas comerciales no
cuentan más de 50 años. La del Sr. Armas data de 1881, la del Sr. Pina de 1884,
y así las demás. “El comercio (en Fitero) es casi nulo” – escribió en 870 el
distinguido cronista de los Baños, D. Tomás Lletget y Caylá. Hoy, sin embargo.
Tenemos, por ejemplo, la casa del Sr. Armas que emplea diariamente a once
dependientes y tiene 109 m2 de mostradores. Tenemos lujosos bazares, elegantes
zapaterías, ricos comercios de ultramarinos, etc., etc.,. que cada día y a cada
hora se ven concurridos y visitados por los vecinos y forasteros.
¡Y
cuánto más no lo serían si las vías de comunicación facilitaran más el acceso!
AGRICULTURA. Todos los autores que se
ocupan de Fitero, hacen grandes elogios de la fertilidad de sus campos y de los
variados productos que de ellos extrae la laboriosidad de los vecinos. Disponemos
de una extensión de terreno de
5.705´84´72 hectáreas y está evaluada nuestra riqueza agraria en 140.035´55
pesetas. Bastante más podría elevarse esta cantidad, si se intensificase la
repoblación forestal, si se extendiese más y más el regadío y se modernizasen,
en lo posible, los métodos de explotación y de cultivo. Aún así, puedo decir,
sin temor a equivocarme, que el progreso agrícola de Fitero es evidente. Hoy,
por de pronto, se cultivan algunos miles más de robadas de tierra que hace diez
años, y si hoy no recolectamos como entonces 12.000 kilogramos de cáñamo, cogemos
en cambio unos 160.000 decalitros de vino, que nos indemnizan sobradamente del
descendeos que pudiera ocasionar aquella pérdida ficticia en el barómetro de la
producción. No por esto quiero decir que estemos en el mejor de los mundos
posibles, ni que nuestra agricultura no tenga problema alguna que resolver, ni
forma alguna que adoptar. No. El problema de la extensión del regadío, sin ir
más lejos, está sobre el tapete hace basten, sin que hasta el presente se haya
hecho nada de provecho.
Claro
que para la solución de este problema se necesitan muchos miles y pesetas, y ni
el Ayuntamiento, ni las Juntas de los términos están sobrados de dinero.
GANADERÍA. Por doloroso que sea, hay
que confesar que, en esta parte, lejos de progresar lo más mínimo, hemos
descendido de un modo extraordinario. En 1847 había en Fitero, según Madoz, 8000cabezas de ganado
lanar. En 1870 éstas, según Lletget y Caylá, habían subido a 11.515, siendo el
total del ganado 12.365 cabezas, repartidas entre 469 propietarios. Hoy, según
el censo industrial y agrícola del presente año 1922, el total de cabezas de
ganado asciende solamente a 3.490, correspondiendo 2.699 al lanar, 227 al
cabrío, 41 al vacuno, 192 al asnal, 52 al caballar y 279 al mular. Nuestra
riqueza pecuaria asciende a 33.223,15 pesetas y la de pastos a 8.111,20
pesetas.
BANCA. Me parece completamente inútil
derrochar literatura para elogiar el estado floreciente de la Banca fiterana. Y
como en estas cuestiones los argumentos más convincentes y decisivos son los
números y las operaciones, allá van números y operaciones a porrillo.
CAJA DE CRÉDITO POPULAR. Existe desde
1905, afiliada a la Federación Católico-Social Navarra. Como el Sr. Urbina se
ocupa detalladamente del último balance, a fin de evitar repeticiones inútiles,
solo me permito apuntar el movimiento de fondos. Ahora bien: las entradas en
Cajas, durante el año 1921, han sido 479.097,23 pesetas. Las salidas de Caja:
476.434,04 pesetas.
LA AGRÍCOLA. Se abrió en Abril de 1919.
El balance de 1921 arroja 1.218.602 pesetas de imposiciones: 3.125.286,88
pesetas, de cuentas corrientes: y 668.529,87 pesetas de giros.
CRÉDITO NAVARRO. Se inauguró el 23 de
Junio de 1919. El movimiento total de 1919 arroja una suma de 5.800.562,40
pesetas. El de 1920, la arroja de 11.192.449,74 pesetas. Y, por fin, el de 1921
es de 11.752.836,61 pesetas. De éstas corresponden a cuentas corrientes
2.511.015,88 pesetas, y a imposiciones 514.000 pesetas.
CONCLUSIÓN. Al llegar al final de este
trabajo, sean mis últimas palabras de felicitación y de aliento para todos
aquellos valientes que, con la mano en la máquina, en la pluma o en la azada,
se esfuerzan por hacer de nuestro pueblo la villa más adelantada de Navarra.
1.- "Revista Fitero, 1922",
Desarrollo económico y financiero de la villa
Industria, Comercio,
Agricultura, Ganadería y Banca
Manuel García Sesma
Revista Fitero, 1922
Ha sido uno de los fines principales
que se han propuesto los directores de esta revista ilustrada, el dar sensación
al público en general y a sus paisanos en particular, de lo que es y de lo que
en la actualidad vale Fitero, haciendo una especie de recuento y un como a modo
de inventario de todos los valores que fijan y determinan, en cada momentos
histórico, la riqueza positiva de los pueblos. A este tenor, no podía faltar,
de manera alguna, en ella, un estudio o exposición de la potencialidad
económica y financiera de la villa, fiel reflejo de nuestro progreso en el
orden material.
Y
allá va, pues, inmediatamente, siquiera sea con la concisión natural que la
falta de espacio nos impone.
INDUSTRIA. La industria de Fitero es
relativamente moderna. Ninguna de las fábricas actuales se remonta más allá de
1860. Esto no quiere decir, en modo alguno, que, anteriormente a esta fecha, la
industria fiterana fuera nula por completo, ya que tengo datos positivos para
afirmar rotundamente que, bastantes años antes, cuando el pueblo solo tenía
2404 habitantes y 898 casas, habían montado nuestros abuelos una doble, colosal
industria, de paños y de alpargatas, que rivalizaban con las mejores similares
de toda la nación.
No se crea que exagero. En mis estudios
de investigación histórica por el intrincado laberinto de nuestro archivo
municipal, tuve ocasión de copiarlo hace dos meses, una estadística notable que
corrobora mis afirmaciones. Según esta estadística (1), en 1797 había en la
villa nada menos que 65 pelaires puros, 100 hilanderos de lana y 17 tejedores.
Total: 182 pañeros.
Y la industria de la alpargata ocupaba
diariamente a 57 maestros alpargateros, 69 jornaleros y trenceros, 40
capelladoras, 9 hiladores de cáñamo y 10 tejedores de lienzo. Total: 176
alpargateros.
Con todos estos datos, no es de
extrañar que D. Pascual Madoz pudiese afirmar todavía en su célebre Diccionario
que los paños de Fitero “estaban bien acreditados”, y que los productos
industriales de nuestros alpargateros se exportaban “a las provincias
limítrofes y a la Corte, y aún alguna vez a Portugal.” (2)
Sin embargo tales industrias, dado el
curso de los acontecimientos, no podían ser muy duraderas; y herida de muerte
la primera por la introducción de las máquinas, no tardó en desaparecer la
segunda hacia 1860
Entonces viene la moderna industria.
Abren esta etapa nueva los ascendientes
del Sr. Alfaro que levantan la fábrica de bajones en 1862 y en 1864 la de
aceite industrial. Casi al mismo tiempo, emprende el Sr. Francés su negocio con
un modesto molino, ampliándose el 77 con la fábrica de chocolates, el 93 con la
Electra Fiterana y en 1902 reemplazando con cilindros a las piedras antiguas de
moler. Entre estas diversas épocas aparecen asimismo las fábricas de
aguardientes de Falces y Lahiguera, las de yeso de Larrea y Lesmes Fernández,
la de jabones de Palacios y Compañía, etc., etc. Algunas de éstas han
desaparecido; pero en cambio, posteriormente, se han edificado otras.
Ahora,, ¿en qué estado se hallan las
actuales existentes. Creo no faltar lo más mínimo a la verdad, si digo que la
industria fiterana se encuentra en la actualidad generalmente en un estado
floreciente y próspero. La elocuencia de los números lo corroboran dos
ejemplos, uno de la industria grande y otro de la pequeña, lo evidencian.
Según
los datos que se me acaban de proporcionar, el total de la fabricación diaria
del Sr. Francés, representante de la grande industria, es el siguiente:
Harina,
10.000 kilogramos. Chocolate, 1.500 libras. Suministro de energía eléctrica, 40
HP.
Y el pequeño industrial conservista
señor Yanguas, establecido el año pasado, piensa duplicar, esta misma campaña,
la fabricación de sus productos que fue en 1921 de 560 cajas (pimiento y
tomate).
Es,
pues, innegable, que la industria de Fitero progresa y adelanta, pregonando
implícitamente la laboriosidad y la energía de sus habitantes.
Con
todo no puedo dejar de significar mis temores de que no siempre suceda lo
mismo, si no se resuelven previa y satisfactoriamente los dos problemas
existentes sobre el tapete: el problema de la energía eléctrica y el problema
de los transportes. Es preciso que el Ayuntamiento se preocupe seriamente de
ellos (del primero sobre todo), porque de ellos depende, en un porvenir no
lejano, la vida o muerte de la industria fiterana.
COMERCIO. Si brillante y digno de toda
alabanza es el desarrollo de nuestra industria, no le va en zaga, ni mucho
menos, el de nuestro enorme y opulento comercio, regulador infalible de la
normalidad económica de Fitero. Claro que este desarrollo parece la cosa más
natural del mundo, como que es, en parte, consecuencia de la posición
geográfica que ocupa la villa, y que, por eso, le hace punto obligado de
tráfico entre castellanos y navarros. Sin embargo, esta consideración nada
resta a los encomios que nuestro comercio se merece, toda vez que, existiendo
siempre esa misma razón, lo lógico sería que el comercio en Fitero hubiera
estado siempre floreciente. Y, a pesar de esto, no es así; pues el comercio,
como la industria fiterana actual, es de origen muy reciente.
Las mejores casas comerciales no
cuentan más de 50 años. La del Sr. Armas data de 1881, la del Sr. Pina de 1884,
y así las demás. “El comercio (en Fitero) es casi nulo” – escribió en 870 el
distinguido cronista de los Baños, D. Tomás Lletget y Caylá. Hoy, sin embargo.
Tenemos, por ejemplo, la casa del Sr. Armas que emplea diariamente a once
dependientes y tiene 109 m2 de mostradores. Tenemos lujosos bazares, elegantes
zapaterías, ricos comercios de ultramarinos, etc., etc.,. que cada día y a cada
hora se ven concurridos y visitados por los vecinos y forasteros.
¡Y
cuánto más no lo serían si las vías de comunicación facilitaran más el acceso!
AGRICULTURA. Todos los autores que se
ocupan de Fitero, hacen grandes elogios de la fertilidad de sus campos y de los
variados productos que de ellos extrae la laboriosidad de los vecinos. Disponemos
de una extensión de terreno de
5.705´84´72 hectáreas y está evaluada nuestra riqueza agraria en 140.035´55
pesetas. Bastante más podría elevarse esta cantidad, si se intensificase la
repoblación forestal, si se extendiese más y más el regadío y se modernizasen,
en lo posible, los métodos de explotación y de cultivo. Aún así, puedo decir,
sin temor a equivocarme, que el progreso agrícola de Fitero es evidente. Hoy,
por de pronto, se cultivan algunos miles más de robadas de tierra que hace diez
años, y si hoy no recolectamos como entonces 12.000 kilogramos de cáñamo, cogemos
en cambio unos 160.000 decalitros de vino, que nos indemnizan sobradamente del
descendeos que pudiera ocasionar aquella pérdida ficticia en el barómetro de la
producción. No por esto quiero decir que estemos en el mejor de los mundos
posibles, ni que nuestra agricultura no tenga problema alguna que resolver, ni
forma alguna que adoptar. No. El problema de la extensión del regadío, sin ir
más lejos, está sobre el tapete hace basten, sin que hasta el presente se haya
hecho nada de provecho.
Claro
que para la solución de este problema se necesitan muchos miles y pesetas, y ni
el Ayuntamiento, ni las Juntas de los términos están sobrados de dinero.
GANADERÍA. Por doloroso que sea, hay
que confesar que, en esta parte, lejos de progresar lo más mínimo, hemos
descendido de un modo extraordinario. En 1847 había en Fitero, según Madoz, 8000cabezas de ganado
lanar. En 1870 éstas, según Lletget y Caylá, habían subido a 11.515, siendo el
total del ganado 12.365 cabezas, repartidas entre 469 propietarios. Hoy, según
el censo industrial y agrícola del presente año 1922, el total de cabezas de
ganado asciende solamente a 3.490, correspondiendo 2.699 al lanar, 227 al
cabrío, 41 al vacuno, 192 al asnal, 52 al caballar y 279 al mular. Nuestra
riqueza pecuaria asciende a 33.223,15 pesetas y la de pastos a 8.111,20
pesetas.
BANCA. Me parece completamente inútil
derrochar literatura para elogiar el estado floreciente de la Banca fiterana. Y
como en estas cuestiones los argumentos más convincentes y decisivos son los
números y las operaciones, allá van números y operaciones a porrillo.
CAJA DE CRÉDITO POPULAR. Existe desde
1905, afiliada a la Federación Católico-Social Navarra. Como el Sr. Urbina se
ocupa detalladamente del último balance, a fin de evitar repeticiones inútiles,
solo me permito apuntar el movimiento de fondos. Ahora bien: las entradas en
Cajas, durante el año 1921, han sido 479.097,23 pesetas. Las salidas de Caja:
476.434,04 pesetas.
LA AGRÍCOLA. Se abrió en Abril de 1919.
El balance de 1921 arroja 1.218.602 pesetas de imposiciones: 3.125.286,88
pesetas, de cuentas corrientes: y 668.529,87 pesetas de giros.
CRÉDITO NAVARRO. Se inauguró el 23 de
Junio de 1919. El movimiento total de 1919 arroja una suma de 5.800.562,40
pesetas. El de 1920, la arroja de 11.192.449,74 pesetas. Y, por fin, el de 1921
es de 11.752.836,61 pesetas. De éstas corresponden a cuentas corrientes
2.511.015,88 pesetas, y a imposiciones 514.000 pesetas.
CONCLUSIÓN. Al llegar al final de este
trabajo, sean mis últimas palabras de felicitación y de aliento para todos
aquellos valientes que, con la mano en la máquina, en la pluma o en la azada,
se esfuerzan por hacer de nuestro pueblo la villa más adelantada de Navarra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario